El sol de la esperanza desbasta las tinieblas de la ignorancia.
Pequeños grupos de verdaderos servidores del Evangelio, en el silencio de la renuncia, están levantando los pilares sobre los cuales será erguida la Era Nueva.
Sin alarde, en la lucha ingente, esos corazones convidados constituyen seguridad para el mundo mejor de mañana.
No obstante el vendaval, las amenazas del desequilibrio y el predominio aparente de las fuerzas de la violencia, el bien, como fluido de liberación, penetra todo el organismo terrestre preparando el mundo nuevo.
No engrosan las filas de los desanimados, ni aplauden la insensatez de los perversos o apoyan la astucia de los victoriosos de la ilusión.
Quien aprendió a confiar en Jesús pone sus raíces en la verdad. Son minoría, no, sin embargo, agrupo al abandono.
Todos los grandes ideales de la humanidad surgen en pequeños núcleos, que se alargan en generaciones tres generaciones.
El Cristianismo restaurado, por su vez, es la doctrina del mañana, en el enfoque espirita, porque, mientras el mensaje de Jesús tuvo que destruir las bases del paganismo para erguir el santuario del amor, el Espiritismo debe apenas erigir, sobre el cristianismo, el templo luminoso de la caridad.
Llamados para este ministerio, no dudan, alegrándose por tener sus nombres inscritos, como dice el Evangelio, en el libro del reino de los cielos y ser conocidos del Señor.
Nuestra Casa tiene acción. Es hoy reducto festivo, santuario que alberga Espíritus mensajeros de la luz, oficina donde se trabaja, escuela de educación y hospital de recuperación de vidas.
Con otros Obreros hemos estado aquí, manteniendo la llama de la verdad encendida – como ocurría con los antiguos faroles con la flama ardiente, apuntando la entrada de los puertos y más tarde dando noticias de los arrecifes y peligros del mar.
Hijos del alma, nunca desistir de hacer el bien, cara al aparente triunfo del mal en desgobierno, en torno a vuestras vidas.
Pasada la tempestad, la luz vuelve a fulgir.
La sombra es solamente ausencia de claridad. No es real.
Solo Dios es Vida; solamente el Bien es meta.
Por el Espíritu Joanna de Angelis, del Libro: Momentos Enriquecedores, Médium; Divaldo Pereira Franco.
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