INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Sugerencias espirituales
2.-Socorro y solución
3.- Los mundos regeneradores
4.- La solidaridad necesaria
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SUGERENCIAS ESPIRITUALES
¿Cómo distinguir si un pensamiento que nos es sugerido procede de un Espíritu bueno o de uno malo?
- Estudiad el asunto.- Los Espíritus buenos sólo aconsejan el bien. A vosotros cabe distinguir.
. ¿Con qué propósitos los Espíritus imperfectos nos incitan al mal?
- Para haceros sufrir como ellos sufren.
. ¿Atenúa esto sus padecimientos?
- No, pero lo hacen por envidia de ver a seres más dichosos.
¿Qué clase de sufrimientos quieren que experimentemos?
- Los que resultan de ser de un orden inferior y alejado de Dios.
¿Por qué permite Dios que algunos Espíritus nos empujen al mal?
- Los Espíritus imperfectos son instrumentos destinados a probar la fe y constancia de los hombres en el bien. Tú, puesto que eres Espíritu, debes progresar en la ciencia de lo infinito, de ahí que pases por las pruebas del mal para llegar al bien. Nuestra misión consiste en ponerte en el bueno camino, y cuando actúan sobre ti malas influencias es porque tú las llamas con el deseo del mal, por cuanto los Espíritus inferiores acuden a ayudarte en el mal cuando tienes la voluntad de cometerlo: sólo pueden secundarte en el mal cuanto tú así lo quieres. Si sientes inclinación por el crimen tendrás a tu lado una nube de Espíritus que fomentarán en ti ese pensamiento. Pero habrá también a tu vera otros que tratarán de influir sobre ti para el bien, lo cual restablece el equilibrio y te deja dueño de escoger..
Así deja Dios librada a nuestra conciencia la elección de la ruta que debemos seguir, y la libertad de ceder a una u otra de las influencias opuestas que sobre nosotros se ejercen.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC.
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Socorro y solución
¡Aflicciones, crisis, pruebas, tentaciones!...
¡Cuántas veces habrás procurado ansiosamente el primero y seguro paso para salir de ellas!
Entretanto, una palanca mental existe, capaz de levantarte de cualquier postración, desde que dispongas a manejarla.
Ante todo, sin embargo, es forzoso que te libres de cualquier pensamiento de derrotismo e inconformidad.
No importa que hayas atravesado penosos desengaños, donde se te concentraban todas las esperanzas…
No importa que te veas al margen de los mejores amigos, de Espíritu relegado a la incomprensión…
No importa que ciclones de sufrimientos te hayan barrido lo íntimo del alma, arrebatándote temporalmente el incentivo de trabajo y la alegría de vivir…
No importa que estés bajo las consecuencias amargas de errores cometidos…
No importa que altos perjuicios te impongan espinoso recomenzar…
No importa que múltiples dificultades se acumulen alrededor de tus pasos, impulsándote el corazón en complicados laberintos…
Importa que te levantes en Espíritu, que aceptes el impositivo del propio reajuste para el equilibrio perfecto, que te olvides del mal, consagrándote al servicio del bien, y que bendigas todas las circunstancias de la Vida… Hecho eso, por más escabroso que sea el problema o más dolorosa la prueba, si accionas la palanca de la Fe viva en el sabio y amoroso poder que dirige el Universo, percibirás, de inesperado, que Dios siempre te ofrece socorro y solución.
Todos somos hijos de Dios y, en esa condición, de un modo o de otro, necesitamos todos nosotros del amparo Divino.
Meditando en eso, no tendremos ninguna dificultad para reconocer el imperativo del apoyo mutuo, en todos nuestros procesos de vivencia, ya que no comprendemos en Dios justicia sin bondad y no bondad sin justicia.
Por esa misma razón, es fácil observar la necesidad del ajustamiento entre socorro y cooperación.
A fin de que el mecanismo del auxilio funcione con seguridad, entre aquel que necesita el amparo y aquel que puede ayudar, es indispensable que venga a surgir y fijarse el auxilio de aquellos otros que puedan ayudar más aún. El enfermo no prescinde del tacto y del entendimiento de quien lo asiste, a fin de que el médico disponga de campo adecuado a la actuación curativa.
Así ocurre en cuanto al socorro espiritual.
Emmanuel. Espíritu.
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Los mundos regeneradores
(San Agustín. París, 1862.)
Del libro «El Evangelio según el Espiritismo«
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La solidaridad necesaria
Dante López
Expresidente de CEPA (2008/2016)
Mucho se ha hablado de solidaridad en estos días en los que tenemos acceso irrestricto a la información y que nos permite ver las noticias que suceden en cualquier parte del mundo de forma casi instantánea.
Pero el bombardeo de información es tanto que nos crea una especie de ansiedad por no saber cómo actuar o la angustia de saber que poco podemos hacer ante tantas situaciones adversas.
Una violación, un asesinato durante un robo, un accidente en el que muere un niño o incluso una familia entera. Un país sumido en el caos por el autoritarismo de un grupo, uno que amenaza con estallar atacando a otro con misiles nucleares, miles de inmigrantes que se encuentran a la deriva cuando no mueren en masa en un naufragio... y un largo etcétera.
¿Cómo podemos ser solidarios en tal escenario? ¿Qué significa ser solidario?
La palabra solidaridad proviene del latín “solidus” que significa sólido, todo. De ello surgió la "soliditas", que se refería a una realidad homogénea, íntegra y unida donde los componentes de ese todo eran de "igual naturaleza".
Su raíz etimológica hace referencia a la conducta in-solidum, es decir, que vincula los destinos de dos o más personas. Por tanto, ser una persona solidaria no se limita a ofrecer ayuda, sino que implica un compromiso con la persona a la que pretendes ayudar.
Para ser solidarios entonces es necesario comprometernos con la causa a la que nos dedicaremos.
Así que podríamos pensar en varios niveles de solidaridad, pero vayamos por al menos dos: el que tenemos a nuestro alcance a través de la acción y aquel con el que sólo podemos comprometernos a través del pensamiento y el sentimiento.
El simple hecho de tener una actitud receptiva ante las necesidades que nos rodean o nos manifiestan ya es un paso en la dirección correcta, la intención de crear una energía positiva y más cercana a las personas.
Estar a la defensiva, para que el dolor –“no nos haga daño”- nos cierre al contacto y a la acción.
Ciertamente tenemos a nuestra disposición muchas oportunidades para solidarizarnos con familiares o amigos, o con cualquier persona o institución que conocemos y donde podemos actuar y ver los resultados de nuestra acción.
También podemos colaborar con ONG como Médicos Sin Fronteras o Unicef, que ayudan a aliviar las terribles situaciones que enfrentan los niños y las familias en África y otros lugares. Una donación a través de nuestra tarjeta de crédito puede marcar una gran diferencia y estaremos colaborando eficazmente para mitigar el sufrimiento de alguien de "igual naturaleza".
Podemos sentirnos uno con nuestros hermanos venezolanos, que están sufriendo la peor crisis de su historia, y con nuestro pensamiento y sentimiento pedimos por ellos para que su situación se resuelva. Y podemos solidarizarnos con quienes son nuestros amigos y llamarlos ofreciéndoles apoyo emocional y/o económico.
Las tremendas crisis de corrupción que están ocurriendo en América Latina nos invitan a no quedarnos callados y actuar "solidariamente", alzando la voz para concienciar a la gente de que nada cambiará si permanecemos indiferentes y así seguiremos sufriendo este tremendo flagelo de la corrupción política. inmoralidad que aprovechan la inacción para seguir cometiendo delitos.
Como espíritas, sabemos que cada una de nuestras acciones impacta el concierto universal, por eso, cada pequeño acto que realicemos influirá en la mejora de la situación de quienes sufren.
La invitación de este breve artículo es promover la acción participativa ante los problemas que están sucediendo en nuestro planeta. Cada uno de nosotros podemos marcar la diferencia con nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, pero sobre todo con nuestra participación.
Podemos ser felices disfrutando de nuestra familia y agradecidos cuando estamos lejos de situaciones adversas, pero nos sentiremos en paz cuando seamos capaces de sentirnos sólidamente unidos a quienes sufren, no para sufrir con ellos, sino para contribuir eficazmente a que reciban un bálsamo.
" La solidaridad es un gesto que regresa": estemos alerta, la necesidad existente es
grande.
- Dante López-
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