miércoles, 26 de enero de 2011

Drogas


El problema de las drogas, afecta a la armonía social y moral de las criaturas, sobre todo a los jóvenes, por todo el mundo.


Las causas básicas de las deserciones humanas a la responsabilidad yacen en los conflictos espirituales del ser que aun transita por las manifestaciones primitivas de la razón.

Espiritualmente atrasado y sin fijaciones de los valores morales que son los que dan resistencia para la lucha, el hombre moderno, que a obtenido tantas conquistas, no consiguió aun conquistarse a si mismo. Logró grandes victorias sin alcanzar la paz intima, padeciendo los efectos de los intentos tecnológicos sin los correspondientes valores del respaldo moral. Creció horizontalmente de la inteligencia sin desarrollar la verticalidad del sentimiento elevado. Como resultado, no resiste a las presiones, se desequilibra con facilidad y huye en la búsqueda del alcohol, del tabaco, las drogas alucinógenas de naturaleza tóxica…

“Atado al ambiente de donde precede, se mantiene psíquicamente en sintonía con los sitios, no siempre felices, donde residió en el Más Allá antes de ser enviado a la reencarnación compulsiva.

Para promover el progreso moral del planeta, millones de Espíritus han sido transferidos de las regiones atormentadas, donde permanecían, para la improrrogable reencarnación, a través de la cual pueden regenerarse y cambiar el paisaje mental, aprendiendo con la convivencia social, los procesos que los pueden llevar a situaciones menos torpes. Entre tanto esclavitudes viciosas, resultantes de la situación en que vivían les dan la firmeza que asumen, cayendo en la trampa de la toxicomanía.

El uso de las drogas es muy antiguo, variando los motivos de acuerdo con el estado evolutivo de cada pueblo, no obstante, siempre de resultados negativos. Religiosos y anacoretas, guerreros y filósofos, pobres y ricos en diferentes periodos de la Historia se valieron de las sustancias vegetales y emanaciones químicas, de resinas y de raíces para alcanzar los deseos emocionales que no conseguían por los métodos normales, o para abrir las puertas del entendimiento para los viajes místicos, el aumento del valor, el olvido…

En el mundo occidental es indiscriminado el uso de sustancias y vegetales tóxicos, en una forma casi generalizada.

El desprecio por la vida, la búsqueda del aniquilamiento resultante de filosofías apresuradas, sin estructura lógica ni ética, son responsables por el progresivo consumo de tóxicos de cualquier naturaleza.

El egoísmo es responsable por la inconformidad y por la prepotencia, por la voluptuosidad de los sentidos y por la indiferencia hacia el prójimo. El hombre sufre de perplejidades que lo atemorizan, desconfiando de todo y de todos, se entrega a los excesos, huyendo de la responsabilidad a través de las drogas.

A falta de líderes nobles, con significativas excepciones, caen en las redes bien urdidas por los falsos lideres carismáticos de naturaleza meramente personal. Son escasas las inteligencias inclinadas hacia el bien común y dedicadas a los valores más nobles de la vida, que atraigan la atención haciéndose ejemplos dignos de ser imitados, frente a las justas alegrías y venturas que propicien y disfruten.

Esos individuos podrían trabajar con ahínco para la cura de los canceres sociales, ennobleciendo a la entidades educacionales y domésticas responsables por la preparación y cultivo de mentes en formación.

El progreso tecnológico se convierte, a menudo, en una amenaza, en un monstruo devorador, si no es moderado en sus limites y en el tiempo apropiado. La automatización sustituye al hombre en muchos menesteres y la ociosidad y el desempleo enferma el sistema nervoso de los que se detienen y atormentan a quienes se esfuerzan en el trabajo.

“Los hombres se separan, distanciados por la lucha que emprenden; se unen por la necesidad del juego de los placeres y en esa dualidad de la conducta, la carencia afectiva y la soledad, instalan sus arsenales de miedo, de rebeldía y dolor, que propician la fuga hacia las drogas. Huyen de un estado o situación, buscando inconscientemente alguna cosa; algo; seguridad, auxilio, amistad, cosa que los tóxicos no le pueden dar.

Es imprescindible que el hombre se valorice, extrayendo de él los valores que yacen en su interior, manifestación de Dios que él no ha sabido extraer ni buscar, por estar guardados muy íntimamente, como desafió final para su salvación del caos.

Es necesaria una vida sana, conforme la moral de Cristo. , la educación en libertad con responsabilidad; la valoración del trabajo como método digno de afirmación de la criatura humana; la orientación moral más segura en el hogar en la escuela, mediante los ejemplos de los educadores y de los padres; la necesidad de vivir con moderación, enseñar que nadie se encuentra en plenitud y demostrar esa verdad a través de los hechos diarios con los que se evitaran sueños y curiosidades, lujo y ansia de disipaciones por parte de los niños y jóvenes; la orientación adecuada a las personalidades psicópatas desde temprano; los ambientes sanos y las lecturas edificantes, considerándose que no toda la humanidad puede ser encuadrada en la literatura sórdida de la “contra cultura”, de los libros groseros, violentos y escritos con fines mercenarios, en razón de las altas dosis de extravagancia y vulgaridad de los que son portadores. Junto a estas terapias básicas, añadir el ejercicio de la disciplina de los hábitos, mejor entendimiento entre los padres y maestros, una mayor convivencia de estos con los hijos y alumnos, el despertar y cultivo de ideales entre los jóvenes…

“Y el despertar espiritual de la vida, que demuestra la preexistencia del alma al cuerpo y su supervivencia después de la muerte. Cuanto más materialista sea la comunidad, mas se manifiesta extenuada, desequilibrada y sus miembros consumidores de drogas y sexo negligente, sufren más altas cargas de violencia, de agresividad, que conducen a elevados índices de homicidio, de suicidio y de corrupción.

El Espiritismo posee recursos psicoterapéuticos valiosos como medio preventivo y tratamiento en el uso de las drogas y otros vicios. Con du filosofía estructurada en la realidad del espíritu, la educación tiene primacía en todos los intentos y las técnicas del conocimiento de las causas de la vida ofrecen resistencia y dan fuerza para una conducta sana.

La oración, el pase, la magnetización del agua, la adoctrinación del individuo son medicina muy saludable para obtener la desobsesión y el socorro espiritual a estos enfermos, que no debemos olvidar , merecen todo nuestro respeto, atendiéndoles con cariño y tratando de dignificarlos, instalándolos para su recuperación, al mismo tiempo que le apliquemos los recursos espiritas y evangélicos de resultados saludables.


Trabajo extraído del libro:
En las fronteras de la Locura, de Divaldo Pereira Franco

Realizado por Merchita

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