sábado, 9 de julio de 2016

¿SALVACIÓN ?- ¡ NO, GRACIAS !


EL PROGRESO DEL ESPIRITU

La humanidad es un ser colectivo en quien se operan las mismas revoluciones morales que en cada ser individual, con la diferencia de que las unas se verifican de año en año y las otras de siglo en siglo. La vida de las diversas razas está señalada por periodos  que dan a cada época una fisonomía particular.

Al lado de los movimientos parciales, hay un movimiento general que da impulso a la humanidad entera; más el progreso de cada parte del conjunto es relativo a su grado de adelantamiento.

Todo los espíritus llegaran a la perfección, unos lo aran antes otros después, Dios es un padre amoroso que ama a todos sus hijos por lo tanto no pude desterrar eternamente a sus hijos.

Dios creo a toso los Espíritus simples e ignorantes, faltos de ciencia y dio a cada uno de ellos, una misión con el objetivo de ilustrarlos  y hacerlos llegar  progresivamente a la perfección por medio del conocimiento de la verdad y así aproximarle a El.

Los espíritus adquieren los conocimientos  sufriendo las pruebas que Dios le impone,  que unos aceptan con sumisión y otros las sufren con desagrado, permaneciendo por su culpa lejos de la perfección y de la felicidad prometida.

Los espíritus son al principio como niños, ignorantes e inexpertos, y poco a poco van adquiriendo los conocimientos que le faltan recorriendo  las diferentes etapas de la vida. De los espíritus depende apresurar su progreso hacia la perfección, es según su deseo que llegan antes  o después.

Los espíritus van mejorándose y al conseguirlo, pasan de un orden inferior a otro superior. Las desigualdades sociales es el más alto testimonio de la verdad de la reencarnación, a través de la cual cada Espíritu tiene su situación definida  de regeneración y rescate.

La pobreza y la miseria, la guerra y la ignorancia, así como otras calamidades colectivas, son enfermedades  del organismo social, que se deben a la situación de prueba en que se encuentra  la humanidad.

Una vez que cese la causa patógena por medio  de la iluminación espiritual de todos en Jesucristo el mal colectivo habrá sido eliminada de los ambientes humanos.

La igualdad absoluta en cualquier sector de la vida es un grave error de los sociólogos. Existe igualdad absoluta de derechos de los hombres ante Dios, que concede a todos sus hijos igual de oportunidades en  los inapreciables tesoros del tiempo. Esos derechos son los de la conquista de la sabiduría y del amor a lo largo de la vida, por medio de cumplimiento del deber sagrado del trabajo y del  esfuerzo individual.

La grandeza del plano sideral, es demasiado profunda para que se le pueda aplicar una definición basada en las mezquinas formulas de la tierra.

El Sol   es excesivamente simple y constituye un aspecto muy pobre de la Creación.

Capella, uno de los vecinos más cercanos, es un sol 5.800 veces mayor que nuestro astro del día, sin olvidar que la Tierra, es 1.300.000 veces menos que nuestro sol.

Somos humildes en el Universo, pero hay mundo que ofrecen perores perspectivas de existencia, pues la Tierra es un plano de aprendizaje alegre y hermoso. El único elemento que desentona en la Naturaleza es precisamente el hombre, avasallado por el egoísmo.

Existen planetas donde los seres que los pueblan se ven obligados a un esfuerzo continuo y penoso para obtener elementos esenciales de la vida. En otros, muchos seres se encuentran  en el exilio. Mientras en la Tierra, sin que el hombre deba realizar  ningún sacrificio por su parte, tenemos gratuitamente un cielo azul, fuentes colmadas, abundancia de oxigeno, árboles amigos, frutos y flores, luz y color, con santas posibilidades de trabajo, del que el hombre ha regenerado en todos los tiempos.

Entre el dolor físico y el dolor moral, el físico es un fenómeno, al paso que el moral constituye una esencia. De hay que el físico se pase, aunque acarree los transiciones  de la muerte de los órganos materiales, solo el dolor espiritual es lo bastante intenso y hondo  para promover el luminoso trabajo del perfeccionamiento y de la redención.

LA felicidad no puede darse en el mundo, conforme sueña el hombre. El ser humano está intoxicado y no sabe contemplar con deleite la grandeza de los panoramas naturales que los rodean en el planeta.

El globo terráqueo es donde el Ser construye las bases  de su ventura real, por medio del trabajo y el sacrificio rumbo a los más sublimes logros para el ámbito divino de su conciencia.

Si el espíritu lleva consigo la noción de la felicidad, es señal de que ella existe y está esperando a las almas en alguna parte.

La mayor ayuda que el espíritu puede obtener para su redención espiritual se halla en el dolor el es el elemento amigo e indispensable. Un espíritu se redime cuando esta encarnado en la tierra cuando consigue rescatar todas sus deudas, con la consiguiente adquisición de valores morales posibles de ser conquistados en las luchas del planeta, situación esta que eleva la personalidad espiritual a nuevos y más sublimes horizontes en la vida de lo infinito.

Trabajo realizado por Merchita. Extraído de diversos libros, El L. de los Espíritus, el Consolador y la Génesis.

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                            EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

El Libro Espirita El Evangelio Según el Espiritismo, fue dado a Kardec por los Espíritus como una aspecto fundamental e integral de la Doctrina y de la Nueva Revelación. 
Kardec acerca del Libro El Evangelio Según el Espiritismo 
“Reunimos en esta obra los tramos que pueden constituir, propiamente hablando, un código de moral Universal, sin distinción de cultos. En las citas, conservamos todo lo que era de utilidad al desarrollo del pensamiento, suprimiendo sólo las cosas extrañas al asunto”. 
“Esta obra es para el uso de todos; cada cuál puede de ella coger los medios de conformar su conducta a la moral de Cristo. Los espíritas en ella encontrarán, además de eso, las aplicaciones que les conciernen más especialmente. Gracias a las comunicaciones establecidas, de ahora en adelante, de manera permanente, entre los hombres y el mundo invisible, la ley evangélica, enseñada a todas las naciones por los propios Espíritus, no será más letra muerta, porque cada cuál la comprenderá, y será incesantemente solicitado a ponerla en práctica, por los consejos de sus guías espirituales. Las instrucciones de los Espíritus son verdaderamente las voces del cielo que vienen a esclarecer a los hombres e invitarlos a la práctica del Evangelio”.

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Trabajo presentado por Rey Formoso-

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                               DRAMA EN EL MÁS ALLÁ
                           Una madre y su hijo 

En el mes de marzo de 1865, M. C., negociante en una pequeña ciudad cerca de París, tenía en su casa a su hijo, de veintiún años de edad, gravemente enfermo. Este joven, sintiéndose a punto de expirar, llamó a su madre y tuvo todavía la fuerza de abrazarla. Ésta, derramando abundantes lágrimas, le dijo: “Ve, hijo mío, precédeme, no tardaré en seguirte.” Al mismo tiempo salió ocultando la cabeza entre sus manos. Las personas que se encontraban presentes a esta triste escena consideraron las palabras de la Sra. C… como una sencilla explosión de dolor que el tiempo y la razón debían aplacar. Sin embargo, habiendo sucumbido el enfermo, se la buscó por toda la casa, y se la encontró colgada en un granero. El entierro de la madre se hizo al mismo tiempo que el de su hijo. 

Evocación al hijo muchos días después del acontecimiento. Evocación de la madre. 

P. ¿Tenéis noticia de la muerte de vuestra madre, que se ha suicidado, sucumbiendo a la desesperación que le ha causado vuestra pérdida?. 

R. Sí, y sin la pena que me ha causado el cumplimiento de su fatal resolución, sería enteramente dichoso. ¡Pobre y excelente madre! No ha podido soportar la prueba de esta separación momentánea, y ha tomado, por estar reunida a su hijo que amaba tanto, el camino que de él debía alejarla, ¡ay de mí!, por mucho tiempo. ¡Ha retardado así indefinidamente esta reunión, que habría sido tan pronta si la sumisión a la voluntad del Señor hubiera llenado su alma y si se hubiese resignado humilde y arrepentida ante la prueba que debía sufrir y la expiación que iba a purificarla!. ¡Orad! ¡Oh! ¡Orad por ella!… y sobre todo, ¡no la imitéis, madres que os enternecéis con el triste relato de su muerte! No creáis que amaba más que otras a este hijo que era su alegría y su orgullo. No, no amaba más, pero le ha faltado el valor y la resignación. Madres que me escucháis, cuando veáis que la agonía cubre los ojos apagados de vuestros hijos, acordaos que, como Cristo, suben la cima del calvario desde donde deben elevarse a la gloria eterna. 

Benjamín C… 

Evocación de la madre: 

R. ¡Quiero ver a mi hijo! ¿Tenéis el poder de devolvérmelo?… ¡Crueles!… ¡Me lo han quitado para llevarle a la luz y me han dejado en las tinieblas!… ¡Lo quiero, lo quiero… me pertenece!… ¿Acaso no es nada el amor maternal?… ¡Qué! Haberle llevado nueve meses en mi seno, haber alimentado su carne con mi carne, su sangre con mi sangre. Haber guiado sus primeros pasos. Haberle enseñado a balbucear el nombre sagrado de Dios y el dulce nombre de madre. Haber hecho de él un hombre lleno de actividad, de inteligencia, de honradez, de rectitud, de amor filial y perderle cuando realizaba las esperanzas que de él había concebido, cuando un brillante porvenir se abría ante él. No, Dios no es justo, éste no es el Dios de las madres. No comprende su desesperación y su dolor…. ¡y cuando me doy la muerte para no dejar a mi hijo, me es arrebatado de nuevo!… ¡Hijo mío! ¡Hijo mío! ¿Dónde estás? 

P. ¡Pobre madre! Participamos de vuestro dolor, pero habéis tomado un triste medio para estar reunida con vuestro hijo. El suicidio es un crimen a los ojos de Dios, y debierais haber pensado que castiga toda infracción a sus leyes. La privación de la vista de vuestro hijo es vuestro castigo. 

R. No, yo creía que Dios era mejor que los hombres. No creía en su infierno, sino en la reunión eterna de las almas que se amaron como nos amamos. Me he engañado… ¡Dios no es justo y bueno, puesto que no ha comprendido la inmensidad de mi dolor y de mi amor!… ¡Oh! ¡Quién me volverá a mi hijo! ¿Lo he perdido para siempre? ¡Piedad!, ¡piedad, Dios mío! 

P. Veamos, calmad vuestra desesperación. Pensad que si hay modo de volver a ver a vuestro hijo, no es blasfemando de Dios como lo hacéis. En lugar de hacéroslo favorable, os atraéis mayor severidad. 

R. Ellos me han dicho que no lo volvería a ver. He comprendido que lo han llevado al paraíso. ¿Y yo estoy en el infierno?…, ¿el infierno de las madres?… Existe, sí, demasiado lo veo. 

P. Vuestro hijo no está perdido para siempre, creedme, lo volveréis a ver, ciertamente, pero es preciso merecerlo con vuestra sumisión a la voluntad de Dios. Mientras que rebelándoos podéis retardar este momento indefinidamente. Escuchadme, Dios es infinitamente bueno, pero es infinitamente justo. No castiga jamás sin causa, y si os ha impuesto grandes dolores en la Tierra, es porque los habéis merecido. La muerte de vuestro hijo era una prueba para vuestra resignación. Desgraciadamente, habéis sucumbido a ella en vuestra vida, y he ahí que después de vuestra muerte sucumbís de nuevo. ¿Cómo queréis que Dios recompense a sus hijos rebeldes? Pero Él no es inexorable, acoge siempre el arrepentimiento del culpable. Si aceptando sin murmurar y con humildad la prueba que os enviaba por esta separación momentánea hubieseis esperado con paciencia que tuviera a bien llevaros de la Tierra, a vuestra entrada en el mundo en que estáis hubieseis visto inmediatamente a vuestro hijo venir a recibiros y a tenderos los brazos. Habríais tenido la alegría de verle radiante después de este tiempo de ausencia. Lo que hicisteis, y lo que hacéis en este momento, pone entre él y vos una barrera. No creáis que esté perdido en las profundidades del espacio, no, está más cerca de vos de lo que creéis, pero un velo impenetrable le oculta a vuestra vista. Él os ve, os ama siempre, y gime por la triste situación en que os ha hundido vuestra falta de confianza en Dios. Pide fervorosamente el momento afortunado en que le será permitido mostrarse a vos. Sólo de vos depende apresurar o retardar este momento. Rogad a Dios y decid conmigo: “Dios mío, perdonadme el haber dudado de vuestra justicia y de vuestra bondad. Si me habéis castigado, reconozco que lo he merecido. Dignaos aceptar mi arrepentimiento y mi sumisión a vuestra santa voluntad.” 

R. ¡Qué luz de esperanza acabáis de hacer brillar en mi alma! Es un resplandor en la noche que me cerca. Gracias, voy a orar. Adiós. 

C… 

La muerte, aun por el suicidio, no ha producido en este espíritu la ilusión de creerse también vivo. Tiene perfecta conciencia de su estado, aunque en otros el castigo consiste en esta misma ilusión, en los lazos que les unen a su cuerpo. Esta mujer ha querido dejar la Tierra para seguir a su hijo en el mundo en que había entrado. Era preciso que supiera que estaba en ese mundo, para ser castigada, no encontrándole en él. Su castigo es precisamente el saber que no vive corporalmente, y en el conocimiento que tiene de su situación. Así es que cada falta es castigada por las circunstancias que la acompañan, y no hay castigos uniformes y constantes por las faltas del mismo género. 

Extraído del libro “El cielo y el infierno” 
Allan Kardec
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          ¿SALVACIÓN ?- ¡ NO, GRACIAS !

    El hombre primitivo, íntimamente ligado a la naturaleza  que lo rodeaba, expresaba de forma espontanea  y verdadera su espiritualidad.  A través de su instinto sentía la existencia  de lo transcendental, sentimiento ese  que pulsaba, de  forma nítida, en la esencia energética de aquellos seres simples e ignorantes, vacíos de conocimiento, sin embargo pleno de autenticidad. A la medida  que la civilización humana  comenzó a lograr nuevos grados en la escala evolutiva, dejando cada vez más de ser instintiva, paso  a reprimir  para los sótanos del inconsciente  las percepciones innatas  y verdaderas. Dejando para tras  la infancia histórica, pasando la humanidad  a una fase  de impugnación sistemática tal cual el adolescente  que recusa  a priori los conceptos establecidos.  En la  procura de respuestas  para las innumerables indagaciones que acometen  la mente humana, pasa a dudar  de  hasta de sus instintos. La creencia  en lo extra físico, antes conectada en la propia naturalidad de los sentimientos innatos, pasa a ser substituida por la duda y, sobretodo, a exigir participación de lo racional.

      Con todo, el hombre moderno,  aunque está ligado a la ciencia o a la filosofía, procura cruzar la frontera de lo racional  para integrarse a los valores percibidos por su propio psiquismo, de forma subjetiva. El paradigma mecanicista  de Newton  viene cediendo  lugar a la concepción de un universo energético abierto a otras dimensiones.  No más la actitud infantil del hombre primitivo que apenas, por vía inconsciente, aceptaba la existencia espiritual,  ni tampoco la postura adolescente de rechazo de prejuicios de cualquier referencia a la espiritualidad. Estamos en el arborecer  no solo de un nuevo siglo, más si de un nuevo milenio. Las perspectivas futuras apuntan para una ciencia y una religión no más estancadas, dogmáticas, pre conceptuosas y omnipotentes. El universo pasa a ser observado y sentido, nada más que como una materia tridimensional. La multidimensionalidad de la materia, ya admitida  por la física moderna, abre las puertas para la percepción de la existencia del mundo espiritual.

      La humanidad ya no se satisface con los preceptos rígidos de las religiones dominantes. El hombre es  un ser que indaga y quiere saber, al final, quien es, de donde viene y para donde va.  La disociación existente entre la ciencia y religión, verdadero abismo creado por los hombres, llevó a los individuos a tener una visión fragmentaria de la vida. los consejos religiosos, tan útiles en épocas remotas, hoy se tornan  desfasados en relación a la evolución contemporánea. Las orientaciones de los ministros religiosos fueron substituidas por los médicos, psicólogos, pedagogos etc.… Lo que frecuentemente observamos es la deficiencia de respuestas a las ansiedades íntimas del individuo o de la propia sociedad. ¿Qué es lo que les falta?  ¿Por qué profesionales  extremamente capacitados, serios y estudiosos se sienten limitados para comprender el sufrimiento humano?. ¿Por qué personas justas  algunas veces sufren tanto, y concomitantemente, otras, egoístas, que se complacen en el sufrimiento del prójimo, prosperan tanto? ¡Hay quien vive semanas, meses o pocos años, mientras otros viven casi un siglo! ¿Por qué? ¿Por qué  para unos la felicidad constante  y para otros la miseria y el sufrimiento inevitable? ¿Por qué algunos serian premiados por el acaso  con las más terribles malformaciones congénitas? Por qué ciertas tendencias innatas son tan contrastantes con el medio donde surgen? ¿De dónde  vienen?

      No hay como responder a esas cuestiones, conciliando la creencia en una Ley Universal justa y sabia, si consideramos apenas una vida para cada criatura. El ateísmo  y el materialismo son consecuencias inevitables   del rechazo a las creencias tradicionales, surgiendo, naturalmente, por el rechazo inteligente a una fe ciega en un Ser que preside los hechos de la vida sin cualquier criterio de sabiduría, y justicia. La visión del mundo espiritista, alentada en el conocimiento de las vidas sucesivas, donde residen las causas más profundas  de nuestros problemas actuales, nos trae respuestas coherentes. El concepto de reencarnación propicia una amplia  lente a través de la cual podremos divisar la problemática de las vidas. Las aparentes desigualdades, vivenciados momentáneamente por las criaturas,  tienen justificativa en los grados diferentes de evolución en la que se encuentran en el momento. Más allá de eso, se   sabe, por las leyes de la reencarnación, que  cabe a todas las criaturas  un único destino: la felicidad. La evolución inexorable es hecha por las experiencias constantes  y el aprendizaje  debido.  Los actos de la criatura ocasionan una secuencia de causas y efectos que determinan las necesidades de la reencarnación, en  sí,  en tal medio  o situación; nunca existe punición; existe, si, consecuencia lógica. Hay cosecha obligatoria, proveniente de la libre siembra, y siempre nuevas oportunidad de sembrar.

      Cada ser lleva para la vida espiritual la sementera del pasado, que trae  inconscientemente consigo al renacer. Si una existencia no es suficiente para corregir determinadas distorsiones, diversas serán necesarias para resolver una determinada tendencia al largo camino en la vida.  nuestros actos del día a día por su vea, son también nuevos elementos  que se juntan a nuestro patrimonio energético, pues los archivos que creamos son siempre  en nivel e campos de energía, influenciando intensamente, atenuando o agravando las desarmonías energéticas establecidas por las vivencias anteriores.

      La tela de nuestro destino, por tanto, no es exclusivamente determinada por nuestro pasado. el libre albedrío que poseemos teje también los hilos de esa tela a cada momento, en un dinamismo siempre renovado. La diversidad infinita de aptitudes, al nivel de las  facultades y de los caracteres, tiene fácil comprensión. No todos los espíritus, que reencarnan tienen la misma edad; millares de años o siglos  pueden haber en la diferencia de edad entre dos hombres. Más allá de eso, algunos cabalgan velozmente en los grados de la escala evolutiva del progreso, mientras otros suben lentamente y prejuiciosamente.

      A todos será dada la oportunidad del progreso por los retornos sucesivos.  Necesitamos pasar  por las más diversas experiencias, aprendiendo a obedecer para saber mandar, sentir las dificultades en la pobreza para saber usar la riqueza. Repetir  muchas veces para absorber nuevos valores  y conocimientos. Desenvolver la paciencia, la disciplina y el desapego a los valores materiales. Son necesarias existencias de estudio, de sacrificio, para crecer en ética y conocimiento. Volvemos al mismo medio, frecuentemente  al mismo núcleo familiar, para reparar nuestros errores con el ejercicio del amor. Dios, por tanto, no pune ni premia;  es la propia ley de harmonía  que preside  el orden de las cosas. Actuar de acuerdo  con la naturaleza, en el sentido de la harmonía, es preparar nuestra elevación, nuestra felicidad.

      No usamos el término “salvación”, pues históricamente está vinculado a la salvación eclesiástica, una solución que viene de fuera. En realidad aceptamos la evolución, la sabiduría y la felicidad  para todas las criaturas. “Ninguna de las ovejas se perderá”, dijo Jesús. Haciéndonos conocer los efectos de la ley de la responsabilidad, demostrando que nuestros actos recaen sobre nosotros mismos,   estaremos permitiendo el desenvolvimiento del orden, de la justicia y de la solidaridad social tan ansiada por todos.

Ricardo Di Bernardi 
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   MENSAJE DE CHICO XAVIER 

     
Durante la Clausura del 3 Congreso Espírita Brasileño 

Mensaje de Chico Xavier, en texto completo, que fue psicografiado en el Tercer Congreso Espírita brasileño el domingo 18/04 por medio de Wagner Gomes da Paixão: 


EN LA LUZ DEL AMOR 

Mis queridos hermanos y hermanas de nuestro ideal con Jesús. Supliquemos juntos al Señor, los dones del entendimiento y la paz, la fe y el amor fraternal. 

Frente a la infinita misericordia de nuestro Padre, que se manifiesta entre nosotros en luces de bondad sin igual, tenemos que considerar en gratitud y reconocimiento la amistad sincera que nos debemos unos a otros, el esfuerzo por el mensaje de Amor del Evangelio y el trabajo que nos ennoblece los días, la vida interior, siempre alabando a Dios. 

Vemos las manifestaciones de corazones generosos que en nosotros, pequeños candidatos a la luz cristiana, observan lo que compete y corresponde a Nuestro Señor Jesús, nuestro profundo agradecimiento por la bondad y ternura, un estímulo real para nuestro corazón aún imperfecto, lo cual nos impulsa a la continuación de la gran lucha por la renovación de nosotros mismos a la luz del Evangelio. 

No utilizamos aquí, en estas notas de reconocimiento y gratitud, el efecto convencional del pensamiento humano divorciado del amor de Dios, no. Destacamos la verdad, que se estampa en la vida, que hemos pasado entre lágrimas y sacrificios, la fe y el servicio a descubrir en el goce sublime. 

Todos nuestros desacuerdos en la Tierra siguen siendo manchas de nuestras tendencias inferiores, con las sombras transitorias entre las claridades imborrables del amor divino. En la jornada Espírita cristiana los desafíos siempre son consecuencia de nuestras imperfecciones. Les digo esto con la sinceridad de las experiencias de los años de bendito aprendizaje y labor entre el mundo físico y el espiritual. 

Chico, a quien todos ustedes identifican con la bondad inalterable de sus almas tan queridas, no es sino la proyección de los potenciales que surgen, bellos e inmortales, de sus sentimientos ya convertidos a nuestro Señor Jesucristo. 

Nuestro encargo en el Espiritismo alcanza niveles muy altos de responsabilidad, porque frente a todas las fisuras de la sociedad humana, la revelación sublime que llegó con Allan Kardec, nos conduce al olvido de todos nuestros impedimentos y las adulteraciones de los excelsos propósitos evangélicos, luego revividos por las enseñanzas de los espíritus. 

La manifestación más importante del amor es la fe, la cual nos corrige los defectos, nos abriga en las tragedias y penurias de todo tipo, nos dirige hacia el Señor, a la cima de la colina y se eleva cada vez más por el mecanismo de la evolución y el progreso. La dicha de los que realmente entienden la doctrina de los espíritus está en servir, ya que sirviendo sin exigencias, sin elitismo, sin la sombra dolorosa de la vanidad y el orgullo, ejercitamos el don del amor. No hay otra manera, mis hermanos, para ver y sentir a Dios dentro de uno mismo. 
El “cisco” que les habla en éste instante, todavía lo es. Durante mucho tiempo, necesitará de las oraciones amorosas y amigas de todos vosotros. 

Una encarnación, iluminados por la doctrina y buscando la propia educación en las disciplinas liberadoras, es un paso importante, pero no la santidad, como muchos piensan. El respeto a todos es el principio básico de la elevación. No reconocemos autoridad en quien no ama, excluido de los propósitos divinos. (...) La verdadera comprensión de lo que el Espiritismo nos revela, nos hace mejores y nos permite apoyar a los buenos espíritus en esta escalera que va hacia el infinito de la creación, mostrándonos a Dios. 

Amémonos unos a otros, hermanos míos, sin competencias, sin vanidades, sin orgullo, sin menospreciar lo que Jesús nos enseñó en su misión redentora acerca de nuestros viejos y peligrosos hábitos humanos. 
Acerca de nuestro Brasil, le corresponde la bendición de la responsabilidad más delicada: la vivencia del Evangelio puro y simple, en que la fe y la caridad den sus manos ilustres a todos nuestros hermanos que sufren y niegan la presencia de Dios. 

Damos gracias, con el corazón y el alma comprometidos en servir y amar, porque la más alta distinción de un hijo de Dios Todopoderoso está en hacer Su Augusta Voluntad en todas las situaciones del camino. Suplico a nuestro Ángel Maternal, nuestra Madre Santísima para que los bendiga a todos en Su nombre, el Señor y Maestro, nuestro Gobernador Planetario. Que nuestros benefactores de siempre, al servicio de Ismael en Brasil, y en favor de todo el mundo, nos inspire hoy y todos los días que vendrán en la compasión y la amistad, la confianza y el desinterés. 

Gracias mis queridos amigos. El homenaje de los corazones va hacia Jesús, como todos los nacimientos de agua que luego abastecen los océanos. Sirvamos sin desaliento, sin exigencias, porque el amor es nuestro premio supremo, hablando de Dios a nuestro ser. 

Del servidor más pequeño y amigo de todos, 

Chico Xavier

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