Existe un juicio final, en cuanto al que experimenta
cada ser humano al final de su vida. Se produce después de la
turbación que en general experimenta cada persona tras la muerte.
En este trance cada Ser , con la ayuda de sus Mentores y Guías
espirituales , hace el balance de lo bueno y lo malo de su su última
existencia., lo que debió hacer y no hizo, en qué se equivocó o
acertó, valorando si se han cumplido o no los objetivos programados
desde antes de nacer a esa vida humana que terminó ahora pero que
como Ser espiritual continúa existiendo después.
Mas o menos la secuencia es la siguiente :
Primero se encuentran que “ al final del túnel” por el que se
sintieron deslizar durante el trance de la muerte,se les presenta un
Ser de Luz que suele ser su Guía espiritual, y que les recibe
amablemente ayudándoles en este acto en el que no están solos.
Entonces comienzan a percibir imágenes retrospectivas de todos los
detalles de su vida, hasta los mas nímios , siempre que signifiquen
algo o tengan alguna transcendencia. En una asombrosa experiencia, el
Ser desencarnado se hace consciente de las inmensas perspectivas y
secuencias de las edades humanas transcurridas. Comprende la relación
de sus vidas pasadas con la que que acaba de finalizar ; así por
el pasado se explica el presente y este deja entrever el futuro.
Todo esto sucede en lo que sería apenas un
fugaz instante para nosotros, pero no para el Ser que protagoniza
esta experiencia, pues ya no tiene sentido del tiempo ; esta
experiencia la siente intensamente y ve los detalles de su vida
como si los contemplase en una gran pantalla panorámica de cine ,
en donde analiza la película de su vida como protagonista ,
reviviendo intensamente las escenas y sintiendo el resultado de sus
actos y omisiones, valorando lo realizado en su compromiso para con
esa vida. En este juicio comprende y reconoce su responsabilidad ante
la Divina ley de Causa y Efecto, de la que en su momento
hablaremos. De este modo fija su suerte en el mundo espiritual y el
destino que le aguarda en vidas futuras como Ser humano, aunque la
situación en que se queda en el mundo espiritual, siempre es
limitada en cuanto a duración de nuestro sentido del tiempo, y le
supone mientras tanto un estado mas o menos feliz o desgraciado en
muy diversos grados, según sea el plano espiritual en que quede
situado el Ser .
Este juicio individual sobre los frutos de
nuestra vida finalizada, es necesario para nuestro Ser, porque con
la revisión del camino evolutivo que acaba de recorrer puede
prepararse para fijar futuras metas y conquistas de evolución, por
lo que es algo positivo, ya que dispone de la conciencia de cada
uno, como punto de partida desde donde poder después rectificar para
seguirevolucionando en otras existencias humanas futuras. No
se trata de un Juicio severo al que debemos temer, porque debemos
tener claro que Dios, del que hablaremos próximamente, es un Padre
que no castiga eternamente por nuestros errores por graves que sean,
sino que perdona siempre y no permite que se pierda ni uno solo de
sus hijos. Solamente debemos temer las consecuencias que antes o
después deberemos afrontar por infringir las Leyes Divinas mediante
nuestros actos negativos. No obstante es de comprender que después
de este autojuicio, el Ser siempre encuentra en su conciencia su
premio o su castigo que lo es en sentido corrector, no en sentido de
venganza justiciera al estilo humano..
Tras el Juicio, el Espíritu impuro, entorpecido
por los fluidos materiales, queda confinado en las zonas inferiores
de nuestra atmósfera terrestre, mientras que los virtuosos y
elevados, provistos de un cuerpo astral mas depurado y sutil, quedan
en planos elevados sobre nuestra atmósfera psíquica
“La utilización
del concepto “final de los tiempos” por los seres espirituales
para ser intuido por la mente humana, ha tenido como móvil el hacer
despertar la conciencia del hombre y hacerle caer en la cuenta de lo
muy alejado que se encuentra del cumplimiento de las Leyes Divinas”.
- Centro de Estudios de Ciencias Universales –
¿ Acaso no es Dios quien
nos juzga ?
Generalmente esto afirman las religiones, pero hay
cierta confusión en ciertos conceptos como este, que vienen de la
tendencia ancestral de personalizar a Dios como un alguien
todopoderoso y abstracto que está ahí arriba vigilandonos para ver
si somos dignos de premio o de castigo. Y es que realmente el considerar
a Dios como alguien ajeno y externo a nosotros, que nos hace un
severo y minucioso juicio al final de la vida, dándonos después una
condenación o una absolución para toda la eternidad, es un error, pero si se admite que ese alguien vive en nosotros y nos
juzga a través de nosotros mismos mediante nuestra conciencia, nos
acercamos algo más a la Verdad.
Dios no es “alguien”; no es un Ser concreto y por
tanto limitado; en nuestra limitada mente se podría concebir como
la Energía Primaria, Inteligencia Suprema de toda la Creación,
Causa ,Principio y fin de todo cuanto existe; el Único y Soberano
Juez que vive en cada uno de nosotros porque somos creación de El,
a su imagen y semejanza en cuanto espíritus, o sea con atributos
de su propia Esencia, con el propósito de desarrollarlos y
acercarnos a Él, a través de un largo proceso que llamamos
evolución del espíritu, y por eso , es cierto que Dios nos juzga
al final de la vida, pero entiéndase que , estando en nosotros, lo
hace través del tribunal inexorable de la propia conciencia de
cada uno. Esto se comprenderá mejor cuando hablemos del concepto de
Quién o Qué es Dios.
Este juicio final se produce naturalmente en la
propia conciencia del Ser cuando abandona este mundo, comprendiendo
así en qué se equivocó, lo bueno y malo que hizo o lo que pudo y
debió hacer y no hizo. Esto le hace experimentar dolor y
remordimientos, o felicidad y paz cuando lo que hizo de bueno en
esa vida, le hace penetrar en el mundo espiritual en medio de una
indefinible dicha y placer.
- Jose Luis -
"No pidas amor y afecto; antes que nada, inmediatamente da de ti mismo a los demás, sin cobrar tasas de gratitud y reconocimiento. Es importante que sigas los pasos de Jesús en la donación de amor abundante, sin exigir jamás de nadie ni olvidar que eres responsable de tus sentimientos." - Regina Lucia de Souza-
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