PERCEPCIONES, SENSACIONES Y SUFRIMIENTOS DE LOS ESPÍRITUS TRAS LA EXPERIENCIA DE LA MUERTE.
237 – De regreso al mundo de los Espíritus, ¿conserva aún el alma las percepciones que tenía durante su vida física?
– Sí, y otras que no poseía; porque su cuerpo era como un velo que las oscurecía. La inteligencia es un atributo del Espíritu, pero se manifiesta más libremente cuando no tiene trabas.
238 – ¿Las percepciones y los conocimientos de los Espíritus son indefinidos; en una palabra, saben ellos todas las cosas?
– Mientras más se aproximan a la perfección, más saben; si son superiores, saben mucho. Los Espíritus inferiores están más o menos ignorantes de todas las cosas.
239 – ¿Conocen los Espíritus el principio de las cosas?
– Lo conocen según su elevación y su pureza. Con respecto a esto los Espíritus inferiores, no saben más que los hombres.
240 – ¿Comprenden los Espíritus la duración del tiempo como nosotros?
– No, y por esto no lo comprendéis siempre, cuando se trata de fijar fechas o épocas.
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como lo comprendemos; el tiempo para ellos se anula, por decirlo así, y los siglos, tan largos para nosotros, no son a sus ojos más que instantes que se desvanecen en la eternidad, como las desigualdades
del suelo para los que se elevan en el espacio.
241 – ¿Los Espíritus tienen del presente una idea más precisa y exacta que nosotros?
– De la misma manera que el que ve claramente tiene más exacta idea de las cosas que el ciego. Los Espíritus ven lo que vosotros no veis y juzgan por lo tanto, de diferente modo; pero, volvemos a repetirlo, siempre según su elevación.
242 – ¿Cómo adquieren los Espíritus el conocimiento del pasado? ¿Este conocimiento es limitado en ellos?
– Cuando nos ocupamos de él, el pasado se nos convierte en presente; de manera tan precisa como te recuerdas de algo que te impresionó durante tu exilio terrestre. Entretanto, como no tenemos ya el velo material que oscurece la inteligencia, recordamos cosas
que se han borrado de la memoria; pero los Espíritus no lo conocen todo, comenzando por su misma creación.
243 – ¿Conocen los Espíritus el futuro?
– También depende esto de su perfección. Con frecuencia sólo lo entrevén; pero no siempre les es permitido revelarlo. Cuando lo ven les parece presente. El Espíritu ve más
claramente el futuro cuanto más se aproxima a Dios. Después de la muerte el alma ve y abarca de una ojeada sus emigraciones pasadas,pero no puede ver lo que Dios le reserva; para lo cual es necesario que esté integrado en él, después de muchas existencias.
– Los Espíritus que han alcanzado la perfección absoluta,¿tienen completo conocimiento del porvenir?
– Completo no es la palabra; porque Dios es el señor soberano y nadie lo puede igualar.
244 – ¿Ven los Espíritus a Dios?
– Sólo los Espíritus superiores lo ven y lo comprenden; los inferiores lo sienten y lo adivinan.
– Cuándo un Espíritu inferior dice que Dios le prohibe o le permite alguna cosa, ¿cómo sabe que la orden procede de Dios?
– No ve a Dios; pero siente su soberanía y cuando una cosa no debe ser hecha o una palabra no debe ser dicha, lo presiente como una intuición, como una advertencia invisible que le prohíbe hacerla.
¿No tenéis vosotros mismos presentimientos, que son como una advertencia secreta, de hacer o no, tal o cual cosa? Ocurre lo mismo con nosotros, pero en mayor grado; porque comprenderás que, siendo más sutil que la vuestra la esencia de los Espíritus, pueden percibir mejor las advertencias divinas.
– ¿La orden le es transmitida directamente por Dios o por intermedio de otros Espíritus?
– No la recibe directamente de Dios; pues, para comunicarse con él es preciso ser digno de ello. Dios les transmite sus órdenes por Espíritus más elevados en perfección y en instrucción.
245 – ¿Está circunscripta la vista de los Espíritus como la de los seres corporales?
– No; reside en ellos.
246 – ¿Los Espíritus tienen necesidad de la luz para ver?
– Ven por sí mismos y no tienen necesidad de la luz exterior;para ellos no existen las tinieblas, a no ser aquellas en las que puedan encontrarse por expiación.
247 – ¿Tienen necesidad los Espíritus de trasladarse de un lugar a otro, para ver lo que pasa en dos puntos distintos? ¿Pueden, por ejemplo, abarcar lo que ocurre en los dos hemisferios del globo?
– Como el Espíritu se traslada con la rapidez del pensamiento,puede decirse que ve a la vez lo que sucede en todas partes. Su pensamiento puede irradiar y fijarse al mismo tiempo en muchos puntos diferentes; pero esta facultad depende de su pureza: de modo que, mientras menos puro es, más limitada tiene la vista y sólo los Espíritus superiores pueden abarcar el conjunto.
La facultad de ver es en los Espíritus una propiedad inherente a su
naturaleza y reside en todo su ser, como reside la luz en todas las partes de un
cuerpo luminoso. Es una especie de lucidez universal que a todo se extiende,
que abarca a una sola vez, el espacio, el tiempo y las cosas, ante la cual desaparecen
las tinieblas y los obstáculos materiales. Se comprende que debe ser así; pues en
el hombre la visión se realiza a través del funcionamiento de un órgano
impresionado por la luz y sin luz permanece en la obscuridad. Pero siendo la
facultad de ver en el Espíritu un atributo propio, abstracción hecha de todo agente
exterior, la visión en ellos es independiente de la luz.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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MÉDIUMS ESPECIALES
Aptitudes especiales de los médiums. –
Cuadro sinóptico de las diferentes variedades de médiums.
Presenta la mediumnidad una variedad infinita de grados que constituyen lo que se llama médiums especiales, y que tienen aptitudes particulares todavía no definidas, hecha
abstracción de las cualidades y conocimientos del Espíritu que se manifiesta.
La naturaleza de las comunicaciones siempre es relativa a la naturaleza del Espíritu y lleva el sello de su elevación o de su inferioridad, de su saber o de su ignorancia; pero con mérito igual, al punto de vista jerárquico, hay incontestablemente en él una propensión a ocuparse de una cosa antes que de otra; los Espíritus golpeadores, por ejemplo, no salen casi de las manifestaciones físicas; y entre los que dan manifestaciones inteligentes hay
Espíritus poetas, músicos, dibujantes, moralistas, sabios, médicos,etcétera. Hablamos de los Espíritus de un orden mediano porque llegados a cierto grado, las aptitudes se confunden en la unidad de la perfección. Pero al lado de la aptitud del Espíritu hay la del médium, que es para él un instrumento más o menos cómodo, más o menos flexible, y en el cual descubre cualidades particulares que nosotros no podemos apreciar.
187. Se pueden dividir los médiums en dos grandes categorías.
Los MÉDIUMS DE EFECTOS FÍSICOS: los que tienen el poder de provocar efectos materiales o manifestaciones ostensibles (Núm. 160).
Los MÉDIUMS DE EFECTOS INTELECTUALES: los que son más especialmente a propósito para recibir y para transmitir las comunicaciones inteligentes.
Todas las otras variedades participan más o menos directamente de una o de otra de estas dos categorías, algunas tienden a las dos. Si se analizan los diferentes fenómenos producidos, bajo la influencia mediúmnica, se verá que en todos hay un efecto físico, y que a los efectos físicos se junta lo más a menudo un efecto inteligente.
188. Variedades comunes a todas las clases de mediumnidad:
- Médiums sensitivos: personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus por una impresión general o local, vaga o material. La mayor parte distingue los Espíritus buenos o malos en la naturaleza de la impresión.
- Los médiums delicados y muy sensitivos deben abstenerse de comunicaciones con los Espíritus violentos, cuya impresión es penosa a causa de la fatiga que de ello resulta”.
- Médiums naturales o inconscientes: los que producen los fenómenos espontáneamente, sin ninguna participación de la voluntad, y lo más a menudo sin saberlo.
Médiums facultativos o voluntarios: los que tienen el poder de provocar los fenómenos por un acto de su voluntad.
“Cualquiera que sea esta voluntad nada pueden si los Espíritus se niegan; lo que prueba la intervención de un poder extraño”.
189. Variedades especiales para los efectos físicos.
- Médiums golpeadores: aquellos bajo cuya influencia se producen los ruidos y los golpes. Variedad muy común con o sin la voluntad.
- Médiums motores: los que producen el movimiento de los cuerpos inertes. Muy comunes.
- Médiums de traslaciones y de suspensiones: los que producen la traslación aérea y la suspensión de los cuerpos inertes en el espacio sin punto de apoyo. Los hay que pueden elevarse por sí mismos. Más o menos raros, según el desarrollo del fenómeno; muy raros en el último caso.
- Médiums de efectos musicales: provocan el que se toque ciertos instrumentos sin contacto. Muy raros.
- Médiums de apariciones: los que pueden provocar apariciones fluídicas o tangibles, visibles para los asistentes. Muy excepcionales.
- Médiums de aportes: los que pueden servir de auxiliares a los Espíritus para aportar objetos materiales. Variedad de los médiums motores y de traslaciones. Excepcionales.
- Médiums nocturnos: los que no obtienen ciertos efectos físicos sino en la oscuridad.
- Médiums pneumatógrafos: los que obtienen la escritura directa. Fenómeno muy raro, y sobre todo muy fácil de imitar por la truhanería.
Observación. – Los Espíritus han insistido contra nuestra opinión,para colocar la escritura directa entre los fenómenos de orden físico, por la razón, dicen, de que: “Los efectos inteligentes son aquellos por los cuales el Espíritu se sirve de los materiales cerebrales del médium, no estando en este caso la escritura directa; la acción del médium es en esto del todo material, mientras que en el médium escribiente, aun completamente mecánico, el cerebro hace siempre un papel activo.
- Médiums curanderos: los que tienen el poder de curar o de aliviar por la imposición de las manos o de la oración.
Esta facultad no es esencialmente mediúmnica, pertenece a todos los verdaderos creyentes, ya sean médiums o no; a menudo sólo es una exaltación de la potencia magnética fortificada en caso de necesidad por el concurso de los buenos Espíritus.
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.
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CONVIVIR, ES RESPETAR, TOLERAR, COMPRENDER
Siguiendo con las pautas que han de marcar nuestra actuación dentro de un grupo con inquietudes espirituales, examinamos ahora el significado de la tolerancia, el respeto y la comprensión.
Sin guardar como principios necesarios estos valores, es muy difícil que en el seno de un conjunto se puedan llevar a cabo las tareas, las iniciativas y las actividades que formen parte de los objetivos que se hayan establecido. Máxime, cuando uno de esos objetivos primordiales, ha de ser el de la convivencia, sin la cual, como ya mencionamos al enfocar esta sección, va a ser prácticamente imposible el que podamos relacionarnos debidamente y conseguir los compromisos asumidos “como miembros de un grupo” al encarnar en la tierra.
Tolerar es respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.Comprender es encontrar justificados o naturales los actos o sentimientos de otro. Y respetar es tener miramiento, guardar atención a los demás.
No son sólo palabras, son auténticos baluartes de la educación, de las buenas formas y de la conducta moral que siempre hemos de intentar que nos acompañen en cada actuación, en todo momento, a la hora de relacionarnos con nuestros semejantes. Para algunos pueden ser solo palabras, cuando no están dispuestos a ceder, a aceptar que otros pueden tener también buenas ideas, a asumir que nos podemos equivocar, y que las cosas son de todos y para todos, que nadie debe erigirse en líder absoluto de nada, ya que de ahí al fanatismo, a la intransigencia, a la soberbia, hay un solo paso.
Al contrario, lo más bonito del mundo es compartir, vivir una sana y limpia convivencia, sin imposiciones, sin mandatos, sin rodeos, sin doblez. Dejar opinar a todos y cada uno de los miembros del grupo, dejar que del análisis y de la experiencia de todos salga la luz y la mejor opción, demostrando con esa manera de proceder que todos son válidos, que no siempre nuestra idea u opinión es la mejor, y que lo importante es que sea cual sea la decisión que se tome, sea esta una decisión consensuada y aceptada por la mayoría.
Para llegar a esta practica de convivencia, y a compartir las cosas que atañen a todos, es preciso tener un dominio de nosotros mismos, y la humildad suficiente para aceptar ideas de los demás, aunque estas no coincidan con las nuestras,tolerar es respetar las ideas….
También es necesario que la caridad esté germinando ya en nuestro corazón, para poder llegar a comprender las expectativas de los demás y dejar que todos se sientan necesarios, útiles y componentes del grupo como el primero, sino es así, poco nos importarán las opiniones del conjunto, porque consideraremos las nuestras mejores. El egoísta y el orgulloso siempre quieren salirse con la suya y pretende convencernos de que su preparación es mayor y se ha de hacer lo que el dice porque es lo mejor. Esto es el polo opuesto a la humildad, y por consiguiente una gran traba para poder realizarnos dentro de un grupo, y que éste logre desarrollarse libre y sin los entorpecimientos propios de los defectos humanos, tan típicos, y que solo sirven para destruir e interrumpir los procesos evolutivos con eficacia.
Respetar es tener miramiento … Qué sucede cuando en un grupo van todos a una: que hay respeto y se tiene en cuenta la opinión de todos, y se le presta a cada uno la atención que merece, con la educación y el trato ajustado a la moral cristiana. Sucede que todo fluye mucho mejor, no hay enfrentamientos porque no hay rivalidad. No hay peleas, porque se discuten los problemas y las decisiones a través de un diálogo constructivo, con la mira puesta en el conjunto, sin que nadie pretenda llevar la razón. No hay malos entendidos porque se razonan los puntos de vista expuestos, anteponiendo la comprensión y el respeto hacia las personas por encima de otras cuestiones. No hay enfados, porque hay cariño.
¿Qué nos sucede cuando se nos trata con esa estima y consideración? Que nos venimos arriba, nos sentimos queridos, respetados, crece nuestra autoestima, nos embarga un estado de felicidad y de armonía, que por ley natural nos sentimos obligados a retribuirlo de la misma manera, esto es lo importante: el amor y el cariño nos dan la fuerza y el estímulo suficientes para sentirnos en la obligación de devolverlo con creces a ese mismo grupo y a toda la sociedad.
Cuando nos tratan mal, sucede lo contrario, nos embarga un sentimiento de menosprecio, de agravio, de ganas de arrojar la toalla, y en ocasiones se genera en nuestro interior un sentimiento de rencor o de malquerer, que nos conduce al estancamiento espiritual y a convertirnos en una rémora para el grupo, en un obstáculo en lugar de ser una ayuda.
Es en definitiva todo un ejercicio de convivencia pacífica, democrática, en armonía, y sobre todo procurando todos un control sobre sí mismos, evitando que los personalismos, la vanidad o el amor propio nos conduzcan a acciones, pensamientos y sentimientos que generen desarmonía, el mal ambiente y lo que es peor, la disensión en los grupos por cuestiones mínimas y sin transcendencia.
Comprender es encontrar una justificación… Esto es lo que nos hace falta en muchas ocasiones, “ponernos en el lugar de los demás” para poder entender porqué una persona obra de una forma determinada, y tiene sus opiniones al respecto de algo. Es entonces cuando partiendo de dicha comprensión, podemos hacer uso del sentido común, de la sensibilidad, e intentar llegar a un acuerdo mutuo, por la vía del amor y del entendimiento. Sin dicho amor, en la mayoría de las ocasiones es muy difícil converger y llevar a buen fin los criterios.
Sin embargo, cuando prima el amor, la comprensión, el respeto, la cordura y todos estas cualidades afines, es muy fácil y sencillo llegar a un acuerdo, porque entonces además se recibe una ayuda del plano espiritual que lima y allana las asperezas, haciendo que las personas se contagien de los buenos sentimientos, no dando lugar a las diferencias que parten principalmente del la falta de cariño y de amor entre compañeros.
Por el contrario la falta de estos valores tan fundamentales sólo genera rivalidad, rechazo, desapego, desilusión, desgana, apatía. Se llega a un estado de desarmonía que se discute por todo, y se deja la puerta abierta para que las entidades negativas del plano espiritual pongan el resto, implanten la bandera de guerra, los unos contra los otros, creando parcelas, sectarismo, rumores, desunión en una palabra. Y mientras tanto el trabajo sin hacer, la imagen por los suelos, y las mentes de todos generando desarmonías y desánimos que conducen sólo a la desaparición paulatina del grupo.
No dejemos que ocurra esto, trabajemos por nuestra reforma interior, no queda otra. Nos lo debemos a nosotros mismos, y al Maestro. Pensemos que en algo estamos fallando cuando las cosas no andan bien y se producen tan lamentables hechos y situaciones que van dando lugar a la confusión. No es culpa de la doctrina, es responsabilidad nuestra de todos y cada uno. Dejemos de ser un espectáculo para la parte invisible que juega con nosotros, y propiciemos la vibración positiva para que los protectores y los espíritus que desean ayudarnos puedan hacerlo.
La fuerza de un grupo debemos entender de una vez por todas que se basa en la fortaleza y en el buen ánimo que presida las relaciones de sus componentes. No se basa en lo mucho que sepamos de espiritismo, sino en la solidez que hayan adquirido como grupo, componente a componente, porque entre ellos se destila amor fraterno, solidaridad, entendimiento mutuo y auténtico compañerismo. Todos estos factores que sólo se pueden conseguir llevando a la práctica los conocimientos que nos enseña la doctrina, llevados a cabo individualmente, con el trabajo interno y responsable de cada uno, son los que hacen que el grupo perdure en el tiempo, y que no se dejen a un lado los verdaderos objetivos asumidos.
A su vez estos factores son los que hacen que se llegue a los demás, porque se transmite autenticidad, se transmite una vivencia que no la pueden transmitir los libros, ni las reuniones, se transmiten en el tú a tú, al dejar el corazón y tener empatía con los demás. Esa y no otra es la fuerza de un grupo, la que se trasmite por los poros de la piel al haber adquirido ya unos valores y haberlos sabido compenetrar en el conjunto.
Todo esto y mucho más se puede adquirir gracias al respeto, la tolerancia y la comprensión.
Fermín Hernández Hernández-2014 Amor paz y caridad
GRUPO VILLENA
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¿Qué debe pensarse de los usos que tienen por efecto contener la reproducción con la mira de satisfacer la sensualidad?
– Eso prueba el predominio del cuerpo sobre el alma y lo materializado que está el hombre.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC
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EN EL DOMINIO DE LAS PRUEBAS
Imaginemos un padre que, con pretexto de amor, decidiese hurtar un hijo querido de toda relación con las fatalidades del mundo.
Semejante fruto de tal devoción afectiva sería mantenido en un sistema de excepción.
Para evitar accidentes climáticos inevitables, descansaría exclusivamente en la estufa, durante la fase de cuna y, puesto al frente de peligros y vicisitudes, mal terminada la infancia,
Se encerraría en una ciudadela inexpugnable, donde solamente prevaleciese la ternura paterna, para entusiasmarlo de mimos.
No frecuentaría ninguna escuela, a fin de no tolerar profesores rigurosos o sufrir la influencia de colegas que no le manifestasen el mismo nivel; alfabetizado, así en el reducto doméstico, apreciaría únicamente los asuntos y héroes de ficción que el genitor le escogiese.
Se le aislara de todo contacto humano para no afrontar problemas y desconociera todo el ambiente noticiario para no recoger informaciones que desfigurasen la suavidad interior.
Candidez inviolable e ignorancia completa.
Santa inocencia e inaptitud absoluta.
Llega, sin embargo, el día en que el progenitor, naturalmente vinculando a otros intereses, se ausenta compulsivo del hogar y, alcanzado por la necesidad, el mozo es obligado a entrar en la corriente de la vida común.
Hecho ya hombre, sufre el conflicto de la readaptación, que le rasga la carne y el alma, para que se le recupere el tiempo perdido y el hijo acaba viendo la demencia y crueldad donde el padre suponía cultivar preservación y cariño.
La imagen ilustra claramente la necesidad de la encarnación del espíritu en los innumerables mundos de inmensidad cósmica, de manera que se perfeccionen las cualidades y se le instituya la responsabilidad en la conciencia.
Dificultades y luchas se asemejan a materiales didácticos en la escuela, el andamio en la construcción; parcelada la cultura o levantando el edificio, desaparecen unos y otros.
Bendigamos, pues, las disciplinas y las pruebas con que la Infinita Sabiduría nos purifica las fuerzas, tornándonos rígido el carácter.
Ingenuidad es predicado encantador en la personalidad, pero si el trabajo no la transforma en tesoro de experiencia, laboriosamente adquirido, no pasará de flor preciosa a confundirse en el polvo de la tierra, al primer golpe de viento.
Espiritu: EMMANUEL
Médium: Francisco Cândido Xavier
Del libro: "Libro de la Esperanza" - Edición CEC
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ANTE LOS SUFRIMIENTOS Y DOLORES
DE LA VIDA
Sabemos los espiritistas que la tierra es lugar de expiación y de dolor como sabemos también que el dolor purifica, depura y eleva, y sabemos más y es que el dolor es uno de los medios que nos hace progresar más rápidamente. ¿Cómo, pues, debemos tomar los dolores y sufrimientos físicos en la vida? Con calma, con resignación y hasta con alegría, recordando siempre que el dolor es el camino más rápido para elevarnos a regiones más altas, y el más seguro para apartarnos de las veleidades humanas.
Hemos visto espiritistas que han sufrido, no sólo con resignación, sino con alegría, porque si bien en los momentos del paroxismo del dolor los he visto quietos y serios y a veces algo fatigados, cosa muy natural, pero, pasado el paroxismo, los he visto relativamente tranquilos y alegres, y cuando sus enfermedades se lo han permitido, han sido expansivos y muy dispuestos a ensalzar la justicia de Dios. De éstos he visto pocos; pero los que han desencarnado y hemos podido saber de ellos, siempre han demostrado un estado muy feliz en el mundo espiritual, estando muy satisfechos de la calma y serenidad con que supieron sufrir lo dolores de la existencia material.
He visto otros espiritistas que, si bien aparentaban resignación en los dolores de la existencia material, los he visto muy tristes y afligidos, les he visto llorar y lamentarse de sus sufrimientos; estos espiritistas, entiendo, que no andan muy bien y están poco seguros de no caer, porque la tristeza engendra mal humor, y esto puede dar lugar a murmurar del destino, y, si se llega a la murmuración, se está en el primer paso de la rebeldía. Cuando un espiritista está en este estado revela atraso moral y un desconocimiento de lo que es la ley divina. ¿Qué diríamos de un comerciante que se le presentan muchos negocios para realizar, en los cuales logre grandes ganancias y se enfada y murmura porque le vienen tales negocios? Diríamos que el tal comerciante no sirve, porque cuando viene la ocasión de recoger un capital no la aprovecha. Así son los espiritistas que, cuando les vienen dolores en la vida, se entristecen o se atribulan y a veces se rebelan.
El espiritista debe tomar la existencia material como un curso de pruebas de todas clases, físicas y morales, que sirven para realizar un verdadero progreso; el espiritista nunca debe tomar la existencia material como la vida verdadera, sino como un período de estudio y de prueba para prepararse para la que lo es, porque esta está en la erraticidad; por cada día que pasamos unidos a la carne hemos de pasar miles de años en la vida del espacio, pues, ¿qué significan estos pequeños períodos que llamamos vida material para la que nos aguarda que es la del espíritu? Si la ley nos obliga a sufrir, porque nada ocurre en la creación sin justicia, debemos los espiritistas aferrarnos a la calma y serenidad más grandes, porque sabemos que es un gran bien para nosotros y que hemos llegado a la hora propicia para probar si el Espiritismo está arraigado en nuestro interior, o si es superficial la creencia que tenemos. Si es superficial, no podemos llamarnos espiritistas, pero si está arraigada en lo más hondo de nuestra alma, sabremos tomar las pruebas y dolores de la existencia como debemos y honraremos la doctrina que profesamos.
No debe dudar ningún espiritista que en el reino de Dios no se entra por sorpresa, ni se llega a la felicidad sino después de haberse depurado; así es que las comodidades, las alegrías mundanas y los goces de la tierra no son buenos caminos para alcanzar la felicidad en el espacio como tampoco debe dudar ningún espiritista que, cuanto más cerca se halla de su felicidad espiritual, más probado es por todos conceptos en la tierra. No hay más que recordar la vida de los mártires, de los justos, de los humildes y de los buenos y compararla con la manera de vivir de los grandes, según el mundo, de los opulentos, de los potentados, y se verá que, mientras los primeros tienen la vista fija en la vida del porvenir, los segundos no ven más que las delicias del mundo. De lo que digo, da una excelente prueba el Señor y Maestro en sus Mandamientos y en sus actos.
Bienaventurados los que sufren, que de ellos es el reino de Dios. Bienaventurados los afligidos, que ellos serán consolados. Bienaventurados los perfectos, que ellos verán a Dios.
Estas son las palabras del Señor. Confiemos todos en El; sigamos su ejemplo; sea todo espiritista que sufra grandes dolores, fuerte, lleno de calma, de amor al Padre, de resignación y de sumisión a la justicia divina, y si en algunas épocas la tentación arrecia, que se defienda con la oración, con el amor a los que sufrieron antes que él, y que no olvide que, tras el dolor sufrido con calina y alegría, viene la dicha, la felicidad y la vida eterna.
Bienaventurados los que sufren, que de ellos es el reino de Dios. Bienaventurados los afligidos, que ellos serán consolados. Bienaventurados los perfectos, que ellos verán a Dios.
Estas son las palabras del Señor. Confiemos todos en El; sigamos su ejemplo; sea todo espiritista que sufra grandes dolores, fuerte, lleno de calma, de amor al Padre, de resignación y de sumisión a la justicia divina, y si en algunas épocas la tentación arrecia, que se defienda con la oración, con el amor a los que sufrieron antes que él, y que no olvide que, tras el dolor sufrido con calina y alegría, viene la dicha, la felicidad y la vida eterna.
Miguel Vives
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