Las relaciones interpersonales revelan el comportamiento de los individuos en función de ellos mismos y de los otros. En los primeros intentos, se oculta la realidad con la gran preocupación de la apariencia. A medida que se estrechan los vínculos, la posición defensiva cede lugar a la relajación emocional y, poco a poco, la máscara cae. Ese fenómeno es el resultado de la aproximación que el tiempo proporciona a la relación.
En las personas realizadas, saludables, la conducta se mantiene sin sorpresas, porque existe una interacción de su vivencia interior con la exterior, signo de verdadera madurez psicológica. Después del autoconocimiento que propicia la autoaceptación, el ser explora el exterior y se abre a experiencias, a vivencias nuevas y enriquecedoras.
La línea del equilibrio demarca su personalidad, sin excentricidades ni cambios bruscos, como los hay entre la exaltación y la depresión. Quien así actúa ha llegado a la plenitud e irradia ese estado de conquista como persona humana. En el comportamiento alternado, en el que el júbilo y la tristeza, la confianza y la sospecha, el amor y la animosidad se confunden, el autodescubrimiento y la inmadurez programan estados de inestabilidad, de desdicha, que conducen a enfermedades emocionales que son somatizadas y se manifiestan en el área orgánica con carácter destructivo.
Tales reflejos generan desequilibrios en las relaciones, que se agravan hasta llegar a ser desastrosos, empujando a sus víctimas hacia estados obsesivo-compulsivos o depresivos.
En tu ansia de crecimiento, experimenta tu realidad interior en contraste con la exterior. No te dejes perturbar por los individuos reaccionarios que se encuentran mal consigo mismos y vomitan mal humor contra los demás. Permanece cortés, para que no sea su estado bilioso el que condicione tu comportamiento. Por tu parte, no te transformes en una personalidad reaccionaria: aquella que está siempre reaccionando cuando podría y debería actuar. Tu acción y reacción expresan cómo eres interiormente, cómo sientes y cómo ves la realidad, lo que sucede en tu mundo íntimo. Por lo tanto, no desperdicies energías enmascarándote, sino aplícalas en el trabajo continuo de autoperfeccionamiento, de crecimiento interior, hasta que exteriorices tus conquistas con simpatía, cordialidad y amor.
Toda pretensión de modificar el mundo y hacerlo girar como te plazca, es pura alucinación. Sin embargo, si te dedicas a la transformación íntima, que se refleje en la alteración de otros comportamientos para mejor, lograrás alcanzar la verdadera meta de la madurez psicológica. Con esa profundización en el yo espiritual, la salud integral será tu amiga en la gran propuesta que te lleva en busca de tu realización personal y humana.
Jesús nunca se humilló delante de los falsos poderosos o de clases y economías más importantes. Tampoco se tornó prepotente delante de los débiles y sufrientes. La línea de equilibrio entre Su interior y Su exterior demostró Su superioridad moral, espiritual e intelectual, que Lo convierte en Modelo en todos los aspectos, para todos nosotros, y en ejemplo de perfecta madurez psicológica, que conduce a la plenitud.
El equilibrio divino me mantiene en armonía. Me introduzco en mí para conocerme. Me exteriorizo para ofrecerme. Tengo necesidad de ser generoso en relación a mí mismo, al prójimo y a la Vida. El equilibrio divino me tocó suavemente, como la Primavera que acaricia el capullo de rosa, y me ha hecho florecer totalmente.
Espíritu :Joanna de Ángelis
Médium: Divaldo Pereira Franco
Extraído del libro "Momentos de salud"
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PNEUMATOFONÍA.
Los Espíritus pueden producir ruidos y dar golpes,pueden también hacer oír gritos de cualquier naturaleza y sonidos vocales imitando la voz humana, a nuestro lado o en la vaguedad del aire; este es el fenómeno que designamos bajo el nombre de pneumatofonía. Según lo que conocemos de la naturaleza de los Espíritus, se puede pensar que algunos de entre ellos, cuando son de orden inferior, se hacen ilusión y creen hablar como cuando
vivían.
Será preciso, sin embargo, guardarse de tomar por voces ocultas todos los sonidos que no tienen causa conocida, o simples zumbidos de oídos, y sobre todo de creer que haya la menor verdad en la especie vulgar de que el oído que zumba nos advierte que se habla de nosotros en alguna parte. Esos zumbidos cuya causa es puramente fisiológica, no tienen, por otra parte, ningún sentido,mientras que los sonidos pneumatofónicos expresan pensamientos y sólo por esto se puede reconocer que son debidos a una causa inteligente y no accidental. Se puede tomar como principio que los efectos notoriamente inteligentes son los únicos que pueden atestiguar la intervención de los Espíritus; en cuanto a los otros hay al menos cien probabilidades contra una que se deben a causas fortuitas.
151. Acontece bastante a menudo que dormitando se oyen pronunciar palabras claras, nombres, algunas veces frases enteras, y bastante fuertes que nos despiertan con sobresalto. Aunque puede suceder que en ciertos casos sea esto una manifestación muy real, este fenómeno nada tiene que sea bastante positivo para que no se pudiese atribuir a una causa análoga a la que hemos manifestado en la teoría de la alucinación, capítulo VII, números 111 y siguientes. Además de que lo que se oye de esta manera, no tiene ninguna ilación; no sucede lo mismo cuando a uno se le despierta de repente, porque entonces si es un Espíritu quien se hace oír,casi siempre puede cambiar con él algunos pensamientos y
mantener una conversación regular.
Los sonidos espiritistas o pneumatofónicos tienen dos maneras bien claras de producirse; algunas veces es una voz íntima que resuena en el interior; pero aunque las palabras sean claras y distintas, sin embargo nada tienen de material; otras veces son exteriores y tan distintamente articuladas, como si proviniesen de una persona que se tuviera a nuestro lado.
De cualquier manera que se produzca, el fenómeno de la pneumatofonía es casi siempre espontáneo y solo puede ser provocado con rareza.
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.
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Individualidad de los espíritusTodos los espíritus son individuales, el alma es un ser moral distinto independiente de la materia y que conserva su individualidad después de la muerte. Los Espíritus somos obra de Dios, somos su creación. Nuestro origen está en Él, y nuestro camino evolutivo nos acerca a Dios, pero los Espíritus Superiores nos aclaran y recuerdan que no somos Dios. Que somos espíritus es presto adelantamiento, evolucionando a diario respecto a nuestra Moral. Los espíritus siguen siendo espíritus individuales encarnados o no siguen su esencia primera. El hecho de conservar la individualidad será muy importante para darnos cuenta de que el ser humano tras la muerte no sólo conserva su ser individual y su memoria, sino también sus particularidades y antipatías, sus agrados y los rasgos de su personalidad, y sigue siendo lo quién era. Cuando un Espíritu se manifiesta y se comunica con alguien encarnado, puede verse con una apariencia semejante a cuando estaba con vida, y fácilmente reconocible para sus seres queridos.
Kardec preguntó sobre este punto a los Espíritus Superiores, que le confirmaron que los Espíritus aunque no tengan un cuerpo físico tienen una envoltura de fluido que tiene un aspecto similar al de la última vida. El vínculo que une el cuerpo etérico y el cuerpo astral es el cordón de plata.
¿QUE ES CORDÓN DE PLATA? Hilo elástico plateado que es extensible hasta el punto de que por mucho que se separe el cuerpo astral del cuerpo físico, el cordón siempre da de sí lo necesario, ya que precisamente este es su cometido: facilitar al cuerpo astral una movilidad ilimitada en el plano astral. Esto es una similitud que podríamos decir que puede parecerse al cordón umbilical que une a la madre y a su bebé hasta el momento del nacimiento de éste. Dato importante, Ante cualquier amenaza o sobresalto, el cordón se recoge en un instante y se introduce en el cuerpo físico. El Cordón de Plata une la Supraconsciencia o Ser Superior con el cuerpo humano, y las impresiones van de un lado a otro durante todos y cada uno de los segundos de la vida terrenal del cuerpo. Impresiones, lecciones, órdenes y, de vez en cuando, alimento espiritual proceden del Ser Superior hacia el cuerpo humano. Cuando el cuerpo muere, el Cordón de Plata se corta y el cuerpo humano es dejado aparte, como si fuera ropa vieja e inservible que ya terminó su función, mientras el espíritu continúa. A lo largo de nuestro camino de evolución en este plano tierra a la medida que avanzamos y crecemos espiritualmente, nuestros cuerpos sutiles van al mismo tiempo evolucionando y perfeccionándose también. No podemos ser siempre seres estáticos o inertes, porque no es la función de la vida espiritual encarnada, somos seres siempre en proceso de ir evolucionando, movilizándonos cada vez, hasta alcanzar la necesaria ascendencia espiritual y lograr alcanzar el grado de elevación que necesita Dios de sus espíritus. De acuerdo a la vida espiritual, todos sabemos que Los espíritus existen desde siempre y que siempre han sido individuales, que siempre han intentado contactarse con los seres encarnados, para facilitarles los conocimientos y los mensajes de la divinidad. La finalidad de Dios al crear a los espíritus va en concordancia con la naturaleza del desarrollo de los mismos, Cada encarnación en este plano es una prueba más, el referirnos a estas etapas se considera una propuesta de que cada vez que encarnamos vamos en proceso evolutivo, nunca degradar, e ir aprendiendo y mejorando. Si en las vidas pasadas quedo algo pendiente tenemos por razón mejorar esas faltas, pero como no nos acordamos que hicimos mal en las antiguas vidas, nos llega por intuición o por señal interior que algo está mal y que debemos mejorarlo, pero si insistimos a pesar de esos mensajes a nuestra mente y estamos sujeto a sufrir por las malas decisiones, he ahí que no debemos ni culpar a Dios , ni a los cercanos, porque la mayor de las veces que nos ha pasado algo es porque hemos tomado una mala decisión, esto quiere decir “Causa y afecto” Planteando desde el punto de vista de la existencia terrenal, cada día nacen niños, y mueren otros seres ya sean por accidentes, por enfermedades o por catástrofes. Pensando en este proceso la vida es el comienzo de otra existencia para mejorarla, mientras seamos niños es muy difícil entender las dificultades del plano, ya adultos empezamos a diferenciar lo que en verdad Dios quiere de nosotros, la evolución del ser humano depende de las buenas decisiones y no de un invento o un evento importante. Sino de la Moral y El bien común. Que van de la mano con la caridad, el amor, la humildad y el respeto a todos los seres vivos del planeta sin distinción. Pensamos de porque muere tanta gente buena y quedan los malos. Eso es muy claro, el ser humano debe ir en proceso de evolución, cuando más elevado su espíritu, ya no necesita más estar habitando un mundo imperfecto y debe hacer otras cosas en el plano inmaterial espiritual. Hay otros trabajos allá en el universo para ese ser, que ya cumplió con la meta evolutiva, que podrá ya no reencarnar más en la tierra, pero si podría ir a otros mundos superiores y quizás solo venir de visita a este mundo para ayudar a los seres humanos a mejorar (espíritus encarnados) El resto de los seres deben aun seguir pasando esta existencia, hasta arrepentirse, pero si no lo hace hasta desencarnar, estarán por un tiempo como espíritus errantes, hasta lograr restablecer su conducta moral y de nuevo encarnar en la tierra para mejorarse.
NOTA: de un ESTRACTO DEL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
(227. ¿De qué modo se instruyen los espíritus errantes, pues sin duda no lo hacen de la misma manera que nosotros?
- Estudian su pasado y buscan los medios de elevarse. Ven, observan lo que ocurre en los lugares que recorren. Escuchan los discursos de los hombres esclarecidos y los consejos de los Espíritus más elevados que ellos, y esto les da ideas que no tenían. )
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Es mejor perder algo en un disputa a que te sujetes en una lucha más perjudicial, que te traerá daños mayores.
No se trata de tener miedo, pero si de poseer sabiduría.
El hombre pacifico es feliz y las cosas fútiles no lo pueden perturbar.
El problema es de elección. ¿Qué será mejor: ganar un altercado para no ser un ignorante o bobo, o "perderlo", siendo prudente y sabio?
La cordura siempre vence. Lo que no se logra exteriormente, se consigue con paz interior. - Joanna de Angelis-
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Yo, mi cuerpo, mi espiritu
El hombre encarnado nos es un cuerpo que tiene un espíritu, sino un espíritu que ocupa, temporáneamente un cuerpo. Su origen es espiritual y no prioritariamente material, como es costumbre tratarlo.
Creados por Dios en día que se pierde en la eternidad del tiempo, durante largo período vivimos solamente como un principio espiritual, buscando los primeros conocimientos.
Preparados para vivir en el mundo de los hombres, nosotros, espíritus, pasamos a utilizarnos de un cuerpo físico, una organización perfecta, que nos permite aprender, enseñar, recibir y servir, en la búsqueda de la evolución.
Espíritus todavia retrasados, vivimos como hombres de las cavernas, en la Tierra o en otros mundos, cuando nuestra prioridad era procrear, comer y sobrevivir. Posteriormente, otros valores se incorporaran a nuestros deseos y hoy, en un mundo de mucho dolor, de tentaciones, deseamos avanzar lo cuanto podamos.
Es innegable que el Espiritismo nos ofrece rumbos más directos para ese crecimiento, porque más que mostrarnos las implicaciones que nuestras actitudes tienen en la vida presente, alértanos para las consecuencias de esas actitudes en el mundo espiritual y en las próximas encarnaciones.
Todas las campañas contra los vicios enfatizan los males que ellos provocan en el cuerpo, lo que no se puede negar. El fumante compromete el pulmón, la garganta, el sistema circulatorio. El que toma, lesiona el hígado, lengua, puede tener espasmos cerebrales. Quien practica el sexo sin responsabilidad, puede transformarse en un maníaco, lo que lo lleva al estupro y las habituales promiscuidades, de todos los tipos. El drogado será siempre un alienado y por no dominar su voluntad tendrá actitudes irresponsables e inexplicables. Todo por la dependencia química.
Lo peor de esa dependencia es la comprobación de la incompetencia del individuo para resistir al arratramiento de los vicios. Alguién que no pase sin su taza de café después del almuerzo, o no pueda dispensar el postre, es también un dependente químico. Si los males no tienen la misma intensidade de los causados por las drogas, espiritualmente representan la misma esclavitud.
Es recomendable que una vez o otra cambiemos nuestras costumbres para mostrar al cuerpo, pués es el que exige la dosis diaria de químicos, que la soberania es del espíritu. El es el señor y no el esclavo.
Por las razones mencionadas, no es lógico que tratemos a nosotros mismos como el nuestro espíritu. Da la impresión que somos tres, como la "Santísima-Trindad": Yo, mi cuerpo y mi espíritu. O sea, yo mando en los dos, en el cuerpo y en el espíritu, definiendo lo que es mejor para ambos. Y cuando yo muera, mi cuerpo se deshace y "mi espíritu" que trate de resolver sus problemas y enfrente las responsabilidades por los errores que cometió.
Cuando ese lenguaje sea diferente, yo diré mi cuerpo, pero jamás mi espíritu. Mi espíritu será sustituido por "yo". Asi, diré que el trabajo en favor del prójimo es importante para mi evolución (no para la evolución de mi espíritu) y será normal decir que el cuidado con la higiene es fundamental para la salud de mi cuerpo. La conscientización de que el "yo espiritual" seguirá viviendo y hoy el está preparando su futuro frente a la eternidad, dará a cada uno de nosotros una definitiva responsabilidad. Somos nosotros que vamos responder y reencarnar. No "mi espíritu".
Puede parecer dispensable esa advertencia, pero la cultura religiosa de veinte siglos nos ha enseñado todo de manera deturpada. Ni mismo que reencarnaríamos nos informaron. Sugerieron que aprovechásemos la vida al máximo porque al morir todo se acababa. No habia razón para luchar, mejorar, ser desprendido, ayudar al otro, si al final todos tendriamos la misma suerte. Por esa razón, a partir del lenguaje nace la concientización. Hablaremos de nosotros, no de un hipotético "nuestro espíritu". Nos convenceremos de que estamos viviendo la preparación de nuetro futuro y no de un ser que se transforma en humos o se pierde como gota en el océano. El futuro será bueno o malo, conforme lo programarmos. Material y espiritualmente.
Cuando conjugamos el verbo, empezamos por "yo". Cuando hablamos una frase, nos ponemos siempre en la frente. Está ahi un velado egoísmo, sin que percibamos. Raros son los que dicen "Mi amigo y yo fuimos". Pero es indiferente, diran. Parece indiferente, pero la verdade es que nosotros nos ponemos siempre antes de los otros.
Vivimos esclavos de las costumbres y ellas determinan lo que somos. A partir de las expresiones de lenguaje, podremos cambiar conceptos y comportamientos.
En ese día no más diremos "mi espíritu precisa evolucionar. Afirmaremos, con seguridad, "yo preciso evolucionar".
El hombre encarnado nos es un cuerpo que tiene un espíritu, sino un espíritu que ocupa, temporáneamente un cuerpo. Su origen es espiritual y no prioritariamente material, como es costumbre tratarlo.
Creados por Dios en día que se pierde en la eternidad del tiempo, durante largo período vivimos solamente como un principio espiritual, buscando los primeros conocimientos.
Preparados para vivir en el mundo de los hombres, nosotros, espíritus, pasamos a utilizarnos de un cuerpo físico, una organización perfecta, que nos permite aprender, enseñar, recibir y servir, en la búsqueda de la evolución.
Espíritus todavia retrasados, vivimos como hombres de las cavernas, en la Tierra o en otros mundos, cuando nuestra prioridad era procrear, comer y sobrevivir. Posteriormente, otros valores se incorporaran a nuestros deseos y hoy, en un mundo de mucho dolor, de tentaciones, deseamos avanzar lo cuanto podamos.
Es innegable que el Espiritismo nos ofrece rumbos más directos para ese crecimiento, porque más que mostrarnos las implicaciones que nuestras actitudes tienen en la vida presente, alértanos para las consecuencias de esas actitudes en el mundo espiritual y en las próximas encarnaciones.
Todas las campañas contra los vicios enfatizan los males que ellos provocan en el cuerpo, lo que no se puede negar. El fumante compromete el pulmón, la garganta, el sistema circulatorio. El que toma, lesiona el hígado, lengua, puede tener espasmos cerebrales. Quien practica el sexo sin responsabilidad, puede transformarse en un maníaco, lo que lo lleva al estupro y las habituales promiscuidades, de todos los tipos. El drogado será siempre un alienado y por no dominar su voluntad tendrá actitudes irresponsables e inexplicables. Todo por la dependencia química.
Lo peor de esa dependencia es la comprobación de la incompetencia del individuo para resistir al arratramiento de los vicios. Alguién que no pase sin su taza de café después del almuerzo, o no pueda dispensar el postre, es también un dependente químico. Si los males no tienen la misma intensidade de los causados por las drogas, espiritualmente representan la misma esclavitud.
Es recomendable que una vez o otra cambiemos nuestras costumbres para mostrar al cuerpo, pués es el que exige la dosis diaria de químicos, que la soberania es del espíritu. El es el señor y no el esclavo.
Por las razones mencionadas, no es lógico que tratemos a nosotros mismos como el nuestro espíritu. Da la impresión que somos tres, como la "Santísima-Trindad": Yo, mi cuerpo y mi espíritu. O sea, yo mando en los dos, en el cuerpo y en el espíritu, definiendo lo que es mejor para ambos. Y cuando yo muera, mi cuerpo se deshace y "mi espíritu" que trate de resolver sus problemas y enfrente las responsabilidades por los errores que cometió.
Cuando ese lenguaje sea diferente, yo diré mi cuerpo, pero jamás mi espíritu. Mi espíritu será sustituido por "yo". Asi, diré que el trabajo en favor del prójimo es importante para mi evolución (no para la evolución de mi espíritu) y será normal decir que el cuidado con la higiene es fundamental para la salud de mi cuerpo. La conscientización de que el "yo espiritual" seguirá viviendo y hoy el está preparando su futuro frente a la eternidad, dará a cada uno de nosotros una definitiva responsabilidad. Somos nosotros que vamos responder y reencarnar. No "mi espíritu".
Puede parecer dispensable esa advertencia, pero la cultura religiosa de veinte siglos nos ha enseñado todo de manera deturpada. Ni mismo que reencarnaríamos nos informaron. Sugerieron que aprovechásemos la vida al máximo porque al morir todo se acababa. No habia razón para luchar, mejorar, ser desprendido, ayudar al otro, si al final todos tendriamos la misma suerte. Por esa razón, a partir del lenguaje nace la concientización. Hablaremos de nosotros, no de un hipotético "nuestro espíritu". Nos convenceremos de que estamos viviendo la preparación de nuetro futuro y no de un ser que se transforma en humos o se pierde como gota en el océano. El futuro será bueno o malo, conforme lo programarmos. Material y espiritualmente.
Cuando conjugamos el verbo, empezamos por "yo". Cuando hablamos una frase, nos ponemos siempre en la frente. Está ahi un velado egoísmo, sin que percibamos. Raros son los que dicen "Mi amigo y yo fuimos". Pero es indiferente, diran. Parece indiferente, pero la verdade es que nosotros nos ponemos siempre antes de los otros.
Vivimos esclavos de las costumbres y ellas determinan lo que somos. A partir de las expresiones de lenguaje, podremos cambiar conceptos y comportamientos.
En ese día no más diremos "mi espíritu precisa evolucionar. Afirmaremos, con seguridad, "yo preciso evolucionar".
- Octávio Caúmo Serrano, Brasil
(Del periódico "Revista Internacional de Espiritismo", ed. "O Clarim" - número 11,
(Del periódico "Revista Internacional de Espiritismo", ed. "O Clarim" - número 11,
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Imágenes que “sangran” o lloran, ¿ fraude o milagro ?
Todo lo que existe en el universo, obedece a unas leyes naturales que les hacen existir y funcionar de determinada forma. El ser humano desde este pequeñísimo planeta que habitamos y que llamamos Tierra, conoce algunas de estas leyes, pero sin duda aún estamos lejos de conocerlas todas y menos aún en profundidad.
La cuestión es que ante aquellos fenómenos cuyas leyes y causas ignoramos, les hemos puesto la etiqueta de “ sobrenaturales” o “milagrosos”, pretendiendo así diferenciar lo que comprendemos como natural y lo que no lo parece por escapar a la razón de los seres humanos Y es que una cosa es lo frecuente y otra lo natural. Este fenómeno, como todos, no es frecuente, pero ello no significa que no sea absolutamente natural, aunque su proceso sea ignorado por el ser humano.
Dios, que es el Principio Perfecto e Inmutable de toda la Creación, no puede haber hecho una Creación perfecta, regida por unas leyes naturales perfectas, y al tiempo estar dispuesto a romperlas, violarlas o rectificarlas en determinados casos para impresionar al ser humano que habita este insignificante planeta. Así todo lo que es etiquetado como “sobrenatural”, o por encima de lo que es natural, sencillamente no puede existir por ilógico. Todo cuanto existe es natural con unas leyes que conocemos o que aun con nuestra avanzada ciencia, todavía no conocemos.
En esta clase de fenómeno, bastante frecuente por diversas partes del mundo, lo primero que deseo resaltar es precisamente que no se trata de un hecho milagroso o sobrenatural relacionado con la religión , puesto que el que ante unos hechos semejantes no se conozca cuales son sus causas, no significa que no estén regidas también por unas leyes que no escapan a la Naturaleza, aunque estas leyes por ser de índole espiritual no se hayan investigado aún lo suficiente y escapen todavía al conocimiento científico humano.
También es frecuente en esta clase de hechos, el fraude con fines finalmente lucrativos, incentivando y explotando la credulidad y la buena fe de las personas dispuestas y deseosas de que el milagro sea real y se reproduzca reafirmando sus creencias, fortaleciendo su fe, sin tener en cuenta el dinero que de sus bolsillos saldrá, unas veces como peregrinos-turistas y otras como compradores de “souvenirs” y recuerdos del “milagro” que se produjo con tal o cual imagen religiosa protagonista del fenómeno en determinado lugar. Por eso, ante “fenómenos” de esta clase lo primero que se requiere es hacer una investigación seria que permita descartar el truco de magia o predistigitación, así como el fraude o engaño.
En los casos que se tenga que descartar el fraude, tal vez se esté ante una variedad del fenómeno de “Aportes”, en donde probablemente se produzca en primera instancia una desmaterialización de sangre o lágrimas humanas, procedentes de un lugar y persona remotos, a través de unos mecanismos desconocidos; una vez desmaterializados estos líquidos orgánicos, podrían, por la fuerza mental de un Ser espiritual superior, ser trasladados hasta el lugar del milagro, y allí de nuevo materializados por la misma voluntad espiritual superior durante un tiempo más o menos limitado, pero que a veces suele ser bastante prolongado. Es de tener en cuenta que ciertos Seres del plano espiritual, cuando ya han alcanzado cierto nivel evolutivo bastante elevado en comparación al del ser humano de la Tierra, posiblemente tengan unos conocimientos y dominen unas técnicas con la materia y las energías, que nosotros aun no imaginamos.
También este fenómeno podría tener mucho que ver con un fenómeno de ideoplastia causado por la imagen mental subconsciente de alguna persona que la ha visto o imaginado antes. La ideoplastia supone la capacidad de la mente de poder plasmar en forma material las imágenes obtenidas o creadas por ella. Esto ya no es de extrañar por nadie, pues es popularmente sabido que la mente es capaz de irradiar una poderosa energía que puede actuar sobre las materias.
El fenómeno es de carácter mediúmnico, pues siempre cerca del mismo hay alguna persona sensitiva o con la facultad correspondiente, que aun sin saberlo ella misma, lo causa o facilita a través de la energía psíquica que conlleva su mediumnidad.
El ignorar la realidad espiritual o el no creer en estas cosas, parece ser que está de moda en nuestros días, y se prefiere creer que estas cosas en la realidad solo son fantasía o fraude y que no existen. Para los escépticos que se atrincheran detrás de un racionalismo exagerado, los relatos e incluso fotografías de cuadros de Vírgenes o de Santos, o de sus estatuas de madera o escayola que sudan o lloran sangre, no son otra cosa que leyendas supersticiosas inaceptables. Pero sin embargo han existido y aún existen muchas pruebas de que estas cosas suceden realmente.
En la historia podemos encontrar numerosos casos de manifestación de este fenómeno. Citamos algunos de ellos:
En la época en que san Francisco Javier estaba predicando en el Lejano Oriente, creando nuevas misiones de una isla a otra, una talla gótica de un Cristo, comenzó a sangrar en el castillo donde este santo nació (Navarra). Coincidiendo con la fecha de la muerte de este santo en diciembre de 1551, la talla comenzó a sudar sangre a las nueve de la noche, y después se siguió repitiendo este “prodigio” todos los viernes a esa misma hora. Estos hechos se repitieron hasta bien entrado el siglo XVII.
Cerca de un pueblecito llamado Ampuero (Santander), hay una talla del Santo Cristo de la Agonía que desde 1919 mueve los ojos y suda sangre casi a diario. Existe un libro de registros en la parroquia en donde se encuentra, lleno de firmas de personas que han pasado por allí y han sido testigos del “milagro”.
En la iglesia de Porto das Caxias (Brasil), existe un crucifijo de 300 años de antigüedad que empezó a sangrar en 1968. Por la fe que despertó, se registraron muchas curas milagrosas, y la sangre fue analizada y reconocida como auténtica y de origen humano.
En la iglesia de San Ignacio en Roma, un crucifijo sangró en 1959, conservándose fotografías y testimonios de este hecho....
En el año 1979 una estatua de bronce que representaba una mujer japonesa, lloró diez días antes del accidente nuclear de Pensilvania; anteriormente lloró la noche del 6 de agosto de 1945, coincidiendo con el desastre de la bomba nuclear que destruyó Hiroshima
Recientemente , pocos años atrás, fue muy popular en todos los medios de comunicación, el caso de una imagen de una Virgen, que procedía de Medjugorge (Yugoeslavia), y que estando instalada en el jardín de una familia de Civitavecchia (Roma), lloró sangre y lágrimas delante de numerosos testigos, e incluso en las manos del obispo que se resistía a aceptar la realidad del caso, durante el trayecto cuando la trasladaba a analizar, certificando los resultados de estos análisis la autenticidad de los fluidos humanos emitidos.
Durante los años 50 un médico italiano llamado Piero Casoli, estudió durante mucho tiempo todos estos casos, y finalmente llegó a la conclusión de que este fenómeno ocurría, solo en Italia, un promedio de dos veces al año.
Estos fenómenos, de los que existen registrados tal vez cientos de ellos, no solamente han ocurrido en estatuas e imágenes religiosas, sino en otros elementos religiosos ,tal como las “hostias “ de la misa católica cuando han aparecido manchadas de sangre fresca, como por ejemplo cuenta la tradición que sucedió en el Santuario de Sta. María la Real del Cebrero (Lugo), en el siglo IX .
Indudablemente se adivina una finalidad común en los por qué de la existencia de estos fenómenos y su repetida manifestación, cual es promover la fe religiosa y el arrebato de elevar la mirada al cielo y cambiar las vidas de miles de personas que con el fervor religioso transforman para bien sus hábitos y costumbres.
Jose Luis Martín-
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