En principio esta práctica así como el simple deseo de
llevarla a cabo, siempre resulta ser una falta de resignación ante
las pruebas de la Vida y producto del desconocimiento sobre la
realidad existencial después de la muerte .
Cuando es un acto voluntario, supone una variante del
suicidio, y como tal, es una consecuencia de la falta de
conocimiento espiritual que lleva a ignorar que realmente existe
vida después de esta vida, y que su acto le implica en unas graves
consecuencias semejantes a las del suicida, consecuencias que habrá
de afrontar una vez desencarnado ya en el mundo de los espíritus, y
también cuando regrese de nuevo a este mundo en otro cuerpo físico.
La eutanasia puede ser activa o pasiva, según que la
muerte se provoque mediante un acto voluntario, o que simplemente se
deje morir al que se le aplica, retirando cualquier terapia que
pudiera prolongar la vida por algún tiempo más.
Cualquier opinión que en conciencia sea bien
intencionada es humanamente respetable, pero en este caso se muestra
una vez mas al Ser humano orgulloso y egoísta, en el papel de
justiciero, señor y amo de la vida y de la muerte. Por este motivo
quien la aplica llega a creer a veces que hace un acto de caridad
cuando mata o deja morir ( a veces es lo mismo), a un Ser humano con
una dolencia o enfermedad incurable, porque este, desesperado ante
la dura prueba , quiere morir creyendo que así se liberará de la
situación angustiosa por la que atraviesa, sin pararse a pensar que
además de tener un cuerpo físico, fundamentalmente somos un alma
inmortal y que no es casual si precisamente atravesamos nosotros por
esa dura situación humana, que siempre es transitoria y si la
tenemos que afrontar es porque nos corresponde y porque necesitamos
como experiencia autoredentora necesaria para nuestra evolución
espiritual.
El Ser humano consciente de su realidad existencial,
debe desterrar cualquier clase de eutanasia, y en su lugar, luchar
con todos los medios posibles para aliviar el dolor y el sufrimiento
del enfermo, manteniendo la mejor calidad posible de vida mientras
esta dure naturalmente.
En la eutanasia que llaman pasiva, el ser humano
que la aplica o la autoriza, vuelve a considerarse dios dueño de la
vida y de la muerte, adoptando el papel de verdugo exterminador, a
veces convencido de que su decisión es correcta, pero sin
comprender que la vida de cada persona no es nuestra, ni tan
siquiera de ella; no la hemos creado nosotros sino que nos ha sido
dada para la existencia humana y solo Dios es el único autor y
dueño de la Vida y de la muerte, por tanto esta debe acontecer
naturalmente, solamente cuando El lo disponga.
El que un ser humano pueda estar
privado de consciencia y con nula esperanza médica de recuperación
no significa que moralmente haya que adelantarle la muerte o que no
se le deban proporcionar los medios para permanecer vivo el tiempo
que Dios determine, pues cuando realmente le llegue la hora de partir
de este mundo, por mucha sonda, máquina de respiración asistida, o
de diálisis que tenga, seguro que algún fallo orgánico le
acontecerá, de modo que su vida se terminará aun con esas
prevenciones médicas que se hayan puesto para conservarla. El que a
una persona en estado “vegetativo”, se le apliquen medios de
vida, no significa por ello que esta se le alarga
artificialmente,pues si estos medios existen y se le pueden aplicar
es por que ,aunque humana, la Ciencia en estos casos se manifiesta
como un medio Divino o instrumento que Dios pone a nuestro alcance
precisamente para ese propósito. Al respecto han habido casos en
los que se ha desconectado del respirador artificial a un enfermo
que se encontraba en estado de coma profundo, esperando que por eso
muriese inmediatamente, y sin embargo ha continuado vivo, respirando
por sí mismo, o casos de personas que han estado en ese estado
vegetativo durante años, y después, cualquier día inesperado, han
despertado y recuperado la consciencia ; esto demuestra que no se
debe aplicar ningún tipo de eutanasia, por muy irreversible que
parezca el caso.
No obstante, cuando el enfermo o moribundo no puede en
modo alguno manifestar su voluntad, la aplicación de la eutanasia
pasiva queda totalmente en la conciencia de quien la autoriza o la
comete, pero nunca existe ninguna responsabilidad moral en el enfermo
o moribundo, a no ser que previamente a su estado de coma, lo haya
manifestado como su último deseo y aun en este caso no se le debiera
secundar del mismo modo que no se le ayuda al suicida a cometer su
acto, sino que por todos los medios siempre se trata de disuadirlo e
impedírselo; entonces ¿ por qué esa diferencia ética entre quien
estando sano se quiere causar la muerte y quien estando enfermo pide
que se la causen?.
Hay que
tener en cuenta que el
sufrimiento y el dolor tienen un por qué y un para qué, y que nadie
sufre nada que no le corresponda o deba sufrir,
aunque humanamente sea duro de aceptar o difícil de comprender. El
ser humano no es como una res herida que por piedad puede ser
abatida en el campo para evitarle el dolor. Esta idea es fruto de los
conceptos materialistas que promulgan que todo termina con la muerte,
ignorando que en el ser humano tras la destrucción de su cuerpo,
continúa viviendo como espíritu desencarnado, y que al evitarle
la experiencia del dolor de una enfermedad terminal, no se le ha
hecho ningún favor, pues tendrá que volver a enfrentarse a ella en
una próxima existencia humana.
Menos justificativo es aún el caso de aplicación de
una eutanasia pasiva a una persona por el hecho de que está en
estado vegetativo y la ciencia médica afirma que es irrecuperable.
En este caso no se está liberando de dolor o sufrimiento a un ser
humano, pues se sabe que vive y no padece, al menos fisicamente; pero
sin embargo al considerarlo como una simple maquinaria averiada e
irrecuperable, se permite su extinción fría y lentamente, aunque
sea con una eutanasia pasiva que la mate por inanición o por
asfixia..
Es de señalar que existen Espíritus de
sacrificio que al encarnar pidieron vivir voluntariamente una
situación dolorosa para ayudar a los demás mediante su ejemplo de
fe y de abnegación, y mediante el hecho de que
se vean obligados a cuidarlo y a servirle con amor por motivo de
tener bajo su tutela a una persona enferma o desahuciada.
En el
caso de la
eutanasia activa, esta siempre es un crimen para quienes la aplican y
un suicidio para quien la solicita.
Se debe tener en cuenta que aun cuando en un momento de lucidez el
disminuido o enfermo lo haya pedido voluntariamente, nunca
se podrá saber si en el último instante antes de fallecer, no se
arrepiente de haber hecho esta petición.
El que en plena y normal conciencia solicita y
acepta la muerte provocada por otra persona, pretendiendo evitar el
dolor físico o el sufrimiento psíquico, adquiere el mismo papel y
la misma responsabilidad que el suicida y por esto la Ley de
Consecuencias se pone en acción de modo semejante a como sucede con
los demás suicidios después de su muerte.
Quienes la aplican o quienes colaboran en su
ejecución, adoptan el papel del verdugo, con la creencia, tal vez
atenuante, de que es un acto de caridad lo que hacen, por el hecho
de que su víctima se lo pide o porque creen que así la liberan de
su sufrimiento. Para estos, la Justicia Divina mediante la Ley de
Consecuencias también pasará factura en su justa medida antes o
después.
Quien participa en este acto, cualquiera que sea su
papel, se equivoca gravemente al creer que somos dueños absolutos
de nuestro cuerpo y de nuestra vida física,, y que no tenemos
responsabilidad ante nadie por cometer este acto .
Las religiones humanas con sus conceptos de un dios
lejano, despreocupado por las miserias humanas o injusto, ha llevado
a la descreencia a tantas personas , sobre la existencia de Dios y al
desconocimiento de que la Vida continúa después de la muerte,
así como el que la vida humana no es de cada uno, sino que es un
regalo y una oportunidad maravillosa que hay que aprovechar hasta el
último segundo que se nos conceda.
Cabría preguntarse qué se gana adoptando
esta decisión; ¿ no sufrir durante unos días?, ¿meses?, ¿años?.
Si sabemos que vamos a continuar viviendo y pensando y sufriendo en
el “Mas Allá”, sin medida de tiempo, y que finalmente tendrá
que volver otra vez a una vida humana en la que va a tener que
sufrir lo que ahora se quiere esquivar, entonces, ¿ que se ha
logrado de ventaja con esta forma de suicidio? ; tal vez como mucho,
un pequeño paréntesis o tregua que no compensa en absoluto , porque
sabemos que las consecuencias serán peores.
Evidentemente si el dolor es el efecto de una causa que
tenemos en el alma, y esta se depura de su energía mórbida a través
del cuerpo físico que actúa como un drenaje que purifica la
infección del alma, al interrumpir la existencia del cuerpo,
interrumpimos también este proceso de drenaje doloroso pero
necesario y curativo para el alma, con lo que conlleva de
perturbación en el desarrollo evolutivo del Ser.
Los que defienden la idea de la eutanasia como un
derecho humano a poder tener una muerte digna, no se dan cuenta lo
poco digno que es forzar una huida precipitada de este mundo cuando
creen que ya no les interesa vivir más. La auténtica muerte digna
está precisamente en el ejemplo de esas almas que aun soportando una
penosa vida de dolor , dan la talla humana con el coraje de mantener
así su vida, dando un admirable ejemplo de voluntad por luchar y
estar presentes en el mundo hasta su último aliento
Todas las personas tenemos la obligación moral de
auxiliar y aliviar a quien sufre, pero respetando y cuidando la vida
por encima de todo, incluso de los equivocados deseos de suicidio o
eutanasia que un hermano nuestro de esta humanidad pueda tener.
Al enfermo terminal o desahuciado se le puede ayudar
acompañándole en su última etapa para que en ningún momento se
sienta solo o abandonado, comprendiéndole y escuchándole, así como
preparándole anímicamente para afrontar con tranquilidad y
esperanza su paso por la muerte cuando esta llegue de forma
natural.
Por estos y tantos otros razonamientos que se podrían
hacer sobre este tema, se comprende la necesidad que existe de
divulgar el conocimiento espiritual con una fe razonada, que evite
tantos cuandros de dolor como crean estos errores humanos.
- Jose Luis Martín-
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“Aguarda un poco más, cuando todo te empuja a
la desesperación”
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Divaldo Pereira Franco -
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Desarrollo de la mediúmnidad
Todos los que hemos estudiado la codificación espirita sabemos de la importancia que tienen las reuniones mediúmnicas, los Benefactores nos dicen que una reunión mediúmnica es una labor delicada, que se desarrolla en el campo periespiritual, y si el equipo no tiene un conocimiento especializado, es comprensible que sucedan muchos problemas por negligencia de la misma.
Sabemos que una reunión mediúmnica no debe estar abierta al público porque tendría un aspecto especulativo, exhibicionista, destituido de la finalidad superior, actitudes tales que van al encuentro negativamente a los postulados morales de la Doctrina.
En las reuniones mediúmnicas privadas se debe mantener un número ideal de miembros, no superior a las veinte personas para que se eviten esas perturbaciones naturales de los agrupamientos masivos.
En donde haya un Grupo Mediúmnico muy numeroso, que sea dividido para dos trabajos separados (porque, en el Movimiento Espírita, en el orden del Bien, dividir es multiplicar en beneficio de aquellos que se reparten). Igualmente es necesario que las personas sean afines entre si dentro del Grupo. Por motivos obvios, si estamos en una reunión mediúmnica, y no somos simpáticos a un individuo, toda la comunicación que por él venga, todo nuestro rechazo y conflictos nos pondrán en estado preventivo, creyendo que sean indirectas dirigidas para nosotros. Si por acaso, alguien no nos es simpático, cuando él entra en transe, comenzamos a bombardear: “¡Imaginen al mentiroso, veamos si yo voy a creer en él!” Formamos así una antena emisora de dificultades para el compañero que está siendo agredido exclusivamente de los Espíritus desencarnados, sino también, de los encarnados. El éxito de una reunión mediúmnica depende del equipo que comparece allí y no solamente del médium.
Las reuniones mediúmnicas han de ser de carácter privado, los guías programan, pero al equipo en funcionamiento, serán los que han de responder por los resultados que se obtengan.
la reunión es un ser colectivo. Todos aquellos que participan de ella, con cualquier función que sea, están automáticamente vinculados a lo que en ella suceda, de manera que muchas veces, no estando bien sintonizado el Grupo y estén realizando un trabajo de alta envergadura, los médiums que son filtros de los espíritus encarnados y desencarnados, estarán filtrando, encharcándose en aquellos matices vibratorios que el ambiente le permite fruir. Es de esa manera, que no se justifica la necesidad de las reuniones mediúmnicas con público que no esté sintonizado con la realidad del estudio doctrinario, porque los médiums quedan a la merced de esos influjos de dardos mentales de indiferencia, de escepticismo y de petitorios que, muchas veces, el mensaje que ellos conducen, saldrá con el sabor de esas insinuaciones, de esos deseos y perturbaciones.
Las reuniones mediúmnicas han de procurar ser realizadas en la casa espirita porque allí los Espíritus Benefactores instalan equipos de Socorro de Emergencia, permanecen entidades celosas que se apostan para defender el recinto; se encuentran trabajadores especializados que concurren para el ministerio adrede preparado. Porque si en la Tierra, que es el mundo de los efectos, son tomados cuidados antes de las realizaciones, es comprensible que en el mundo espiritual las realizaciones merezcan un tratamiento muy especializado en lo que toca al progreso de la criatura y de la Humanidad.
Los Benefactores programan las tareas mediúmnicas y a aquellos que se van a comunicar, para que todo ocurra en un clima de orden y de paz. El médium que se somete a los fenómenos de ocasión está sujeto a graves peligros, Porque sería lo mismo que colocar instrumentos de alta sensibilidad en las manos de personas inescrupulosas o desconocedoras de su mecanismo.
Entregarnos al trabajo del desarrollo de la mediúmnidad requiere seriedad y formalidad, para atraer el concurso de los Buenos Espíritus.
El pedido de esclarecimiento es siempre bien recibido por los Buenos Espíritus, y si ellos notan que no están siendo creídos, no sienten amargura por eso, pero mantienen su interés en ayudar.
Lo que caracteriza a un Espíritu Bueno, a un Espíritu Superior, son la sabiduría, la bondad, la paciencia, la forma en que están siempre dispuestos a ayudarnos ante cualquier circunstancia.
Su protección nos es necesaria, para no ser presa de los espíritus ignorantes, mistificadores, obsesivos, que por nuestras imperfecciones estan la mayoría de las veces a nuestro lado.
( Por Merchita )
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Todo lo que sucede en la tierra es necesario para este despertar de Luz y de Amor en donde no hay maldad que pueda quedar oculta, tampoco amor que se pierda, que no limpie y depure en un proceso de evolución. Son las grandes verdades del progreso de la gran Ley de Amor.
Ley de Amor. 3
Está pendiente una manifestación de la hermana Pepita. Esta hermana misionera ya se ha manifestado en otra ocasión, al ser la primera vez se ha sentido atrapada por estados de nostalgias de vivencias terrenas que la han vencido en su mensaje de amor. Ya ha pasado por otros médiums y se ha fortalecido, desea hacer una manifestación de gratitud sobre el trabajo que realiza, luz y amor. Espíritu Pedro Santiago.
Nº 1.508-P. Lectura. 16 de febrero de 2.012.
Bendito amor del Hermano Jesús que auxilia los corazones que sufren atrapados por sus pruebas en el sendero continuador. Soy la hermana Pepita, religiosa en mi última materialidad dentro de una misión que viene de reencarnaciones atrás en un camino de progreso en bien de la energía superior. Tenía pendiente esta manifestación para poner un beso de entrega ternura y caridad en esta labor de amor que se manifiesta en la Obra Divina, en esa misión que sentimos los que vivimos esa verdad sublime de la espiritualidad, la ayuda, la hermandad con seres necesitados que se sienten atrapados en el sendero de la prueba corporal. De la misma manera que estos hermanos superiores que asisten a este médium nos alargan la mano para que nosotros podamos hacer ese sendero de progreso a través de la caridad.
Es una hermosa labor de amor que nos lleva al encuentro del sendero continuador y nos va alejando de todas las penas terrenas en el reencuentro de estos senderos de luz, de entrega, de amor, que determina la continuidad de nuestra misión ya en el plano espiritual unida a esa gran familia con la cual nos vamos encontrando a través de las reencarnaciones. También en el plano corporal, a pesar que en muchos momentos no tenemos conciencia de ello, pero, sí intuimos que hay un camino de afinidad, un entender, una fuerza superior de sensibilidad terrena que nos arrastra a aquél ser; como me ha pasado a mí con este médium en mi prueba terrena que hoy lo comprendo y veo con claridad.
Si no tienes nada que consultar me retiraré con mi agradecimiento por permitirme que me manifestara y poder hacer llegar a vosotros, hermano materiales, como a la reunión espiritual esta comunicación de amor que no la corta ni el morir ni el nacer corporal. Es una Ley de continuidad que va marcando los registros de progreso en el sendero evolutivo de la espiritualidad.
–Yo quiero agradecerte las indicaciones que nos haces; cada espíritu que pasa nos da unas explicaciones que posiblemente nosotros aquí no las entendemos, pero con vuestras indicaciones nos las hacéis comprender; las gracias la tenemos que dar nosotros querida hermana…
Cuando se está en la tierra por causas de orden y ley hay un adormecimiento, entonces aquellos dolores tan fuertes que pasamos al no poder cumplir con aquella misión de entrega que tenemos nos produce un sufrimiento en nuestro mundo consciente, nos produce mal estar desajustes y dolor. Pero, todo esto visto desde aquí cambia, las atmosferas, se abren y podemos ver que todo lo que sucede en la tierra es necesario para este despertar de Luz y de Amor en donde no hay maldad que pueda quedar oculta, tampoco amor que se pierda, que no limpie y depure en un proceso de evolución. Son las grandes verdades del progreso de la gran Ley de Amor que cuando se está en cuerpo físico las influencias de los sentidos corporales juegan un papel base y por mucha voluntad que se tenga cuesta superar –hablo en mi caso–, al dedicar mi vida al celibato y no tener introducción corporal con ningún hombre, a pesar de mis sentimientos y necesidades carnales que pedían ese acercamiento. Era una lucha con mi interior para frenar aquél impulso del sentir corporal que hoy comprendo. Esta verdad de amor está por encima de esos conceptos morales que se predican en la tierra. Hablo como religiosa, que no pudo ser en mi última materialidad: Pero sí, en otras anteriores. Estos conceptos morales son una trampa que pone el hombre y produce mucho sufrimiento en el sentir profundo del ser. Todo depende de nuestra entrega de amor y del desarrollo del trabajo de entrega y caridad que realicemos en nuestra fase terrena.
Desde aquí todo se ve muy bien al no estar tan atrapados por las normativas que imponen los hombres. Mi gratitud, también unas palabras para la reunión espiritual para los hermanos que a ella asisten que comprendan que todo lo que parte de la tierra no nos pertenece, en ella lo cogemos y en ella lo tenemos que dejar. Nos llevamos con nosotros el amor de los seres queridos que seguirá en nuestro pecho dado el proceso de continuidad dentro del amor fraterno universal que determina la ley de justicia y de amor. Gracias a todos hermano del alma que me ayudáis en esta misión mía de progreso en bien de la ayuda al hermano necesitado atrapado por el dolor y la ignorancia en que actúa el proceder del hombre en la tierra. Que el Hermano Jesús nos asista y nos ayude a llevar consuelo a todo corazón que sufre.
Espíritu Pepita. Médium, Manolo Carra
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