Para Allan Kardec, en el Libro de los Médiums, en diversas citas, los espíritus esclarecieron que todos los fenómenos mediúmnicos de efecto inteligente se procesan a través del cerebro del médium.
El desenvolvimiento de la neuropsicología apoyada por recursos propedéuticos sofisticados como la tomografía computarizada, la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones, han permitido una comprensión cada vez mayor de los mecanismos envueltos en la fisiología do cerebro.
Con base en esos hallazgos, han surgido nuevas interpretaciones para los cuadros mentales de las demencias, de las psicosis y hasta de los disturbios del comportamiento.
Actualmente, la medicina admite que la actividad mental es resultado, en términos neurológicos, de un concierto de un grupo de áreas cerebrales que ínter obran mutuamente constituyendo un "sistema funcional complejo".
Con el conocimiento espírita aprendemos, sin embargo, que los procesos mentales son la expresión de la actividad espiritual con repercusiones en la estructura física cerebral. La participación del cerebro es meramente instrumental.
Sabemos también que la acción del espíritu sobre el cerebro, al integrar elementos de clases diferentes (mente y material), implica la existencia de un tercero elemento, traductor de ese proceso, que transmite y transfiere las "ideas" generadas por el espíritu en flujo de pensamiento expresados por el cerebro.
Ese elemento intermediario que imprime al cuerpo físico las directrices definidas por el espíritu, constituye en ese cuerpo espiritual el periespíritu.
Después de la muerte, el espíritu permanece con su cuerpo espiritual, el cual permite su integración en el ambiente espiritual donde vive. Es por ese cuerpo semi-material, que disponen también los espíritus desencarnados, que se hacen posibles las llamadas comunicaciones mediúmnicas.
Para Allan Kardec, en el Libro de los Médiums, en diversas citas los espíritus esclarecerán, más de una vez, que todos los fenómenos mediúmnicos de efecto inteligente si se procesan a través del cerebro del médium.
No estadio actual del conocimiento que nos ofrece la neurología, sería oportuno que indagáramos si es posible una mayor comprensión del fenómeno mediúmnico, procurando identificarse en el cerebro las áreas y las funciones que estarían envueltas en esos procesos.
Los espíritus desencarnados deben de alguna manera, co-participar de las funciones cerebrales de los médiums siguiendo reglas compatibles con os recursos da fisiología cerebral.
Podemos correlacionar, por lo menos hipotéticamente, cuales son las funciones cerebrales ya conocidas que se pueden prestar para la exteriorización de la comunicación mediúmnicas.
EL CÓRTEX CEREBRAL
En el cortex cerebral se origina la actividad motora, voluntaria y consciente. En el son codificadas también todas las percepciones sensitivas que llegan al cerebro y son organizadas las funciones cognitivas complejas.
La actividad cerebral, para expresarse conscientemente, establecen una interacción entre el cortex cerebral, el tálamo y la sustancia reticular punto-mesencefálica. En esa sustancia reticular del tronco cerebral y de diencéfalo es donde se sitúa la sede de nuestra conciencia. Una lesión en esa área provoca el estado de coma.
A partir de la sustancia reticular integrando el tálamo y el cortex cerebral, se proyectan-se estímulos neuronales que activan o inhiben la actividad cerebral como un todo, llevando a un mayor o menor estado de atención, alerta o somnolencia.
Por lo expuesto, podemos comprender que los fenómenos como la psicografía, la videncia, la audiencia y el habla mediúmnica, deben implicar una participación do cortex do médium ya que aquí se sitúan áreas para la escritura, la visión, la audición y el habla.
Si el espíritu comunicante y el médium no disciplinaran su intercambio para promover un bloqueo en el sistema reticular activador ascendente, los mensajes serán siempre conscientes y el médium, más allá de aumentar su participación intelectual en la comunicación podrán poner en duda la autenticidad de la participación espiritual del fenómeno.
Por otro lado, ningún mensaje podrá ser totalmente inconsciente, ya que en todos está la participando del cortex del médium y, si por acaso este no se acordara de los eventos que se sucedieran durante la comunicación, el olvido debe ser atribuido al hecho de ser una simple amnesia.
Considerándose, por tanto, que el proceso mediúmnico transcurre siempre en parcelas, con la asimilación de las ideas del espíritu comunicante e la participación cognitiva del médium. Siendo común una amnesia que ocurre después la rotura de la unión fluídica (interacción de campos de fuerzas), entre el médium y la entidad espiritual.
Es del conocimiento de los investigadores del fenómeno mediúmnico que la clarividencia, la telepatía y la capacidad de diseñar objetos fuera del alcance de la visión del médium, ocurren con características muy semejantes a la organización de la noción geométrica y espacial que, últimamente, se ha intensificado en la fisiología normal do hemisferio cerebral directo.
Cuando ocurren lesiones en el hemisferio cerebral directo a los fallos en el diseño son muy características. Los objetos son esquematizados con negligencia de detalles, quedando las figuras incompletas. Unas gafas, por ejemplo, es diseñada sen una de las patillas y una casa puede ser trazada con riesgos si uno de sus lados o sin el tejado.
Los médiuns que captan las informaciones a distancia o registran visiones inmateriales, también acostumbran a describir sus percepciones con falta de detalles o apuntes de las imágenes de manera muy semejante a la negligencia observada en los síndromes del hemisferio derecho.
Es posible que esos médiums registren las imágenes utilizando las áreas corticales específicas para funciones visuales y gnósticas (de reconocimiento) del hemisferio derecho del cerebro. El grado de distorsión o de falta de detalles más precisos debe depender del mayor o menor grado de desenvolvimiento mediúmnico.
GANGLIOS DE LA BASE
Las estructuras nucleares constituidas por aglomeración de neuronas situadas en la profundidad de la sustancia blanca cerebral son denominadas como ganglios o núcleos de la base. Ellos son responsables por una serie de funciones motoras automáticas e involuntarias, formando parte del llamado sistema extrapiramidal.
Los ganglios de la base controlan el tonus muscular, la postura corporal y una serie enorme de movimientos gestuales que complementan nuestro movimiento voluntario.
Después del nacimiento, el gesto de un bebé es visiblemente reflejado y automatizado. Progresivamente van surgiendo los movimientos intencionales (voluntarios), proyectados a partir del cortex piramidal (área motora principal). En el proceso de aprendizaje, la criatura va repitiendo gestos para coger los objetos, para levantarse, para gatear y andar hasta que, progresivamente, esos movimientos se van sucediendo con mayor facilidad, pasando a realizarse automáticamente.
La mímica, la masticación, el caminar, son automatismos aprendidos en el transcurso del desenvolvimiento de la criatura.
Posteriormente, una serie de automatismos más complejos van a ser desenvueltos, como, por ejemplo, cuando aprendemos a dirigir un automóvil, a tocar el piano o a nadar.
Después de cierta edad, es posible verse fácilmente que, cualquier movimiento voluntario que realizamos conscientemente, es enriquecido con una constelación de gestos automáticos e involuntarios que dan un colorido característico, individual e identificador de nuestro modo de ser.
Esos pequeños gestos nuestros están, frecuentemente, muy bien fijados en la imagen que nuestros amigos hacen de nosotros. Por esto dijimos antes que ellos sirven también para identificarnos.
Conviene que quede clara esa noción de que nuestros movimientos pueden ser voluntarios e involuntarios. En el primer caso, cuando son conscientes e intencionados, como, por ejemplo, cuando extendemos la mano para coger un lápiz. En el segundo caso, cuando el movimiento es semiconsciente, automático, mucho menos cansado que el primero. Los movimientos automáticos pueden ser más simples como masticar y deglutir o más complejos como, por ejemplo, para dirigir automóviles, nadar o tocar un instrumento musical.
La ejecución de un acto automovilístico moviliza los ganglios de la base e las áreas motoras complementarias del lóbulo frontal. Incluso los más complejos como, por ejemplo, tocar una partitura bien adornada al piano, nos permite percibir que quedan libres las funciones del cerebro, particularmente nuestra conciencia y todas las demás capacidades cognitivas del cerebro. Así, incluso tocando al piano o conduciendo un automóvil podemos mantener libremente una conversación.
Considerando el fenómeno mediúmnico de la psicografía y del habla mediúmnica, podemos observar corrientemente que los médiums al hablar o psicografiar un texto bajo la influencia do espíritu comunicante, o hacen revelando gestos, posturas y expresiones más o menos comunes a todos ellos.
( continúa ..... )
Ver también el Blog: elespiritadealbacete.blogspot.com
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