INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Caracteres de la Ley Natural
2.- Trabajos y misiones realizadas por un grupo de Espíritus (Comunicado)
3.- La gran transición
4.- Infancia espiritual
********************************
Caracteres de la ley natural
. ¿Qué se debe entender por la ley natural?
- La ley natural es la ley de Dios. Es la única verdadera para la felicidad del hombre. Le indica lo que debe hacer o no hacer, y sólo es desdichado porque de ella se aparta.
*. ¿Es eterna la ley de Dios?
- Es eterna e inmutable, como Dios mismo.
. ¿Ha podido Dios prescribir a los hombres, en una época lo que les hubiera prohibido en otra?
Dios no puede equivocarse. Son los hombres los que están obligados a cambiar sus leyes, por ser ellas imperfectas. Pero las leyes de Dios son perfectas. La armonía que rige al universo material y al universo moral está basada sobre las leyes que Dios estableció de toda eternidad.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS.
ALLAN KARDEC
**************************
TRABAJOS Y MISIONES LLEVADAS A CABO POR UN GRUPO DE ESPÍRITUS
Buenas noches hermanos: Por quien sabía hablar perfectamente de las cosas del alma se dijo: Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.
Así os saludo fraternalmente. Dios ha querido que venga a hablar con vosotros esta noche. Parece que ha terminado mi misión en otros lugares y vuelvo con vosotros. No sabéis la luz y el regocijo que tiene mi alma al dirigiros la palabra.
Acompañado de legiones de hermanos espirituales, hemos recorrido muchos lugares en los que el dolor, la necesidad y la incertidumbre, reinaban entre la mayoría de aquellos habitantes. Hemos tenido que sostener luchas intensas de convicción con los que no quieren recibir la luz con la diafanidad que desearíamos. Hemos tenido que curar fluídicamente a muchos inocentes, enfrentados entre si por el ansia de poder y dominio de unos pocos. Hemos visto que la humanidad aún no quiere perfeccionarse para que, cuando llegue el momento, no tenga que volver a padecer estos dolores, estas luchas y estos actos tan sangrientos. Hemos recibido también muchas enseñanzas en los hospitales al comprobar como los heridos sabían llorar, sentir y soportar el dolor con la tranquilidad de las almas resignadas que saben hacerlo. Hemos observado como se dirige bien o se dirige mal a los pueblos; cómo se enseña der un modo acomodaticio en beneficio propio y nunca para el bien común; cómo se deforman las religiones con predicaciones y enseñanzas desfiguradas.... A pesar de todas estas desviaciones y errores, tenemos la esperanza de que pronto la reconciliación ha de imponerse, que los hombres empedernidos y manchados de sangre, tienen que cambiar el rumbo y destruir el virus que les corroe para prestarse a la regeneración de su alma.
Hemos redimido y reconfortado, con la ayuda de Dios, a muchísimos hermanos que, a causa del egoísmo y la explotación de los poderosos, están sumidos en el mayor desamparo, en la mayor miseria y en la desesperación, habitando chozas inhóspitas, en las que sin embargo, con su humildad y pobreza, se hallan iluminadas a los ojos de Dios, en contraste con los palacios y mansiones de dirigentes y poderosos, en donde dominan la mentira, el egoísmo y la intriga. En esas chozas, las almas sencillas creen en Dios, a su manera, y esperan de Él su liberación, pero no creen en los que les gobiernan, y les maldicen por tenerles oprimidos y explotados.
Esa es la labor de los Espíritus que, como yo, estamos siempre en misión, continuamente trabajando para el bien de los necesitados y oprimidos. Esa es la obligación augusta que nos ha sido asignada: andar sin descanso, enseñar sin demora, rehabilitar a los que desfallecen, e inyectar en sus almas esperanzas y ánimos para proseguir las pruebas.
Por mucho que nos esforcemos, siempre nos parece poco, porque la humanidad precisa de muchísima ayuda para desprenderse de las ataduras a la materia que le tienen inmovilizado.
Transmitir amor, comunicar resignación, inyectar esperanza, es el mayor placer que las almas experimentan cuando lo realizan sin egoísmos y sin esperar ninguna recompensa, poniendo siempre en todos los actos la misma fe y el mismo deseo de bien con que los han recibido.
Caminar seguros por los senderos de virtud, del amor, la verdad y la ciencia, teniendo siempre presente que sois reflectores lumínicos de la Verdadera Ciencia que se irá extendiendo rápidamente por vuestro mundo y que de vuestro proceder y conducta dependerá la acogida que otros hermanos den al estudio de estos conocimientos.
Que la paz que os deseaba al principio quede entre vosotros.
. Vuestro Guía Demeure-
**********************************
LA GRAN TRANSICIÓN
Juana de Ángelis
En este largo período, se opera en la Tierra, la gran
transición anunciada por las Escrituras y confirmada por el Espiritismo.
El sufrido planeta experimenta convulsiones especiales,
tanto en su estructura física y atmosférica, ajustando sus diversas capas
teutónicas, cuanto en su constitución moral.
Ocurre esto porque los espíritus que la habitan, caminando
aún en esferas de inferioridad, están siendo sustituidos por otros más elevados
que la impulsarán por las sendas del progreso moral, dando lugar a una nueva
era de paz y de felicidad.
Los espíritus afines a la perversidad, en los desmanes, en
la sensualidad y vileza, están siendo relegados lentamente a mundos inferiores
donde enfrentarán las consecuencias de sus actos innobles, renovándose así y
predisponiéndose al retorno planetario, cuando logren recuperarse y estén
decididos al cumplimiento de las leyes de amor.
Por otro lado, aquellos que permanecieron en las regiones
inferiores están siendo traídos a la reencarnación, para que disfruten de la
oportunidad de trabajo y de aprendizaje, modificando los hábitos infelices a
los que se han sometido, pudiendo avanzar bajo la dirección de Dios.
En caso de que se opongan a las exigencias de la evolución,
también sufrirán un tipo de correctivo temporal en regiones primarias, entre
razas atrasadas, teniendo la ocasión de ser útiles y de sufrir los efectos
dañinos de su rebeldía.
De igual forma, espíritus nobles que consiguieron superar
los impedimentos que los retenían en la retaguardia, estarán llegando, a fin de
promover el bien y expandir los horizontes de la felicidad humana, trabajando infatigablemente
en la reconstrucción de la sociedad entonces fiel a los designios divinos.
De la misma forma, misioneros del amor y de la caridad,
procedentes de otras Esferas, estarán revistiéndose de la indumentaria carnal,
para tomar esa fase de lucha iluminativa más amena, proporcionando condiciones
dignificantes que estimulen al avance y a la felicidad.
No solo serán cataclismos físicos los que sacudirán el
planeta, como resultado de la Ley de Destrucción, generadora de esos fenómenos,
como ocurre con el otoño que derrumba el follaje de los árboles, a fin de que
puedan enfrentar la rigurosa estación invernal, renaciendo exuberantes con la
llegada de la primavera, mas también los de naturaleza moral, social y humana
que señalarán los días tormentosos, que ya se viven.
Los combates se presentan individuales y colectivos,
amenazando de destrucción de la vida con hecatombes inimaginables.
La locura, procedente del materialismo de los individuos,
los lanza en los abismos de la violencia y de la insensatez, ampliando el campo
de la desesperación que se alarga en todas las direcciones.
Los hogares se destruyen, las relaciones afectivas se
desorganizan, las instituciones pierden su estructura, los lugares de trabajo
se convierten en áreas de competición desleal, las calles del mundo se
transforman en campos de luchas perversas, llevándose de golpe los sentimientos
de solidaridad y de respeto, de amor y de caridad.
La turbulencia vence a la paz, el conflicto domina el amor,
la lucha desigual sustituye la fraternidad.
.Pero esos hechos son apenas el comienzo de la gran
transición.
*La fatalidad de la existencia humana es la conquista del
amor que proporciona la plenitud.
En todas partes, existe un destino inevitable, que expresa
el orden universal y la presencia de una Conciencia Cósmica actuante.
La rebeldía que predomina en el comportamiento humano,
eligió la violencia como instrumento para conseguir el placer que no le llega
de manera espontánea, generando lamentables consecuencias, e incrementando
continuos desaires.
Es inevitable la cosecha de la simiente por aquel que la
sembró, tornándose rico de benditos granos o de aguijones venenosos.
Como las leyes de la Vida no pueden ser derogadas, toda
objeción que se les hace se convierte en aflicción, impidiendo la conquista del
bienestar.
De la misma forma, como el progreso es inevitable, lo que no
sea conquistado a través del deber, lo será por los impositivos estructurales
de los que él mismo se constituye.
Por tanto, la mejor manera de participar conscientemente en
la gran transición, es a través de la conciencia de responsabilidad personal,
realizando los cambios íntimos que se consideren apropiados para alcanzar la
armonía.
Ninguna conquista exterior será lograda si no procede de los
paisajes Íntimos, en los cuales están instalados los hábitos. Esos, de
naturaleza perniciosa, deben ser sustituidos por aquellos que son saludables,
por tanto, propiciatorios de bienestar y de armonía emocional.
En la mente está la clave para que sea operado el gran
cambio. Cuando se tiene dominio sobre ella, los pensamientos pueden ser
canalizados en sentido edificante, dando lugar a palabras correctas y a actos
dignos.
El individuo que se renueva moralmente, contribuye de forma
segura para que se produzcan las alteraciones que se vienen operando en el
planeta.
No es necesario que el torbellino de los sufrimientos
generales lo alteren, a fin de que pueda contribuir eficazmente con los
espíritus que operan a favor de la gran transición.
Disponiendo de las herramientas morales del ennoblecimiento,
se convierte en un cooperador eficiente, al trabajar junto a su prójimo por la
mudanza de convicciones en torno a los objetivos existenciales, al tiempo que
se transforma en un ejemplo de alegría y de felicidad para todos. El bien
fascina a todos aquellos que lo observan y atrae a todos cuantos se encuentran
distantes de su acción, ocurriendo lo mismo con la alegría y la salud.
Son ellos los que proporcionan el mayor contagio del que se
tenga noticia y no las manifestaciones aberrantes y sensibleras que parecen
arrastrar a las multitudes. Como escasean los ejemplos de júbilo, se
multiplican los de desesperación, sobrepasados enseguida por los programas de
sensibilización emocional para la plenitud.
La gran transición prosigue, y porque se hace necesaria, la
única alternativa es examinar su aparición y cooperar para que las sombras que
se adensan en el mundo sean disminuidas por el Sol de la inmortalidad. Ningún
recelo debe ser cultivado, porque, aunque ocurra la muerte, ese fenómeno
natural es vehículo de la vida que se manifestará en otra dimensión.
*La vida siempre responde conforme a las cuestiones morales
que le son dirigidas.
Las esperadas evoluciones que se vienen operando traen una
contribución que no ha sido bien valorada aún, que es la erradicación del
sufrimiento de los paisajes espirituales de la Tierra.
Mientras predomine el mal en el mundo, el ser humano se
transforma en su víctima preferida, en vista al egoísmo en el que se disloca,
apenas por elección especial.
Por otro lado, el dolor momentáneo que lo hiere, lo invita a
saciar la necesidad imperiosa de seguir la corriente del amor, rumbo al océano
de la paz.
Cuando haya pasado el período de aflicción, llegará el de la
armonía. Mientras tanto, que todos los esfuerzos sean de bondad y de ternura,
de abnegación y de natural confianza en Dios.
(Mensaje psicografiado por el médium Divaldo Pereira Franco,
el día 30 de julio de 2006, en Rio de Janeiro, Brasil)
ANUARIO ESPÍRITA 2007
*********************************
INFANCIA ESPIRITUAL
Redacción del Momento Espírita
Es muy famoso el pasaje evangélico en el cual Jesús afirma: Dejad que vengan a mí los niños.
El Maestro divino aprovechaba los menores hechos de la vida para suministrar sublimes lecciones.
La primera idea que se extrae del pasaje se refiere a la imagen de pureza que los niños presentan.
Siendo todos ellos Espíritus que ya encarnaron numerosas veces, algunos son más bondadosos y puros que otros.
Pero la candidez es inherente a la infancia, a fin de inspirar en los adultos los cuidados necesarios a la atención de su fragilidad.
Justamente de ese aspecto de la fragilidad surge una importante lección de las palabras de Jesús.
Los niños necesitan de orientación y cuidados.
Ellos son frágiles e impresionables.
Quien convive con niños necesita de una cierta dosis de abnegación, a fin de gastar el tiempo necesario enseñándoles y amparándoles en sus dificultades.
Ocurre que la fragilidad material que caracteriza la infancia es bastante breve.
Hay otro género de fragilidad mucho más duradera y penosa.
Se trata de la infancia espiritual de las criaturas.
Los Espíritus que habitan el planeta Tierra no se encuentran todos en el mismo nivel evolutivo.
Muchos de ellos ya comprenden sus deberes esenciales en la fase de la vida.
Saben que es imposible construir la propia felicidad sobre la desgracia ajena.
Entienden que no hay felicidad sin paz y ni paz sin conciencia.
Así, jamás se permiten hacer el mal al prójimo.
Quien ya interiorizó el respeto a la ley divina alcanzó la madurez espiritual.
Mientras
tanto, una parcela muy sustancial de los Espíritus vinculados a
Ellos presentan en el mundo, muchas veces, una imagen odiosa.
No importa la posición social que ocupen, su fragilidad moral siempre se evidencia.
Donde quiera que estén, buscan tener ventaja, a costa de los otros.
Si son poderosos y sofisticados, se envuelven en vergonzosos negocios.
Si son pobres, también hieren al prójimo, aunque en menor grado.
Aunque susciten mucha antipatía, en verdad son lamentables, en su inconsistente moral.
Sus actos apartados de la ética les preparan días de dolor y decepción.
Al final,
* * *
Al respecto de esos hermanos infantiles, conviene reflexionar sobre el mensaje de Jesús.
No es digno del cristiano el deseo de exterminar a quien sigue por detrás.
Todos somos ovejas del rebaño del Cristo y ninguno de nosotros se perderá.
Es preciso corregir a esos hermanos y detener sus actos, inclusive para que no se degraden en sus desatinos.
Pero nunca debemos odiarlos o abandonarlos.
Aun más que los niños, ellos necesitan de orientación.
Piense en eso.
Redacción del Momento Espírita.
*********************************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario