INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El disparate del suicidio
2.-¿ Qué es la hipnosis?
3.- Serena confianza
4.- Exceso de dogmatismo
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EL DISPARATE DEL SUICIDIO
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¿ Qué es la hipnosis?
No existe una
explicación clara de la naturaleza del hipnotismo. Generalmente se define a la
hipnosis como un estado de trance, o también como un estado alterado de
conciencia. El grado de alteración depende de cada indivíduo, por lo que
después de la experiencia, unos recuerdan todo lo que sucedió a su alrededor
durante la misma, mientras otros no recuerdan nada.
Se considera como el padre del hipnotismo moderno al médico inglés James Braid. Este atribuyó como causa del trance hipnótico, la existencia de un fluido magnético causante de entrar en este especial estado. Le dio el nombre de “Hipnotismo”, palabra derivada del vocablo griego “hipnos”, que significa sueño. Sin embargo esto es un error, pues él mismo reconoció mas tarde que no era el trance hipnótico lo mismo que el sueño fisiológico.
Para los psicoanalistas,
la hipnosis puede ser una poderosa herramienta de trabajo para poder tener
acceso a las zonas mas profundas y remotas de la mente humana, permitiendo así
despertar una memoria oculta y sorprendente. Mediante esta técnica se permite a
la mente una expansión de conciencia que llega a alcanzar diversos niveles o
grados mas o menos remotos y profundos.
En las experimentaciones
de hipnotismo, siempre hay dos elementos fijos: El sujeto hipnotizado o
receptor del fluido magnético que lo sume en ese estado, y el hipnotizador o
elemento inductor determinante para actuar o influenciar al sujeto hipnotizado,
el cual solo obedece a su hipnotizador que lo dirige y conduce, ignorando
durante el trance a otras personas, a no ser que el hipnotizador le dé la orden
previa de que obedezca a determinados sujetos.
La hipnosis parece
desconectar alguna parte de la mente que habitualmente controla la conducta del
sujeto hipnotizado, indicándole comportamientos automatizados por los que no
necesita pensar, lo cual requiere una total confianza del sujeto hipnotizado
hacia su hipnotizador.
Cuando vemos sujetos
hipnotizados, se suele pensar en el poder del hipnotizador, pero en realidad
los poderes radican en la voluntad para dejarse llevar por un estado de
sugestión de los propios sujetos hipnotizados, cuyos poderes para esto son
mucho mayores y potencialmente mas valiosos de lo que se suele creer.
El hipnotismo en realidad se ha utilizado siempre a lo largo de la historia humana, aunque bajo otras denominaciones; se sabe que ya era utilizado por los brujos y sacerdotes de la antigua Grecia, pero la forma como se conoce y practica en la actualidad se debe a Franz Antón Mesmer y a sus discípulos, que lo descubrieron y estudiaron hace más de
doscientos años.El sujeto que se
encuentra bajo trance hipnótico, por ejemplo puede ser sugestionado para no
sentir dolor, y así puede ser golpeado, pinchado o quemado sin enterarse, por
lo que bajo este estado se llega a realizar en su cuerpo, e incluso realizar intervenciones
quirúrgicas sin ninguna clase de anestesia.
Asimismo resulta
sorprendente cuando se comprueba que algunos sujetos bajo estado de trance
hipnótico se muestran con talentos y habilidades extraordinarias que no poseen
o que ignoran poseer en su vida cotidiana.
También resulta
sorprendente el que además de no sentir dolor si se les sugiere, tampoco
aparecen lesiones físicas si se agrede un lugar concreto del cuerpo físico, tal
como puede ser la ausencia de ampollas ante una quemadura, etc. Esto que parece
contradecir las leyes físicas de la Naturaleza, no es sino una más de las
muchas cuestiones que la ciencia humana tiene aun por delante pendientes de
esclarecer, sin embargo no existe nada en la Naturaleza que funcione
contradiciendo a la misma. Sin duda al ser humano aun le queda mucho por
descifrar en la inmensidad de la Naturaleza y sus leyes.
Las posibilidades de la
hipnosis en Medicina son notables, y hasta hace no muchos años aun eran
ignoradas. Muchos individuos , tal como hacen los fakires, por medio de la
autosugestión o la auto-hipnosis son capaces de controlar muchas funciones
físicas, como los latidos del corazón, la tensión sanguínea, las secreciones
gástricas, etc. También la hipnosis se puede utilizar para ayudar a enfermos en
fase terminal de cáncer, aliviándoles al controlar y eliminar el dolor. Aquí
vemos una vez más, como en el ser humano hay una fuerza, la del espíritu, que
es capaz de controlar y dominar a la materia.
Fuera del campo médico las posibilidades de la hipnosis están siendo apreciadas, especialmente por los deportistas, que así pueden lograr estados necesarios de relajación para poder recuperar antes su organismo físico tras el esfuerzo, facilitándole un pronto estado de plenitud de energías físicas y psíquicas, necesarias para poder competir con éxito en determinados deportes.
. José Luis Martín –
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SERENA CONFIANZA
Esta historia es narrada por el filósofo Huberto Rohden, cuando viajaba en un buque con rumbo a Europa :
La travesía era serena y festiva, marcada por la comodidad y el lujo del moderno transatlántico, sobre aguas tranquilas y bajo un despejado cielo azul.
Pero de repente, todo cambió. La serenidad y tranquilidad se transformaron en un violento temporal. Esos que asustan desde los marineros de primer viaje hasta los más experimentados.
Con miedo, los pasajeros se retiraron a los camarotes. El filósofo, sin embargo, prefirió contemplar el espectáculo de la naturaleza.
En medio de toda esa confusión a bordo, él notó un chicuelo, de unos seis o siete años. El niño estaba totalmente despreocupado. Jugaba, canturreaba, indiferente a lo que sucedía a su alrededor.
Impresionado con la tranquilidad del muchachito, el filósofo se acercó y le preguntó: ¿Tú no tienes miedo?
La respuesta vino rápida, inocente, y al mismo tiempo profunda: No, yo no tengo miedo. Papá está en el timón.
Cuando el temporal amainó, el viaje continuó sereno para todos. Menos para el filósofo, que no lograba olvidar la respuesta del muchacho.
¡Qué inmensa confianza! Si papá está al timón, nada de malo puede suceder.
¡Papá es más fuerte que los vientos, más fuerte que las olas!¡No hay nada a temer!
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La confianza es propia de los niños. Ellos se entregan sin temor a aquellos en quienes confían. Y, padre y madre representan para ellos la mayor seguridad.
Si todos los hombres confiasen en Dios como los niños confían en sus padres, la vida sería más amena, porque esa confianza significa tener fe.
La fe es esa llama divina que entibia el Espíritu y le da fuerzas para que supere todo: congoja, riñas, traiciones.
Con fe, el hombre sobrevive al clima de aflicción, no desesperándose jamás.
Mientras algunos se detienen al borde del abismo, creyendo que no podrán transponerlo, el hombre de fe busca distintos pasajes para alcanzar el otro lado con seguridad.
El hombre de fe es el que no se inquieta con las noticias que hablan de crisis y de tiempos difíciles. Prosigue su labor sin cansancio porque está seguro de que tendrá fuerzas para vencer.
Y para que la fe no decaiga, la sostiene con los valores de la reflexión y de la oración, porque no hay llama que pueda seguir ardiendo sin combustible para alimentarla.
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Jesús usó la figura del grano de mostaza para hablar a respecto de la fe, y afirmó que quien la poseyera de aquel tamaño, podría mover montañas.
Y la mujer, con una hemorragia que sufría hace muchos años, probó que era verdad. Fue suficiente con tocar el borde del manto de Jesús para curarse de su enfermedad.
Así también dieron prueba de fe Jairo, que vino a rogarle a Jesús por la cura de su hija, y el soldado que vino a pedirle por su servidor de muchos años.
Todos, por tener fe, movieron fuerzas interiores que atrajeron a las energías curativas de Jesús, y alcanzaron los objetivos que buscaban: la salud de los que amaban.
- Redacción de Momento Espírita-
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EXCESO DE DOGMATISMO
La historia que voy a contar ocurrió con un escritor, médium y expositor espírita de cierto renombre. Voy a llamarlo Ricardo. Prefiero preservar su identidad precisamente para no colocarlo en la mira de los que pecan por el exceso de dogmatismo, tema de este artículo.
Cierta vez, Ricardo fue invitado para participar en un expresivo evento espírita en una capital del País. De esos eventos que son realizados en grandes espacios y se extienden desde la mañana hasta el final de la tarde. Ricardo era uno de los conferenciantes invitados.
A la hora del almuerzo, nuestro héroe, después de coger la bandeja y hacer el propio plato, escogió un rincón reservado para el refectorio. Quería almorzar tranquilamente, pues había sido bastante requerido por la mañana.
Cuando estaba en medio de la comida, algunas jóvenes - todas evangelizadoras de infancia- se sentaron al lado de él y comenzaron a conversar entre ellas. Charla va, charla viene, una de ellas, (a quien llamaré Tania), contó lo siguiente: un niño de la evangelización llegó a casa y encontró a la madre tomando una copa de vino. No le gustó y pidió a la madre que tirase el vino fuera. Alegación : la tía de la evangelización había dicho que atraemos obsesores toda vez que ingerimos bebidas alcohólicas, sin importar la cantidad ni la ocasión. La madre, cariñosamente, contra-argumentó en vano. El hijo, de casi diez años, estaba irreductible. Mientras la madre no vertió el vino por el orificio de la pileta de la cocina, él no se sosegó.
Días después, mientras se hacía la evangelización infantil, la madre, visiblemente molesta, relató lo ocurrido al presidente del Centro Espírita. La evangelizadora fue llamada para dar explicaciones y alegó que había instruido a los niños conforme a las directrices de la Doctrina. El asunto, aparentemente murió, pero quedó en el aire una confusión que se esparció por la institución y generó murmullos en contra y a favor de la madre.
Tania, en defensa ardiente de la evangelizadora, estaba sentada frente a Ricardo que, hasta entonces, almorzaba quieto, sin meterse en la conversación, a pesar de las miradas de ella, llamándolo a tomar parte. Como la opinión de las jóvenes permanecía dividida, Tania, creyendo que Ricardo. espírita eminente, concordaría con ella, dijo: "Yo pienso que el niño hizo muy bien en insistir con la madre para que tirase el vino por la pileta". "¡Si no lo hubiese hecho, la casa correría el riesgo de ser perturbada por algún obsesor !". Ahí se volvió para Ricardo y dijo, toda llena de sí: .¿Usted no cree ?.
¡ No ! - dijo Ricardo
¡ Uff !- exclamó Tania sorprendida.
- ¡No!- continuó Ricardo. ¿ Quien dice a usted que atraemos obsesores cada vez que consumimos alcohol?. Va a depender mucho de la ocasión, del comportamiento, de la índole y del pensamiento de la persona.
Y ante la cara de espanto de Tania, Ricardo, profundo conocedor de la vida y obra de Kardec y del Espiritismo, prosiguió: " - ¿Usted sabía que cuando el lanzamiento de "El Libro de los Espíritus", en abril de 1857, fue ofrecida una amplia comida por la editora (Didier), y que en esa comida fue servido vino?. ¡ Kardec y todos los presentes- por tanto. tomaron vino !
Tania, entre indignada y asombrada, rebatió: - ¡Pero Kardec, seguro que no bebió hasta caer !.
- La madre del niño, por lo que yo les escuché, tampoco- le contestó Ricardo.
- ¿Pero usted no cree que todo exceso es perjudicial a la salud?- preguntó ella-
- ¡ Exceso de dogmatismo también!- Cerró Ricardo la conversación con llave de oro.
Tania no sabía que decir. Estaba sorprendida por no haber encontrado en Ricardo apoyo a su pensamiento; por saber que Kardec tomó vino cuando salió "El Libro de los Espíritus"; por haber sido llamada- indirectamente- fantástica y tonta sistemática, y por haberse llevado un rapapolvo de un expositor y conferenciante conocido. Contrahecha y herida en su orgullo, cogió la bandeja y fue a sentarse rápidamente en otra mesa. Las compañeras que la acompañaban permanecieron donde estaban, calladas por el argumento demoledor de Ricardo, que continuó almorzando.
Confieso a ustedes que adoro ese episodio que revela una falta de conocimiento doctrinario y una moral hipócrita que infelizmente forman parte del comportamiento de espíritas que decidieron emprender una cruzada moralista dentro de los Centros espíritas. Una especie de caza de brujas a los que gustan de apreciar el buen vino o equivalentes.
No estoy incentivando a las personas- espíritas o no- a liberarse generalmente y beber a voluntad. El alcohol vicia, es el gran causante de accidentes de tráfico que resultan en muertes o en casos de invalidez temporal o permanente. Además de eso, puede atraer a Espíritus desencarnados que, aunque hayan dejado la vida física, permanecen fijados a aquello a lo que dieron tanto valor. Podemos, por tanto, morir y quedarnos por aquí, vagando detrás de suùestos amores, bienes materiales, familiares, honras, privilegios materiales y vicios. Como ya no tendremos el cuerpo físico para dar cuenta de esos apegos, los mantendremos con personas aficionadas a los mismos. Es lo que denominamos obsesión. El alcohólico permanente murió y a pesar de toda la ayuda de los amigos del lado de allá, no quiere dejar el vicio de lado. Por eso, se une a un alcohólico encarnado y beberá con él y por medio de él. Debe ser un cuadro muy triste.
Por eso, cuanto más nos desviemos de bebidas, cigarros, drogas ilícitas, del vicio de comer en demasía, de la maledicencia, de los celos, etc. mejor. Es mucho más gratificante que nos desprendamos totalmente del mundo material cuando dejemos el cuerpo físico para siempre.
En contrapartida, creo que algunos espíritas se precipitan al hacer algunas generalizaciones. Entre ellas, decir que atraemos obsesores si decidimos tomar una copa de vino, conforme la historia contada.
La madre del niño- como observó muy bien Ricardo- no era una bebedora contumaz. Más allá de eso es espírita, tiene conocimiento doctrinario. Sabe que el consumo de una bebida alcohólica es algo que debe ser hecho con elegancia y moderación. Por eso veo poco probable que estuviese atrayendo desencarnados para beber con ella. Además, porque para atraerlos depende de una serie de factores.
Espíritus desencarnados no se acercan a nosotros solo por causa del vino, la cerveza o el vodka, que- enfatizo-deben ser apreciados con comedimiento o no consumidos, dependiendo del gusto de la persona. Conozco a mucha gente que no pone una gota de alcohol en su boca. ¡ Qué bueno para ellos!. Por otro lado, son prejuiciosas, arrogantes, mezquinas, sistemáticas en exceso. Y eso también atrae Espíritus desencarnados. Además todo lo que hacemos puede atraerlos. Si somos gentiles, cordiales, tolerantes, indulgentes, etc. algunos Espíritus de semejante tenor se aproximarán a nosotros. Eso no significa que seguirán nuestro rastro para todo lo que nos es reservado. Serán amigos que conquistamos y vendrán a nosotros cuando los precisemos. Si, no obstante apelamos a hábitos y sentimientos poso saludables, corremos el riesgo de atraer a nuestra compañía Espíritus de igual vibración.
La Doctrina Espírita es relativamente nueva en la historia de la Humanidad, aunque los conceptos por ella difundidos existen desde que el mundo es mundo. Fue solo a partir de la publicación de "El Libro de los Espíritus" en 1857, que pasaron a ser expuestos y discutidos de forma racional y sistemática.
Además, Brasil, donde el Espiritismo conquistó y conquista muchísimos adeptos, es de fuerte tradición católica. De aquel catolicismo en el que todo es pecado y en el que todos son susceptibles de ir al infierno ante el menor desliz. Se suma a esto el hábito de mucha gente moralista que tiene en cuenta la vida de otros y dice que son malos; en cuanto a ellos, quien acusa se dice virtuoso. Por eso es común. hasta sin percibirlo, que tengamos ese tipo de hábito dentro del Centro espírita y quedarnos cazando a aquellos que, en nuestra opinión, no son tan buenos espíritas como nosotros, como si fuese posible compara a un espírita con otro y con una medida, afirmar quien es más espírita.
Creo que Tania debe haberse basado en un episodio descrito en el libro "Acción y Reacción", del Espíritu André Luiz y psicografiado por el médium Chico Xavier. En esta obra en la que en el equipo espiritual donde André Luiz forma parte, hay un episodio en el que Espíritus desencarnados bien apegados a las bebidas alcohólicas, inducen a un hombre afín a servirse varias dosis de wiski. Objetivo: ellos, los desencarnados, querían tomar unos tragos, y precisaban de un vehículo, el encarnado, por medio del que sorberían las emanaciones alcohólicas.
No estoy diciendo que el episodio descrito en "Acción y reacción" no deba ser tenido en cuenta, No obstante, en el momento en que abrazamos una Doctrina que es ciencia y filosofía antes de religión, debemos tener en cuenta que todo es muy relativo, o sea, dependerá de la persona, de la ocasión etc.. Pero por lo visto, es más fácil partir para la buena, vieja y rasa generalización apresurada.
Además conviene resaltar que no tenemos, a ojos vista, como poder afirmar categóricamente que todo y cualquier ciudadano que está con una copa de bebida, esté rodeado de espíritus alcohólicos. Si fuese así, ¿ qué sería de nuestros amigos espíritas que gustan de acompañarse de estas diversas bebidas en diversas comidas y celebraciones?.
Por tanto, lo mejor que podemos hacer es aprender a relativizar, cuidar de nosotros mismos y dejar de vigilar la conducta ajena. Eso incluye pasar esto a los niños de la evangelización.
¡ Todo exceso es malo!, ya sea de alcohol, de azúcar, de sal, de vanidad, de celos, de curiosidad... y de dogmatismo también, como bien observó Ricardo.
Observación: ¿ De dónde habrá sacado Ricardo la información de que fue servido vino en la comida de celebración de la primera edición de El Libro de los Espíritus?, Simple: el hecho se dio en Francia, en donde el vino es un patrimonio cultural. No hay como pensar en una comida formal sin la presencia de un buen vino, que seguro fue utilizado para armonizar el menú.
- Marcelo Teixeira-
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