Cada persona tiene el derecho de escoger entre la donación o no de los órganos. ¿Pero qué ocurre energéticamente después de la muerte y con los trasplantes de los órganos? Por el contrario, algunos espiritas son contrarios a la idea de donación de órganos. Algunos de los argumentos usados son que el espíritu, después de la muerte, puede sufrir el retiro de los órganos de su cadáver. Eso, en mi opinión, demuestra un conocimiento apenas parcial de la doctrina espirita. Veamos algunos puntos:
¿Cómo ocurre el proceso del desencarne?
Después de la muerte física, los lazos energéticos que unían el espíritu al cuerpo material van deshaciéndose gradualmente. Sin embargo, aunque gradual, una vez iniciado el proceso del desencarne es imposible para el espíritu volver a “reencarnar” en el mismo cuerpo. Esto ocurre también con la muerte cerebral. Entonces, los órganos del cuerpo ya no sirven para nada.
Exacto, porque entrarán en proceso de descomposición e irán a alimentar microorganismos y gusanos, o bien pueden ser quemados. Por otro lado, en una actitud de caridad, podemos autorizar el trasplante para que sirva de instrumento a otro cuerpo físico, mejorando la calidad de vida de otra persona.
Si este trasplante es del merecimiento de la persona necesitada (basándose en la Ley de la Acción y la Reacción) habrá una asimilación energética alrededor del órgano recibido y el trasplante será todo un éxito.
Pero, ¿el espíritu desencarnado sufrirá por ello?
Tal vez, pero esto va a depender del apego material que ese espíritu tenga con el cuerpo físico. De esta manera, el sufrimiento no será nada más que una impresión o, tal vez, una repercusión energética.Generalmente no pasa de un sufrimiento moral, pero cada caso es diferente.
Entonces, ¿sería bueno evitar la donación?
Pero ¿por qué evitar este acto de caridad? Jesús dice que el amor cubre una multitud de pecados. El respeto y la gratitud que el donador recibirá por el acto servirán como un bálsamo de energías amorosas. Sin contar que existen espíritus que quedan detrás de la persona, brindando apoyo durante el proceso.
Para finalizar, es importante dejar claro que la doctrina espirita no dicta reglas de comportamiento, pero ofrece directrices para la vida. Cabe acada uno decidir lo que debe hacer.
Escrito por Víctor Rebelo
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