viernes, 2 de noviembre de 2012

Pérdida de seres queridos





934. La pérdida de las personas que amamos, ¿no es uno de los sucesos que nos causan una pena legítima, dado que dicha pérdida resulta irreparable y es independiente de nuestra voluntad? 

- Ese motivo de congoja alcanza así al rico como al pobre. Se trata de una prueba o de una expiación y constituye una ley común. Pero representa un consuelo para vosotros el que podáis comunicaros con vuestros amigos por los medios de que disponéis, hasta tanto no tengáis otros más directos y más accesibles a vuestros sentidos. 

935. ¿Qué pensaremos de la opinión de las personas que consideran a las comunicaciones de ultratumba como una profanación? 


- No puede haber en ello profanación cuando existe el recogimiento y si la evocación se hace con respeto y decoro. Prueba de esto es que los Espíritus que os guardan afecto se comunican con placer. Están dichosos porque los recordáis y por poder conversar con vosotros. Profanación habría si eso se hiciera con frivolidad. 

La posibilidad de entrar en comunicación con los Espíritus es un muy dulce consuelo, puesto que nos provee el medio de conversar con aquellos de nuestros parientes y amigos que dejaron la Tierra antes que nosotros. Mediante la evocación los traemos hasta nuestro lado, y nos escuchan y responden. Si así vale decirlo, no existe ya separación entre ellos y nosotros. Nos ayudan con sus consejos, nos dan testimonio de su afecto y del contento que experimentan al comprobar que seguimos recordándolos. Para nosotros es una satisfacción saberlos venturosos, conocer por ellos mismos los pormenores de su nueva existencia y adquirir la certeza de que con ellos nos reuniremos algún día.

LIBRO DE LOS ESPÍRITUS –ALLAN KARDEC



Hablar o Callar

HABLAR oportunamente, es acierto.

HABLAR frente al enemigo, es civismo.

HABLAR ante una injusticia, es valentía.

HABLAR para rectificar, es un deber.

HABLAR para defender, es compasión.

HABLAR ante un dolor, es consolar.


HABLAR para ayudar a otros, es caridad.

HABLAR con sinceridad, es rectitud.

HABLAR de si mismo, es vanidad.

HABLAR restituyendo fama, es honradez.

HABLAR aclarando chismes, es estupidez.

HABLAR disipando falsedades, es de conciencia.

HABLAR de defectos, es lastimar.

HABLAR debiendo callar, es necedad.

HABLAR por hablar, es tontería.

HABLAR de Dios, significa mucho amor.


CALLAR cuando acusan, es heroísmo.

CALLAR cuando insultan, es amor.

CALLAR las propias penas, es sacrificio.

CALLAR de si mismo, es humildad.

CALLAR miserias humanas, es caridad.

CALLAR a tiempo, es prudencia.

CALLAR en el dolor, es penitencia.

CALLAR palabras inútiles, es virtud.

CALLAR cuando hieren, es santidad.

CALLAR para defender, es nobleza.

CALLAR defectos ajenos, es benevolencia.

CALLAR debiendo hablar, es cobardía.

Anónimo aportado por Claribel Díaz






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