miércoles, 12 de noviembre de 2014

¡ No al personalismo espírita !


MEDIDAS PROFILACTICAS DE LA  OBSESIÓN


La parasitosis en el hombre se da cuando el huésped espiritual, movido por la morbidez del odio o del amor insano, o por otros sentimientos, envuelve la esfera mental  del futuro compañero  _ a quien se encuentra vinculado  por compromisos infelices de otras vidas, lo que le confiere receptividad por parte de este, mediante la conciencia de culpa. El arrepentimiento generador de desequilibrios, la afinidad en los gustos y aspiraciones, por ser endeudado – enviándole persistentes mensajes, en continuos intentos telepáticos, que abren el campo a incursiones  más osadas y vigorosas. Se podría decir que este es un periodo en el que se aloja la entidad parasita, en el  hombre descuidado y que pasa a alimentarle la germinación  en sus recursos excedentes.

“La idea esporádica, pero persistente, se va fijando en el receptor que, inicialmente no se da cuenta, especialmente si posee predisposición para la morbidez;  si le falta la madurez psíquica; cuando se complace en cultivar pensamientos  pesimistas, derrotistas y viciosos, pasando a la aceptación y ampliación del pensamiento negativo que le llega. En esa fase ya está instalado el clima  de la obsesión que, no encontrando resistencia,  se expande, porque el invasor se va imponiendo a la victima que le recibe con cierta satisfacción, conviviendo en la onda mental que ha dominado. En el transcurso del tiempo, el obseso  se aliena de los  demás objetivos de la vida, permaneciendo en la  fijación interior del pensamiento que le constriñe, cediéndole el área  de la razón, del discernimiento y dejándose  desvitalizar.

Cuando se infiltran  las fuerzas del huésped en la savia psíquica  del anfitrión, el desencarnado, igualmente  cae en la trampa que preparó, porque pasó a vivir las sensaciones y las emociones, experimentando los conflictos de su subyugador, estableciéndose una interdependencia entre las dos entidades. En esa etapa la conexión raramente queda en el campo psíquico, porque el invasor se adueña de las fuerzas físicas del paciente, a través del periespiritu, humanizándose otra vez, esto es, volviendo a vivir las coyunturas de la realidad carnal. El hospedador desfallece, mientras que el huésped se  abastece, facultando la instalación de enfermedades en el cuerpo somático o el empeoramiento de ellas, en el caso de que ya se encuentre enfermo.

La simbiosis se transforma, también en una  obsesión física, porque al desencarnado se adhiere  a la cámara orgánica, explotándole  la vitalidad y acoplándose a los fulcros peri espirituales de la criatura encarnada en odioso y destruidor connubio.

La separación, simple y pura, del agente obsesivo, normalmente produce la desencarnación del paciente que sufre su falta y, además porque desfalcado de energías mantenedoras de la vida fisiológica, se le rompen  los lazos que atan al espíritu a la materia provocando la muerte de esta. Por su parte, el reo obsesor cae, cargado del tono vital que fue usurpado, en un proceso parecido a una nueva desencarnación que le bloquea temporalmente  o lo lleva a una hibernación transitoria. “Todo aquel que defrauda la Ley, sufre las consecuencias del acto arbitrario, que, por su parte,  se convierte en automático  agente punitivo, llevando al infractor al reajuste”.

Los procesos obsesivos se instalan porque los Espíritus inmaduros  no se esfuerzan por adquirir  una capacidad de donación, saliendo del si para ofrecer, para darse, generando relaciones efectivas,  duraderas, simpaticas que producen bonos de valor moral y de paz. El hombre nacio para amar. El Espíritu es creado para amar. En las etapas iniciales, infantiles,  por el egocentrismo de que se hace objeto, aun cuando  se dispone  al amor, casi siempre lo envilece con las pasiones subalternas. El amor, sin embargo,.  Que yace innato en todas las criaturas, puede ser educado, desarrollado, ampliando su capacidad de donación, con el fin de que se pueda expresar con toda su pujanza y grandeza. Para que así suceda, se hace imprescindible  que el individuo se desarrolle en plenitud, no solamente a través  del área del sentimiento, sino también  de la inteligencia y de la razón, madurando la personalidad. Cuando el amor alcanza  este nivel, el despierta amor genera  reciprocidad, inspira reacciones semejantes, e  igualmente sucede, cuando la persona cultiva el odio la desconfianza,  la falta de seguridad, produce en los que se le acercan sentimientos y efectos análogos. Con una  capacidad interior de amar de esta manera, no hay como acoger las inducciones perniciosas de los perseguidores desencarnados, que son rechazados por el optimismo, por la reflexión y la seguridad emocional.

El individuo se vuelve presa fácil de sus antiguos cómplices, cayendo en variados procesos de alineaciones obsesivas porque, además de descuidar  la observancia espiritual de la existencia, mediante actitudes edificantes;  un comportamiento equilibrado y vida mental enriquecida por la oración, por la reflexión, no se esfuerza por liberarse de los disgustos y los problemas tediosos, mediante la  aplicación de los recursos físicos y especialmente  de los mentales, todo por su conformismo perezoso o por una dependencia emotiva, infantil, que siempre transfiere responsabilidades  para los otros y placeres para si. La voluntad disciplinada y el hábito de la concentración  superior arman al hombre para, y contra mil  vicisitudes que enfrenta en su escalada evolutiva.

“La concentración positiva libera la mente de los clichés viciosos, propios o recibidos de otras mentes como del medio donde vive, ya que todos somos sensibles al ambiente  en el cual nos movemos. La pereza mental  es un polo de captación de las inducciones obsesivas por el principio de aceptación irracional de todo cuanto le alcanza. Cabe al hombre  que piensa  dar plasticidad al razonamiento,  ampliando el campo de las ideas y renovándolas  con el perfeccionamiento de la posibilidad de absorber los  elementos edificantes que enriquecen su sabiduría y su paz intima. Con el tiempo, la capacidad de discernir le dota con la aptitud de elección de los  valores que le impulsan para más altas aspiraciones, con plena liberación  de los vicios de toda naturaleza inocente como un niño y equilibrado en las aspiraciones como un sabio que ya se decidió por la conquista, en armonía, de aquello que es para él lo mejor.

“Esa  actitud la podemos llamar de psicoterapia preventiva o tratamiento para las obsesiones.

Sea cual sea el problema que descompense el equilibrio de la criatura, de orden ético, psíquico  o físico en razón del pasado espiritual de la misma y en concordancia  con la actual situación moral del planeta,  normalmente encontramos,  por leyes de afinidades  y sintonía mental emocional, interferencias de Entidades enfermas, perturbadoras y vengativas con sede más allá de las fronteras físicas.

Trabajo extraído del Libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco

Realizado por Merchita


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 "El verdadero problema está en los corazones y las  mentes de los hombres. Es más fácil hacer mutar el plutonio, que el  espíritu malvado del hombre."

-Albert Einstein -


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                    Comunicado mediúmnico

                 ¡NO, AL PERSONALISMO ESPÍRITA!


Ocupando la tribuna con elocuencia o escribiendo páginas brillantes,olvidándote del ejemplo que debes dar en testimonio de la Fe en la que pretendes hacerte apóstol.
Recurre, con frecuencia, a la oración, valiéndote de los instantes de recogimiento con que ella te favorece, para una mayor toma de conciencia en cuanto a la necesidad de renovarte íntimamente, sin que nadie tome la iniciativa de hacer un sumario de tus errores.
Ejerce la facultad mediúmnica de la que eres portador, como quien se desdobla en el sentido de valorizar la oportunidad que la Vida le concede de reajustarse ante la Ley, y no como quien se encuentra,en la Tierra, investido de elevada misión que el Mundo Superior le confirió.
Sirve sin reclamar y no esperes otra recompensa diferente del privilegio de continuar sirviendo, en la condición del último entre los últimos siervos del Señor, que, Él, nos invita a ceñirnos con una  toalla 
y lavar los pies de los compañeros que, a nuestro lado, perseveran en la larga jornada.

Hermano José

(Página recibida por el médium Carlos A. Baccelli, en reunión del Lar Espírita “Pedro y Pablo”, en la mañana del día 08/08/2004, En Uberaba, Minas Gerais, Brasil)
TOMADO DEL ANUARIO ESPÍRITA 2005

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FE Y DESTINO

La descreencia nos lleva a dejar a un lado los valores primordiales que debemos procurar dentro de la familia a procurar los desordenes  que nos corroen, porque al no tener fe en el futuro, solo buscamos los goces efímeros de la vida. En cambio con la Doctrina Espirita que nos enseña la inmortalidad del alma nos reanima la fe en el porvenir, se presenta como un campo en el cual seguiremos viviendo y al cual llevaremos nuestros enseres, sean buenos o malos, y al saber que los buenos nos darán goces y que los malos solo podrán ofrecernos dolores y angustias nos anima a sufrir resignadamente y a procurar los valores morales que son los que nos elevaran por encima de las miseria humanas.
Basta que miremos a los pájaros de nuestro país durante los meses de invierno, cuando el cielo está sombrío, cuando la tierra está cubierta con un blanco manto de nieve, agarrados unos a los otros, en el borde de un tejado, ellos se acarician mutuamente, en silencio. La necesidad los une. Con todo, en los bellos días, con el sol resplandeciente y la provisión abundante, ellos pián cuanto pueden, se persiguen, se baten, se machucan. Así es el hombre. Dócil y afectuoso para con sus semejantes en los días de tristeza, con la posesión de los bienes materiales  muchas veces se torna olvidadizo e insensible.
Una condición modesta hace más bien al espíritu deseoso de progresar, de adquirir las virtudes necesarias para su progreso moral. Lejos del torbellino de los placeres  fugaces, el juzgará mejor la vida, dará  a la materia lo que es necesario para la conservación de sus órganos, sin embargo  evitará caer en hábitos perniciosos, se torna presa de innumerables necesidades ficticias  que son el flagelo de la humanidad. El será sobrio y laborioso, contentándose con poco, apegándose a los placeres de la inteligencia y a las alegrías del corazón.
Fortificado así contra los asaltos de la materia, el sabio, bajo la pura luz de la Razón, verá resplandecer su destino. Esclarecido en cuanto al objetivo de la vida  y al porque de las cosas, quedará firme y resignado ante el dolor, que aprovechará para su depuración y su progreso.
Enfrentará la prueba con coraje, sabiendo que ella es saludable, que ella es el choque que rasga nuestras almas  y que solo por este rasgón se derrama todo cuanto de hiel  y amargura hay en nosotros.
Y si los hombres se ríen de él, si él es víctima de la intriga y de la injusticia, el aprenderá a soportar pacientemente sus males, alzando su mirada para vosotros; ¡oh! Nuestros hermanos más viejos, para Sócrates bebiendo la cicuta, para >Jesús crucificado y para Joanna en la hoguera. Habrá consolación en el pensamiento que los mayores, los más virtuosos y los más dignos sufrieron y murieron por la humanidad.
Después de una existencia bien completada, llegará la hora solemne  y es con calma, sin disgusto que verá la muerte, la muerte que los hombres rodean con un siniestro aparato, la muerte, espantajo de los poderosos y de los sensuales y que, para el pensador austero, es la liberación, la hora de la transformación, la puerta que se abre para el imperio luminoso de los espíritus.
Ese pórtico de las regiones extraterrestres será penetrado con serenidad  si la conciencia, separada de la sombra de la materia, se yergue como un juez, representante de Dios, preguntando:  “¿Qué hiciste de la vida?” y el responde: “Luche,  sufrí, ame! Enseñé el Bien, la Verdad y la Justicia; di a mis hermanos  el ejemplo de lo correcto y de la dulzura; alivié  los dolores de los que sufren y consolé a los que lloran. Ahora, que el Eterno me juzgue, pues estoy en sus manos!”
Hombre, mi hermano, ten fe en tu destino, porque el es grande. Confía en las amplias perspectivas porque el pone en tu pensamiento la energía necesaria para enfrentar los vientos  y las tempestades del mundo. Camina, valiente luchador, sube la cuesta que conduce a esas cimas que se llaman Virtud, Deber y Sacrificio. No pares en el camino para coger las florecillas del campo, para brincar con los guijarros dorados. Para el frente, siempre hacia adelante.
Mira en los esplendidos cielos esos astros brillantes, esos soles incontables que cargan en su evolución prodigiosa, brillantes cortejos de planetas. Cuantos siglos acumulados fueron precisos para formarlos y cuantos siglos serán precisos  para disolverlos.
Pues bien, llegará un día en que todos esos soles serán extinguidos, o esos mundos gigantescos desaparecerán para dar lugar  a nuevos globos y a otras familias de astros emergiendo de las profundidades. Nada de lo que ves hoy existirá. El viento de los espacios habrá barrido para siempre el polvo de esos mundos, sin embargo tú vivirás siempre, prosiguiendo tu marcha  eterna en el seno de una creación renovada incesantemente. ¿Que será entonces, para tu alma depurada  y engrandecida, las sombras y lo cuidados del presente? Accidentes fugaces de nuestro caminar que solo dejaran, en el fondo de nuestra memoria, recuerdos tristes y dulces.
Ante los horizontes infinitos de la inmortalidad, los males del pasado y las pruebas sufridas serán  cual nube pasajera en medio de un cielo sereno.
Considera, por tanto, en su justo valor, las cosas de la Tierra. No las desdeñes porque, sin duda, ellas son necesarias  para tu progreso, y tu misión es contribuir para su perfeccionamiento, mejorándote a ti mismo, más que tu alma no se agarre  exclusivamente  a ellas y que busques, ante todo, las enseñanzas en ellas contenidas.
Gracias a ellas comprenderás que el objetivo de la vida no es el gozo, ni la felicidad, sin embargo si es el desenvolvimiento por medio del trabajo, del estudio y del cumplimiento del deber, de esa alma, de esa personalidad que encontrarás en el más allá  del túmulo, tal como la hayas hecho, tú mismo, en el curso de esa existencia terrestre.

Mercedes Cruz Reyes
Extraído de libros espiritas

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LA VERDAD Y LA MENTIRA


Muchas personas acostumbran a mentir a disfrazar la vida, y viven sujetas a esa dinámica que las hace ser detestadas ya que en ellas no se puede  confiar, desconfías de todo lo que  dicen y cuando manifiestan algo que es verdad no las crees.

La mentira debe ser rechazada bajo cualquier forma en que ella se presente, frente  a los prejuicios morales que provoca, conduciendo a la maledicencia, a la calumnia y a todo un sequito de terribles distonía y éticas en el comportamiento social.

El mentiroso es alguien enfermo, sin duda, no obstante provoca desprecio, en razón de la forma de proceder  tornando su palabra  desacreditada aun cuando se expresa correctamente, lo que no siempre acontece.  De tal forma  se le hace natural alterar el contenido o la presentación de los hechos, que los revela de forma irreal, esperando manipular a las personas  a través de ese innoble ardid.

Las raíces de la mentira están en el hogar  mal formado, inestable, donde la inseguridad es sustituida por la compra de los valores   que la fantasía  disfraza.  Además de ese factor, los conflictos de la personalidad inducen  al comportamiento de la fantasía, en fuga neurótica de la realidad que se constituye  en el paciente, un verdadero fardo que no le agrada afrontar. Las cosas y los acontecimientos para el debe deben ser  coloridos y siempre buenos. De este modo, cuando no ocurre, lo que es normal,  se le presenta aterrador, pareciendo amenazar su paz  y llevándolo al mecanismo de la  falsificación del suceso.

Se les torna tan habitual  el  fenómeno de la distorsión de los hechos, que creó la imagen de la llamada mentira piadosa, la de carácter suave, que no perjudica,  por lo menos intencionalmente y evita situaciones que se podrían convertir en desagradables  en el caso  que fuese dicha la verdad.

La cara de la verdad  es transparente y nunca debe ser ocultada.

Casi siempre en el hombre, hay una reacción psicológica contra la verdad. Siempre desea escuchar, empero, como se afirma popularmente dorando la píldora, esto es, escamoteándola.

No se debe usar la  como un látigo, es una forma  neurótica de actuar, de imponer la verdad hiriendo y de esa manera, sintiéndose triunfante en un mecanismo perturbador de falsa superioridad moral. Todo aquel que así procede es portador de un grave complejo, de inferioridad inconsciente, que se exhibe como autoridad y fiscal de la fragilidad humana.

La verdad debe ser suministrada  con naturalidad, suavemente, sin alarde, sin imposición, pero también sin ser falseada, sin perder la fuerza de su contenido.

El mentiroso se disculpa,  incidiendo en el error y acusando a las demás personas que parecen no entenderlo, huyendo a la responsabilidad  de sus informaciones alteradas.

Una disciplina  y rígida vigilancia en el arte de hablar, procurando repetir lo que oyó como escucho, lo que vio conforme ocurrió, evitando traducir lo que piensa en torno del asunto que no corresponde  a la legitimidad del hecho, son de vital importancia para el encuentro de la realidad.
La terapia de la buena lectura, de los hábitos saludables en el campo moral, sin sentimentalismo ni autocompasión produce un resultado relevante y reajusta al individuo en la armonía entre lo que piensa, ve, oye y habla.

Por tanto, no hay necesidad de mentir y cuando eso ocurre, se presenta un disturbio del comportamiento que precisa ser corregido.

La conducta  saludable, según la filosofía budista establece para bien proceder: pensar correctamente,. Hablar correctamente,  actuar correctamente….

En el pensamiento, tiene lugar el planeamiento de todo, hay que hablar con corrección, pensar con corrección, para poder actuar correctamente. Por eso, la vida familiar, debe ser  un lugar de  seguridad emocional, de realización total y no el reducto donde se van a descargar el mal  humor y las tensiones de lo cotidiano.

La verdad nos hace libres, procuremos ser expositores de esa virtud, para que siempre la espontaneidad nos  permita ser naturales y claros, sin temor a poder equivocarnos y sorprendamos s nuestros amigos con una conducta equivocada, perdiendo la confianza de aquellos que conviven a nuestro lado.


Extraído por Merchita del libro  “Vida Desafíos  y Soluciones” de Divaldo Pereira Franco

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