lunes, 13 de abril de 2015

Duendes y Elementales ¿Creencia, fantasía o realidad?


La Reencarnación en las obras literarias clásicas.

A lo largo de la historia del ser humano, se fueron desarrollando conceptos trascendentes que no se sabe muy bien como nacieron en aquellas primitivas poblaciones de la Tierra. El caso es que fueron apareciendo muchos de ellos, tal vez revelados a través de los médiums de aquella época, llamados hechiceros, chamanes, adivinos, etc. y por ser facil de comprender en todas las épocas por ser un tema sencillo, lógico y coherente, este concepto fue incorporándose en la espiritualidad y religiosidad de tantos pueblos .
Este concepto quedó plasmado en algunas de las más importantes obras literarias clásicas procedentes de muy diversas civilizaciones.Además de aparecer esta idea en muchos episodios de la Biblia de los cristianos, la misma queda también reflejada en “El Libro Tibetano de los Muertos”, o “Bardo Thodol”, en el “Papiro Ananá”, y en “El Libro de los Muertos” de los egipcios. Este último se remonta a la Dinastía XI o XII, y en él se explican diversos hechizos que hay que recitar para encarnarse en varias formas.
En la mas remota antigüedad, unos tres mil años antes de Cristo, durante la época de
Los Vedas
la civilización Indo – Aria, los Vedas enseñaron aspectos primitivos sobre esta idea que formó parte de su cultura y de su religión. Esta civilización fue la primera en transmitir su cultura mediante la comunicación oral antes de aparecer los primeros escritos sobre el año ciento sesenta antes de Cristo.
Los Vedas, dejaron su doctrina plasmada en “El Libro de los Vedas”, dejando sus textos sagrados escritos en sánscrito, que se remontan a unos dos mil años antes de Cristo. Veda en Sánscrito, significa Conocimiento, y son cuatro los Libros Vedas que lo componen y que contienen la tradición y las bases de las religiones indias . Estos fueron compilados por un sabio brahman de la India llamado Viasa, al que también se atribuye el Mahabarata , el Bhagavad Gita y Los Puranas, que son un conjunto de escritos cosmológicos donde aparace la idéa de la
Viasa
reencarnación.
Posteriormente Krisna –siglo X antes de C. en la India- y posteriormente Buda- unos 500 años antes de C. en Nepal- continuaron y ampliaron los estudios de Vyasa.
Asimismo este concepto lo sostuvo Patanjali,- 600 años antes de C, autor del Yoga-Sutra,- así como Bodhidharma- siglo VI antes de C - autor del Budismo Zen
También aparece en “Las Leyes de Manú”, de unos dos mil seiscientos años de antigüedad, así como en las “Obras Herméticas” de Hermes Trimegisto,-3.000 años antes de Cristo-. Hermes fue llamado el tres veces grande, siendo una figura destacada y un gran Iniciado que vivió en Egipto
Hermes Trimegisto
unos tres mil años antes de Cristo; el mismo fue el autor de la “Tabla Esmeraldina de la Iniciación” y del “Libro de los Muertos”, obra legendaria cuyas escenas representan el viaje del alma después de la muerte. En la religión que estableció, tal como muestra la moderna egiptología, en los “Misterios de Isis”, “Osiris” y “Horus”,que formaban su trinidad divina, la comunicación con los espíritus de los muertos formaba parte de la iniciación a esos “misterios”.
En la legendaria China, con sus ancestrales conceptos del Ying y su opuesto, el Yang, que han llegado al conocimiento y aceptación a nuestra actual época, tuvieron a dos personajes extraordinarios llamados Lao Tse y Confúcio (Kung Fu Tseu) -algo mas de 500 años antes de nuestra era- . Este adoctrinó una filosofía profundamente
Confucio
espiritualista . Enseñaron el Tao o moral de iniciación por el que había que anular todo deseo para anular también la personalidad y así fundirse con el Alma de Lo Absoluto. Confúcio predicó una doctrina basada en el culto íntimo a los antepasados, sin dogmas ni cultos externos; con su doctrina se estableció una especie de religión laica que ha presidido el destino espiritual del pueblo chino.
En la antigua Persia, se mantenía un culto al fuego y al sol, y parece ser que su doctrina les llegó de las corrientes indostánicas de los Vedas . Su Enviado o Profeta fue Zoroastro o Zaratustra, que vivió novecientos años antes de Cristo, y fue el dios de los Persas. Este adoptó
Zoroastro
fundamentalmente la doctrina de los Vedas que es conocida como Mazdeismo o Zoroastrismo, y enseñaba la transmigración de almas y su recompensa o castigo según sus actos. Asimismo recomendaba que la mejor oración era la de trabajar por el prójimo. El concepto de la reencarnación aparece en obras como “ Los Upanisad, “Los Brahamanes”, y “El Zend Avesta” del mismo “ dios” Zoroastro de los Persas.
Y posiblemente también se detecte esta idéa en “El Corán” islámico, y en “El Talmud” judío.(El autor que suscribe todavía no ha estudiado lo suficientemente necesario estas dos obras).

- Jose Luis Martín-

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Antes de nacer ,el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará”
- Egipcios- 3000 a.a.C.

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Influencia oculta de los Espíritus sobre nuestros pensamientos y acciones 


¿Influyen los Espíritus sobre nuestros actos y pensamientos? 

- A ese respecto su influjo es mayor de lo que creéis, porque son sobrada frecuencia son ellos los que os dirigen.^El Libro de los Espíritus 236 

¿Tenemos pensamientos que nos son propios y otros que se nos sugieren? 


- Vuestra alma es un Espíritu que piensa. No ignoráis que muchos pensamientos os llegan a la vez sobre un mismo asunto, y a menudo muy contrarios los unos de los otros. Pues bien, lo hay siempre vuestros y nuestros. Es eso lo que os pone en la incertidumbre, porque tenéis en vosotros dos ideas que recíprocamente se combaten. 
. ¿De qué manera podemos distinguir los pensamientos propios de aquellos otros que nos son sugeridos? 

- Cuando un pensamiento os es inspirado, viene a ser como una voz que os habla. Vuestros propios pensamientos son, por lo general, los que se os ocurren primero. Por lo demás, esa distinción no reviste para vosotros gran interés, y a menudo resulta útil no saberlo, ya que así el hombre obra con más libertad. Si se decide por el bien, lo hace de mejor gana. Si por el contrario, opta por el mal camino, mayor será su responsabilidad.* 
Los hombres de gran inteligencia y aun geniales, ¿toman siempre sus ideas de su propio acervo? 

- En ocasiones las ideas les vienen de su propio Espíritu, pero con frecuencia también les son sugeridas por otros Espíritus que los juzgan capaces de comprenderlas y dignos de transmitirlas. Cuando en sí mismos no las encuentran, apelan a la inspiración: es esta una evocación que están haciendo sin sospechar lo. 

. Se dice a veces que el primer impulso siempre es bueno. ¿Es esto exacto? 

- Puede ser bueno o malo, conforme al grado de adelanto del Espíritu encarnado. Es siempre bueno en aquel que escucha las buenas impresiones. 
¿Cómo distinguir si un pensamiento que nos es sugerido procede de un Espíritu bueno o de uno malo?

- Estudiad el asunto. Los Espíritus buenos sólo aconsejan el bien. A vosotros cabe distinguir. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC


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¿DUENDES, ELEMENTALES – CREENCIA, FANTASIA O REALIDAD?
No encontramos la palabra “Elemental” en el diccionario de Aurelio, y que tampoco consta en las obras codificadas por Allan Kardec. Más  allá, el Espíritu San Luis, en la Revista Espirita del mes de marzo de 1860, empleo el término “elementar” (1) en vez de “Elemental”.(2) El profesor Rivail cita la palabra “duende “refiriéndose a los espíritus perturbadores, en dos oportunidades. (3) La primera cuando hace alusión al duende de Bayonne, que apareció para su hermana, provocando travesuras. En la segunda, describe la experiencia del Sr. J. con algunos espíritus perturbadores, en su residencia. Pero, en ambas oportunidades, el Codificador los describió como espíritus perturbadores, sin, conferirles  las propiedades que la creencia popular da a los duendes y elementales. (4)
En este abordaje teórico, no podemos adentrar por la puerta larga de las concepciones místicas, hasta  porque la nomenclatura espirita es concisa y clara, y precisa estar por encima de la imaginación popular, que concibe, generalmente, la mediúmnidad de manera mística, y casi siempre denominando esos seres de Silfos (elementales del aire), salamandras (elementales del fuego), Ondinas (elementales del agua) y Gnomos  (elementales de la tierra)
Sabemos que en las huestes espiritas existen muchas terminologías nuevas, que no están escritas en las Obras Básicas. Todavía, en el transcurso del siglo XX, fueron siendo incorporadas en el diccionario Kardeciano, a ejemplo de los términos “colonias espirituales”, “bioenergía” “monoideismo”, “ovoides”, “umbral”, “vampirismo”, “aura” etc. Expresiones esas que, si no fueran utilizadas por el Codificador; estaban de alguna forma implícitas, a través de otras terminologías del siglo XIX
El término “Elemental” es comúnmente empleado de forma esotérica, sobretodo en la cultura teosófica. Sin embargo, André Luiz hace alusión a la palabra refiriéndose “a entes servidores comunes del reino vegetal” (5), o sea, espíritus de la Naturaleza totalmente extraños  a su comprensión (6).
Algunas obras espiritas complementares confirman que los seres infra-humanos son los “entes servidores de la naturaleza”, ejecutores de fenómenos naturales. Según el ilustre lionés, “los Espíritus constituyen la fuerza inteligente de la Naturaleza y concurren para la ejecución de los designios del Creador” (7), que, no creó seres intelectuales perpetuamente destinados a la inferioridad, una vez que “todo en la Naturaleza se encadena por hilos que aun no pudimos aprender” (8)
Los Instructores  Espirituales intervienen en la mayoría de las formas evolutivas inferiores, en las cuales el principio inteligente actua. En verdad “todos los campos de la Naturaleza cuentan con agentes de la sabiduría Divina para la formación y expansión de los valores evolutivos.” (9) A rigor, el espíritu no llega a la fase de la razón “sin haber pasado por la serie divinamente fatal de los seres inferiores, entre los cuales se elabora lentamente la obra  de su individualización.” (10) De esta manera, “el principio inteligente, distinto del principio material, se individualiza y se elabora, pasando por los diversos grados de la animalidad. Es ahí que el alma se ensaya para la vida y desenvuelve, por el ejercicio, sus primeras facultades.” (11)
Cierta vez, conociendo una colonia purgatoriales de vasta expresión, André Luiz fue informado sobre las millares de criaturas “utilizadas en el servicio más rudos de la naturaleza, que se desenvolvían en aquellas regiones en posición infra terrestre.” (12). Tal vez esas entidades no habiten en el interior de la Tierra, sin embargo “presiden a los fenómenos geológicos y los dirigen de acuerdo con las tribulaciones que tienen. “(13). Día vendrá en que recibiremos la explicación de todos esos fenómenos y los comprenderemos mejor.
En la escala de la evolución, ellos estarían entre la fase animal y hominal. Muchos esotéricos acreditan que esas entidades son superiores al hombre, creencia esa contraria a los conceptos y conocimientos espiritas. Para nosotros, esos seres “se sitúan entre el raciocinio fragmentario del macocoide y la idea simple del hombre primitivo de la floresta.” (14)
En el capitulo IX de El Libro de los Espíritus, cuestión 536 a 540, el maestro lionés hizo preguntas pertinentes sobre la acción de los espíritus en los fenómenos de la naturaleza. Comprendemos, así, sobre la existencia de “principios inteligentes” que auxilian en el control de los fenómenos de la naturaleza, bajo la supervisión de espíritus más elevados, operando en nombre de Dios, que “no ejerce acción directa bajo la materia” (15)
No sería justo decir que los elementales no existen. La experiencia, la tradición y la propia Doctrina Espirita acogen tales seres como realidad y no como mera fantasía. Todavía, no podemos olvidar que el Espiritismo tiene en su vocabulario los términos adecuados para designar precisamente esos entes espirituales. Razonable es, entonces, no adoptar palabras inadecuadas y distorsionadas por las creencias mitológicas. 
 Jorge Hessen
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RAZÓN Y COMETIDO DE LA
EXISTENCIA DEL ESPÍRITU


La sociedad en la que vivimos nos enseña muy poco sobre el misterio de la vida y desgraciadamente mucha gente, muere sin haber vivido, sin haber entendido el fin de su existencia.

¿Cuál es la razón de mi existencia y cómo puedo liberar a mi conciencia espiritual del limitado perímetro material de mi existencia material.?

¿Por qué existimos?
¿Qué cometido tiene la existencia del hombre?
¿Quién nos ha creado?
¿Por qué sufrimos?...

Estas y muchas más preguntas se las hace el hombre, y solo aquellos que meditan y profundizan consiguen respuestas, que de momento les pueden convencer, pero muchos hay que van más allá, no se conforman y gracias a ellos aparecen día a día nuevas respuestas y así el hombre va modificando sus errores y obteniendo respuestas más lógicas y acertadas de su existir y de todo lo creado.

Con el espiritismo hemos encontrado nuestra renovación mental, con el fenómeno medí único hemos modificado las convicciones, con las conclusiones filosóficas hemos alterado la visión del mundo, ahora admitimos la inmortalidad del ser y sentimos la excelsitud de nuestro propio destino.

Pero si esa transformación de la inteligencia no eleva nuestros corazones mediante el perfeccionamiento intimo, si los principios que abrazamos no nos ayudan a que mejoremos el comportamiento en relación con nuestros hermanos de la humanidad, ¿para qué nos sirve el conocimiento?.

Si una fuerza superior no educa nuestras emociones, si la cultura no nos conduce hacia la sublimación del carácter y del sentimiento, ¿qué hacemos con el tesoro intelectual que la vida nos confía?.

El intercambio con los habitantes del mundo espiritual no tiene valor si solamente satisfacemos nuestro capricho.
Si buscamos tomar contacto con el plano espiritual recordemos que la muerte del cuerpo no nos transforma en santos. Mas aya de la tumba hay también sabios e ignorantes, justos e injustos; corazones en el cielo y conciencias en el purgatorio, dependencia del infierno...

Las incursiones en lo desconocido requieren conductores.

Cristo es nuestro Guía Divino para la conquista santificante del Mas Allá.
No nos apartemos de El.

Solamente con Jesús mediante el Evangelio bien vivido, corregiremos la estructura de nuestra personalidad ara la sublime ascensión hacia la alborada de nuevos milenios, los que mas han madurado en su capacidad de razonar y superan las fronteras de la inteligencia común, en su interior despiertan ciertos interrogantes, encienden su corazón.

¿Quiénes somos?.

¿De dónde venimos?.

¿Dónde está la estación terminal de nuestros destinos?.

En lo más profundo de nuestro ser anhelamos una vida superior, analizamos y fascinados nos damos cuenta de que no existe el vació, que la vida es patrimonio del agua, así como también es la esencia de los inmensurables sistemas siderales. Y asombrados ante el esplendor del Universo, emprendemos la difícil tarea de  descubrirnos a nosotros mismos, volvemos el pensamiento hacia el suelo al que estamos imantados y reclamamos el amor, para que responda a la soberanía cósmica vibrando dentro de la misma nota de grandeza, aunque en el ambiente en el que vivimos, el amor es como una planta milagrosa en la que están asomando tiernos brotes.

 Vemos que cuando tomamos parte en un equipo de intereses comunes pasajeros en el que provisoriamente nos incluimos, padeciendo las zozobras de la envidia, la codicia, el egoísmo, el dolor... No sabemos dar si no recibimos, no logramos ayudar sin protestar y al mostrarnos exigentes para con los demás, soportamos de parte de ellos golpes siempre renovados de la incomprensión y de la discordia, con escasas posibilidades de auxiliar y auxiliarnos.

Hemos vislumbrado a la Majestad Divina en los Cielos y reconocemos la pobreza infinita de la tierra.
Tenemos el cerebro inflamado de gloria y el corazón invadido por las sombras.

Nos enorgullecemos ante los espectáculos magníficos de lo Alto y padecemos las miserias de aquí abajo.

Deseamos comunicar a los demás cuanto hemos aprendido y comprendido al contemplar la vida ilimitada, pero no encontramos oídos que lo entiendan.

Advertimos que en la tierra, el Amor es aún tan escaso como la alegría que pueden proporcionar los oasis cercados, y cuando se corta el eslabón que nos sujeta a la miserable familia humana, el hombre que abre los ojos a la grandeza de la Creación deambula por el mundo como un viajero incomprendido y desubicado, como un peregrino que no tiene patria ni hogar, sintiéndose como un diminuto grano de polvo dentro de los Dominios Celestiales.

Sin embargo, nos estamos ampliando la acústica del alma y a pesar de los sufrimientos que nos afligen, las inteligencias Superiores están edificando sobre nosotros los cimientos espirituales de la Humanidad Nueva.

 Estamos reducidos en las percepciones en lo que es necesario.

Los hábitos adquiridos y los conocimientos a través de los siglos yacen en el cuerpo, bajo la apariencia estática de intuiciones y tendencias.

Fuerzas inexplicables, e infinitos recursos duermen en el, a la espera de la palanca de la voluntad para exteriorizarse rumbo a la conciencia.


Nuestra alma permanece provisoriamente encerrada, en el olvido temporario pero no absoluto de su pasado, no obstante recibimos gloriosas ocasiones de trabajo en la tarea de nuestra propia superación.

En la existencia carnal encontramos multiplicados medios de ejercicio y lucha, para adquirir y consolidad las aptitudes que nos son necesarios para vivir en regiones más elevada, crecemos con el dolor que nos corrige y con el trabajo que lo santifica.

Las facultades sensoriales son insignificante haces de claridad, que nos brindan escasas noticias del prodigioso reino de la Luz  y si sabemos aprovechar las sombras del palacio corporal que nos aprisiona temporariamente, para que desarrollemos las facultades divinas, si meditamos y obramos en función del bien, poco a poco vamos tejiendo las alas del amor y la sabiduría con las que mas tarde, levantaremos el vuelo sublime y supremo en dirección a la Eternidad.

En el cuerpo humano, la tierra tiene el más sublime santuario y una de las mas grandes maravillas de la Obra Divina.

El cuerpo humano es una magnifica ciudad estructurada con vidas microscópicas, casi inmensurables, por medio de la cual la mente se desenvuelve y purifica, mientras se entrena en las luchas habituales y en los servicios regulares del mundo, para importante cometidos en los círculos superiores.

Aunque sea mutilado o deforme, un cuerpo es una bendición, porque nos da en la tierra, una preciosa oportunidad de perfeccionarnos espiritualmente. En realidad, el cuerpo es el mayor de los presentes que nuestro Planeta puede ofrecernos.

Hasta ahora el hombre no ha sabido colaborar en la preservación y sublimación del castillo físico. Sin embargo llega el día, en que el hombre reconoce la importancia del templo vivo en el que habita en este mundo, y suplica retornar a  el  cual trabajador, que ávido   de renovación necesita el instrumento adecuado para conquistar el salario bendito del progreso para la anhelada ascensión a las Esferas Divinas.

La vida en el planeta se subdivide en la obra maestra del trabajo selectivo de todos los reinos. Desde la sensación a la excitabilidad al instinto, del instinto a la inteligencia y de la inteligencia al razonamiento, han transcurrido incesantes siglos y siglos. la evolución es fruto del tiempo infinito.

Para la conciencias primarias, el desprendimiento de la envoltura corporal es algo así, como la entrada en un periodo de hibernación. Aves sin halas no pueden ganar altura. Aguardan el momento de un nuevo regreso al nido carnal para obtener los recursos que les permitan realizar grandes vuelos. Para tales inteligencias, la muerte es como una parada obligatoria, por cierto tiempo, frente a los escalones más altos de la escala evolutiva que todavía no están preparados para transponer.

El hombre es un genio divino en proceso de perfeccionamiento, dentro del gran imperio de las existencias microscópicas, o un ángel por nacer, y en ese ámbito es esclavo natural de los ordenamientos superiores y legitimo amo de las potencias menores.

En torno de el todo es movimiento, transformación y renovación.

Somos lo que determinamos, poseemos lo que deseamos, estamos donde preferimos y encontramos la victoria, la derrota o el estancamiento, según imaginamos.

Los acontecimientos obedecen a nuestras intenciones o provocaciones sean manifiestas o ocultas. Habremos de encontrar lo que merecemos porque merecemos lo que buscamos. La existencia será pues para nosotros, en cualquier parte, invariablemente según pensamos.

La tierra es una universidad sublime que funciona en varios cursos y disciplinas con aproximadamente dos mil millones de alumnos matriculados en las diferentes razas y naciones.

Mas de veinte mil millones de almas conscientes, liberadas de los lazos corporales, rodean el domicilio terrestre y permanecen en otras fajas evolutivas y muchos miles de millones de inteligencias sub.-humanas son aprovechadas en el progreso planetario en múltiples servicios.

La reencarnación para la mayoría de estas criaturas, necesitadas de más amplia experiencia no es una imposición natural sino también un premio, porque constituye la oportunidad de aprender.

Cada pueblo es una sección preparatoria de la Humanidad en relación con el porvenir. Cada nación posee una tarea especifica que cumplir como contribución al mejoramiento del mundo, y aunque los bloques raciales desvariados, se lanzan a la guerra, están impulsados por el deseo de conseguir nuevos valores para su propio engrandecimiento.

En los círculos del Planeta, vemos a las mas primitivas comunidades encaminarse hacia las grandes adquisiciones culturales, no olvidemos que poseemos millones de hermanos que están infinitamente distantes del mundo moral, y que diferenciándose poco o nada de los irracionales, no han logrado todavía consolidar la mas mínima noción de responsabilidad.

Los enanos Dokos de Abisinia desnudos y profiriendo gritos extraños a manera de lenguaje se asemejan mucho a los monos.
Los negros de Kythes pasan los días tendidos en el suelo a la espera de ratones con los que puedan mitigar su hambre.

Entre gran parte de los africanos orientales no existen los lazos morales entre padres e hijos.

En el interior de África, los Latucas, no conocen los sentimientos de compasión o de obligación.

En el inmenso colegio hay múltiples y urgentes tareas para todos los que aprenden que la vida es movimiento, progreso, ascensión  y la individualidad encuentra vastísimas posibilidades de acción y amplios recursos para expresarse.

El trabajo es la escalera divina de acceso a los lauréelos inaccesibles del espíritu. Nadie precisa pedir traslado a Júpiter o Saturno para colaborar en la creación de nuevos Cielos. La tierra es nuestra casa y nuestro taller en medio del paisaje cósmico, nos espera para que la convirtamos en glorioso paraíso.

La religión es la fuerza que amplia las potencialidades del sentimiento. Por eso en el corazón reside el centro de la vida. No hay que despreciar la actividad religiosa porque en la predica de la fe santificante encontraremos las reglas de conducta y perfección que necesitamos para desarrollar nuestra vida mental en dirección a las conquistas divinas.

La religión es la fuerza que esta edificando a la Humanidad. Es la fabrica invisible del carácter y del sentimiento. Solamente la religión consigue limar las más recónditas aristas del ser. Ella altera paulatinamente las características del alma y eleva su patrón vibratorio, a través de la creciente mejoría de sus relaciones con el mundo y con sus semejantes.
Nacida en la ruda cuna del temor, la fe inicio su apostolado enseñando a las tribus primitivas que el Divino Poder tiene las riendas de la justicia suprema e infunde respeto a la vida y perfecciona el intercambio entre las almas. Es la religión la escuela soberana de la formación moral del pueblo, que dota al espíritu de poderes y conocimientos para que pueda realizar el viaje de la sublimación.

La ciencia construirá el clima de confort y lo enriquecerá con los blasones de la cultura superior, la filosofía la ayudara con valiosas interpretaciones de los fenómenos con los que la Eterna Sabiduría se manifiesta, pero solamente la Fe, con sus estatutos de perfección  intima, consigue preparar a nuestro espíritu imperecedero para ascender a la gloria universal.

En todos los tiempos el hombre sueña con la patria celestial.

Los conceptos de cielo e infierno yacen en el pensamiento de todos los pueblos.

El cuerpo es una casa temporaria en la que se recoge nuestra alma en aprendizaje. Por eso mismo cuando es alcanzada por los dardos de la disolución y del cansancio el espíritu humano recuerda instintivamente algo impreciso, que se presenta en su pensamiento angustiado como el paraíso perdido. Desequilibrado en la tierra, pide al Mas Allá un mensaje de consuelo y armonía.

Semejante momento es, altamente significativo en el destino del ser, porque si el corazón que pide es portador de buena voluntad, la respuesta de la vida no se hace esperar y se abre un nuevo camino ante el alma oprimida y fatigada, que se vuelve hacia el Mas Allá llena de Amor, sufrimiento y esperanza.

Con Jesús surgió en el mundo el coronamiento victorioso de la fe.

Con el Cristianismo recibimos las gloriosas simientes de la fraternidad que habrán de dominar los siglos. El Divino Fundador de la Buena Nueva entra en contacto con la multitud y el santuario del Amor Universal se abre, iluminado y sublime para la santificación de toda la Humanidad.

La enseñanza de Jesús no se reviste de formas complicadas y no exige que los hombres se hagan héroes o santos de un día para otro. No pide que el hombre haga milagros ni reclama imposibles. Su palabra esta dirigida a la vida común, a los niveles mas simples del sentimiento, a la lucha ordinaria y a las experiencias de cada día.

La criatura que registra las notas consoladoras del Evangelio empieza a contemplar el mundo y la vida a través de un prisma diferente.

Madurada la comprensión al llegar a la mayoría mental, el hombre percibe su propia insignificancia ante el infinito. Y cuando escucha las sagradas llamadas de lo Alto, el corazón que despierta a la vida superior comprende, al fin, que Dios es la Verdad Soberana que el trabajo, es su bendición, que el Amor y la sabiduría representan su finalidad y que su alma es inmortal.
Las instrucciones de los Espíritus son en verdad las voces del Cielo que vienen a iluminar a los hombres y a invitarles a la practica del Evangelio”.
En la actualidad, destacados científicos y pensadores de todas las latitudes, en prestigiosas Universidades, sostienen- aunque con otros términos- los principios de la Doctrina Espirita, ante un mundo diferente que deja morir de hambre a cientos de niños diariamente.

Entre tanto, Jesús espera.

Cuando su mensaje de Amor sea vivido, un nuevo Sol despuntara en el horizonte espiritual de la Tierra, pues la moral evangélica, como dice Kardec... constituye, en fin, y por encima de todo, el camino infalible de la felicidad futura...

Existen caminos en todas direcciones.

Hay caminos cortos que conducen a la locura y al suicidio, al crimen a la desesperación. También los hay largos y anchos, que facilitan la embriaguez de los sentidos, el desorden de la emoción en los compromisos infelices.

Surgen callejones sin salida y rutas que parecen no tener fin...

La vida, en si misma, es un camino que cada criatura recorre en su existencia inmortal, con éxito o fracaso, conforme con la opción hecha.
Todos avanzamos por caminos diferentes, ignorando muchas veces hasta donde nos llevan.

Los insensatos cambian de dirección de acuerdo con la variedad de las sensaciones agotadoras a que se entregan.

Los egoístas eligen las vías solitarias en las que se perturban tras una larga marcha.

Los precipitados se lanzan por las rutas escarpadas y ruedan en abismos de sufrimientos inenarrables.

Los perversos siguen por los senderos de la inquietud y se pierden en sombras espesas.

Los luchadores del bien avanzan por los caminos de la esperanza y se iluminan.
Los servidores de la caridad se mueven en las sendas del sacrificio y llegan a los puertos de la paz.

Los apóstoles del amor eligen los derroteros de la acción dignificante y reposan en los climas de la ventura que alcanzan.

En la diversidad de caminos, los hombres se perturban o se liberan...

Sin embargo, quien siga por los caminos de Jesús, nunca dejara de alcanzar la meta que persigue: la felicidad integral.

El apostolado de Jesús, en la tierra, mantiene su actualidad en estos días tumultuosos, atrayendo a las vidas que se pierden en otros rumbos.

Pavimentados con humildad y renuncia, dan seguridad y proporcionan jubilo y bienestar.

Pasan los siglos, y las lecciones por El suministradas irradian armonía y alegría de vivir.

Nunca, como ocurre en estos tiempos, Jesús fue tan necesario y oportuno.

La tecnología, que obtuvo logros relevantes y respetables, no libero al  hombre de sus innumerables problemas.

Las “ciencias del alma” con múltiples escuelas y enriquecidas con valiosos conceptos, no han podido conducir las mentes con seguridad, por carecer de objetivos firmes y legítimos.

La ética parece haber enloquecido, en una civilización donde la maquina pretende sustituir al hombre, aunque parezca ayudarlo.

La violencia gana las calles del mundo y la cultura se hipertrofia en modelos y equívocos lamentables, manteniéndose en la superficie de la información, destituida de profundidad de conceptos y de dignificación para el hombre.

En todas partes están presentes, las semillas del miedo, de la perturbación, de la agresividad...

Sin pesimismo de nuestra parte, no podemos negar los trágicos engaños de algunas conquistas contemporáneas, junto a las cuales hay otras que, ciertamente, glorifican a este siglo y a los que viven en el.

Es imperioso detenerse en la carrera desmedida de la “falta de tiempo” para revisar, reconsiderar, repensar a Jesús.

Volver a sus caminos y recorrerlos nuevamente, con reflexión  y ternura, es una tarea impostergable. Al hacerlo, cada individuo experimentara, sin duda, el calor de Su presencia y la inmanencia de Su amor impregnando su existencia.

Nadie que pueda prescindir de El es realmente feliz.

La Propuesta aquí se queda, en estas páginas empapadas de cariño, escritas con la más elevada emoción espiritual, como una contribución, aunque insignificante, para todo aquel que se encuentre insatisfecho, inquieto o aturdido, o que conserve el deseo de conquistar el reino de Dios que, en última instancia, existe en el propio corazón, aguardándolo.

 -AMELIA RODRÍGUEZ
EXTRAIDO por Merchita  del libro “Por los caminos de Jesús “y de “Derrotero “ambos de Divaldo Pereira Franco.

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