miércoles, 19 de octubre de 2011

Temor a los espíritus





  De los tormentos humanos el temor es uno de los más antiguos, la estructura del miedo que trastorna a las multitudes. Hijo de la ignorancia, se apoya en la inseguridad que, gradualmente, le da nutrientes perfectos para su infelicidad, indefinidamente. Aunque el miedo esté presente en todos los campos de la actividad humana, es muy expresivo cuando se refiere a los seres que ya se desalojaron del cuerpo carnal. El miedo de los muertos, o de los Espíritus, llega a las rayas de la desesperación o de la locura, sin que los portadores de esa anomalía perciban la necesidad de cambios o se animen a imponerse el debido control.

En el circuito de la creencia espiritual, surge lo que se ha convenido en llamar de lugares asombrados, porque en ellos los Espíritus aparecen, impresionando las mentes de un gran número de personas, que son las que más padecen con el miedo, del cual no consiguen liberarse.

Urge que raciocine el individuo, verificando que los encarnados son la minoría en el mundo, donde los desencarnados viven en multiplicada ventaja. El número de Espíritus libres del cuerpo, que vibran en la psicosfera planetaria, es casi cinco veces mayor, indicando que el número de seres invisibles del Más Allá, es casi el quíntuplo de los que están en curso en el cuerpo biológico. ¿Por qué, entonces, el miedo si donde quiera que esté el hombre, estará en contactos conscientes o no con una verdadera multitud de desencarnados?

Las dimensiones del mundo invisible interpenetran las del mundo material, como el agua en la esponja, influenciándose recíprocamente, una vez que los seres que están en el cuerpo denso han venido del campo diáfano y los que en ese se hallan, dentro de algún tiempo en las brumas terrestres estarán.

¿Quiénes son, pues, los Espíritus, si no los hombres sin el cuerpo denso de materia grosera? ¿Quiénes son los hombres, si no los Espíritus vestidos con la escafandra de carne, de la cual se despegarán dentro de mayor o de menor tiempo?

Miedo, ¿por qué? En la vasta Casa del Padre, todos somos hermanos, necesitando unos de otros para que todos logremos la palma de ventura que hemos de alcanzar cuando superemos las limitaciones infelices que aún nos caracterizan el íntimo.La superstición ha contribuido con su cuota de barbaridades para la manutención del miedo. La irreflexión ha dado su oferta para la explotación de lo misterioso, que no es más que aquello que se encuentra en la sombra de lo desconocido para cada ser.


El Espiritismo, que es la doctrina de lucidez y de la libertad real, ofrece su valiosa contribución para el esclarecimiento de todo, sacando los individuos de las zanjas del pavor injustificado. Abre tu mente con estudios serios sobre aquello que desconozcas y que te haga falta en la elucidación. Ilumina tu entendimiento con la luz de maduras meditaciones, a fin de que tu conocimiento en las cuestiones del alma no se pierda en las superficialidades que generan inseguridad. Déjate penetrar por la alegría de participar de la innumerable prole del Creador, heredero de las inmensurables riquezas que vibran en todo el Cosmos.

Aleja de tu camino todo lo que rezume superstición, pues el verdadero espiritista que es a su turno el verdadero cristiano, sabe que Jesús es el Señor de los Espíritus, como lo nombraron sus compañeros, por la autoridad moral de que se revestía, por la grandiosidad de su vida, una vez que se mantenía en permanente estado de comunión con el Padre. Comulga tú también con la verdad que liberta y aléjate de las callejuelas atolondrantes del miedo, aprendiendo a identificarte con todos los Espíritus que, como tu tú mismo, marchan para el Gran Mañana propia redención en el seno de Dios. Tú eres también Espíritu. Vive de esa realidad y deja que la vida perenne que aflora en ti, exteriorice las bendiciones de coraje y entendimiento para los que siguen contigo hacia la paz del futuro.

"Hay, en fin, los espiritistas exaltados. La especie humana sería perfecta si sólo tomara siempre la parte buena de las cosas. En todo, la exageración es dañosa; en Espiritismo ella da una confianza demasiado ciega y a menudo pueril en las cosas del mundo invisible y hace aceptar muy fácilmente y sin control lo que la reflexión y el examen demostrarán absurdo e imposible, pero el entusiasmo no reflexiona, ofusca. Esta especie de adeptos es más dañosa que útil a la causa del Espiritismo; éstos son los menos indicados para convencer, porque se desconfía con razón de su criterio." 


(El Libro de los Médiums, P parte, cap. i, ítem 28, párrafo 49). Corriente de luz, J. Raúl Teixeira, Por el espíritu Camilo. .


Cuando las pruebas y dificultades te parezcan aumentadas, ten paciencia y optimismo, trabajando y sirviendo, con la seguridad de que Dios hace siempre lo mejor. André Luiz


( Ver el blog elespiritadealbacete.blogspot.com )

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