INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Arrepentimiento
2.- Los falsos profetas
3.-¿ Cual es el propósito de la encarnación?
4.- La castidad
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ARREPENTIMIENTO
( Comunicado mediúmnico )
Benditos seáis todos.
En el nombre de Dios voy a contaros mi triste historia de mi Vida Terrenal, en la última encarnación que tuve.
Durante mi vida no fui por el camino del bien, pues cometí un pecado muy grande a los ojos de Dios. Uno de los mandamientos de la Ley Divina es "no cometerás adulterio", ni desearás lo que no es tuyo. Ahora estoy pagando todas mis deudas del pasado por la prueba del remordimiento de conciencia, sufriendo todo aquello que hice pasar.
Yo era en la otra vida; ya sabéis a la que me refiero, a la Vida Terrenal, una de tantas mujeres que les gusta meterse en la vida de dos, de un matrimonio; yo destrocé un hogar, haciendo sufrir a hijos, esposa, a tal punto que se separaron: Después no seguí con ese hombre y fui destrozando otros tantos matrimonios, mas al final de la historia que estoy contando os diré para ser breve, que desencarné sola, enferma y abandonada, y después de haber hecho daño a tantos matrimonios, ahora me doy cuenta del mal que hice y por mi egoísmo, desaproveché mi última encarnación, la cual Dios Todopoderoso me concedió para mi bien y la utilicé para sembrar lágrimas.
Hermanos, quiero que sepáis que me arrepiento de todos mis pecados en mi Vida Terrenal y ahora desde esta Vida Espiritual, veo las cosas de otra manera y espero con ansia que el Padre Celestial tenga la misericordia de concederme una nueva y bendita oportunidad de reencarnar de nuevo en otra Vida para poder rectificar todo el daño que hice en la Tierra.
Hermanos, en el nombre de Dios Todopoderoso, creador de la Vida y de todo el Universo, os diré que no hagáis en esa esfera como hice yo cuando estaba en mi envoltura material, pues no podéis imaginar el daño que hacéis. Respetad siempre todo aquello que no os pertenezca, aunque os cieguen los deseos, no cometáis el error tan grande que yo cometí por mi obstinación al desear lo que pertenecía a otro.
Hermanos míos, pedidle a Dios por mi Espíritu, para que me eleve a su diestra y me conceda la oportunidad de rectificar mis errores y rezad mucho por mí, para que pueda salir de la aflicción en que me encuentro.
Hermanos, la Paz sea con vosotros.
De una hermana arrepentida. Gracias por escucharme.
- Rosana.Espíritu-
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LOS FALSOS PROFETAS
Hijos, preveníos contra los falsos profetas que son de todos los tiempos.
En la actualidad, muchos de ellos resaltan de la siembra de la propia Doctrina, a la manera de cizaña en medio del trigo, cuidando única y tan solamente de los sus propios intereses.
Son ellos los médiums engañadores que trabajan en causa propia, los oradores y articulistas que tienen más brillo en la palabra que actitudes correctas, los dirigentes que imponen sus ideas personalistas al Movimiento…
Sabréis identificarlos por su falta de buen sentido y por el amor que tienen más a sí que a la Causa.
Los falsos profetas nunca son capaces de sacrificarse por el ideal y, por este motivo, acaban siempre revelando sus más ocultos propósitos en la militancia doctrinaria. Hablan de caridad, pero no logran desprenderse para practicarla; enaltecen la excelencia del perdón, pero se resienten con extrema facilidad; se refieren a la importancia del servicio, pero no toman ellos mismo la iniciativa de servir…
Les falta una empatía espiritual más profunda con la fe y, consecuentemente, no comunican sinceridad a los hombres de discernimiento.
Hijos, no sigáis por los sinuosos caminos de la explotación del sentimiento ajeno; que nadie se arroje al despeñadero de la incredulidad por vuestra culpa…
A los falsos profetas, encarnados o desencarnados, estarán reservadas las más duras penas por los equívocos cometidos contra “el Espíritu Santo”, o sea, por inocular el veneno de la desconfianza en las mentes desprevenidas que, por largo tiempo, habrán de mostrarse rebeldes a la luz de la Verdad.
Sed auténticos en la fe y no comercialicéis con los dones de la mediumnidad.
Jesús, en uno de sus escasos momentos de exasperación, no evitó los mercaderes del templo.
La Ley Divina actuará con rigor contra los que corrompen su interpretación, junto a aquellos que aún no aprendieron a pensar con la necesaria independencia intelectual.
Bezerra de Menezes
Extraído del libro “A coragen de Fé”
Carlos A. Baccelli
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¿CUAL ES EL PROPÓSITO DE LA ENCARNACIÓN?
Dios
es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas. ¿Por qué
Dios, en su infinita sabiduría, en nosotros creó perfectos? ¿Por qué nos
concedió la necesidad de encarnarnos para espiar o aprender? Nuestro
objetivo a través de este estudio es dilucidar tales preguntas. Kardec
hace a los espíritus la misma pregunta que da título a este artículo:
132. ¿Cuál es el fin de la encarnación de los Espíritus?
“Dios
impone la encarnación para alcanzar la perfección. Para algunos es
expiación, para otros una misión. Pero para alcanzar esta perfección hay
que sufrir todas las vicisitudes de la existencia corporal: esta es la
expiación. La encarnación tiene todavía otro fin: el de poner al Espíritu
en condiciones de tomar la parte que corresponde a la obra de la
creación. Para llevarla a cabo, en cada mundo, el Espíritu toma un
instrumento, en armonía con la materia esencial de este mundo, para cumplir,
desde este punto de vista, las ordenanzas de Dios. Asís como,
contribuyendo al trabajo general, él mismo sale adelante”.
La
acción de los seres corpóreos es necesaria para la marcha del
Universo. Dios, sin embargo, en su sabiduría, quise que en esta misma
acción encontraran el camino para progresar y acercarse
a ella. Así, por una ley admirable de la Providencia, todo está conectado,
todo es de naturaleza solidaria.
Libro de los Espíritus, Capítulo II.
Con esta respuesta entendemos que la necesidad de la encarnación proviene de nuestra necesidad de evolución moral. Todos somos creados simples e ignorantes y para que podamos tomar parte en la creación, según nuestras aptitudes adquiridas, tenemos que sumergirnos en la carne para recuperar las virtudes y experiencias que son necesarias para la evolución del ser.
En
una pobre metáfora, diríamos que los espíritus, como los niños, necesitan pasar
por grados escolares para obtener la experiencia científica y filosófica
necesaria para el desarrollo de sus aptitudes. como gran escuela, el
planeta tierra; como un año escolar, la encarnación; como prueba, las
buenas y malas vicisitudes; en consecuencia, nuestra muerte, que tiene
buenas consecuencias cuando se cumplen las metas necesarias, como el estudiante
que pasa la amargura del fracaso en la vida como el estudiante fracasado.
Kardec
también presenta una cuestión interesante a través de sus interrogantes: Si el
espíritu continúa en el bien, desde siempre, ¿ cual sería la necesidad de pasar
por problemas? Veamos la pregunta 133 y su respuesta:
133. ¿Los espíritus que desde el principio han seguido el camino de la vida, tienen necesidad de la encarnación?
“Todos
son creados simples e ignorantes y son instruidos en las luchas y tribulaciones
de la vida corporal. Dios, que es justo, no podría hacer felices a algunos
sin esfuerzo y trabajo, por tanto sin mérito”.
a)
— Pero, entonces,
¿de qué sirve que los espíritus hayan seguido el camino de la vida, si no están exentos de los sufrimientos de la vida corporal?
“Llegar
a la final más rápido. Además, las aflicciones de la vida son consecuencia
de la imperfección del Espíritu. Cuantas menos imperfecciones, menos
tormentos. El que no es codicioso, no celoso, no codicioso, no ambicioso, no
sufrirá las torturas que nacen de estos defectos”.
De
esta respuesta tenemos la confirmación de la ley del mérito establecida por
Dios. El que más se esfuerce en el bien pronto estará recogiendo los
frutos del arduo trabajo de sembrar en el campo del bien. Sé que ningún
sufrimiento es en vano, hay pasos que nos pueden acercar a la meta de
convertirnos en espíritus superiores.
Con
esto tenemos una noción más amplia de la necesidad de la reencarnación y su
aplicabilidad dentro de la creación. Como estudiantes que somos,
aprendemos a través de las vastas experiencias de la reencarnación y
conquistamos nuestras virtudes por el mérito. ¿Qué Padre bueno y justo
tendría los deberes de su hijo, impidiéndole aprender por su propio esfuerzo
meritorio? Dios nos ayuda por providencia divina, con la necesaria
asistencia de los espíritus protectores y sus mensajeros, por lo tanto, Dios
nos proporciona todos los medios posibles y más eficaces para que podamos
completar nuestro camino evolutivo.
Con
eso, solo podemos agradecer al Dios infinito de misericordia y sabiduría que
subvenciona nuestra evolución a través de las diferentes vidas que atenderemos
a lo largo de nuestra existencia hasta, finalmente, alcanzar la meta de la
perfección moral. ¡Mucha paz para todos!
La castidad
¿Quieres sentir tu
alma libre?
¿Quieres tener una inteligencia sana y tu razón lucida?
La primera condición para conseguirlo es ser sobrio y casto. Los excesos en la
mesa turban el organismo y las facultades en el ser humano.
La embriaguez hace perder toda dignidad y todo comedimiento. La
reincidencia en este vicio conduce a una serie de enfermedades y de achaques
que acarrean una vejez miserable.
Al cuerpo hay que darle lo necesario, con el fin de hacer del un servidor y no un tirano: tal es la regla del hombre sensato. Reducir la suma de necesidades materiales, comprimir los sentidos, dominar los viles apetitos es emanciparse del yugo de las fuerzas inferiores, es preparar la emancipación del Espíritu. Tener pocas necesidades constituye también una de las formas de riqueza.
El hombre debe
procurar vivir en una atmósfera que no le asfixie, sino que al contrario le
brinde la paz y la alegría; el no ha venido a la tierra a sufrir, porque Dios
no le ha creado para el sufrimiento. Viene a ensayar sus
fuerzas, para progresar. Hagamos el bien, y en el bien viviremos. La
tierra no es un desierto estéril; hay manantiales de agua cristalina para
saciar la sed que siente el cuerpo y también hay raudales de
virtudes para saciar la sed que siente el alma. Los placeres de la
carne ablandan, enervan y desvía el camino de la sabiduría. La
voluptuosidad es como un mar donde el hombre ve zozobrar todas sus
cualidades morales. Cuando los placerse invade el alma del hombre esta ve
zozobrar todas las cualidades morales, es como una ola que lo inunda y que le
absorbe y apaga todas sus luces y las llamas que tenga su ser. Lejos
de satisfacer, aviva sus deseos. Modesto visitante al principio, el placer
acaba por dominar y poseer entero al ser que le da cabida. Es necesario
evitar los placeres corruptores ya que ellos debilitan la juventud y la vida se
marchita y altera.
El formar una familia, es hacer un marco regular de una existencia honrada. El amor de la esposa, el afecto a los hijos y la sana atmósfera del hogar, son soberanos preservativos contra las pasiones. En medio de la familia el hombre es el único apoyo, por eso aumenta su responsabilidad, crece su dignidad y gravedad, comprende mejor sus deberes y en los goces que esta vida le proporciona obtiene fuerzas que facilita su realización. Aprender a dirigir a los demás es aprender a dirigirse a si mismo, se hace prudente y sensato, y aprender a apartar lo que puede manchar su existencia.
Es culpable vivir solo, dar la vida
a los demás, vivir con unos hijos a los que hemos sabido hacer
ser buenas personas, entregados al servicio del bien y morir después
habièndoles inculcado el sentimiento profundo del deber y unos
conocimientos extensos del destino, constituye una noble tarea.
Si existe una excepción en esta regla, es a favor de aquellos que, por encima de la familia, han colocado a la humanidad, y para servirla mejor, prefieren consagrar todos sus instantes, todas sus facultades y su alma entera a una causa que muchos ignoran, pero que ellos no pierden nunca de vista.
La sobriedad, la continencia, la lucha contra las seducciones de los sentidos no son, como pretenden los sensualistas, un menoscabo de las leyes naturales, un empequeñecimiento de la vida; por el contrario revelan en el que lo observa y la sigue un conocimiento profundo de las leyes superiores, una intuición esclarecida del porvenir. El voluptuoso, separado por la muerte de todo cuanto le seduce, se consume en vanos deseos. Frecuenta las casas de perversión y busca ambientes terrenales que le recuerdan, su manera de vivir. Así se aferra cada vez más a las cadenas materiales, se aleja de la fuente de puros goces y se consagra a la bestialidad y a las tinieblas.
Buscar los placeres en las voluptuosidades carnales es privarse por mucho tiempo de la paz que gozan los Espíritus Elevados. Solo la pureza puede proporcionar esta paz. Las pasiones y deseos crean imágenes y fantasmas que nos persiguen hasta en sueños y turban nuestras reflexiones. Por el contrario, lejos de los placeres falaces, el Espíritu se recoge, se reconcentra y se abre hacia lo infinito.
Un proverbio oriental dice:
¡Se puro para ser feliz y para ser fuerte!
Extraído del libro “Después de
la Muerte” León Denis.
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