Los
trasplantes de órganos
Este tema ofrece muchos aspectos y
consideraciones ,según procedan estos órganos de personas vivas o
de cadáveres. Cuando proceden de personas vivas que los ceden libre
y voluntariamente en un acto de amor y altruismo, estos donantes
suman grandes méritos espirituales y aumentan considerablemente su
haber de karma positivo( actos de mérito cuyas consecuencias
favorables obtendrán antes o después), mientras que quien recibe
los órganos que pueden prolongar su vida o al menos mejorar la
calidad de la misma, tiene motivos para agradecer profundamente a
Dios y a la persona donante benefactora, este regalo de amor y de
vida.
En el caso de muerte accidental,
imprevista o violenta, el cuerpo, tras el momento de la muerte,
apenas es percibido por el Ser espiritual que lo habitaba como un
órgano medio anestesiado, de modo que si aún está ligado al mismo
y este es desmembrado quirúrgicamente, o destruido de alguna
forma, no experimenta dolor físico alguno debido a que las
sensaciones físicas solo le pueden llegar a través del cerebro, y
cuando tras la muerte cerebral este ya no funciona, no es capaz de
transmitir nada al Ser espiritual, pero debido a los lazos
energéticos que el Alma aún pueda mantener todavía con el
cadáver, si que puede llegar a percibir la sensación mas o menos
desagradable del desmembramiento o destrucción corporal. Esto le
puede resultar muy traumatizante y le puede
llevar a un estado de angustia, terror y conmoción que le dificulte
o retrase su nueva andadura en el mundo espiritual.
Otra cosa bien distinta, es cuando se trata de
una muerte prevista tras una enfermedad mas o menos larga que
debilita al moribundo hasta la extenuación de los lazos vitales
orgánicos, y es aceptada por la persona que va a desencarnar, así
como la donación de sus órganos tras el óbito. En este caso ,
estas circunstancias colaboran a que la autopsia o la donación de
sus órganos, no traumatice para nada al Ser que así llega de
preparado al final de su vida humana, pero existe el problema, cada
vez menos importante, de que si los niveles de energía vital del
órgano trasplantado son insuficientes, es más probable que ese
órgano fracase o pueda ser rechazado por el organismo receptor.
Digo menos importante porque la Ciencia e Investigación médica,
cada vez avanza más rápido, y este problema ya está en vías de
solución con los nuevos fármacos ya logrados para mitigar cada vez
más lo que parecía un escollo insalvable. El órgano extraído
para donación tiene que estar vivo, totalmente vivo y vital, para
que la posibilidad de éxito sea buena, condición independiente de
los avances de la medicina que ya aplica medicación especial para
evitar el rechazo.
Siempre que las donaciones se hacen por voluntad y
consentimiento previo del donante este tiene una ayuda y un
beneficio espiritual muy fuerte a la hora de la desencarnar su Alma,
así como para su nueva andadura en el más allá. Sin duda esta
ayuda es tan segura como merecida . Incluso, si la donación no la
hizo personalmente el fallecido cuando vivía, de modo voluntario y
consciente, pero la autorizan sus familiares por él, conociendo que
él no se hubiese opuesto, también es beneficiado espiritualmente a
la hora de pasar al más allá, porque es consciente de los hechos
y de la realidad, y le satisface comprender que sus órganos físicos
sirvieron para alguien y porque siendo una acción positiva,la
sensación consiguiente es positiva y merecedora de ayuda en el
mundo espiritual.
En personas adultas, en muchos casos el
tiempo que transcurre entre la separación completa y absoluta entre
el Ser y su materia física suele durar por término medio unos tres
días y a veces mucho más, o también menos, según y dependiendo de
los factores que ya hemos explicado anteriormente. Sin embargo
cuando se trata del cadáver de un niño de corta edad, la situación
es bien distinta porque en estos casos los lazos vitales que en
cortas edades aún son muy débiles, se sueltan inmediatamente y
quedan totalmente desligados de su materia, por lo que no les
puede suponer trauma alguno.
Si
los órganos de un “cadáver” se quisieran utilizar después de
algunas horas tras el fallecimiento , ya no servirían porque habrían
perdido su vitalidad, serían órganos muertos, y a partir de ahí
es cuando comienza el natural e inevitable proceso de putrefacción y
descomposición cadavérica.
Como ya hemos afirmado, los órganos que se trasplantan, aunque la
persona haya “fallecido”, tienen que estar vivos. Esto
no supone ningún inconveniente para el Ser espiritual, porque la
muerte del cuerpo no se completa instantáneamente, sino de modo
gradual, con lentitud variable según cada persona, lo que supone que
no se puede afirmar por ello que la retirada de un órgano antes del
cese de todos los lazos vitales, anticipe o facilite la
desencarnación del Espíritu que animaba ese cuerpo, pues con
independencia de ello, cuando se extraen los órganos a su cuerpo,
puede haberlo abandonado del todo, o bien puede continuar ligado por
lazos vitales al mismo y a todos sus órganos tras la retirada de los
mismos. Esto depende de lo apegado que esté a las cosas materiales
que le han rodeado durante su vida humana.
En definitiva, ante la cuestión de
recibir un órgano, la respuesta solo puede ser
afirmativa, considerando que si Dios pone en el camino de
nuestra vida esta experiencia que quizás la alargue, seguramente
debe ser para que intentemos aprovechar esta nueva oportunidad, y
cuando se trata de plantearnos la donación voluntaria de
los mismos, creo que debemos de ser conscientes de que es
necesario ser generosos siempre, aun después de la muerte, y
aplicar la máxima evangélica de hacer con los demás como
quisiéramos para nosotros, dando generosamente aquello que ya
no nos servirá más en esta vida y confiando en el buen
recibimiento y la ayuda espiritual que tendremos al pasar al
otro lado de la Vida.
- Jose Luis Martín -
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Es
secreto del mundo, que todas las cosas subsisten y no mueren, solo se
retiran de la vista un corto espacio de tiempo y después retornan de
nuevo....Nada muere, los hombres fingen morirse, les hacen celebrar
ridículos funerales y tristes entierros y allí permanecen asomados
a la ventana, con un disfraz nuevo y extraño.”
-
Ralph Waldo Emerson -
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CONFORMIDAD ANTE A MUERTE Y DEL MAL QUE NOS PUEDAN HACER.
Queridos amigos, hola buenos días, cuando el Espiritismo nos enseña la conformidad ante la enfermedad y la muerte, el perdón de las ofensas y de las traiciones, no hace otra cosa que repetir las lecciones evangélicas. En una palabra nos anima a sublimar nuestra personalidad. Lo que el Cristianismo y el Espiritismo quieren es que el hombre egoísta, brutal, carnal, agresivo, animalesco, sea sustituido por el hombre espiritual. La “personalidad” animal debe dar lugar a la verdadera personalidad.
En lo tocante a las dolencias de todo tipo el espiritismo nos dice que el hombre es víctima del fatalismo Karmico, del destino irrevocable. Si la muerte le roba un ser querido, el sabe que no debe llorar, más si dar gracias a Dios. Si recibe una punición del patrón, el se somete; si el amigo lo traiciona el lo perdona; si el enemigo le golpea la mejilla izquierda, el le ofrece la derecha. El espiritismo es la Doctrina de la despersonalización humana.”
Es por la comprensión de los problemas de la vida, que el espirita se resigna. Cuando el espirita se resigna, no se está sometiendo por el miedo, más si porque está aceptando una realidad a la cual tendrán que aceptar, exactamente para superarla, para vencerla. No es pues, el conformismo el que se manifiesta en esa resignación, más si la inteligente comprensión de que la vida es un proceso en desenvolvimiento, dentro del cual el hombre ha de equilibrarse.
Todos debemos tratar de construir un mundo nuevo creando un hombre nuevo en nosotros. el mundo está lleno de injusticias y de errores porque el constituye la suma y los errores de los hombres. Todos sabemos que hemos de morir, sin embargo solo nos preocupamos de vivir, la humanidad desencarnada que nos rodea es por esa razón más sufridora y miserable que la encarnada porque sienten afinidad con los de este lado.
Muchas veces nos extrañamos que en las sesiones mediúmnicas se manifiesten tanto espiritus sufridores. Lo extraño es que se manifiesten los espíritus luminosos, basta mirar a nuestro alrededor, y dentro de nosotros mismos, para ver de qué barro estamos hechos en nuestro planeta. Se habla mucho de fraude y de mistificación en el Espiritismo, como si ambas no se encontrasen en todas partes, donde quiera que exista la criatura humana. Espíritu y Mediums que engañan son nuestros compañeros en el plano evolutivo, nuestros colegas de fraudes cotidianos.
El Espiritismo está en la Tierra, para cumplir la promesa evangélica del Consolador, para consolar a los afligidos y ofrecer la verdad a los que la ansían. Su misión es transformar al hombre para que el mundo se transforme. Hay mucha gente queriendo hacer lo contrario: cambian el mundo para cambiar al hombre. El Espiritismo enseña que la transformación es conjunta y reciproca, más ha de comenzar por el hombre. Mientras el hombre no mejore, el mundo no se transforma. Es inútil, pues, apelar por las modificaciones superficiales. Hemos de insistir en el cambio esencial de nosotros mismos.
El hombre nuevo que nos dará un mundo nuevo es tan viejo como las enseñanzas espirituales del más remoto pasado, renovados por el Evangelio y revividos por el Espiritismo. Sin amor no hay justicia y sin verdad no escaparemos al fraude, a la mistificación, a la mentira, a la traición. El trabajo espirita es la continuación natural e histórica del trabajo cristiano que modifico el antiguo mundo. Nuestra lucha es el buen combate del apóstol Pablo: despertar las conciencias y liberar al hombre del egoísmo, de la vanidad y de las ganancias.
“Los años no nos dan experiencia ni sabiduría – decía el vagabundo de Knut Hamsun _ más si nos dejan los cabellos horrorosamente blancos.” Es lo que vemos al final de ese poema bucólico de Noruega que es “Un Vagabundo Toca en Surdina” Knut Hamsun era un individualista y sobre todo un lirico del individualismo. Más el hombre que se abre para el altruismo sabe que las verdades del individuo son generalmente monedas falsas, de restricta circulación. La verdad mayor – o verdadera – es la que nace del contexto social, de la usina de las relaciones, donde el individuo se forma por el contacto con los otros.
Los años no traen apenas los cabellos blancos – traen también experiencia, dueño de la vida, y con ella la sabiduría. Y en el día a día de la existencia que el hombre va modelando poco a poco su propia arcilla, el barro plástico del que Dios formó su cuerpo en la Tierra. Cada edad, afirmo León Denis, tiene su propio encanto, su propia belleza. Es bello ser joven y temerario, más tal vez sea más bello ser viejo y prudente, iluminado por una visión de la vida que no se cierra en el círculo estrecho de las pasiones ilusorias. El hombre madura con el pasar de los años.
La vida tiene sus estaciones, ya lo decían los romanos. A semejanza del año, el se divide en cuatro estaciones de la existencia que son: la primavera la infancia y la adolescencia, el verano la mocedad y el otoño de la madurez es el invierno de la vejez. Más también a semejanza de los sueños, las vidas se encadenan en el proceso de la existencia, de manera que las estaciones se renuevan en cada encarnación. Vivir, para el individualista, es atravesar los años de una existencia. más vivir, para el altruista es atravesar las existencias palingenésicas, las vidas sucesivas, en dirección a la sabiduría. El blanqueo de los cabellos no es más que el inicio de las nevadas del invierno. Más después de cada invierno volverá de nuevo la primavera.
La importancia de los años es, por tanto, la misma de las leguas en una caminata en dirección al futuro. Cada nuevo año que surge es para nosotros, los caminantes de la evolución, una nueva oportunidad de progreso que se abre en el horizonte. Entremos en el año nuevo con la decisión de aprovecharla en todos sus recursos. No despreciemos la riqueza de sus minutos, de sus horas, de sus días, de sus meses. Cada uno de esos fragmentos del año constituye una parte de la herencia de Dios que nos cabrá en el futuro.
Amigos os deseo un lindo Martes, que Dios nuestro Padre siga iluminando nuestras vidas.
- Merchita -
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1. ¿Qué debe ser el espirita ante Dios?
Hijo agradecido; procurando en todos los actos de la vida, ser fiel servidor de los demás, respetando y amando a todos nuestros hermanos.
2. ¿Cómo ha de ser el espirita ante la humanidad?
La bondad, el consuelo, el amparo hacia todos, para que todos se amen y respeten como hijos de una misma causa.
3. ¿Cómo debe portarse en el seno de su familia?
Ser bondadoso, cariñoso, amable en todo, pero recto en todos los actos justos y dispensando sin rencor las faltas.
4. ¿Cómo debe portarse el espirita en las penas y dolores de la vida?
Ser resignado y paciente. Esperar un mañana más puro con fe, sabiendo que se purifica de sus faltas.
5. ¿Cómo debe portarse al sentirse atraído por cosas materiales?
No dar más valor a lo que realmente tiene. Ya sabéis que lo material es transitorio y sólo sirve para retrasar vuestra depuración.
6. ¿Cómo debe pensar?
Esperando siempre ocasión para, por medio de consejo o acto, hacer el bien en espíritu y en materia.
7. ¿Cómo debe hablar?
Siempre con prudencia, no con demasía, procurando que todos los actos, sean ajustados a sus buenas palabras.
8. ¿Cómo debe sentir?
Las ofensas hacia él, recibidas como flores, las ofensas, murmuraciones hacia los demás, para disculpar y proteger en defensa del ausente.
9. ¿Cómo debe mirar?
A lo malo para corregir, a lo bueno para aprobar; a la mujer, sólo contemplar, un hermano que se vistió de una forma material, en la que viene a progresar como haréis vosotros mañana. ¡Ay!, del hombre que sólo contempla la materia y no piensa en que cada ser está de paso en la Tierra, para alcanzar y saldar el ayer, en espera de un mañana más puro.
10. ¿Cómo debe andar?
Con la frente levantada, siempre sonriente, procurando que su conciencia esté tranquila; andar con paso firme, sabiendo que el trasiego de sus hermanos, por todas partes tiene sólo un fin. ¿Cuál es? Ir hacia Dios, por el amor y la ciencia.
Este fin, queridos hermanos, es el que yo me he propuesto en esta pequeña obrita, sintiendo para todos paz, amor y progreso. Es cuanto os desea vuestro hermano. Allan Kardec
Extraído por Merche del libro "Espiritismo moderno y reformando" Allan Kardec
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