INQUIETUDES ESPÍRITAS
1,. El origen del hombre - 2ª Parte
2.- La guerra de Jesús
3.- Ante el divorcio
4.- El doble etérico ( 1 )
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EL ORIGEN DEL HOMBRE
( 2ª Parte)
CAMILO FLAMMARIÓN
...//...
( Viene del anterior)
Ella nos demuestra que
los órganos rudimentarios son partes del cuerpo que en el transcurso de los
siglos han quedado gradualmente fuera de servicio. Estos órganos cumplían
funciones determinadas en nuestros antecesores animales, pero entre nosotros
han perdido todo valor fisiológico. Nuevas adaptaciones les han hecho inútiles,
pero no han podido menos que ser transmitidos de generación en generación,
habiendo retrogradado, lentamente.
No sólo los órganos
rudimentarios, sino todos los demás órganos de nuestro cuerpo nos han sido
legados por los mamíferos, y en último término, por nuestros antecesores
simios.
La anatomía comparada
confirma las anteriores manifestaciones. El cuerpo del hombre está formado
exactamente lo mismo que el de los animales que le han precedido. Haeckel ha
publicado, en su obra sobre La creación natural, una lámina muy
instructiva representando los monos, o mejor, las extremidades interiores de
nueve mamíferos distintos; el hombre, el gorila, el orangután, el perro, la
foca, el tiburón, etc. En estas nueve extremidades se encuentran siempre,
cualquiera que sea la diversidad de las formas exteriores, los mismos huesos
iguales en número, en igual posición y agrupados en el propio orden. Parecerá
natural que la mano del hombre difiera poco de la del gorila y del orangután;
pero que la pata del perro, la aleta pectoral de la foca y del tiburón estén
esencialmente construidas en igual sentido, parecerá más sorprendente. Sin
embargo, es así. El volumen y la forma de los huesos han sufrido notables
modificaciones pero su número, su disposición y su manera de articular no han variado.
¿A qué causa natural podría atribuirse esta sorprendente analogía en medio de
la diversidad de las formas exteriores, sino a un parentesco universal?
La geología y la
paleontología confirman todas estas conclusiones. Existe progresión continua
desde los organismos más simples a los más compuestos. La animalidad se eleva
como un solo árbol cuyas ramas nacen unas de otras. Entre los diversos tipos de
animales fósiles se observa una gradación sucesiva, como si alguna fuerza de
organización se hubiese ingeniado en añadir, modificar y complicar
incesantemente para llevar el número y la variedad de las especies hasta lo
infinito. Sin embargo, los rasgos de la modificación subsisten; ¿no hereda el
niño la facultad esencial del mono?
Cualquiera que sea el secreto
del origen de los seres, lo cierto es que las cosas se presentan como si
derivasen unos de otros. Existen lagunas entre ellos, en efecto, pero el número
de éstas disminuye de día en día ya por los descubrimientos imprevistos que se
realizan en el seno de la tierra, en los abismos del Océano o en los lugares
hasta ahora inexplorados de la tierra.
Se ha repetido hasta la
saciedad que «la naturaleza no da saltos». «La especie,- escribía Lamarck, en
1809 -, varia hasta el infinito, y, considerada con la relación al tiempo, no
existe. Las especies pasan de una a otra por infinidad de transiciones, lo
mismo en el reino animal que en el vegetal. Nacen por vía de transformación o
de divergencia. Remontando al origen de los seres, se llega así hasta un
pequeño número de gérmenes primordiales, o nómadas aparecidos por generación
espontánea. »El hombre no constituye ninguna excepción; es el resultado de la
transformación lenta de determinados monos. La escala en la cual se comparaban
anteriormente los reinos orgánicos, no existe más que para las ramas
principales. Las especies, por el contrario, son como las extremidades aisladas
de las ramas, formando cada una un conjunto.»
Esta grandiosa
hipótesis es hija del cerebro de Lamarck en una época en que faltaban la mayor
parte de los conocimientos en historia natural, en paleontología y en
embriología, que después han vertido raudales de tan viva luz. Nada más se ha
añadido a este principio; se han discutido los medios de transformación, se
han aportado hechos y observaciones, se han propuesto listas genealógicas, pero
el fondo persiste intacto.
Los medios de Lamarck se
resumen en una frase: la adaptación de los órganos a las condiciones de
existencia. Sabido es que los que se dedican a la cría de animales y los
horticultores obtienen casi a voluntad las formas nuevas deseadas, escogiendo,
primero en una misma especie y después entre los descendientes de un primer
cruce, y así sucesivamente, los individuos que poseen el mayor grado de
desviación deseada; así se desarrolla una especie nueva, negando a fijarla de
modo definitivo a fuerza de perseverancia.
Las divergencias del tipo
primitivo que se obtienen son inesperadas; reproducen el color, la forma de la
cabeza, las proporciones del esqueleto, la configuración de los músculos y
hasta las costumbres del animal. Determinados cultivadores se comprometen en
tres años a producir tal o cual pluma de un pájaro y en seis años tal o cual
forma de pico o de cabeza. Esta es la «selección artificial», puesto que se
opera por la mano inteligente del hombre sobre animales en estado doméstico. En la naturaleza,
dos individuos de una misma familia, no se parecen por completo; difieren por
caracteres sin importancia o por circunstancias que les dan una ventaja en la
lucha sobre aquellos cuyas necesidades son las mismas o con las condiciones del
medio y de subsistencia de todo género. El animal que tiene un color protector,
es decir parecido al de la tierra en que vive, escapará con mayor facilidad de
los dientes de sus enemigos. El animal de pelo más espeso será más favorecido
en los polos; el de piel lisa lo será en el ecuador, etcétera. De consiguiente,
toda ventaja adquirida desde el nacimiento, y por consiguiente más fácilmente
transmisible, pone al individuo en mejores condiciones de resistencia a las
causas de destrucción y de esterilidad. Los órganos se desenvuelven o se
alteran según el uso que de ellos se hace.
De ahí que determinados
individuos sean como escogidos por un procedimiento natural que reemplaza la
acción del hombre en la selección artificial, y que estos individuos sean
precisamente los que se sobreponen a los demás por algún nuevo carácter.
Repitiéndose el hecho
durante algunas generaciones, se acentúan las divergencias, la tendencia a la
herencia aumenta y se forman tipos nuevos, siempre más alejados del punto de
partida. Los procedimientos de formación de especies, deben ser, por otra
parte, numerosos. Diremos con el doctor Topinard en su hermoso libro La
Antropología, que el transformismo se impone como una necesidad. O el
hombre es nacido de la nada, por encantamiento, o procede de lo que
anteriormente existía.
Así, todas las ciencias
antropológicas se unen unánimemente para afirmar que el género humano desciende
de una serie de diversos antecesores mamíferos. ¿Cuál ha sido su precursor
inmediato? No puede serlo ninguna de las actuales razas humanas inferiores, ni
ninguna de las razas de monos de las que al presente existen. Pero con
seguridad que los orangutanes, los chimpancés y los gorilas son nuestros
parientes más próximos.
Los primeros hombres,
salvajes, brutales, groseros, sin lenguaje, sin familia, sin tradiciones; los
hombres de los primeros tiempos – de la edad de la
piedra – eran aún monos. Razas mucho más recientes, los charrúas, los
cariabos, los antiguos californianos han desaparecido. El último de los
tasmanienses acaba de morir. Los australianos, los esquimales, los polinesios
desaparecerán pronto a su vez. La tierra da vueltas, y el progreso transforma
el mundo. Hay hombres que prefieren ser hechura de un Adán a ser descendientes
de un antiguo simio. Es cuestión de gusto. El más hermoso elogio que pueda
hacerse de la humanidad no es quizá el que se ostenta.
ORÍGENES
DE LA VIDA - Camilo Flammarión
Adaptación: OSWALDO E. PORRAS
DORTA
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LA GUERRA DE JESÚS
“ Yo no he venido a traer la paz ….......”
Esta frase del maestro Jesús,
que solía hablar siempre en parábolas y alegorías para ser comprendido por
quien estuviese en condiciones de madurez espiritual suficiente como para poder comprender
su mensaje, como tantas otras, esta afirmación evangélica ha sido mal
comprendida a lo largo de los siglos de Cristianismo.
Esto dio lugar a diversas
interpretaciones y a que se fueran formando alrededor de ellas, grupos y sectas
que se enfrentaron entre sí por sus diferentes conceptos teológicos y
doctrinales, con la razón de la fuerza
en vez de solucionar sus diferencias con la fuerza de la razón, dando así lugar
a tantas guerras y conflictos a lo largo de la historia, por la hegemonía de cada religión y de cada grupo,
dando como resultado, tanta violencia, tantos crímenes y a tantas
muertes, olvidando que no es eso precisamente lo que vinieron a enseñar los
Profetas, ni los Enviados, como Jesús, que vinieron a la Humanidad en diferentes épocas y lugares para enseñarnos, todos ellos, la ley de Dios fundamental para todo el mundo: La Ley del Amor.
Evidentemente el odio y las luchas fraticídas no fueron en absoluto el mensaje que nos trajo Jesús, pues el suyo fue un mensaje de Amor y Caridad, y de Perdón , como camino a seguir por cada ser humano para el propio adelantamiento espiritual, así como el de toda la Humanidad, para que impulsase en su conjunto a una transformación global de la sociedad humana hacia más y mayores niveles de convivencia, justicia y perfección.
Tras estos veintiún largos
siglos que han transcurrido desde que Jesús
Cristo habitó fisicamente entre
nosotros, vemos con preocupación como la sociedad humana sigue estancada por
esa falta de comprensión y de práctica, de la Ley del Amor, fundamental, y del
verdadero sentido fraterno, por causa de
sus viejos egoísmos, envidias, defectos morales, malquerencias y, en definitiva, falta de
caridad, que impiden la realización de
una sociedad en donde el Amor y la fraternidad sean su única ley.
Así, nos encontramos actualmente
en un momento crítico en que el natural proceso evolutivo nos empuja cada vez
más fuertemente hacia un nuevo mundo de Regeneración al que nuestro planeta
está llamado a ser próximamente, con una nueva sociedad impregnada de unos
valores éticos que deberemos conquistar cada uno individualmente para merecer ser parte de ella y dejar atrás
como el recuerdo de una pesadilla, este mundo de expiación y de pruebas con una
sociedad humana llena de horrores y de
injusticias que a nadie puede hacer sentirse plenamente feliz. En los momentos que actualmente atravesamos, esto parece utópico, pero no olvidemos que la noche más oscura siempre da paso a un amanecer luminoso.
El problema que nos plantea
este cambio, es que podría haber sido realizado de forma gradual, sin
convulsiones, violencias, ni desequilibrios planetarios, y sin embargo vemos
como esto no está siendo así. Los
tiempos del final de esta vieja sociedad humana con sus defectos y vicios, así
como del nacimiento de otra nueva forma de vivir y convivir, mucho más fraterna
y solidaria a todos los niveles, son llegados
y desgraciadamente a nuestra Humanidad terrestre este cambio ha
sorprendido con nuestros deberes de transformación y mejora moral y social, aun sin hacer.
Como bien señala Kardec, no es
la doctrina de Jesús la que ha fallado, sino todos nosotros que enlodados por los defectos morales, no hemos querido seguir siempre la recta senda del Amor y de
la fraternidad que nos dejó trazada el Divino Maestro, así como los demás Profetas y Enviados.
Su recomendación fue el que
considerásemos a todos los hombres como a nuestros hermanos y que tratásemos
de ser siempre misericordiosos los unos
para con los otros, haciéndonos todo el bien posible.
Jesús dijo también a su discípulo Pedro que el que a espada mata, a espada muere. Sencillamente estaba señalando que existe una ley natural que siempre se cumple y que hoy nosotros conocemos como la ley de Acción y Reacción, ley de Causa y Efecto o ley de Consecuencias, conocida también como ley del Karma. Tanto para el bien como para el mal, nuestra siembra es voluntaria, pero la cosecha que recogeremos de lo mismo, es obligatoria.
Asimismo Jesús conocía que dada la condición humana, estos enfrentamientos y guerras religiosas por la diversidad de interpretación de sus enseñanzas acontecerían casi como una escusa por la conquista de los poderes e influencias terrenales, y que aun tendrían que pasar siglos para que estas enseñanzas empezaran a ser bien comprendidas y aplicadas. De modo que cuando fue el momento adecuado llegó a la Humanidad el Consolador prometido y enviado por El, tal como lo anunció, para que nos esclareciese y ampliase sus enseñanzas. Este Consolador es el Espíritu de la Verdad manifestado en nombre de Jesús y representado por diversos Espíritus Superiores que bajo la dirección del Espíritu de Verdad, sirviéndose del pedagogo Rivail- Allan Kardec – dieron luz a la llamada Codificación Espírita.
Jesús dijo que no vino a traer la
paz sino la guerra. Guerra fraticida entre hermanos, que en Su nombre o en el nombre del mismo Dios han hecho correr ríos de sangre entre
ellos a causa de las discrepancias de interpretación de .sus palabras y de los
graves defectos morales que pesan sobre la sociedad humana en general, como lo son el egoísmo, el y el orgullo. Y esto,
Jesús lo sabía con antelación, pero esta clase de conflictos por causa de sus palabras, serían una prueba
más para la evolución espiritual de la humanidad, hasta que fuesen
comprendiendo los elevados conceptos de ética y moral que Él nos legó para
nuestro bien y progreso.
Ante la profunda e impensada situación de lo que sería el
futuro de la humanidad si estos ejemplos y enseñanzas del Maestro Jesús y esa
Ley principal que Él nos enseñó, la Ley del Amor, los activamos en nosotros
mismos, no podemos sino darnos cuenta de
la gran superioridad moral e intelectual de Jesús, que en nuestros días continúa mostrando y comprendiendo en todo su
esplendor y grandeza.
- José Luis Martín-
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Ante el Divorcio
Toda
perturbación en el hogar, frustrando el viaje en el tiempo, tiene una causa
específica. Tal como le acontece al tren, cuando estaciona
indebidamente o descarrila, lo más urgente es dar la protección debida
para que el tren doméstico prosiga adelante.
En el
transporte casero, aparentemente anclado en la estación de lo cotidiano (y
decimos aparentemente, porque la maquina familiar está en movimiento y
transformación incesantes), casi todos los accidentes se verifican por la
evidencia de fallos diminutos que, cuando se repiten indefinidamente,
desembocan, finalmente, en un desastre espectacular.
Esos
fallos, sin embargo, nacen del comportamiento de los mas interesados en el
sostenimiento del vehículo o, propiamente dicho, del marido y de la mujer,
llamados por la acción de la vida para regenerar el pasado o para construir o
futuro por las posibilidades de la reencarnación en el presente, fallos esos
que se manifiestan como un pequeño desequilíbrio, hasta que se desencadene un
desequilíbrio mayor.
En ese
sentido, vemos cónyuges que aparentan el confort como en la plenitud del lujo y
el dinero, deshaciendo el matrimonio entre caprichos locos, como se ahoga una
planta por exceso de abono, y observamos aquellos otros que lo sofocan por
abuso de tacañería; vemos a quienes arrasan la unión conyugal entre fiestas
sociales permanentes, y señalamos a los que la destruyen por vivir en demasiada
soledad; encontramos a los campeones de la testarudez que acaban con la paz de
la familia, manejando actitudes de contra sistemáticas, delante de todo y de
todos, e identificamos a los que la exterminan por el silencio culpable frente
al mal; sorprendemos a los fanáticos de la limpieza, principalmente a muchas de
nuestras hermanas, las mujeres, cuando se hacen las mártires con las escobas y
las enceradoras, dispuestas a arruinar la armonía general, por una mota
de polvo en los muebles, y somos enfrentados por los que tienen el vicio de
ensuciar la casa, despreciando la higiene.
Equilibrio
y respeto mutuo son las bases de trabajo de cuantos se proponen garantizar la
felicidad conyugal, toda vez que, repitamos, el hogar es semejante al tren en
el que hijos, padres, tutores y amigos, son los pasajeros.
Alguno
preguntará cómo situaremos el divorcio en estas comparaciones. Divorciar, a
nuestro punto de vista, es dejar abandonada la locomotora y sus vagones,
Quien responde por la iniciativa de la separación, ciertamente que abandona
todo ese instrumental de servicio a la propia suerte, y cada conciencia es
responsable de sí misma.
No
ignoramos que el tren casero circula por los carriles de la existencia
terrestre, con la autorización y la administración de las Leyes Orgánicas de la
Providencia Divina, y siendo así, el divorcio, expresando desasistencia o
abandono de un compromiso, es una decisión lastimosa, aunque a veces necesaria,
con raíces de responsabilidad del esposo o de la esposa, que en rigor, ejercen
las funciones de jefe y de maquinista.
XAVIER,
Francisco Cândido. Encuentro Marcado. Por el Espíritu Emmanuel
EL
DOBLE ETERICO
( 1 )
El doble etérico es un cuerpo o vehículo provisorio, una especie de mediador plástico o elemento de ligazón entre el periespiritu y el cuerpo físico del hombre. Está constituido del éter físico emanado de la tierra y se podría decir que se disuelve en la tumba después de la muerte física. Recibe los impulsos del periespiritu y los transfiere a la carne y también lo hace en sentido inverso.
El doble etérico es parecido al hilo eléctrico, cumpliendo la función de transmitir al cuerpo lo que siente el espíritu en su mundo oculto, las emociones que el alma plasma en la mente espiritual imponderable.
Es muy conocido y estudiado desde hace muchos siglos por otras doctrinas espiritualistas. El doble etérico con sus “chacras” o centros de fuerzas etéricas está situado en la periferia del cuerpo humano, y es conocido hace muchos siglos por los viejos ocultistas o iniciados hindúes, egipcios, esenios, caldeos, asirios y chinos.
Conociendo bien el doble eterico, los médiums podrán mejorar su tarea mediúmnica y dinamizar las fuerzas magnéticas; y los espíritas adoctrinadores esclarecer innumerables incógnitas y las ventajas que reportan los trabajos de materialización, voz directa, levitaciones, transportes y operaciones fluídicas. En todos esos fenómenos, en doble etérico es el principal responsable por la elaboración de ectoplasma y de la coordinación de los fluidos nerviosos de los médiums de efectos físicos.
Es una materia de suma importancia para los adeptos. El Espiritismo al ser una doctrina evolutiva y de constantes investigaciones en el campo de la mediúmnidad, aconseja a los médiums “analfabetos” de muy “buena intención” es estudio de la mediúmnidad, siendo la humildad una virtud muy discutida entre los hombres, pues casi siempre se confunde con el servilismo, que es el fruto de las circunstancias, que obliga a la persona hacia un comportamiento mejor, accidente sin llegar a ser el resultado de la evolución.
La estructura, el mecanismo, la fisiología del doble etérico y su funcionamiento, todavía es materia desconocida para la mayoría de los médiums, por eso, casi todos se aventuran en realizaciones imprudentes, sin el mínimo conocimiento de las funciones primarias de los diversos vehículos que conforman el periespiritu, y que sirven al periespiritu inmortal, para acondicionar la fenomenología mediúmnica en la tierra. Ignoran su verdadera composición fisiológica cuando actúa en un campo vibratorio superior, al de la vida material.
El doble etérico envuelve al hombre como una cobertura de gas vaporoso. Es un vehículo invisible para la vista del hombre común, y desconocido para la medicina terrena, es un cuerpo invisible para los ojos carnales, en la vista espiritual, se presenta como una capa densa, algo física, sensible al perfume, al frio, al calor, al magnetismo y también se afecta por los condimentos, ácidos, sustancias hipnóticas, sedativos, entorpecimientos y por el contacto humano en los momentos de mayor condensación.
El doble etérico, al separarse del cuerpo físico, ya sea durante el tiempo que dura el efecto anestésico, el trance mediúmnico, o cuando el espíritu de noche vaga fuera del cuerpo carnal, provoca en el hombre una considerable reducción de vitalidad física, y la bajada de la temperatura. Por eso también adquiere mayor libertad de acción, aumenta sus energías y se vuelve hipersensible, porque al estar el cuerpo dormido o en trance, se mantiene con una reducida cuota de Prana para sustentarse. No es difícil, que el cuerpo físico, luego manifieste en su contextura material los efectos de cualquier acontecimiento ofensivo, que haya ocurrido durante la separación de su vehículo etérico.
Los clarividentes capacitados ven el doble etérico como un vehículo vaporoso, que cubre al cuerpo en todos los sentidos y le ínter penetra los poros físicos y periespirituales. Su configuración es transparente y su emanación etéreo física ultrapasa el cuerpo del hombre en un cuarto de pulgada en todos los sentidos. Además de su configuración, se forma un aura radiactiva semejante a un inmenso huevo, que despide, a veces, unas chispas argénteas. Es el aura de la salud” muy conocida por los ocultistas y magos, la que alcanza de cinco a diez centímetros más allá del cuerpo físico. También se ve de un color rosa blanquecino, bastante luminoso, impregnado de tonos azules y que a veces emite fulguraciones violáceas.
Hay casos, donde su color se inclina hacia los matices del aluminio transparente o al vidrio opaco, debido a la salud del hombre o a la mayor o menos capacidad de absorción del Prana. La contextura del doble etérico varia conforme al tipo biológico humano, siendo más sutil y delicado en los seres superiores y más densos en las personas primitivas.
La función principal del
doble etérico, es la de transmitir hacia el cerebro del hombre, las vibraciones
que emiten las emociones e impulsos que el periespiritu recibe del Espíritu o
Alma inmortal.
Por lo tanto, también absorbe el Prana o la vitalidad del mundo oculto, emanado del Sol, conjugándolo a las fuerzas exhaladas del medio físico; enseguida las distribuye para el sistema nervioso y demás partes del organismo carnal. Aunque sea un intermediario entre los centros sensoriales de la conciencia periespiritual y los centros de conciencia cerebral física, el doble etérico es el resultado de las emanaciones radioactivas del cuerpo físico de la tierra.
No es un vehículo consciente, dado que es incapaz de actuar por si o en forma inteligente, cuando está desligado del hombre. Aunque realice ajustes y tome providencias defensivas esto sucede por automatismo instintivo biológico del propio organismo carnal, pues este, cuando se mueve en forma independiente de la dirección del espíritu, revela un sentido fisiológico rector y disciplinado, nutriendo y reparando las células gastadas o enfermas, sustituyéndolas por otras sanas, a fin de recuperar las pérdidas materiales.
El doble etérico, además de sus importantes funciones de intercambiar las reacciones del periespiritu y del cuerpo carnal, es una gran reserva de vitalidad indispensable.
Durante el nacimiento y crecimiento del hombre el doble etérico en la prueba de la mediúmnidad, se modela obedeciendo a la inclinación de la línea magnética del periespiritu, quedando algo apartado a la altura del bazo físico y del chacra esplénico, facilitando el trance mediúmnico, con más frecuencia. El epiléptico es una criatura cuyo doble etérico también se aparta con cierta frecuencia de su cuerpo físico, pero no es un fenómeno disciplinado por la intervención de la técnica Sideral antes de reencarnarse, sino, que sucede por la violencia y absoluta impresión de su portador.
El trance del médium de fenómenos físicos y el ataque del epiléptico, tienen cierta semejanza entre sí. La diferencia está, en que el médium entra en trance de forma espontánea y en el momento oportuno para cumplir con su trabajo, y el epiléptico cae al suelo ni bien su doble etérico se satura de venenos expurgados por el periespiritu, apartándolo violentamente, cuyas emanaciones quedan en medio del ambiente. En ciertos casos, se comprueba que el epiléptico también es un médium de fenómenos físicos en potencia, pues la constante salida de su doble etérico de su cuerpo físico, termina por abrirle una senda para la fenomenología citada.
La doble inclinación del
periespiritu y del doble eterico, que faculta la mediúmnidad de efectos
físicos, la psicografia mecánica o la incorporación completa, nada tiene que
ver con las facultades espirituales innatas del hombre superior.
A través de esa “abertura” que lo introduce en el más allá, el médium es el hombre hipersensible en contactos demorados con los fenómenos del mundo oculto. Eso también es un cuchillo de doble filo, pues en cuanto falsee sus costumbres y se dedique a las pasiones violentas y cultive los vicios degradantes, se arriesga al fracaso espiritual durante la vida física.
Los médiums, en general,
son nerviosos, enfermizos, fácilmente, afectados por los fenómenos materiales
del medio donde viven, de las reacciones morales emotivas y mentales de los
demás seres que los rodean en el mundo. Viven súper excitados por las
preocupaciones comunes, mientras que las cosas más simples se les hacen voluminosas,
afligiéndolos debido a la mente hipersensible y al contacto frecuente de su
doble etérico con el mundo oculto.
( Continúa .....)
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