¿No percibís ya la gestación de la tormenta que debe arrasar al viejo mundo y sumergir en la nada la suma de la iniquidades terrestres? ¡Ah! Bendecid al Señor, vosotros que habéis depositado vuestra fe en su soberana justicia y que, nuevos apóstoles de la creencia revelada por proféticas voces superiores, vais a predicar el dogma nuevo de la reencarnación y de la elevación de los espíritus, conforme éstos hayan cumplido bien o mal sus misiones y soportado sus pruebas terrenales.
¡No tembléis más ! Las lenguas de fuego están sobre vuestras cabezas. !Oh, verdaderos adeptos del Espiritismo, sois los electos de Dios! ; Id y predicad la divina palabra. Ha llegado la hora en que debéis sacrificar, para divulgarla, vuestros hábitos, trabajos y ocupaciones fútiles. Id y predicar. Los espíritus de lo Alto están con vosotros. Bien es verdad que hablaréis a personas que no querrán escuchar la voz de Dios., porque esa voz las llama sin cesar al renunciamiento de sí mismas. Predicaréis el desinterés a los avaros, la abstinencia a los disolutos, la mansedumbre a los tiranos domésticos tanto como a los déspotas de los pueblos. Palabras perdidas, bien lo sé, pero, ¡qué importa ello!. Es preciso que reguéis con vuestros sudores el terreno que habréis de sembrar, porque éste sólo fructificará y producirá merced a los esfuerzos reiterados de la pala y el arado evangélicos. ¡Id y predicad!.
Sí, todos vosotros. hombres de buena fe, que creéis en vuestra inferioridad al contemplar los mundos diseminados en lo infinito, partid en cruzada contra la injusticia y la iniquidad. Id y derribad ese culto del vellocino de oro que día a día se va extendiendo más. Id, que Dios os guía ! Hombres simples e ignorantes, vuestra lengua se destrabará y entonces hablaréis como ningún orador lo haga. Id y predicad, y los pueblos atentos recogerán con felicidad vuestras palabras de consuelo, fraternidad, esperanza y paz.
¿Que importan las emboscadas que se os tenderán en el camino? Únicamente los lobos caerán en las trampas para lobos. Porque el pastor sabrá defender sus ovejas contra los matarifes que quieran sacrificarlas.
Id, hombres que ante Dios sois grandes; que, más dichosos que Santo Tomás, creéis sin pedir ver y aceptáis los hechos de la mediumnidad aun cuando no hayáis obtenido por vosotros mismos ninguno. Id, que el Espíritu de Dios os guía.........
¡Marcha, pues, adelante, ejército grandioso por la fe que te anima!
¡Los grandes batallones de la incredulidad se desvanecerán ante ti cual las brumas matinales a los primeros rayos del Sol que se levanta!
La fe es la virtud que mueve montañas, os ha dicho Jesús.
Pero más`pesados que las mayores montañas, yacen en el corazón humano la impureza y todos sus vicios. Partid pues, con valor, para remover esa montaña de iniquidades que las futuras generaciones no deberán conocer más que como una leyenda, del modo mismo que vosotros sólo imperfectamente conocéis las épocas anteriores a la civilización pagana.......
Sí en todos los rincones de la Tierra van a estallar trastornos y desórdenes morales filosóficos, mas se acerca la hora en que la luz divina resplandecerá sobre ambos hemisferios de vuestro globo....
Id, pues, llevando la palabra divina: a los grandes, que la desdeñaran; a los sabios, que os pedirán pruebas; a los simples y pequeños, que la aceptarán, porque entren esos mártires del trabajo en esta Tierra de expiación, hallaréis entusiasmo y fe. Id, que éstos recibirán jubilosos, alabando y agradeciendo a Dios, el divino consuelo que les ofrecéis, y humillando la frente darán gracias por las tribulaciones que el mundo les ha reservado....
¡Armese con decisión y valor vuestro ejército! ¡Manos a la obra! El arado está pronto y la tierra preparada : ¡ Arad!
Id y agradecer a Dios la tarea gloriosa que os ha encomendado. Pero cuidaos, porque entre los llamados al Espiritismo muchos se han desviado de la senda. Atended cuál es vuestro camino y buscad la verdad.......
Preguntaréis: Si entre los llamados al Espiritismo muchos se han desviado, ¿ cómo conoceremos a los que se encuentran en el camino recto?. Responderemos: Los reconoceréis por su enseñanza y su práctica de los verdaderos principios de la caridad. Por el consuelo que den a los atribulados. Por el amor que profesen al prójimo.
Por su abnegación y altruismo. Los identificaréis, en fin por el triunfo de sus principios, porque Dios quiere que su ley salga victoriosa. Los que la obedecen son sus escogidos y vencerán. Pero los que falsearen el espíritu de dicha ley para satisfacer su vanidad y ambición, éstos serán destruidos.
Erasto, ángel de la guarda del médium.
El Evangelio según el Espiritismo
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