jueves, 1 de noviembre de 2012

El sufrimiento y el dolor humano





 ¿ Qué sentido tiene el dolor humano ?

     Antes de profundizar debemos tener en cuenta que el dolor puede ser físico, psíquico y espiritual o moral,  siendo estos últimos mencionados el sufrimiento interior que puede experimentar el alma y la mente humana, mientras que  el dolor físico, es consecuencia de nuestra sensibilidad, porque es un aviso necesario de que algo anda mal en nuestro organismo, y un estimulante para la actividad del ser humano.

      El dolor nos obliga a reconcentrarnos en nosotros mismos y a reflexionar, ayudándonos a vencer nuestras pasiones, por lo que resulta un camino para el perfeccionamiento espiritual

     El dolor que refleja el cuerpo físico puede tener un origen en la ley de Conswecuencias, durante esta vida o en vidas anteriores, bien por haber llevado una vida desordenada y antinatural, por excesos de alimentación, vida sedentaria, abuso de alcohol o excitantes, abuso y mal uso de la actividad sexual y situaciones desarmónicas en general, causadas por uno mismo.

     Los males psíquicos, como las depresiones, las psicosis y las psicopatías, son en gran medida el resultado de tensiones emocionales, sentimientos y actitudes mentales negativas y desacertadas ante la vida, así como de intensos deseos de baja naturaleza.

     Los males espirituales son las  sensaciones de reproche y acusación íntima que el Ser experimenta  a través de su conciencia, como resultado de haber sido débil ante su propio egoísmo o cualquier  otro sentimiento negativo como el rencor, etc. A veces estos pueden ser tan intensos que pueden generar también sufrimientos psíquicos como la desesperación o una depresión.

     La base del sufrimiento moral es el apego hacia las personas u objetos hacia los que se siente un afecto mezclado con un sentimiento de posesión  cuando se experimenta el miedo  a perder esos apegos.
   
     También existen sufrimientos provocados por desequilibrios internos del Ser humano, cuyo origen está en una disfunción entre  las demandas del Ser espiritual, y las de su parte material, dando origen a la enfermedad de la  Depresión. Esto sucede cuando  se causan ansias e infelicidad al  no atender el llamado interior del espíritu que a través de la conciencia pide una cosa, mientras que la persona se deja llevar  por las tendencias materiales que le  inclinan hacia algo bien distinto.
   
      El sufrimiento ante el dolor  es obra de la mente, por eso lo trágico de la vida humana no es el dolor o el sufrimiento, sino el tiempo que perdemos mientras nos dedicamos a sufrir  o a quejarnos,  porque nos implicamos en demasía como protagonistas en un problema,  abandonando mientras otras realizaciones que tenemos comprometidas. El sufrimiento surge cuando nos enfrentamos al dolor, oponiéndonos a su  realidad, y cuanto mas se sufre, mas incapacitado se está para afrontar la causa del sufrimiento.
   
      Ante el dolor y el sufrimiento,solemos pasar por una serie de etapas que comienzan desde la negación o rechazo, la rebeldía contra Dios y contra la vida, hasta que finalmente intentamos una “negociación” y finalmente la aceptación de lo que debemos atravesar, al intuir cual es el aprendizaje que esa dolorosa situación nos aporta.

      Como antes se expuso, el dolor y el sufrimiento humano, no son un castigo o una venganza divina, sino un reajuste de nuestra conducta y una depuración de nuestro cuerpo espiritual, enfermo y lastrado con las energías negativas originadas por actos contrarios a la Ley del Amor. El dolor proporciona al Ser que lo padece la oportunidad de rescatar deudas del pasado, limpiando su Periespíritu,  y de probarse a sí mismo su fortaleza interior ante las dificultades de la vida.

     El dolor supone siempre una señal de alarma porque indica una violación del orden establecido por las leyes que rigen  al Ser y a su cuerpo.  Es un aviso de que algo va mal o que falla, y si se desoye esta llamada de atención, se intensifica cada vez más y llega a ser muy pertinaz cuando la ley del Amor ha sido violada muy intensamente, extendiéndose incluso hasta vidas posteriores, con arreglo a la ley del karma.   Cuando violamos las leyes Divinas se produce un desajuste  que nos lleva por el dolor a reencontrarnos con nosotros mismos y a reflexionar, indicándonos que nos hemos equivocado con el fin de que rectifiquemos.

     Desde un natural punto de vista humano, el dolor  es algo negativo, pero desde el punto de vista de este conocimiento espiritual sabemos que  el dolor no es ni una maldición ni un castigo de Dios;  cuando se presenta se deben tener en cuenta sus aspectos positivos, tal como la función benéfica para el progreso espiritual  y a veces sirve también para ayudarnos a vencer nuestras pasiones, por lo que resulta una herramienta útil para forjar nuestro perfeccionamiento espiritual y nuestra enseñanza moral. Entre las funciones benéficas del dolor,  está la de tener un efecto ablandador del alma en personas soberbias, dominantes y orgullosas.  Por este motivo, ciertas circunstancias de la vida  que calificamos como desgracias, tal como enfermedades incurables o dolorosas, resultan espiritualmente benéficas. Ello no significa que no se deba luchar humanamente por erradicarlas o al menos aliviarlas, y precisamente en ese esfuerzo para prevenir y curar con paciencia  y entereza estas enfermedades, es en donde radica su acción benefactora para el Ser.

     Además, durante el transcurso de esas enfermedades dolorosas , el Ser usa de su cuerpo físico y psíquico como válvula de escape y de drenaje del magnetismo mórbido que impregna su periespíritu y le incapacita para poder elevarse hasta planos más sutiles .

     El dolor y el sufrimiento causados por la enfermedad, suelen ser el resultado de un necesario proceso purificador y depurativo del alma, pero jamás son un castigo de Dios. Otras veces estas enfermedades ,dolores y sufrimientos,que se pasan en la vida humana,  los elige el Ser desde antes de nacer con el fin de afianzar o conquistar algún valor necesario para su evolución, tal como la resignación, la fe, la esperanza, la bondad, la paciencia, etc.

     Cuando el dolor  y el sufrimiento aparezcan, por muy difícil que resulte  afrontarlo, debemos aceptarlo considerando que es una oportunidad única y una enseñanza que se nos brinda para nuestro bien espiritual, porque  salvo en los casos de aceptación voluntaria de la enfermedad y del dolor para fortalecer el espíritu y evolucionar, las dolencias del cuerpo físico y psíquico  tienen una relación directa con el estado enfermizo del alma, y por eso el sufrimiento comienza a partir de un estado mental y anímico desequilibrado.

     En definitiva, podemos estar seguros de que  solamente sufrimos o padecemos lo que necesitamos para impulsar nuestra evolución, crear experiencias y aprender en el desarrollo de los sentimientos de bien.

- Jose Luis Martín -


 “Las enfermedades, sobre todo las de larga duración, representan un aprendizaje en  el arte de vivir y en la educación del carácter ”
                                                           - Novalis- (1772-1801)






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