viernes, 9 de diciembre de 2011

Pensando en su hijo




    Los niños, de un modo general, esperan nuestra gentileza. Ellos necesitan de la oportunidad  y de amor para lograr el triunfo.
  Quien viese a Aquel Niño, en Nazaret, brincando descuidadamente entre otros niños, no podría  imaginar que era El constructor de la Tierra, nuestro Modelo y Guía.
    Por eso, ame, en su hijo,  al hijo de todas las madres y ame en los hijos de las otras a su propio hijo.
    Los hijos son préstamos divinos para la construcción de un futuro dichoso, y el hogar es el templo de la familia.
   Todo el tiempo posible debe ser aplicado en la convivencia familiar, a través de los diálogos, de los ejemplos, métodos más eficaces de educación.
  Los hábitos adquiridos en el hogar permanecen  por toda la existencia  y se transfieren para más allá del cuerpo.Acuérdense, padres y madres devotos, que su hijo es también hijo de Dios.
   Su hijo nació por su intermedio, más no es de usted.
   Está con usted, más no le pertenece.
 Su hijo es el discípulo amado que Dios puso al alcance de su corazón enternecido, no en tanto, su tarea no puede ir más allá de aquel amor que el padre propicia a todos, enseñando, corrigiendo, y educando a través de la disciplina para la felicidad.
   Preséntele el mundo, más déjelo construir el propio mundo.
  Muéstrele la vida, más déjelo vivir.
  Tómele las manos y póngalas al trabajo, enseñándolo con su ejemplo, más no le haga inútil, realizando las tareas que le competen.
   Usted podrá caminar a su lado en el camino estrecho, más el solo tendrá honra cuando consiguiera llegar al objetivo conducido por los propios pies.
  Usted tiene el deber de señalarle el abismo al frente; más a él le compete contornar los obstáculos y descender  descargado para probar la existencia y fortaleza de carácter en sí.
  Cumpla su deber amándolo,  más ejercite su amor enseñándolo a amar y haciendo que en el servicio superior él se haga un hombre para que el pueda bendecirlo, más tarde.
  Su hijo es bendecido aprendiz de la vida. No dificultes la  cosecha de las lecciones,  haciéndole los deberes.
   Educar es vivir con dignidad, dejando que se impregnen de los contenidos, con vigor, aquellos que participan de la convivencia doméstica.
   Ser padre o madre es una gran responsabilidad.La primera escuela es, pues, el hogar, y este, por su vez, es  el resultado de la conducta de los esposos que deben esforzarse para hacerlo agradable, honrado y rico de paz.
  Repetimos quien viese a Aquel Niño, en Nazaret, brincando descuidadamente entre otros niños, no podría  imaginar que era El constructor de la Tierra, nuestro Modelo y Guía: Jesús
  Pensemos en los niños y trabajemos su presente con vistas al futuro.
 Pensemos en nuestros hijos como siendo aquellos corazones con los cuales tenemos el deber, asumido ante la divinidad, de conducirlos por los caminos del bien.
  Pensemos en la educación como quien piensa en la importancia del oxigeno, del agua y del alimento para la vida. Esa es una exigencia de todos los instantes.
¡Piense en eso!
-Equipo de Redacción de Momento Espírita-
“Haced que los niños procuren lo que son capaces de hallar con sus propias fuerzas”.-(Pestalozzi.)



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