Las religiones nos hablan de un “juicio final” en
“el último día”, o de un “fin del mundo”. Veamos este
trascendente asunto:
Un día, yo me pregunté: ¿Cómo encaja
con el concepto evolutivo del espíritu, el dogma religioso del
Juicio Final y el “Fin del Mundo” ?
El “juicio final” que experimenta el Ser
desencarnado después de haber abandonado este mundo, está regido
por una ley o norma por la que se clasifican y sitúan las Almas en
el mundo espiritual.
Este concepto nos lo han legado las religiones, como
tantos otros, desfigurado, por lo que suena a algo amenazador y
terrible que nos espera al final del camino : el llamado “fin
del mundo”, nos lo enseñaron con la idea
de una terrible catástrofe y una total destrucción que un día
sufrirá la Tierra y los seres que la habiten; como un terrible
final de todo lo que existe y después una suerte definitiva, buena o
mala, para todos los que una vez vivimos aquí.
Sin
embargo para cada persona, el fin del mundo supone en realidad el
final de la existencia física cuando deja su cuerpo carnal , pero el
Ser inmortal continúa viviendo en el Plano Espiritual; así es en
realidad el llamado “fin del mundo”, al que se debiera llamar mas
bien, “final de una etapa humana en este mundo”. Se le ha
llamado también “Juicio del último día” o “Juicio final”,
pero este no es otra cosa que el que cada cual experimenta
inmediatamente después de su muerte como Ser humano.
No
parece coherente el interpretar la idea del Fin del Mundo como el
punto y final de la Obra de la Creación de Dios. No cabe considerar
que Dios, Creador Perfecto e Infinito, vaya a poner punto final a
su obra perfecta e infinita como Él, y después se vaya a quedar
eternamente inactivo ( además de que eso sería dejar sin terminar su
“obra maestra”, en cuanto a la creación del Ser humano, todavía
tan imperfecto y tan alejado de la perfección divina a la que está
llamado). No nos podemos imaginar al Ser Creador Infinito, que es
Energía Dinámica y Vibración Pura y constante, parado
eternamente , habiendo dejado su Obra a medio camino; si así
fuese, cabría preguntarse : ¿ y luego qué haría Dios?.....
Además, ¿cómo iba a dejar infinitamente estancadas en su camino
evolutivo a toda esa multitud de almas imperfectas, que no han
evolucionado suficientemente todavía?. Esa idea del “punto y
final” divino, limita la creación de Dios y por tanto limita a
Dios, que es el Ser Supremo, Eterno e Ilimitado. Ese final, tal como
se ha pregonado, sería para todas las almas de la Creación, una
eterna condena al estancamiento forzoso y al ostracismo, sin más
culpa que la de haber existido.
Pero sin embargo, ciertamente hay un Juicio final
individual, cada vez que alguien muere, lo experimenta particular
e individualmente; en realidad es un autojuicio de su propia
conciencia, con el que cada espíritu valora la vida finalizada como
Ser humano. Esto le sirve al Ser espiritual para comprender y
sentir los errores que cometió, y también los aciertos , así
como las cosas que se dejó pendientes por hacer en este mundo y que
tendrá que corregir o completar mas adelante.
La
secuencia de cómo se produce a nivel individual, es la siguiente :
Primero se encuentran que “ al final del túnel” por el que se
sintieron deslizar durante el trance de la muerte,se les presenta un
Ser de Luz que suele ser su Guía espiritual, y que les recibe
amablemente ayudándoles en este acto en el que no se sienten
solos. Entonces comienzan a percibir imágenes retrospectivas de
todos los detalles de su vida, hasta los mas insignificantes ,
siempre que signifiquen algo o tengan alguna transcendencia. En una
asombrosa experiencia, el Ser desencarnado se hace consciente de las
inmensas perspectivas y secuencias de las edades humanas
transcurridas. Comprende la relación de sus vidas pasadas con la que
que acaba de finalizar ; así, por el pasado se explica el presente
y este deja entrever el futuro.
Todo esto sucede en lo que sería apenas un
fugaz instante para nosotros, pero no para el Ser que protagoniza
esta experiencia, pues ya no tiene el sentido del tiempo ; esta
experiencia la siente intensamente y ve los detalles de su vida
como si los contemplase en una gran pantalla panorámica de cine ,
en donde analiza la película de su vida como protagonista ,
reviviendo intensamente las escenas y sintiendo el resultado de sus
actos y omisiones, valorando lo realizado en su compromiso para con
esa vida. En este juicio comprende y reconoce su responsabilidad ante
la Divina ley de Causa y Efecto, de la que más adelante
hablaremos. De este modo fija su suerte en el mundo espiritual y el
destino que le aguarda en vidas futuras como Ser humano, aunque la
situación en que queda en el mundo espiritual, siempre es limitada
en cuanto a la duración y le supone mientras tanto un estado mas o
menos feliz o desgraciado en muy diversos grados, según el grado de
vibración espiritual que mantenga el Ser .
Este juicio individual sobre los frutos de nuestra
vida finalizada, es necesario para el espíritu, porque con la
revisión del camino evolutivo que acaba de recorrer puede
prepararse para fijar futuras metas y conquistas de evolución, siendo una experiencia necesaria, porque dispone de la conciencia
de cada uno, como punto de partida desde donde poder después
rectificar para poder seguir evolucionando en otras existencias
humanas futuras. No se trata de un Juicio severo al que debemos
temer, porque debemos tener claro que Dios es un Padre que no castiga eternamente por nuestros
errores por graves que estos sean, sino que perdona siempre y no permite
que se pierda ni uno solo de sus hijos.
Solamente debemos temer las consecuencias, que antes o después deberemos afrontar por haber
infringido las Leyes Divinas mediante nuestros actos negativos. No
obstante es de comprender que después de este autojuicio, el Ser
siempre encuentra en su conciencia su premio o su castigo, que lo es
en sentido corrector, no en sentido de venganza justiciera al estilo
humano..
Tras el Juicio, el Espíritu impuro, entorpecido
por los fluidos materiales, queda confinado en las zonas vibratorias
inferiores, mientras que los virtuosos y elevados, con un cuerpo
espiritual mas depurado y sutil, quedan agrupados en planos
elevados sobre nuestra atmósfera psíquica.
Desde el punto de vista de la profunda realidad
en la que estamos todos inmersos, que es la Evolución, el “Fin del
Mundo” a nivel colectivo y global, solo se puede
entender como una necesaria transformación de esta gran casa común
que es nuestro planeta Tierra, cuando finalice la actual etapa
evolutiva planetaria en la que nos encontramos ahora , dando paso
después a una nueva etapa de un nivel superior al actual, en lo
intelectual, lo mental y lo ético; o sea que, en realidad supone el
final de este mundo nuestro en cuanto a transformación moral, social
y también física, y a su vez el nacimiento de un nuevo mundo en
cuanto se refiere a la nueva sociedad humana que deberá habitar un
mundo de regeneración.
Es de creer que cuando la Tierra modifique su
psicoesfera actual,que es la resultante de todas las construcciones
mentales de los seres humanos que la habitamos, la ignorancia y la
angustia existencial desaparecerán. El ser humano alcanzará el
conocimiento de unas Leyes Divinas o Cósmicas que nos rigen, y
comprenderá la importancia de alcanzar y crecer en valores éticos.
Las actuales neurosis y las llamadas “angustias existenciales” de
tanta gente, cederán paso a edificaciones mentales de progreso y
felicidad. El ser humano terminará por comprender y admitir su
naturaleza espiritual y esto le llevará a sentir cada vez mas la
necesidad de sacudirse sus viejas creencias y modificar las bajas vibraciones del planeta, elevándose con las de los Planos Superiores.
Según han advertido en repetidas ocasiones desde
los Planos Espirituales Superiores, nuestro mundo sufrirá grandes
transformaciones a todos los niveles. Cuando este cambio se
produzca, de lo que ya hay indicios mas que sobrados para
interpretar que este cambio es actualmente un proceso en marcha, los
Seres que no sean aptos para acceder a un nivel ético y moral
superior al del ser humano actual que les capacite para formar parte
de una nueva Humanidad en un mundo más adelantado que el nuestro
actual, deberán continuar su particular proceso de maduración
evolutiva “repitiendo curso” como los malos estudiantes, en aulas
inferiores o mundos físicos diferentes, acordes a su nivel de
desarrollo en donde se han estancado, y en los cuales puedan
asimilar lo que les falta para poder conquistar el poder proseguir en
un mundo superior a
este, clasificado como “ de
Regeneración.” Así
se comprende el sentido que tienen las palabras evangélicas de “
la separación del grano de la paja”, o la “derecha y la
izquierda del Cristo”, etc.
Es de señalar que el número de Espíritus de gran
evolución que han reencarnado en los últimos años es mas elevado
que en el pasado. Esto es así, debido precisamente a estar
actualmente la Tierra a punto de entrar en una nueva etapa, pasando
de su grado evolutivo actual al siguiente superior en la escala
evolutiva de los mundos. En estas circunstancias en las que deberá
de seguir siendo habitada la Tierra por una nueva Humanidad más
moral y espiritualizada, y en donde , tal vez de forma trágica, se
vaya a separar finalmente “ el grano de la paja”, o los buenos de
los malos, la gente que deba poblar la Tierra como mundo de
Regeneración, tal vez necesite mas que nunca a estos Seres Guías en
su silenciosa y eficaz labor de ayuda para la Humanidad.
Lo esencial ahora, es que consideremos que el
llamado “Final de los Tiempos”, no es sino un cambio de
ciclo evolutivo, y que no supone en absoluto la aniquilación total
de la raza humana. Sí se trata ,sin embargo, de un proceso de
transformación gradual, conforme a la Ley Universal de Evolución,
que abarca una época de duración indeterminada, y que posiblemente
venga acompañado de grandes cambios en todo el planeta, de forma
progresiva o tal vez de modo brusco y traumático; eso depende de
cómo actuemos todos los Seres humanos, a nivel individual, social,
ético, medioambiental, etc.
- Jose Luis Martín -
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“La
utilización del concepto “final de los tiempos” por los seres
espirituales para ser intuido por la mente humana, ha tenido como
móvil el hacer despertar la conciencia del hombre y hacerle caer en
la cuenta de lo muy alejado que se encuentra del cumplimiento de las
Leyes Divinas”.
- Centro de Estudios de Ciencias Universales –
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INTOLERANCIA Y FANATISMO
Aun mismo en los espíritus gentiles prevalecen algunas presencias de imperfecciones que pueden ser modificadas por el proceso de transformación de los sentimientos anestesiantes y perversos en otros de esencia superior.
La intolerancia y el fanatismo, no pocas veces, surgen y se imponen arbitrariamente dando lugar a estados de sufrimiento que pueden ser evitados.
Ambos son herencias persistentes de los estados primarios, responsables por los procesos de la evolución.
La intolerancia medra como hierva dañina en el jardín de las actividades humanas, como una necesidad de imponerse con sus maneras de ser y comprender, derrapando, casi siempre en tormentoso fanatismo.
Hijo del egocentrismo no ultrapasado, el fanatismo es herencia hedienta que atormenta y se atormenta, en razón de desear que todos se sometan a su talante, a su dominación.
Naturalmente, es expresión de prepotencia animal que permanece generando dificultades en los relacionamientos e impedimentos en el esfuerzo de auto iluminación.
No apena en la conducta religiosa se encuentran esos dos sicarios que saben disfrazarse, permaneciendo como virus cruel cerrando la posibilidad de crecimiento.
El intolerante así como el fanático solamente ven lo que les place, aquello que consideran real y, portadores del narcisismo, mantienen la presunción personal de que, por el hecho de aceptar esa conducta, todas las demás personas están equivocadas cuando piensan de manera diferente.
Aunque las personas posean equilibrada formación moral y sean portadoras también de otros sentimientos nobles, cuando les son víctimas, esos morbosos compañeros emocionales pueden comprometer los valores de la gentileza y de la bondad, cuando están contrariados.
La intolerancia es una maldad del alma que torna irritadora a la persona que la sufre, impulsándola a la toma de actitudes duras e insensibles en cuanto a los resultados.
El fanático, por su vez abrazando el comportamiento que le parece real y superior, también se torna indiferente a los efectos que advengan para aquellos que se movimentan en el área diversa de la suya.
De ese modo, auto fascinados, quieren salvar a los demás, imponiendo sus ideas, y cuando no las aceptan, no se compadecen de los males que infligen, disfrazados en mecanismos salvadores.
La historia está llena de esos individuos que cometieron crímenes hediondos, unas veces en nombre de la fe religiosa, en otros momentos en nombre del comportamiento político, culturales, deportivos, artísticos de variada denominación.
Se acreditan honestos y fieles a los sentimientos que los animan y se esfuerzan para cambiar la estructura de la sociedad, tornándose enemigos del amor y de la compasión, generadores de sufrimientos y amarguras.
El intolerante desenvuelve una cultura capaz de generar males y destrucción a su alrededor, invariablemente vinculados a otros de la misma estirpe, y el fanático se entrega de tal forma a la manera de creer, que solamente es feliz cuando sucumben aquellos que piensan serles opositores, cuando, en realidad, los adversarios son ellos mismos.
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La comprensión y el respeto por el prójimo son los opositores de esos infelices comportamientos que se tornan comunes entre las criaturas humanas.
Nadie tiene derecho de enyesar las mentes y los sentimientos ajenos en sus formulas, exigiendo que se piense conforme les es impuesto.
El tiempo de la fe ciega va distante, y a partir del momento que el hombre y la mujer adquirirán la capacidad del libre albedrio, sirviéndose de los tesoros de su conciencia y de su conocimiento, tiene el derecho de comportarse conforme les parezca, desde que su decisión no ocasione embarazos a los demás.
Se vive hoy un periodo de descubrimientos y constataciones, igualmente de contestaciones de los viejos paradigmas que se encuentran ultrapasados, y la libertad de conciencia, como de conducta, es una conquista que honra la civilización.
Ya no hay como retroceder en esa area, y toda idea que se pretenda imponer sin la valiosa contribución dela lógica y de la razón tiende a perder vigor, después del engañoso periodo de la victoria, desapareciendo en los aborígenes del tiempo.
Nadie puede detener el curso del progreso y de la libertad.
Todos los títeres que lo intentaron fueron consumidos por el suceder de los días y casi todos aquellos que padecieron las injusticias penosas pudieron disfrutar después de ellos los beneficios de sus ideales, que permanecieron temporalmente aplastados…
La intolerancia es tormento de quien la cultiva, y el fanatismo que se le une es el hijo bastardo y peligroso que se mueve favoreciendo la ignorancia y el predominio de la fuerza.
Cuando se es portador de ideas de ennoblecimiento, se posee la visión clara de la realidad y sus propuestas son ofrecidas como forma de desenvolver el progreso, de liberar las conciencias del oscurantismo, ampliando los horizontes de la comprensión humana en torno de la vida, de lo bello, de la harmonía…
El idealista legítimo posee la comprensión de que el éxito de su emprendimiento es conseguido con gran esfuerzo, mediante las demostraciones de su legitimidad por el ejemplo de equilibrio de que se hace portador.
Cuando impone por cualquier razón, su forma de ser y de comprender, genera conflictos y, en ese caso, crea oposición inevitable.
Siempre habrá, sin duda, opositores en el mundo de las ideas nuevas, porque esos que así se comportan están satisfechos en el estado en que se estacionan, y ante los nuevos desafíos se les tornan naturales enemigos, lo que es comprensible. Más serán vencidos por la fuerza embriagadora de los hechos que se imponen, pasado el periodo de lucha y de zumbaría que siempre ocurre.
No hay, pues, razón, nunca, para mantener actitudes de intolerancia y de fanatismo, porque la vida es hecha de bendiciones, de equilibrio y de belleza.
Cualquier actividad que se presente de diversa manera están obligadas al olvido, a la desintegración.
La fuerza del bien y del amor, innata en las propuestas de desenvolvimiento intelecto moral de las criaturas humanas, constituye la dinamo generadora de nuevas energías para facultar su fijación en las mentes y en los corazones a ser informados, pasando a cultivarlas con abnegación y entusiasmo.
Ese poder que poseen el bien y el amor es imponderable, porque de naturaleza transcendental, manifestándose de forma suave y noble por todas partes.
Mientras la intolerancia y el fanatismo generan guerras, la gentileza y la libertad producen paz, facultando alegría.
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Si reflexionamos en torno a aquellos intolerantes y fanáticos que se opusieron a la implantación del reino de Dios en la Tierra, cuando la venida de Jesús, constataremos que fueron consumidos por el vértice del tiempo y su figura hostil desapareció de la Historia o permaneció como hedionda por los crímenes cometidos. No en tanto, la doctrina del amor y de la misericordia presentada por aquel que experimento oprobio, humillación, la muerte y el odio, cada día se expande más, tornándose en la actualidad la mejor psicoterapia y filosofía existencial para proporcionar la paz, la salud y el encantamiento por la vida.
NADIE TIENE EL DERECHO DE ENYESAR LAS MENTES Y LOS SENTIMIENTOS AJENOS EN SUS FORMULAS, EXIGIENDO QUE PIENSEN CONFORME LES ES IMPUESTO. MIENTRAS LA INT0LERANCIA Y EL FANATISMO GENERAN GUERRAS, LA GENTILEZA Y LA LIBERTAD PRODUCEN PAZ, FACULTANDO ALEGRIA.
DEL LIBRO DE DIVALDO PEREIRA FRANCO “Entrégate a Dios” por el espíritu Joanna de Angelis.
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¿LOS HOMBRES PRE-HISTÓRICOS TENÍAN EMOCIONES?
¿Los hombres prehistóricos tenían una conciencia íntima? “Pesquisidores de la Universidad de York descubrieron que el hombre Neanderthal nutria un gran sentimiento de compasión. La conclusión advino a través de las evidencias arqueológicas y de la observación sobre el modo como las emociones emergieron en nuestros antepasados hace seis millones de años, cuando el ascentral común de los hombres y de los chimpancés vivencia el despertar de los primeros sentimientos. Para los arqueólogos, cerca de 1,8 millones de años atrás, el Hombre erectus integró el sentimiento de compasión con el pensamiento racional a través de acciones como cuidar de los enfermos y dedicar atención especial a los muertos, demostrando luto y deseo de suavizar el sufrimiento ajeno.”(1)
Creemos que las sepulturas datadas de la era paleolítica comprueban ya haber en aquel periodo una creencia en la vida después de la muerte y en el poder o influencia de los as centrales sobre la vida cotidiana del clan familiar. Los integrantes del clan se obligaban a practicar ritos en homenaje a sus muertos por el temor a la represalias o por el deseo de obtener beneficios, o aun por considerarlos seres divinizados.
Cuestión instigante es como el primate se torno homínido. La respuesta es aun una incógnita. Nunca fue encontrado el “hilo perdido”, la especie biológica que represente esa transición. “Se puede decir que, bajo la influencia y por efecto de la actividad intelectual de los espíritus más adelantados [que los antropoides], el envoltorio se modifico, se embelleció en las particularidades, conservando la forma general del conjunto. Mejorados los cuerpos, por la procreación, se dio origen a una especie nueva, que poco a poco se aparto del tipo primitivo, a la proporción que el Espíritu progreso.”(2)
Allan Kardec explica que “desconocemos el origen y el modo de creación de los Espíritus; apenas sabemos que ellos son creados simples e ignorantes, esto es, sin ciencia y sin conocimiento, sin embargo perfectibles y con igual aptitud para todo adquirir y todo conocer.”(3) El Espíritu André Luiz argumenta que, “para alcanzar la edad de la razón, con el titulo de hombre, dotado de raciocinio y discernimiento, el ser automatizado en sus impulsos, en el camino para el reino angélico, dependió nada menos que un billón y medio de años.”(4)
Muchas de las transformaciones que se verifican en el “homo” fueron promovidas en sus estructuras periespirituales, entre una existencia y otra (o sea, en el plano espiritual). Los Espíritus constructores bajo la supervisión de Cristo, retocaban, en veces sucesivas, las formas periespiritico, y estas alteraciones crearían el campo magnético para las futuras mutaciones. Experiencias múltiples, en el patrimonio genético para las futuras mutaciones. Experiencias múltiples, en el patrimonio genético de nuestros antepasados, coordenadas por genéticistas siderales, fueron modelando aquellas formas que deberían persistir hasta los tiempos actuales. La selección natural se incumbiría de hacer desaparecer las formas primitivas inaptas.
Conforme afirma Emmanuel, actualmente la ciencia procura legítimos antepasados de las criaturas humanas en esa inmensa extensión de arena de la evolución anímica. “En el periodo terciario (5), bajo la orientación de las esferas espirituales se notaban algunas razas de antropoides, en el Plioceno inferior [de 5,3 millones a 1,6 millones de años]. Esos antropoides, antepasados del hombre terrestre, y los ascendentes de los simios que aun existen en el mundo, tuvieron su evolución en puntos convergentes, y de ahí los parentescos serológicos, entre el organismo del hombre moderno y del chimpancé de la actualidad.” (6)
Para el autor de “Renuncia”, no hubo propiamente una “caída de árboles” en el inicio de la evolución humana. “Las fuerzas espirituales que dirigen los fenómenos terrestres, bajo la orientación de Cristo, establecieron, en la época de la gran maleabilidad de los elementos materiales, un lenguaje definitivo para todas las especies, dentro de las cuales el principio espiritual encontraría el proceso de su acrisolamiento, en marcha para la racionalidad.”(7) Los antropoides de las cavernas se esparcieron entonces a los grupos por la superficie del globo, en curso vagaroso de los siglos, sufriendo las influencias del medio y formando los pródromos de las razas futuras en sus tipos diversificados; la realidad sin embargo, es que las entidades espirituales auxiliarían al hombre de sílex, imprimiéndole nuevas expresiones biológicas.
Los milenios corrieron su toldo de experiencias drásticas sobre la frente de esos seres de “brazos alongados y de pelos densos, hasta que un día las huestes de lo invisible operaron una definitiva transición en el cuerpo periespiritual preexistente de los hombres, surgen los primeros salvajes de complicación mejorada, teniendo la elegancia de los tiempos por venir.”(8)
Elucida el Espíritu Emmanuel que “hace muchos milenios, uno de los orbes de Capela (9), que guarda muchas afinidades con el globo terrestre, atendiera la culminación de uno de sus extraordinarios ciclos evolutivos. Algunos millones de Espíritus rebeldes existieron allá, en el camino de la evolución general, dificultando la consolidación de las penosas conquistas de aquellos pueblos llenos de piedad y virtudes, más una acción de saneamiento general los alejaría de aquella humanidad, que hiciera justicia a la concordia perpetua, para la edificación de sus elevados trabajos.”(10)
Las grandes comunidades espirituales, directoras del Cosmos, “deliberan, entonces, localizar aquellas entidades, que se tornan pertinaces en el crimen, aquí en la Tierra distantes, las grandes conquistas del corazón, en el dolor y en el trabajo penosos de su ambiente, las grandes conquistas del corazón e impulsando, simultáneamente, el progreso de sus hermanos inferiores. Aquellos seres angustiados y afligidos serian desterrados en al faz oscura del planeta terrestre; andarían despreciados en la noche de los milenios de la nostalgia y de la amargura; reencarnarían en el seno de las razas ignorantes y primitivas, para recordar el paraíso perdido en el cielo lejano. "(11)
La Naturaleza aun era, para los trabajadores de la espiritualidad, un campo vasto de experiencias infinitas; tanto así que, “si las observaciones del modelismo fuesen transferidas a aquellos milenios distantes, no se encontraría ninguna ecuación definitiva en sus estudios de biología. La moderna genética no podría fijar, como hoy, las expresiones de los “genes”, por cuanto, en el laboratorio de las fuerzas invisibles, las células aun sufrían largos procesos de acrisolamiento, imprimiéndoseles elementos del astral, consolidándoseles las expresiones definitivas, con vistas a las organizaciones del porvenir.”(12)
Apuestan los arqueólogos que la brecha de 500 mil y 40 mil años, el sentimiento evolucionó y los primeros seres humanos, como el Homo heidelbergensis y el Neandertal, ya demostraban compromiso con el bienestar de los otros, lo que puede ser comprobado a través de una adolescencia larga y la dependencia en cazar juntos. Creemos que “no somos creaciones milagrosas, destinadas al adorno de un paraíso de cartón. Somos hijos de Dios y herederos de los siglos, conquistando valores, de experiencia, de milenio a milenio.”(13) Con la conquista de la razón, aparece el raciocinio, la lucidez, el libre albedrio, y el pensamiento continúo. “Hasta entonces, el progreso tenía una orientación centrípeta [de fuera para dentro]; el ser crecía por la fuerza de las cosas, ya que no tenía conciencia de su realidad, ni tampoco libertad de elegir. Al entrar en el reino hominal, el principio inteligente –ahora sin, Espíritu –está apto para dirigir su vida, para conquistar sus valores por el esfuerzo propio, para iniciar una evolución de orientación centrifuga [de dentro para fuera](14]
Más la conquista de la inteligencia es apenas el primer paso que el espíritu va a dar en su estado en el reino hominal. “El inició en la valerosa lucha para conquistar los valores superiores del alma: la responsabilidad, la sensibilidad, la sublimación de las emociones, en fin, todos los acondicionamientos que permitieron al Espíritu alzarse a la comunidad de los Seres Angélicos.” (15) Los sueños premonitorios, las visiones de espíritus, la audición de la voz de los muertos, inclusive en los fenómenos de la voz directa – y la materialización de Espíritus, fueron hechos concretos, que llevaron al hombre primitivo a la creencia en la continuación de la vida después de la muerte. Directamente de los médiums neandertales surgieron los feiticeiros, as centrales de los sacerdotes de todas las religiones.(16)
Según un principio sofista atribuido a Protagoras – “El hombre es la medida de todas las cosas.” Más una medida por así decir afectiva, sin el control de la razón. Por eso Herculano Pires afirma que “es por el sentimiento, y no por el raciocinio, que el hombre primitivo humaniza el mundo.”(17) Por lo tanto, quedan ratificadas las tesis científicas sobre el hombre pre-historico que integró el sentimiento de compasión en la síntesis del pensamiento racional a través de acciones efectivas para el otro semejante.
Jorge Hessen
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