viernes, 10 de mayo de 2024

El servicio de pases

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Si quisieras

2.- Reencarnación y progreso

3.- Nuestra filiación Divina

4.- El servicio de pases

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                            SI QUISIERAS 


Dices que el mundo es un cúmulo de males infinitos; entretanto, si quisieras edificar el bien en tu alma, respira a partir de ahora en la región del mundo mejor que surgirá de ti mismo. 

Dices que la casa donde resides es una forja de sufrimiento por la incomprensión de familiares que ignoran tus ideales; no obstante, si quisieras servir con paciencia y bondad, y dar ayuda a cada uno sin reclamar retribución, poco a poco todos conocerán tus principios a través de tus actos, y tu hogar se convertirá en un nido de bendiciones. 

Dices que la ingratitud reside en el campo donde trabajas, al punto que lo transforma en un lugar de suplicio, pero si quisieras consagrarte a tu deber con humildad y tolerancia, notarás que tu ejemplo obtendrá el respeto y el cariño de los otros, de modo que tu tarea se convertirá en un manantial de alegría. 

Dices que has perdido la fe, a causa de aquellos que enseñan la virtud sin practicarla; sin embargo, si quisieras cumplir con devoción tus obligaciones, la fe brillará en tu corazón, como una fuente de júbilo intransferible. 

Dices que no dispones de recursos para ayudar al compañero que enfrenta una lucha mayor, pero si quisieras reposar unos minutos menos en tus quehaceres diarios, podrás convertir algunas horas de la semana en auxilio o consuelo para tus semejantes, con lo que conquistarás la simpatía y la colaboración de muchos. 

Nunca te quejes, por ningún motivo. 

Recuerda que la vida al igual que el tiempo, es una concesión de Dios dirigida a ti y, por encima de toda prueba o angustia, la vida y  el tiempo habrán de responderte con la bendición de la luz o con la experiencia de la oscuridad, según tú quieras. 


André Luiz 

Médium Francisco Cândido Xavier y Waldo Vieira 
Extraído del libro “El Espíritu de la Verdad”  
Cap. XXV – Ítem 5 

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      REENCARNACIÓN Y   PROGRESO 

 El espíritu que ha progresado en su existencia terrestre, ¿puede reencarnarse en el mismo mundo? «Sí, si no ha podido cumplir su misión, y él mismo puede pedir terminarla en una nueva existencia pero entonces no es una expiación».
¿Qué se hace del hombre que, sin hacer mal no hace, empero, nada para sacudir elyugo de la materia?«Puesto que ningún paso da hacia la perfección, debe empezar una existencia de la clase de la que ha terminado; permanece estacionario, y he aquí cómo puede prolongar los sufrimientos de la expiación».
 Hay personas cuya vida corre en completa calma y que, no teniendo que hacer nada por si mismas están libres de cuidados. Esa existencia feliz, ¿prueba que nada tienen que expiar de otra anterior?
«¿Conoces muchos de esos? Si lo crees, te engañas, pues sólo aparente es con frecuencia la calma. Pueden haber escogido semejante existencia; pero cuando la terminan, se apercibende que no les ha servido para progresar, y entonces, como el perezoso, sienten el tiempo que han perdido. Sabed que sólo por medio del trabajo puede el espíritu adquirir conocimientos y elevarse; si se duerme en la incuria, no progresa. Aseméjase a aquel que necesita trabajar
(según vuestras costumbres), y que se pone a pasear o se acuesta con la intención de no hacer nada.
Sabed también que cada uno habrá de dar cuenta de la inutilidad voluntaria de su existencia.
Esa inutilidad es siempre fatal para la dicha venidera. La suma de ésta, está en razón de la suma del bien que se ha hecho, y la del mal está en razón del mal y de las desgracias causadas».
Hay gentes que sin ser positivamente malas, hacen desgraciados a todos los que las rodean, por su carácter. ¿Qué les resultará de ello?
«Ciertamente que esas gentes no son buenas, y expiarán con el espectáculo de aquellos a quienes han hecho desgraciados, lo que será para ellos un reproche. En otra existencia además sufrirán lo que han hecho sufrir».

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC            

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          NUESTRA FILIACIÓN DIVINA

En el programa de televisión se comentaba acerca de la multiplicidad de las existencias.

Los representantes de las diferentes religiones presentes eran cuestionados uno tras otro durante el desarrollo del programa, con intervalos de publicidad.


El interés del público era notorio, pues las preguntas llegaban continuamente por las líneas telefónicas.


Cada participante contestaba de acuerdo con los preceptos y conceptos de su religión.


Algunos, con la visión de la vida única. Otros, afirmando la existencia de muchas vidas, o sea, la reencarnación.


Después de hora y media se terminó el programa. Entre bastidores las despedidas, los comentarios.


Despidiéndose de uno de los representantes, el espírita le tendió la mano y le deseó paz, destacando:


Señor, podemos pensar de manera distinta en muchas cuestiones religiosas. Con todo, estoy seguro de que concordamos en algo: usted y yo somos ambos hijos de Dios.


¡Hijos de Dios! ¿Ya hemos comprendido que fuimos creados por el amor Divino y que somos hijos del Ser Todopoderoso, soberanamente justo y bueno?

¡Filiación Divina! Fue Jesús que nos presentó la Divinidad como Su Padre y nuestro Padre. Padre de todos nosotros.

Dios es Padre porque creó todo y a todos, estableciendo que todos deberán "aprender a administrar todo a lo largo de las experiencias evolutivas."

Dios es Padre porque es de Su bondad enviar a Sus hijos a las escuelas de los Mundos, con la finalidad de retirarlos de la ignorancia y abrirles el entendimiento acerca de todo lo que existe en el Universo.

Dios es Padre porque prueba a Sus hijos, velando a cada paso si las enseñanzas de la vida abundante fueron asimiladas.

Dios es Padre porque no castiga. Antes, permite el rescate de los errores cometidos. Por el ejercicio del libre albedrío da a cada uno la posibilidad de ser feliz o desdichado, aprendiendo a ser dueño de su destino.

Dios es Padre porque renueva las oportunidades de realizaciones, permitiendo la evolución gradual y continua de Sus hijos, rumbo a la vivencia feliz que todos anhelamos.

Dios es Padre porque nos ampara cuando la frialdad del Mundo nos aflige el alma. Nos reconforta cuando la lágrima y el dolor nos visitan.

Finalmente, por equilibrarnos en cada momento de la existencia en el Mundo, sea de felicidad o de tormenta.

Dios es Padre porque nos posibilita la capacitación en los aprendizajes más específicos o más generales. Como escuela nos ofrece el planeta en que nos movemos y como laboratorio el Universo infinito.

Dios es Padre porque nos ha creado para la perfección, aguardando que ascendamos la escalera del progreso, rumbo a los cielos más altos.


Dios es Padre porque dispone todo, poniendo Su mirada providente sobre nosotros, siempre pronto para atendernos.

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Delante de nuestra inigualable calidad de hijos de Dios, no menospreciemos nuestra propia posibilidad de desarrollarnos.

Delante de esa constatación de la filiación Divina, reconozcamos que debemos portarnos como hijos del Gran Señor, atentos y ponderados.

Consideremos que todos los seres humanos somos hermanos, por eso seamos fraternos y cooperadores entre nosotros.

Todo eso es para merecer esa condición que permite que seamos venturosos sobre la Tierra, en la condición de hijos de Dios.

Redacción del Momento Espírita, con base en el cap."A paternidad de Deus", del libro "En nombre de Deus", del Espíritu José Lopes Neto, psicografia de Raúl Teixeira, ed. Fráter, Brasil

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                  EL SERVICIO DE PASES


 

La asistencia  en las instituciones  espiritas  integra un cuadro  de auxiliares, de acuerdo con la organización establecida  por los mentores  de la Esfera Superior. Son colaboradores  espirituales debidamente fichados, tal como ocurre con los médicos y enfermeros  en un hospital terrestre común.

 El éxito del trabajo  exige experiencia, horario, seguridad y responsabilidad de los servidores fieles  para con los compromisos asumidos.  La Ley no puede menospreciar las indicaciones de la lógica.

Los médiums son siempre los mismos, pues en caso de impedimento justo  pueden ser sustituidos, aunque en esas  circunstancias se verifiquen, inevitablemente, pequeños perjuicios resultantes  del natural desajuste.

 Se preparan con el auxilio de la oración. La oración produce un prodigioso  baño de fuerzas, dada la vigorosa corriente mental que atrae. Con ella, se expulsan  del propio mundo interior los sombríos resabios de la actividad común que traen del circulo diario de la lucha y absorben  de  plano espiritual  las sustancias  renovadoras  que  tonifican , para conseguir  obrar con eficiencia a favor del prójimo. De esa forma se ayuda y se es firmemente ayudado.

Los médiums pasistas no deben temer por su agotamiento…. Ellos reciben para dar. La oración, con el reconocimiento de los pocos méritos, los coloca en la posición de simples eslabones de una cadena de socorro cuya orientación reside en lo Alto. Ellos en lo Alto, bajo la inspiración de Jesús,  son como un simple enchufe  eléctrico que da paso a la fuerza que  servirá para la producción de energía y luz, esa fuerza no es de ellos.

 Son muchos los encarnados y desencarnados que se aglomeran en los centros a la búsqueda de socorro y amparo, la mayoría de los pacientes no necesitan ser tocados. Los recursos magnéticos, aplicados a corta distancia, penetran el halo vital o aura  de los enfermos, provocando súbitos cambio.

Los médiums pasistas pueden figurarse  como dos pilas humanas esparciendo rayos  de múltiple variedad,  que fluyen de sus manos  después de recorrer su cabeza, al contacto  con los colaboradores del plano espiritual.

 La energía transmitida  por los amigos espirituales pasa primeramente por la cabeza de los médiums, ya que no se puede subestimar el valor de la mente.  El pensamiento influye de una manera decisiva en la donación de los principios sanativos. Sin la idea iluminada por la fe y la buena voluntad, el médium no conseguirá el enlace con los Espíritus amigos que actúan sobre esas bases.

 Son muchas las personas con grandes dotes magnetizadores,  con una energía excepcional  despreocupadas del aspecto moral.  Hacen bellas demostraciones, impresionan, convencen, con todo, se mueven en la esfera  del puro fenómeno, sin realizar  aplicaciones edificantes en el campo de la espiritualidad. Es imperioso no olvidar, que el potencial magnético es un patrimonio común a todos con distintas expresiones  que se gradúan hasta el infinito.

 Estos    profesionales pueden curar, pero accidentalmente, cuando el enfermo es digno de la asistencia espiritual inmediata y con la intervención de amigos espirituales que lo favorezcan. Fuera de esto, los que abusan de esta fuente de energía explotándola en su provecho personal caen generalmente  en la desmoralización,  puesto que entran  en un campo de fuerzas que les es desconocido y guiados por la vanidad o por la ambición inferior, fatalmente encuentran Entidades que con ellos tienen afinidad, sumergiéndose  así  en difíciles situaciones. Si no poseen un carácter  elevado, susceptible de oponer un dique  a la influencia viciosa, terminan succionados por energías  más acentuadas que las de ellos,  que en general son vigorosos hipnotizadores espirituales  que están en las líneas atormentadas de la ignorancia y la crueldad, que les originan aflictivos procesos de obsesión.

 Para curar es indispensable  ciertas condiciones  del Espíritu… Un corazón noble y la mente pura en el ejercicio del amor, de la humildad y de la fe viva para que los rayos del poder divino logren penetrar y salir de nosotros en beneficio de los  demás. Para la sustentación de un servicio metódico de cura, esto es indispensable.

 En cualquier sector de trabajo la falta de estudio significa estancamiento. Todo colaborador que desista de aprender, negándose a incorporar nuevos conocimientos, se condena fatalmente a actividades de bajo nivel; pero tratándose del socorro magnético, conviene recordar  que el trabajo es de solidaridad pura, lo cual requiere  un ardiente deseo  de ayudar mediante  la invocación de la oración. Y toda plegaria, hija de la sinceridad y del deber bien cumplido, con respetabilidad moral y limpieza de sentimientos, es portadora de un inconmensurable poder. Analizada la cuestión en estos términos, todas las personas dignas y fervorosas pueden, con el auxilio de la oración, conquistar las simpatías de venerables magnetizadores del Plano Espiritual, quienes las utilizan en la obra de propagar el bien.  Esto no es hipnotismo espectacular, si es un gabinete de cura en el que los médiums transmiten los beneficios que recogen, sin la presunción de darlos de si mismos. Es importante no olvidar esta verdad para dejar sentado bien claro que, donde surjan la humildad y el amor, el amparo divino es seguro e inmediato.

 Algunos enfermos no logran ni la más leve mejoría, debido a que les falta el estado de confianza, pues es necesaria la fe, para que reciban el socorro que precisan. Es necesario que  el enfermo presente una “tensión favorable”. Esa tensión procede  de la fe. Una actitud de seguridad intima  que se afirma, con reverencia y sumisión, en el conocimientos de las Leyes Divinas, bajo cuya sabiduría  y amor procuran protegerse.

 Sin recogimiento y respeto en la receptividad no se consigue aprovechar los recursos imponderables que se brindan para el bien, dado que el escarnio y la dureza de corazón pueden ser comparados a espesas capas de hielo que cubren el templo del alma.

El pase es una transfusión  de energías que altera todo el campo celular.  Todo Espíritu es el santuario de la Naturaleza. Renovando  el pensamiento  todo se modifica. En la asistencia  magnética la ayuda espiritual se opera mediante el ensamble armónico de la emisión  y la recepción, ayudando a la criatura  necesitada para que ella se ayude a si misma. La mente reanimada  vuelve a levantar las vidas microscópicas que la sirven en el templo del cuerpo, edificando valiosas reconstrucciones. El pase, como lo vemos, es una importante contribución para quien sepa recibirlo con el respeto y la confianza que el debe inspirar.

 

El pase puede realizarse a distancia, siempre que haya  sintonía entre quien lo administra y el que lo recibe. Diversos compañeros espirituales colaboran  en el trabajo de auxilio a efectos de favorecer su realización y la oración silenciosa será el mejor vehículo para la fuerza sanadora.

 Jesucristo, el Supremo Comandante  de las Huestes del Bien, promueve y promoverá siempre el socorro adecuado, en las condiciones precisas; entretanto, a fin de comprender las propias dificultades, se debe recordar que, en el grupo constituido por El mismo, Jesús, en los primero días del Evangelio, aunque el equipo se erigiese  tan solo con doce compañeros, no faltaron problemas y desarmonías, negaciones y deserciones.

Reflexionemos en eso, y aceptando la responsabilidad en el trabajo  de servir, estaremos con el Divino Maestro, en las pruebas y aflicciones al frente, siguiendo hacia delante.

Trabajo realizado por Merchita del libro “En los Dominios de la Mediumnidad

                     

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