martes, 16 de septiembre de 2014

¿ COMO AFRONTARÍAMOS NUESTRA MUERTE ?


¿Cómo debiéramos afrontar la propia muerte si la sentimos llegar?

     Creo que cuando a todos nos llegue el momento de partir, si Dios permite a través de nuestro particular karma, de que seamos conscientes del gran y trascendente momento al que nos vamos a enfrentar, debiéramos tratar de imitar el ejemplo que nos han dado siempre esos grandes Seres espirituales que de tarde en tarde han venido a este mundo con una elevada misión espiritual y humana, demostrando así su superior grado de evolución, ejemplificado con su vida de ayuda a la humanidad hasta su muerte.
     Esta clase de Seres, cuando se les acercó su hora, siempre afrontaron su circunstancia con serenidad y sin dramatizar, procurando tranquilizar a las personas de su alrededor y restando dramatismo a la situación, ofreciendo el ejemplo de su esperanza en el futuro, con naturalidad y hasta con una sonrisa tranquilizadora para los demás, mostrando así su confianza en la otra vida, en Dios y en su Justicia, con la satisfacción del deber cumplido, así como en la continuidad de la existencia después de la muerte. Recordemos al respecto los últimos momentos de Sócrates antes de beber la cicuta para cumplir su condena a muerte, o esos grandes ejemplos de los mártires cristianos antes de morir en el circo arrojados a las fieras.
     No obstante, el mejor ejemplo que nos han dejado estos elevados Seres, no ha sido el del momento de su muerte, sino el de su vida en el camino del bien, trabajando por su propia superación y ayudando y esforzándose siempre por los demás, forjando así un excelente bagaje de buenas obras como credencial para afrontar finalmente su paso a la otra vida, que así será mucho más fácil.
Cuando nos llegue el momento de la muerte, es muy importante que podamos vivir con plenitud de consciencia esta experiencia única y normalmente irrepetible en cada ser humano y que nos podamos sentir en paz y tranquilidad con nosotros mismos en nuestra conciencia, sabiéndonos perdonados por quien tenga algo que perdonarnos, y asímismo perdonando de corazón todo lo que tengamos que perdonar a otros.
Debemos rogar a Dios para que la muerte nos sorprenda en un buen momento de nuestras vidas, donde nos podamos sentir  llenos de paz, de alegría, de armonía y buen humor, porque cuando un Ser desencarna en medio de un acceso de amargura, ira u odio, es precisamente así como accede al mundo espiritual, por tanto debemos tener mucho cuidado en saber evitar esos malos momentos. No sabemos cuando nos iremos de este mundo, por lo que resulta preciso que estemos con el equipaje preparado, lleno del sentimiento del deber cumplido cada día.
Esta paz y tranquilidad deseables cuando se acerca el final de la vida, la podremos conseguir en la medida en que nos acompañen en nuestra conciencia las buenas acciones y las virtudes, y en que así mismo nos hayamos despojado antes de algunos defectos morales que nos perturban, pues estos acompañan al Ser más allá de la muerte y suelen regresar con él de nuevo a esta vida.
Finalmente comprendamos que es importante saber vivir bien nuestra vida espiritual para poder vivir bien nuestra propia muerte cuando llegue, sin temores y con la esperanza de quien regresa de nuevo a su hogar.

- Jose Luis Martín -
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¿ Acaso cuando dejáis una levita vieja y la tiráis, le hacéis honores, le lleváis flores o le cantáis rezos?; ¿ Por qué pues lo hacéis con vuestros cuerpos que no son sino la levita gastada que después de utilizada en el papel de la vida, se deja para tomar otra?”
Cayetano Arroyo ( Diálogos con Abul Beka)


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¿ESPIRITISMO: FILOSOFÍA, CIENCIA O RELIGIÓN?


Aun hoy actualmente, hay dudas entre los adeptos del Espiritismo en cuanto a su real naturaleza. ¿Al fin de cuentas, el Espiritismo es religión, ciencia o filosofía?
Sin pretensiones poco razonables, nos gustaría examinar las Letras Espiritas, con la finalidad de buscar la luz para tal, callejos sin salida.

En el capítulo I, Ítem, 17 de La Génesis, Kardec elucida que “Todas las ciencias  se encadenan y se suceden en un orden raciona; ellas nacen una de las otras; a medida  que encuentran un punto de apoyo en las ideas y conocimientos anteriores.”
Ya en el ítem anterior, el lucido maestro lionés hizo paralelo entre los objetos de estudio de ambos, la ciencia  ordinaria y el espiritismo, siendo el primero  el de las leyes del principio material y el segundo, el de las leyes del principio espiritual. Es del conocimiento general que, para constituirse una ciencia es necesario que haya un objeto  de estudio. El espiritismo, bajo este aspecto investigativo,  es, por tanto, Ciencia, con sus propios métodos y postulados explorando al máximo el uso de la observación, de la lógica, de la racionalidad.

Se entiende que la ciencia espirita  da proseguimiento a investigaciones  que la ciencia está imposibilitada  de actuar. Al menos por los mismos medios, pues, dentro de su campo de acción, también participa de la gran obra divina, que es trazar informaciones y disponibilidades en las más diversas áreas para los hombres. Son palabras del magno codificador en Obras Póstumas, en el capítulo titulado “Preguntas y Problemas”: “… (El espiritismo) no repudia ninguno de los descubrimientos de la ciencia, teniendo en vista que la ciencia es la recopilación de las leyes de la naturaleza, y que, siendo esas leyes de Dios, repudiar la ciencia  seria repudiar la obra de Dios.”

¡Y mientras tanto las ciencias han progresado! En todos los sectores,  las mejoras están surgiendo con nuevos ropajes para hacernos creer que son creaciones inéditas. Los avances en la medicina nos dejan  en la expectativa del surgimiento de curas,  o al menos tratamientos más eficaces  y al mismo tiempo menos agresivo, para las enfermedades como el cáncer y aun mismo para el AIDS. La tecnología  contribuyo creando mecanismos  y aparatos cada vez más modernos en prácticamente todos los niveles. No se puede negar   en cuanto al progreso que ha promovido  mayor bienestar para la vida humana.

El Espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas, como toda doctrina espiritualista”. Encontramos en la Doctrina Espirita los más elevados valores que desde tiempos inmemoriales vienen siendo predicados por diversas personalidades que visitaron el planeta. Muchas veces considerados como locos, agitadores y subversivos, tuvieron sus grandezas de almas reconocidas, solamente después  que desencarnaron.

Con este corto periodo, Kardec no deja espacio para la separación del Espiritismo, filosofía y religión, una  vez que la Filosofía es que dio origen a las religiones y a las ciencias. Por eso, es incomprensible la forma de ver el Espiritismo sin Filosofía, sin ciencia. Y sin religión, ya que el texto Espirita nos sugiere  ser la Doctrina  la fusión armónica de un trió que, por causa de la ignorancia de los hombres, estuvo disperso por largos siglos.

Hay, obviamente, que considerar, en como los hombres constituyeron sus creencias, organizándolas según un entendimiento limitado perfectamente inteligible. Surgiendo  disidencias, lo que puede parecer natural, surgen también  nuevas formas de adoración al ser superior, nuevos dogmas, nuevos rituales, y otra vez nuevas disidencias, formando grupos  muy heterogéneos solamente en determinados aspectos. La Doctrina Espirita no se compara a nada de eso, porque no es una disidencia  de ninguna otra, más si,  la suma de todas las verdades contenidas  esparcidamente en las diversas expresiones religiosas, nada menos que el consolador prometido por Cristo. “Más aquel consolador, el Espíritu santo, que el Padre enviara  en mi nombre, os enseñará todas las cosas, y os hará recordar  todo cuanto os tengo dicho” (Juan, 14, 26).

Ahora, Jesús habla de "todas las cosas" – os enseñará todas las cosas. Si reconocemos  el Espiritismo como el cumplimiento de esta promesa de Jesús, es necesario  atribuirle el merito que el merece. No pude ser reducido a una u otra esfera de acción.  Examinemos lo que el ítem XIII de la introducción de El Libro de los Espíritus asevera: “Por tanto, no nos engañemos: el estudio del Espiritismo es inmenso, toca en todas las cuestiones de la metafísica y de la orden social, y es todo un mundo que se abre ante nosotros.” en otras palabras, no es lo mismo que Jesús pronunció? En todos los aspectos – científico, filosófico y  religioso, precisa ser investigado, comprendido y divulgado, bajo pena de  reforzar  la ya existente idea  de que Espiritismo es diferente de religión, que es diferente de ciencia.  Una cosa es utilizar formas didácticas para mejor comprensión de su compleja transcendencia, otra es querer deturpar palabras  y esclarecimientos de Espíritus que están mucho más allá de nosotros, como el propio Codificador, apenas para entender una fracción de audaz orgullo.

Por otro lado, “el Espiritismo, esencialmente positivo  en sus creencias, repele  todo misticismo”, conforme señala Kardec, (Obras Póstumas, Preguntas y problemas). Y, sin saber aun si felizmente  o infelizmente, existe una vertiente para este lado, más sin sombra de duda, es anti doctrinario. Lo que puede haber de errado en una persona al ofrecer o recibir una aplicación de Reiki,  o de hacer tratamientos de cromoterapia, o de someterse a las terapias con cristales, pirámides y florales?   ¿Será que es errado  el que alguien tome un baño  de sal gruesa,  o encender inciensos y velas o practicar cosas afines?.  Ciertamente que errado no es, teniendo a la vista  las buenas intenciones con que son hechas, pero sustentar que eso tiene  que ver con el Espiritismo es un error grave, pues entre ambos hay una distancia galáctica.

Siendo, esencialmente positivo en sus creencias, el espiritismo está basado en los hechos y en la experiencia; es un objeto de carácter práctico y objetivo. Dirige la fe del hombre para el raciocinio. De ahí no parecer racional creer que la quema de incienso sea capaz de espantar los malos Espíritus y fluidos “cargados”,  olvidando el ítem 13 del noveno capítulo de El Libro de los Médiums. También es alarmante  ver la confianza que se deposita en el tratamiento de las tales flores, que garantizan interferencias benéficas según algunos, en el periespiritu, cuando se sabe que sin reformulaciones de valores llevados a efecto cotidianamente, no existe otra forma de  adquirir el bienestar físico o psíquico.

La reflexión que se hace importante es que el respeto por las diversas formas de creencias es preciso que exista,  ya que somos parte de un grupo heterogéneo de Espíritus en diferentes  grados evolutivos. De ahí, se concluye que, entre los Espíritas  habrá aquellos en estado de transición, donde la total convicción aun no surgió y solo la hará gradualmente, como es natural. Entretanto, no será por causa de eso que se dejará de esclarecerlos, preservando siempre   y a toda costa, la pureza doctrinaria.

Bajo la identificación de Un espíritu, un compañero de la patria espiritual nos elucida  aun en la Obras Póstumas, en el capitulo cuyo título es “El futuro del espiritismo”: “El Espiritismo está llamado a desempeñar un papel inmenso sobre la Tierra; será el que reformará la legislación tan frecuentemente contraria a las leyes divinas; será el que rectificará los errores de la historia; será el que reconducirá a la religión de Cristo que, en las manos de los sacerdotes, se torno un comercio y un vil tráfico; instituirá la verdadera religión, la religión natural, la que parte del corazón y va directo a Dios, sin detenerse en las franjas de una sotana, o en las escaleras de un altar(…)

El Hermano habla de una “religión de Cristo”, de una religión natural que parte del corazón y va directo a Dios, removiendo  en nosotros cualquier pensamiento de alguna forma ligado  a la cuestión religiosa, resucitando su real significado.

Lo que se entendió por religión, en realidad, jamás lo fue. Del latín religar asume significación diversa.  El “religar” el hombre a Dios jamás puede hacer entender practicas externas acosadas por una caprichosa superstición, abstracción hecha para los hombres aun de entendimiento elemental, y a los abusos que se registraron, principalmente en el periodo dantesco de la Edad Media.

La Doctrina Espirita vino a restaurar el cristianismo que a lo largo de la historia sufrió  mutilaciones  y abusos de toda suerte. ¿Cómo eximirla  en cualquiera de sus aspectos, sin repetir los mismos errores del Pasado?

Es una necesidad urgente que los espiritas asuman pronto  su papel, ya que tantas responsabilidades están  reservadas al espiritismo, que solo actuará mediante la acción efectiva de sus adeptos.  Estos parecen esperar  que acontezca algo extraordinario por si mismo, mientras pequeñas divergencias  amenazan  intimidar verazmente difundiendo las ideas  espiritas. Afortunadamente el codificador garantizó:”Qué importan, más allá, de algunas disidencias que están más en la forma que en el fondo! Observad que los principios fundamentales son los mismos por todas partes y deben uniros en un pensamiento común: el amor a Dios  y la práctica del bien. Cualquiera que sean, por tanto, el modo de progresión que se admita,  o las condiciones normales de la existencia futura, el objetivo final es el mismo: hacer  el bien; ahora, no hay dos  maneras de hacerlo. “ (El Libro de los Espíritus – Conclusión ítem, IX)

Por Maria Ribeiro de El Blog dos Espíritas

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ARREPENTIMIENTO Y ACCIÓN

De entre las emociones más amargas sentidas por los seres humanos, está el arrepentimiento.
El llega tardíamente, embrollado en las sombras, trayendo el trago de hiel.
Se insinúa como toxico penetrante, cuando no irrumpe descontrolando, produciendo desastre…
Nunca anticipa su presencia, más cuando llega mata la esperanza subyuga el coraje y vence la resistencia.
Es útil para despertar la conciencia y desastroso para la convivencia demorada, porque destruye la vida.
Así, el arrepentimiento debe ser aprovechado, por el alma que lo siente, para elevarse por encima de su influencia perniciosa.
Cuando la luz del arrepentimiento se enciende en la conciencia culpable, esta visualiza, con nitidez, los desatinos cometidos y se juzga irremisiblemente perdida.
Más el arrepentimiento, al contrario de lo que se piensa, es bendición que proporciona al arrepentido madurez e invita a la reparación.
Es la puerta que se abre para que el alma equivocada busque el éxito y se renueve para Dios.
Así, si el arrepentimiento nos visita, no hagamos de el motivo para el desaliento.
El agricultor distraído, que siembre espinos en vez de buena simiente, o descuidado, que permite el crecimiento de las hiervas dañinas, cuando se dá cuenta de que su siembre corre peligro, no puede quedarse lamentándose, de brazos cruzados.
Al contrario, debe actuar rápidamente  para recuperar el tiempo perdido.
Comienza por arrancar los espinos y limpiar el huerto. Después es tiempo de preparar el suelo y arrojar simientes que produzcan buenos frutos.
Jesús, profundo conocedor de mapas que nortean la intimidad de los seres, nos enseñó cómo proceder cuando somos visitados por el arrepentimiento: tomar el arado, y no mirar para atrás.
Un ejemplo celebre en la historia del cristianismo es el de Mría de Magdala.
Mujer joven y bonita, se entregó a los efímeros placeres y vicios. Más cuando vislumbró una propuesta de felicidad efectiva, rehízo las metas, fortaleció los ánimos y siguió con coraje.
No quedó exenta de las consecuencias de los actos del pasado, más no titubeó ante el campo que el Maestro le ofreció para ser jardinera.
El profeta Ezequiel habla que el deseo del Creador no es la muerte del impío, más si la eliminación de la impiedad.
Con todo, para que haya eliminación de la impiedad es preciso que el impío caiga en si, como el hijo prodigo, y se vuelva para el Padre.
Así, si el arrepentimiento batiera en las puertas de nuestra conciencia, acojámoslo con la tranquilidad de quien reconoce que se equivocó, más que desea, sinceramente, rehacer la lección con acierto.
¡Piense en eso!
 Para evitar arrepentimientos futuros conviene que hagamos, en el momento presente, lo mejor que esté a nuestro alcance.
La conciencia es guía seguro para nortear nuestras actitudes, una vez que en ella están inscritas las leyes divinas.
En último análisis, arrepentirse es jamás tener que pedir perdón.
¡Piense en eso!
  Equipo de Redacción de Momento Espirita, con base en el libro Herencias de Amor


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