sábado, 19 de noviembre de 2022

Analizando e investigando

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Analizando e investigando

2.-El Libro de los Médiums

3.-Infancia espiritual

4.- Liturgias y Ceremonias religiosas


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ANALIZANDO E INVESTIGANDO

Mercedes Cruz Reyes

Cada Espíritu es un mundo y gravita en torno de otros mundos que le son afines; nosotros conocemos de cada uno, apenas algunos detalles insignificantes en el cómputo general de cada individualidad.

Todo guarda una enseñanza, incluso las cosas peores y, por eso, nuestros ojos deben mirar para aprender. Quien conoce el olor del estiércol del corral, sabe dar mayor valor al perfume del jardín, aunque no  deje de ir al corral donde precisa coger la leche  que sirve a la mesa, ni deje  de  ir al jardín porque las flores no alimentan. Tenemos en la vida duras realidades y tiernas bellezas, necesidades y placeres y debemos transitar entre ellas con el mismo espíritu  de elevación, conscientes de que, por muchos siglos aun, nos serán inseparables.

El hombre para discernir precisa conocer lo cierto y lo errado, precisa conocer el lado bueno  y el lado malo de las cosas, precisa, en fin, conocer la vida, porque es la vida  que contiene  cosas buenas  y cosas consideradas malas. Lo que no precisa y no debe, es vivir el lado malo de las cosas, porque es eso lo que lo contamina  y le pierde.

Llegará un día, en la faz de la Tierra, en que las ciencias del Espíritu  catalogarán como enfermedades el orgullo y el egoísmo, la vanidad y la ambición y el orden social les obligará a severo tratamiento, una vez que son fuentes permanentes del  mal y de la intranquilidad que reinan en el globo. El hombre que rebasa los límites de la normalidad, camina hacia la locura declarada, y es una fuente generadora de desequilibrio, en potencial.

El mal del mundo nace en el corazón del hombre egoísta y orgulloso, que no sabe perdonar, ceder u obedecer, comprender y ayudar, guardando las debidas  proporciones de sí mismo como frágil criatura, necesitada de todo y de todos.

Lo malo es que la Humanidad sabe eso hace milenios y continúa siendo la misma. El mensaje de Jesús no tuvo otro sentido sino el de convocar a los hombres hacia la humildad y la caridad, a fin de que pudiesen amarse los unos a los otros. El Maestro incitó a los buenos a tolerar y ayudar a los débiles, para que las pruebas de los hombres se abreviasen  con la extinción del mal sobre la Tierra.

¿Y qué es lo que hicimos hasta ahora? Estamos lejos muy lejos del Paraíso terrestre para cuando los tiempos sean llegados.

Los actos humanos deben ser juzgados por la intención que los motiva, no por los efectos que puedan llegar a tener, por fuerza de las cosas. El mal se elimina a si mismo, sin que nadie  se erija  en justificador. Va creando gérmenes de la propia destrucción, hasta que no puede contenerlos más. Cada uno responde por sus actos, a pesar de que el mal que genere, pueda resultar beneficios para centenares de personas. La vida es una escuela en que contra más se vive, más se aprende. No podemos responsabilizarnos por lo que los otros hacen más allá de los límites de nuestras decisiones, cada hombre siembra, con sus pensamientos y actos  siendo la cosecha fruto del tiempo y de la vida.

Este mundo no está a la deriva, ni la propia Naturaleza está abandonada: cuando sus fuerzas naturales llegan a un punto de desequilibrio, ella se autocorrige.

La felicidad no es tener poder, ni vagabundear, ni gozar los placeres de este mundo: La felicidad es tener la conciencia tranquila por el deber cumplido con amor. Solo el amor importa mientras el more en nuestros corazones, ni dolores ni tinieblas perturbaran nuestra paz, porque  él es caritativo y perdona, ayuda, soporta, comprende y por encima de todo, nos hace cada vez mejores ante la vida y ante Dios.

Ninguna comunidad puede progresar y vivir en paz cuando las personas  que la componen no se respetan mutuamente. Cuando se vive feliz y con respeto, la vergüenza nos ayuda  a no violar las reglas de la comunidad. Todo ser humano  debe observar rigurosamente el deber y la disciplina, el respeto y la solidaridad. Cualquier función que realicemos  hagámosla con amor y haremos brotar de ella nuestro reconocimiento. Debemos respetar las reglas, cumpliéndolas con ese amor  y con toda nuestra responsabilidad como hijos de Dios.

 Cuando consigamos vencer todos los escrúpulos y perjuicios y nos abracemos con amor, encontraremos  al fin del sendero nuestros corazones modificados, pues el amor genera amor y cubre la multitud de nuestros pecados. Cuando el hombre en la Tierra conozca el verdadero potencial  de una vibración de amor, de un gesto de fraternidad, de una palabra de consuelo y de perdón, movilizará esa energía, que está dentro de si mismo, para transformarse a si mismo y el mundo que lo rodea  pues el amor es la única semilla que produce eternamente.

El amor, el respeto la verdadera fraternidad es la única cosa de valor en este mundo porque nunca mueren y siempre aumentan nuestras riquezas espirituales, nuestra felicidad todo en la vida tiene su razón de ser y cuando podamos penetrar  en los recuerdos  de nuestro propio  pasado, encontraremos muchas explicaciones para las cosas aparentemente inexplicables.

Nuestras vidas están entrelazadas. Convivimos en la vida con mucha gente, tenemos muchos lazos afectivos, y cada lazo afectivo tiene su historia, buena o mala, porque  los sentimientos  se estructuran en los siglos. Amor y odio, solo en los cuentos  de fantasía nacen a primera vista. Ellos nacen  y se fortalecen o se rompen en el transcurso de los siglos. Convivimos con acreedores y deudores del pasado, teniendo que pagar  y recibir  de los que comparten  con nosotros la existencia. Por esa razón,  quien sabe amar siempre, dando y perdonando va resolviendo todos sus problemas Kármicos dentro de la mayor naturalidad, al mismo  tiempo que va facilitando, a los que le deben, saldar sus deudas con menores humillaciones y mayores alegrías.

Todos debemos aprender a aceptar las cosas que nos llegan y contra las cuales somos impotentes. El hombre negligente y que se entrega a la indisciplina mental, es foco permanente de complicaciones. Es muy difícil que nos ajustemos al deber y a la disciplina, los dos imperativos, mayores para garantizarnos la tranquilidad del Espíritu.

El amor no es flor pasajera que la primavera pone encanto; es como el carbón de la tierra que precisa de siglos para transformarse en joya. De la misma forma, la gestación del odio es larga y se funda en la  realidad del ayer.

Todo el Universo obedece a leyes precisas e inmutables, y no es el destino de los hombres las criaturas superiores de la tierra, los  que están a merced de las fuerzas del acaso. Todo viene y va, en la vida, a su tiempo. Debemos aprender a aceptar las cosas como contingencias necesarias, incluso cuando no podemos entenderlas, confiando en el Conductor Celeste que no está distante de ellas.

Todos sabemos qué sin el Sol la vida fenecería y bendecimos su presencia vivificante en el Universo, sin por eso conocer su intimidad e indagarle los secretos. Sabemos, también, como saben los propios salvajes, que existe un Ente Superior que todo lo creó y a todo prevé, que como incomparable Maestro rige la armonía de la vida Universal, sin por eso haberle visto, imaginándole de mil formas. Son certezas que no discutimos y  que nos sustentan el ánimo, aunque no podamos  entenderlas en su plenitud. Mientras somos ignorantes, esa fuerza interior  deberá animar nuestro raciocinio, a medida que evolucionamos vamos entendiéndola, sustituyendo nuestro impulso místico por el conocimiento  de las causas y de los fenómenos. El hombre teje por si mismo  su propio futuro, preparando su propio camino, el contenido del mañana  es la evolución constante. Las escenas de hoy continúan una historia pasada.

Procuremos solucionar hoy los problemas que trajimos del ayer, creando un futuro mejor a nuestro atribulado espíritu, sondeando en el interior descubriremos las negligencias del ayer que impetuosamente quieren reaparecer, pero si estamos atentos y vigilantes, nos las dejaremos surgir hasta que estemos debidamente preparados para salir de ellas airosos, no creando así nuevos emprendimientos de rectificación que nos llevaría mucho tiempo y que retardaría nuestra redención, nuestra libertad.

-Merchita-

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                       EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

" Todos los fenómenos espíritas tienen como principio la existencia del alma, su supervivencia al cuerpo y sus manifestaciones "

- Allan Kardec-

El Libro de los Médiums, de Allan Kardec, el segundo libro de la Codificación espírita, al cumplir los 160 años de su publicación, nos anima a aprender el contenido sublime, con miras a una comprensión más amplia de la realidad que nos rodea.

En él, el Codificador certifica el fenómeno mediúmnico, o fenómeno espírita, como se le llamaba entonces, pero no solo eso, Kardec observa, experimenta, analiza, intuye, dialoga con los Espíritus y elabora el estudio más notable de la mente y sus manifestaciones.

Elimina el velo que cubría la realidad espiritual, desmintiendo la idea de lo sobrenatural y estructura una nueva ciencia, clasificable en el campo de las ciencias naturales metafísicas.

Por lo tanto, otorga al mundo la base de un vasto campo de investigación, promoviendo a la humanidad hacia un nuevo nivel en el camino evolutivo.

Se enfrenta a los fenómenos más insólitos, como las apariciones, las levitaciones, materializaciones, escrituras y voces directas, a través de médiums, desconocidos o notables, pero no se pierde en la maraña de impresiones que deslumbran por lo espectacular.

Razona, indaga y concluye, que en la base de los más diversos sucesos fenoménicos, está el alma humana. dotada de posibilidades inimaginables, sobreviviendo a la muerte, y que puede volver a la convivencia de aquellos a quienes ama, con quienes está en sintonía, para los ambientes que marcaron su existencia cuando vivió en la carne, o liberándose de las cadenas del materialismo, rumbo a las alturas de la espiritualidad.

A pesar de todo el abanico de conocimientos, no deja de vislumbrar las consecuencias moralizadoras del nuevo conocimiento, destino de cualquier ciencia que pueda contribuir al progreso de la humanidad.

En otras palabras, el estudio de El Libro de los Médiums lleva al hombre a encontrarse consigo mismo, desvelándole el futuro y poniendo en sus manos su propio destino.

- Jacobson Santana Trovao- 

(Tomado de la Rev. digital Zona Espírita)

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                                  INFANCIA ESPIRITUAL

   Redacción del Momento Espírita.

Es muy famoso el pasaje evangélico en el cual Jesús afirma: Dejad que vengan a mí los niños.

El Maestro divino aprovechaba los menores hechos de la vida para suministrar sublimes lecciones.

La primera idea que se extrae del pasaje se refiere a la imagen de pureza que los niños presentan.

Siendo todos ellos Espíritus que ya encarnaron numerosas veces, algunos son más bondadosos y puros que otros.

Pero la candidez es inherente a la infancia, a fin de inspirar en los adultos los cuidados necesarios a la atención de<su fragilidad.

Justamente de ese aspecto de la fragilidad surge una importante lección de las palabras de Jesús.

Los niños necesitan de orientación y cuidados.

Ellos son frágiles e impresionables.

Quien convive con niños necesita de una cierta dosis de abnegación, a fin de gastar el tiempo necesario enseñándoles y amparándoles en sus dificultades.

Ocurre que la fragilidad material que caracteriza la infancia es bastante breve. Hay otro género de fragilidad mucho más duradera y penosa. Se trata de la infancia espiritual de las criaturas.

Los Espíritus que habitan el planeta Tierra no se encuentran todos en el mismo nivel evolutivo.

Muchos de ellos ya comprenden sus deberes esenciales en la fase de la vida. Saben que es imposible construir la propia felicidad sobre la desgracia ajena. Entienden que no hay felicidad sin paz y ni paz sin conciencia. Así, jamás se permiten hacer el mal al prójimo.

Quien ya interiorizó el respeto a la ley divina alcanzó la madurez espiritual.

Mientras tanto, una parcela muy sustancial de los Espíritus vinculados a la Tierra permanece infantil, bajo ese aspecto.

Ellos presentan en el mundo, muchas veces, una imagen odiosa. No importa la posición social que ocupen, su fragilidad moral siempre se evidencia. Donde quiera que estén, buscan tener ventaja, a costa de los otros.

Si son poderosos y sofisticados, se envuelven en vergonzosos negocios.

Si son pobres, también hieren al prójimo, aunque en menor grado.

Aunque susciten mucha antipatía, en verdad son lamentables, en su inconsistencia moral.

Sus actos apartados de la ética les preparan días de dolor y decepción.

Al final, la Ley Divina es perfecta y nadie jamás la consigue burlar.

Al respecto de esos hermanos infantiles, conviene reflexionar sobre el mensaje de Jesús.

No es digno del cristiano el deseo de exterminar a quien sigue por detrás.

Todos somos ovejas del rebaño del Cristo y ninguno de nosotros se perderá.

Es preciso corregir a esos hermanos y detener sus actos, inclusive para que no se degraden en sus desatinos.  Pero nunca debemos odiarlos o abandonarlos.  Aun más que los niños, ellos necesitan de orientación.

Piense en eso. 

 Redacción del Momento Espírita

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    Liturgias y ceremonias religiosas 

                                          

Las liturgias y ceremonias religiosas, son actos de las diversas normalmente rodeados de  un aire sobrenatural y misterioso,, que sin ellos perderían el atractivo   que  mediante esas ceremonias   ofrecen a sus fieles.

 Cada religión tiene sus propios modos, costumbres y rituales orientados a  venerar lo Superior y lograr a su manera  el contacto de los fieles  con Dios. 

Todos los rituales y ceremonias litúrgicas, tienen un simbolismo, un significado comprendido y respetado por sus fieles. 

Para comprender las religiones en toda su extensión, con sus rituales y ceremonias, sería preciso conocer a fondo las doctrinas secretas  que desde su origen forman parte de sus tradiciones esotéricas y  que son las raíces de sus cultos, pero  estos conocimientos  siempre estuvieron ocultos a los fieles y  reservados  solamente  a un pequeño número de iniciados. 

Muchos de los rituales que se mantienen y practican actualmente en estos actos litúrgicos, tienen un significado o un simbolismo de origen esotérico, mágico o iniciático. Estos actos, suelen tener su origen en el doble aspecto que tenían las religiones antiguamente: Un aspecto  aparente que quedaba  patente en el ceremonial y en la forma exterior en cuanto a gestos, vestuarios, cánticos, inciensos, etc,, y también otro aspecto oculto y misterioso  que contenía  la esencia de la ceremonia y era reservado al conocimiento de unos pocos,  sacerdotes e iniciados;  tal es el caso del  brahmanismo en la India, el hermetismo en Egipto, el politeísmo griego y también el cristianismo con sus sacerdotes y pastores. 

Estos  aspectos ocultos comunes en las religiones, se podrían concretar en  que: 

-El motivo de la Vida es para la evolución, mejora y purificación del espíritu de cada persona, que es la única realidad permanente en el tiempo y en el espacio. 

        -La materia  es la expresión inferior del espíritu, y es siempre temporal y mudable.

-El Ser que por excelencia es el origen de todos los seres, Dios, resume todo cuanto existe en el Universo.  El deísmo trinitario de la religión de Brahma de  la India y Egipto, desde su ancestral antigüedad pasó más tarde a la doctrina cristiana. 

-La existencia del alma humana, que  fué considerada  inmortal porque  era  tenida como una partícula de la  Gran Alma del Universo. 

- El  progreso  del alma y la ascensión hacia su Origen a través de numerosas existencias alternativamente, terrestres y espirituales, que le proporcionan  un perfeccionamiento contínuo, aunque el Cristianismo renunció a esta idéa en el siglo 3º, en el famoso Concilio de Constantinopla.                                  

Desgraciadamente, tal y como se practican actualmente las religiones, estas quedan  generalmente reducidas nada más que a un conjunto de liturgias, ceremoniales y rituales, bastante estériles, vacíos de contenido espiritual y sin mucho sentido; esto es debido a que se abusó mucho de  estos simbolismos que  impresionaban la imaginación de los creyentes, pero que fueron ocultando y  haciendo olvidar  la idea básica y fundamental de lo espiritual que afecta al ser humano.. 

¡Cuántas personas que se encuadran dentro de tal o cual religión, en realidad dudan de todo o en el fondo no creen en nada ¡ , y es que el sentido de la religiosidad les mueve hacia la religión, pero en el fondo de su alma, la racionalidad choca contra los postulados religiosos que no responden a las inquietudes espirituales normales en el ser humano, que trata de aceptar lo inaceptable en contra de la razón y del buen sentido. 

    La veneración de ciertas imágenes y la práctica de ciertos rituales, con sus parafernalias mas o menos complejas con extraños vestuarios, , imágenes,  velas, gesticulaciones, cánticos, inciensos, e incluso danzas que forman parte de esas ceremonias y liturgias, ponen de manifiesto la necesidad primaria del Ser humano de  darle forma humana  o de hacer un soporte material  a lo Divino, y tener así un  espacio terrestre en donde encontrar a Dios. Pero a esos “santos” a los que se tributa tanta veneración, muchas veces les hacen sin saberlo, un flaco favor, porque  mediante la oración dirigida a ellos, se les piden favores que no están a su alcance satisfacer o  no están en condiciones de realizar, con lo cual no se les causa un motivo de alegría precisamente. Sirvan estas imágenes de santos como ejemplo a seguir o admirar por sus virtudes, pero sin embargo no es a ellos a quienes debemos aspirar a alcanzar en su santidad, ni a pedirles favores materiales, porque ellos no representan la suma perfección y no siempre pueden hacer tales favores que se les piden, sino que la aspiración espiritual del ser humano, debe ser la de aproximarnos hasta el mismo Dios, Origen de todo y Perfección  sin límite. Para ello,  los cristianos tenemos a Jesús de Nazaret, como el Ser más perfecto que encarnó en la Tierra, siendo el ejemplo y modelo que debemos conocer y tratar de imitar lo más fielmente posible.

- Jose Luis Martín-

“No hay que condenar a quienes aún se aferran a las ceremonias. Deja que procedan como gusten; solo que ellos a su vez, te dejen libre a ti, que conoces la verdad. No deben tratar de hacerte volver por la fuerza a lo que ya has dejado atrás.”

          -Krishnamurti-

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