miércoles, 3 de noviembre de 2010

Aspectos científicos del Espiritismo (3)

3. EL ACERCAMIENTO DE LA CIENCIA A LOS PRICIPIOS DEL ESPIRITISMO


Las más recientes descubiertas de la física cuántica sobre la naturaleza íntima de la materia apuntaron a resultados sorprendentes. Veamos algunos ejemplos.

Sábese que con los descubrimientos que la física atómica ha hecho sobre la consistencia más intima da materia ha puesto por los suelos algunos conceptos clásicos. Según Fritjof Capra, uno de los más notables físicos y filósofo de la actualidad, autor del best seler “El Tao de la Física”, donde defiende que la física a través de sofisticadas investigaciones y los místicos orientales mediante la meditación, han llegado a conclusiones semejantes. Y presenta como la propuesta más avanzada de la física contemporánea, la teoría de BOOTSTRAP de Chew: y la teoría del Orden implicado de Bohm. Ambas coinciden en la idea que la realidad física no es el único que existe en el universo. Que la comprensión científica del universo demanda la existencias de otra dimensión de realidad, que Bohm llama de orden implicado. También, en contra de la concepción mecanicista del universo, empiezan a reconocer que “la conciencia sea un aspecto esencial en el universo” y que el universo solo puede ser comprendido como una “red dinámica de fenómenos relacionados entre sí”.

El mismo autor en su libro “La totalidad y el orden implicado” de 1988, llega al punto de admitir que:

“Este orden implicado supone una realidad que va muchísimo más allá de lo que llamamos materia. La materia no es de por sí más que un rizo en este trasfondo”.

Sigue afirmando que

“Es muy probable que, más allá, se encuentre un nuevo dominio, o un conjunto de dominios, acerca de cuya naturaleza no tenemos, por ahora, la más pequeña idea”. (...) El universo está empezando a parecer más a un gran pensamiento, que a una maquinaría.


Albert Einstein, él mismo, sobre la ilusoria solidez de la materia consideró: que

“Podemos considerar la materia como estando constituida por las regiones de espacio en las cuales el campo es extremamente intenso(...) No hay lugar en esta nueva clase de física para el campo y la materia, porque el campo es la única realidad”.

Según Jean Charon, de la Universidad de la Sorbona (Paris), premio Nobel de física de 1983, en su conocida obra “El espíritu este desconocido”, aseveró que

“Algunas partículas elementales, encierran un espacio y un tiempo del espíritu, principalmente en las estructuras vivas o pensantes, que se instruyen por la experiencia de manera irreversible. Estas informaciones se almacenan en “partículas mind (espirituales)” que encierran un espacio, donde jamás pierden su contenido informacional y que subsisten más allá de nuestra muerte corporal.

Delante de estos contundentes descubrimientos de las ciencias físicas los postulados espíritas han sido fortalecidos.
El concepto de universo – red, está claramente descrito en la pregunta 540 del libro de los Espíritus

“ Así pues todo sirve, todo se eslabona en la naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo. Admirable ley de la armonía, cuyo conjunto no puede aprehender aún vuestro Espíritu limitado”.

El acercamiento de la Física a formas desconocidas de la materia torna posible, quizá en poco tiempo, comprender la existencia del que los Espíritus llamaron de “Fluido Cósmico Universal”:

“Pero al elemento material, ha de añadirse el fluido universal, que hace las veces de intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha”.

Sobre la existencia del “vacío” en la pregunta 22 del Libro de los Espíritus dice:

“ (...) pero la materia existe en estados que son desconocidos. Puede ser, por ejemplo tan etérea y sutil que no produzca ninguna impresión sobre vuestros sentidos. Sin embargo, sigue siendo materia, aunque para vosotros no lo sea”. En la cuestión 36 del mismo libro se puede leer: “ Nada está vacío. Lo que a ti te parece vacío se halla ocupado por una materia que se sustrae a tus sentidos y a tus instrumentos de observación”.

Estas afirmaciones ocurrieron antes del descubrimiento de la radioactividad en 1896 y bien antes de la teoría einsteniana de la relatividad.

Las consecuencias científicas y morales de estos importantes descubrimientos permiten comprender la existencia de Dios, desde la visión de La Doctrina Espírita, como “inteligencia suprema y causa primera de todas las cosa”, como una percepción razonable.

Pero, no por los caminos de la religión dogmática o del misticismo, sino bajo los mismos principios que llevaron Spinoza, Newton, Einstein y tantos otros eminentes pensadores de todos los tiempos, que aceptaron que, como contestaron los espíritus superiores a Kardec,

“no puede haber efecto sin causa; buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre, y vuestra razón os contestará”.

La mayor contribución que la ciencia Espírita ha dado sobre la existencia de Dios, fue (des)humanizar a Dios, descubrimiento éste que por sí es revolucionaria para la ciencia, para la filosofía y para las religiones.

Sábese que desde siempre ha intentado desvendar los secretos que las estrella guardaban y contestar un pregunta crucial: ¿qué hay allá en aquellos brillantes mundos lejanos.

La pluralidad de los mundos habitados es el principio espírita en que la Doctrina deja de ser una doctrina de carácter terrenal y tornarse en una doctrina cósmica o doctrina universal, pues al plantear que la vida inteligente o no, lejos de ser nuestro privilegio, está presente en cada rincón del cosmos. Un sencillo ejemplo que el famoso Astrónomo ingles, Sir James Jean es elocuente para desmantelar cualquier exclusivismo de los terráqueos:


Sus observaciones llevaron a las siguientes comparaciones para entendamos, que dimensiones representamos en el universo, transmitidos por Juana de Angelis en su “El borde del Infinito”:

“Si tomamos un glóbulo rojo (que mide 7 micrones, cada micrón representa la milésima parte del milímetro). – El Sol seria este glóbulo rojo. La órbita de la Tierra alrededor del Sol, podría tener la dimensión de la cabeza de un alfiler. La de los astros, alrededor del Sol , como el de una moneda de 100 pesetas. Entre tanto la Vía Láctea, mediría la distancia que existe entre el extremo de la América del Norte y el extremo sur de la América del Sur. Entonces a nuestro Sistema solar le correspondería el tamaño de esa pequeñina moneda colocada en cualquier lugar de ese espacio...



No menos importantes son las consecuencias de las referidas descubiertas, con énfasis en las “partículas mind” del Dr. Charon, sobre el principio de la Existencia y supervivencia del Espíritu, principio que no fue inventado por la doctrina Espírita, sábese que es muy antiguo.

Con eso, queda abierto un nuevo derrotero para la investigación científica, donde la relación espíritu-materia, gracias a la pionera aportación de la Doctrina, que la ciencia ahora se acerca a comprobar, pasa a ser incluida en el campo de la ciencia, ya que ha inaugurado la era del espiritualismo científico.

Recorramos ahora a un importante hallazgo de las ciencias biológicas que ayuda a comprender desde el punto de vista de la ciencia los misterios de la vida.

Tratase del descubrimiento del los Campos “L” o “campos de vida” por las investigaciones del Dr. Saxton Burr de la Universidad de Yale, cuando, a lo largo de 30 años de investigación, descubrió que “el modelo u organización de cualquier sistema biológico está establecido por un completo campo electrodinámico”.

O sea, alrededor de los seres vivos había un campo eletroctromagnético que los modelaban y los dirigían. Ha logrado, con esto encontrar un camino para solventar el enigma del por qué los sistemas biológicos tienden a la organización y a la regeneración mientras los sistemas físicos tienden siempre al desorden o entropía.

Allan Kardec desde 1857 ya había hablado de estos “campos de vida” que los espíritus denominaron el periespíritu, definiéndolo como “cuerpo fluídico semimaterial que liga el Espíritu al cuerpo de carne”, cuya función es ser un organizador biológico, con elevado papel en la psicodinámica del individuo.

Las propias ciencias, todavía, no han asimilado todo el impacto revelador de tales descubrimientos, ya que mucho trabajo aún va demandar la profundización y la reforma del inmenso sistema de enseñanza, investigación y control científico del mundo de la producción. Hemos de convenir, que tales descubrimientos no han hecho mas que levantar una pequeña parte del “velo”; pero ya admiten que hay algo allí, que no son capaces de conocer todavía. Todo esto refuerza el papel pionero de la revelación de los Espíritus.

En el campo de las investigaciónes sobre la relación entre “el cerebro y la mente” los descubrimientos también refuerzan las tesis espíritas. El Dr. Wilder Penfild, neurocirurgiano canadiense de reconocimiento mundial fundador del Instituto Neurológico de Montreal donde a lo largo de treinta años se dedicó a dirigir equipos de científicos y cirujanos, buscando soluciones para problemas como la epilepsia, el aprendizaje del lenguaje, de la memoria, de los estados de la conciencia, etc., ha logrado impresionantes avances en esta área. Inclusive desarrolló estudios junto a Ramon y Cajal y Del Rio Ortega en Madrid. En su libro “El misterio de la mente” demuestra que la dinámica cerebral no es capaz de explicar el funcionamiento de la mente. Ha concluido que

“no es posible que no exista una mente independiente del cerebro, que lo programa y sobrevive a la muerte del cuerpo”.

Con eso queda derribado las afirmaciones de la ciencia en las que asevera que el cerebro es el centro de todas las actividades Psicofisiologicas, en las que la que el pensamiento es una especie de “sudor Cerebral”. Se necesita, por supuesto, una amplia revisión conceptual y experimental. Para eso han venido las nuevas ciencias de la psicotrónica; la parapsicología, neuropsicología, neurofisiología la psicobiofísica, etc.

El Dr. Brain Weiss, conocido psiquiatra del Hospital de Miami, autor del best seler “Muchas vidas, muchos maestros”, ha llegado a conclusiones que impresionaron la comunidad científica y reforzaron los principios espíritas de la reencarnación y de la comunicabilidad de los espíritus. A través de la regresión hipnótica de memoria de varios de sus pacientes ha logrado entrar en varias vidas anteriores que ellos habían tenido. Y además ha establecido contacto con varios “maestros”, como él los llamó, y que sabemos que se trata de espíritus superiores, que le orientaron con gran sabiduría.

Antes de que el Dr. Weiss concluyese como una realidad la reencarnación y como una ley natural, lo mismo que el Dr. Ian Stvenson, el Dr. Barnerji, Hernani Santana, y tantos otros científicos del siglo XX, ya había sido enseñada la reencarnación mediante las revelaciones de la doctrina espírita y comprobada con bases científicas hace más de 140 años y que las doctrinas orientales promulgaron hace milenios.

El espiritismo del mismo modo que con los anteriores principios ha venido a aportar pruebas científicas y filosóficas sobre la reencarnación, demostrando que la reencarnación nada más es que una ley de la naturaleza y que no es un delirio de los espiritistas e investigadores del mundo de los espíritus, y que pasa a dar sentido comprensible a la palabra justicia en el alfabeto divino.

Así, con estas confirmaciones científicas de las leyes que rigen el mundo espiritual, se pone fin a la era del dualismo entre el mundo natural y el mundo sobrenatural, inaugurando la era en que los asuntos que antes eran exclusivos del manejo del misticismo, de la superchería y de las religiones dogmáticas, ahora pertenezcan también al mundo de la ciencia.

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