INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Familia espiritual
2.- El fenómeno de la materialización
3.- El Dios de los espíritas
4.-Transmisión oculta del pensamiento
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FAMILIA ESPIRITUAL
Es común escuchar, por parte de adolescentes y jóvenes, quejas acerca de su familia.
Al final, la familia del vecino, del amigo, siempre es la mejor. La madre del amigo es comprensiva, el padre siempre escucha al hijo.
Algunos llegan a decir que se sienten extraños en su hogar, que les gustaría muchísimo ser hijos de esa o aquella familia.
Y llevan tan en serio sus afirmativas, que no es raro encontrar niños y niñas que pasan días enteros en casa de amigos. Porque es allí, en aquel ambiente, donde se sienten bien.
¿ Por qué pasa eso ?. Primero debemos considerar que los padres, como responsables por la educación de sus hijos, continuamente les advierten sobre sus deberes, sus obligaciones.
Es la escuela, los deberes de la casa, las pequeñas tareas del hogar, la limpieza de su habitación, etc.
Tales cuestiones suelen hacer que el joven se sienta presionado en su hogar, mientras que en el del amigo nada le es exigido, porque allí es una visita.
Y la visita merece un trato especial, puesto que su educación no es deber de sus anfitriones.
Otro detalle a considerar es que alguno de nosotros, verdaderamente, nacemos en familias que no nos son simpáticas.
Eso ocurre como parte de nuestro aprendizaje, dentro de la ley de Causa y Efecto, pues probablemente, en experiencias anteriores en la carne, descuidamos los afectos familiares, menospreciamos su convivencia.
Retornamos así, para vivir entre seres indiferentes o incluso antipáticos.
Pero es un engaño creer que en tales circunstancias se debe desconsiderar la familia actual.
Para nuestra propia edificación, es importante que esa familia, hoy solo unida por lazos corporales, debe transformarse en una familia verdadera, unida por lazos de afectividad.
Nos cabe, por tanto, trabajar por ello. Cuando la situación se muestra difícil dentro del hogar, recurrir a la oración.
Si la conversación descarrila hacia la discusión, salir un poco, enfriar la cabeza y retornar para un diálogo ameno.
Si uno u otro miembro de la familia nos es antipático, pensemos que no es la casualidad que nos reúne; que motivos graves nos llevaron a estar juntos hoy, y empecemos a observar, tratando de descubrir sus virtudes.
Si pudiésemos, al dejar esta vida, llevar como bagaje espiritual, el haber conquistado uno o más miembros de nuestra familia, seguramente habremos realizado algo muy provechoso para nuestra vida, como Espíritus eternos.
Porque conquistar un Espíritu indiferente o antipático, transformándolo en un amigo, es alago que jamás se perderá.
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La fraternidad es el sol para las alma y un rumbo para la vida-
Ella empieza siempre en el lugar donde estamos, para que podamos alcanzar el punto que deseamos.
Ejercitar la fraternidad es dejarse envolver por la lección de amor de Jesucristo, liberando el Espíritu y enriqueciendo sus sentimientos.
"Aprendan primero a ejercer la piedad con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es bueno y agradable a Dios"- (Timotoe 5-4)
- Redacción de Momento Espírita-
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EL FENÓMENO DE LA MATERIALIZACIÓN
En la fotografía: William Crookes con el espíritu materializado Katie King
El diccionario de la Real Academia Española, define la materialización , entre otras cosas, como la formación con ectoplasna de la aparieneia de personas, animales o cosas.
El Libro de los Médiums trata sobre este asunto en el capítulo VIII "Laboratorio del Mundo Invisible" y nos describe y enseña a través del Espíritu de San Luis como se produce este fenómeno maravilloso y desconcertante.
Este artículo tiene como objetivo invitar a aquellas personas interesadas en el Espiritismo, a que profundicen más en este extraordinario suceso, leyendo los libros de los que sale la bibliografía en la que está baso, y descubriendo que hay toda una doctrina filosófica que lo respalda; es decir, que no estamos ante hechos aislados, sino que estos forman parte de todo un complejo de conocimientos.
Entrando directamente en el tema, podemos decir que hay diferentes tipos de materialización, comenzando por la escritura directa o penumatografía, que es la escritura que se produce espontáneamente, sin el concurso de la mano del médium ni del lapicero. También tenemos la materialización de espíritus y de objetos. Para este último, en el Libro de los Espíritus de Allan Kardec, se menciona la famosa Caja de Rapé del punto 116( corporeidad y transfiguración).
Allan Kardec interpela detalladamente al espíritu sobre este asunto, abordando diferentes aspectos, tales como las propiedades de cosas u objetos materializados, la duración del tiempo, procedencia del material, etc. De las respuestas a estas preguntas y de un análisis de las mismas, se concluye que:
" El Espíritu dispone, sobre los elementos que se hallan diseminados en todas partes, en el espacio, en vuestra atmósfera, de un poder que todavía estamos lejos de entender. Puede concentrar a voluntad esos elementos y darles la forma aparente adecuada a sus proyectos". El Espíritu logra a voluntad que la materia etérea sufra transformaciones.
A medida que entramos más en el asunto, nos encontramos con más preguntas, como: comprende el Espíritu siempre, la manera como produce sus materializaciones?; ¿Todos los Espíritus tienen un grado similar para producir objetos tangibles?; ¿ qué límites tiene para estos fenómenos? etc. Más preguntas y sus respuestas las podemos encontrar en el capítulo mencionado del Libro de los Médiums. Indagando sobre estas preguntas, sabemos que a menudo los Espíritus contribuyen a la materialización mediante un acto instintivo que él mismo no comprende y que el nivel de comprensión está determinado por su nivel de ilustración.
También sabemos que no todos los Espíritus tienen un grado similar para esto, a mayor elevación, mayor facilidad.
El libro de Allan Kardec resume en el punto 129, que "el espíritu actúa sobre la materia, extrae de la materia cósmica universal los elementos necesarios para formar, según lo desee, objetos que tengan la apariencia de los distintos objetos que existen en la Tierra. También pueden, mediante la voluntad, operar sobre la materia elemental, una transformación íntima que le confiera determinadas propiedades. Esta facultad es inherente a la naturaleza del Espíritu, que la ejerce a menudo como un acto instintivo cuando es necesario, y sin percatarse de ello. Los objetos que el Espíritu forma, tienen una existencia temporal, subordinada a su voluntad o a la necesidad". Aquí debemos introducir una aclaración muy importante que nos indica El Libro de los Médiums en su página 182, " Existe formación, pero no creación, ya que el Espíritu no puede extraer cosa alguna de la nada.". Esto nos define con mayor precisión el acto de la materialización.
Hasta ahora hemos visto y definido a la materialización como una acción del Espíritu sobre la materia, y es la de "transformación", mediante la que altera las propiedades de los objetos creados por su voluntad, o de los objetos que ya existen. Es en esta última parte en donde encontramos la explicación al fenómeno del magnetismo (pases) y fluidificación del agua, que están por ejemplo en las sesiones de pases.
En el cáp. X del libro "Misioneros de la Luz" de Chico Xavier, a través del Espíritu Andre Luiz, nos encontramos también con una descripción muy detallada del fenómeno que estamos tratando aquí, pero visto desde el plano espiritual. Este capítulo nos describe la asistencia del escritor a una sesión de mediumnidad donde se produce una materialización de un Espíritu de elevada condición. Aquí podemos tener una idea de lo altamente complejo que es este hecho, y tanto el plano físico como el espiritual, se conectan de forma tan directa. Asimismo podemos apreciar con bastante claridad la elevada responsabilidad de este servicio y la cantidad de factores que participan. Los participantes físicos deben contar con principios morales espontáneos y debidamente consolidados en el seno de la comunidad, requisitos que a menudo no se reúnen.
Por otra parte, se puede apreciar desde el plano espiritual que el dispositivo técnico también es muy importante, ya que antes de la materialización se prepara el ambiente mediante la ionización de la atmósfera, a fin de cambiar elementos que producen efectos eléctricos y magnéticos. También por medio de pequeños aparatos de poderoso potencial eléctrico que produce la condensación del oxígeno en todo el recinto. Esto es indispensable, ya que una materialización de una Entidad de la esfera espiritual requiere un alto contenido de ozono y además es indispensable con el fin de exterminar todas las larvas y las expresiones microscópicas de actividad inferior. Esta ionización tiene efectos bactericidas.
Otra de las razones del proceso anteriormente detallado es que el ectoplasma, o fuerza nerviosa que se extraerá del médium en abundancia, no puede estar expuesto a la intromisión de ciertos elementos microbianos sin que los perjuicios resulten fatales. Los asistentes espirituales también aportan material luminoso que acopian y que es extraído de las plantas y del agua. La cantidad de asistentes espirituales es muy importante debido a la complejidad del evento y también a lo que se mencionó antes; normalmente algunas personas encarnadas que asisten al mismo no suelen tener los principios morales necesarios para asegurar el éxito de la experiencia.
En los párrafos precedentes se ha realizado una resumida e incompleta descripción de un evento de materialización de un Espíritu descrito en el libro referenciado y que invito a leer en profundidad, al menos el capítulo X, para comprender con mayor detalle la complejidad de esta maravillosa experiencia, en la que la vida de ambos lados se une para dar muestra, una vez más, de que la realidad es mucho más de lo que ven nuestros ojos. Finalmente, se puede apreciar en base al tema tratado, que la realidad de nuestra vida, de la existencia del mundo y del universo, es de una dimensión difícil de medir para nuestros sentidos, en las condiciones actuales de desarrollo espiritual y de conciencia. Seguramente la evolución en todos los aspectos, que como individuos y como sociedad, podamos conseguir en base a nuestro trabajo y esfuerzo, nos ayudará a comprender mejor este y otros hechos, que de momento no somos capaces de imaginar. Aún así, estamos muy lejos de comprender la grandeza del Padre.
- Sergio A. Casarotto-
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EL DIOS DE LOS ESPÍRITAS La índole religiosa de El Libro de los Espíritus resalta desde sus páginas iniciales. Kardec lo inaugura con la definición de Dios. Pero el Dios espírita no es antropomorfo, no se trata de un ser formado a imagen y semejanza del hombre, como el de las religiones. A este respecto, la definición espiritista resulta terminante: “Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”.
Así como para Spinoza es Dios la substancia infinita, para Kardec es la inteligencia infinita. Pero, del mismo modo que se han equivocado aquellos que confundieron la substancia spinociana con el Universo, así también se engañan los que confunden la inteligencia infinita con el hombre finito, y la religión espírita con los formalismos religiosos.
En efecto, los atributos de Dios no se confunden con los precarios atributos humanos: Él es eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso, soberanamente justo y bueno. No se confunde Dios con el Universo, puesto que es el Creador y mantenedor de éste. Sin embargo, cuando trata de la justicia de Dios vemos a Kardec empleando terminología antropomórfica, en que habla de penas y recompensas, y que ha dado hincapié para que se afirme que el Dios espírita es similar al de las religiones.
La explicación de este hecho, que a primera vista parecería contradictorio, figura en el item 10 del Capítulo Primero: “¿Puede el hombre comprender la naturaleza íntima de Dios? – No. Le falta un sentido para ello”. Y de inmediato viene la explicación de Kardec al respecto. Más adelante, en el item 13, encontramos la respuesta de que los atributos de Dios, a que antes nos referíamos, son tan sólo una interpretación humana, aquello que el hombre en su actual estadio de evolución puede concebir en lo que atañe a Dios. Por tanto, Kardec se vale, para tratar acerca de Dios, del lenguaje que podemos emplear, de una manera que resulte comprensible. No es que esté humanizando a Dios, sino que lo pone tan sólo al alcance del entendimiento humano.
No obstante, la suprema naturaleza de Dios, en cuanto inteligencia infinita y causa primaria, es siempre preservada. Lo comprobamos en todo el Capítulo Primero y en otros muchos pasajes del libro. En el capítulo en que se refiere al panteísmo, toda confusión entre Creador y Creación ha sido descartada. El Dios espiritista no es antropomorfo, pero tampoco es panteísta. Por lo demás, El Libro de los Espíritus torna de inmediato prohibitivo el camino a las especulaciones ilusorias e imaginativas sobre la naturaleza de Dios.
Visto que falta al hombre el medio para comprenderlo, en vano será intentar su definición mediante hipótesis ingenuas o audaces. Tal lo que vemos en el item 14 del Capítulo Primero, al establecerse un principio que defiende de manera absoluta la posición del Espiritismo frente al problema, separándolo definitivamente de todas las escuelas de teología especulativa o de ocultismo, de cualquier especie que fueren. Dice así:
“Dios existe, y no podéis dudar de ello. Esto es lo esencial. Creedme, no vayáis más allá. No os extraviéis en un laberinto del que no podríais salir. Esto no os haría mejores, sino quizá un tanto más orgullosos, debido a que creeríais saber y en rigor de verdad nada sabríais. Así pues, dejad a un lado todos esos sistemas. Bastantes cosas tenéis que os tocan más directamente, empezando por vosotros mismos. Estudiad vuestras propias imperfecciones a fin de desembarazaros de ellas; esto os resultará más útil que querer penetrar lo impenetrable”.
Dios, como inteligencia infinita o suprema, es lo que es. No ofrece asidero para especulaciones ociosas o definiciones imaginativas. El hombre debe mantenerse dentro de los límites de sí mismo, preocuparse por sus imperfecciones, mejorar… Le basta con saber que Dios existe y que es justo y bueno. De esto el ser humano no puede dudar, pues “por la obra se conoce al obrero”, y la Naturaleza misma atestigua la existencia de Dios, su propia conciencia le está diciendo que Él existe y la ley general de la evolución comprueba su justicia y bondad. Afirmaba Descartes que Dios está en la conciencia del hombre como la marca del obrero en su obra. Los Espíritus confirman ese principio, pero van más allá, mostrando que la marca del obrero se encuentra en todas las cosas, en la Naturaleza entera. La negación de Dios es, para el Espiritismo, como la negación del Sol. El ateo, el descreído, no es un condenado, un pecador irremisible, sino un ciego cuyos ojos pueden ser abiertos, y en verdad lo serán… Porque Dios es necesariamente existente, según el principio cartesiano. Nada puede entenderse sin Dios. Él constituye el centro y la razón de ser de todo cuanto existe. Sacar a Dios del Universo sería como eliminar el Sol de nuestro sistema planetario: un simple absurdo.
Pero, el hecho de que no posea forma humana, de que no se asemeje al hombre en lo que toca a la constitución física de éste, no se sigue que Dios esté distante del ser humano y sea indiferente a él. El Dios espiritista se parece al aristotélico por su poder de atracción, pero se aleja de él en cuanto a la indiferencia con respecto al Cosmos. Porque Dios es providencia y amor, es el Creador y Padre de todo y de todos.
El Universo se define en una tríada, similar a las tríadas druídicas: Dios, espíritu y materia. Lo vemos en el item 27, cuando Kardec pregunta si existen dos elementos generales, el espíritu y la materia, y los Espíritus le responden: ““Sí, y por encima de todo está Dios, el Creador y Padre de todo. Esas tres cosas constituyen el principio de cuanto existe, la trinidad universal”. La materia, empero, no es sólo el elemento palpable, pues hay en ella el fluido universal, su lado fluídico, que desempeña el rol de intermediario entre el plano espiritual y el propiamente material.
Ante esa concepción surge un problema de carácter teológico y de las escrituras: Si Dios no se asemeja al hombre, ¿ cómo interpretar el pasaje bíblico según el cual Él creó al hombre a su imagen y semejanza? La explicación se provee en el item 88, cuando Kardec pregunta sobre el hombre extrae de ellos falsas conclusiones, porque puede abusar de todo, aun de lo más elevado”.
Kardec corrobora la tesis de los Espíritus: el materialismo constituye una aberración de la inteligencia. Esto es lo que nos manifiesta al principio de su comentario: “Por una aberración de la inteligencia hay personas que sólo ven en los seres orgánicos la acción de la materia y relacionan con ella todos nuestros actos”.
Y así prosigue el libro, todo él impulsado por el soplo del Espíritu, penetrado por el sentimiento religioso y, más particularmente, por el sentido cristiano de ese sentimiento. Cuando en el item 625 pregunta Kardec cuál es el tipo humano más perfecto que Dios haya ofrecido al hombre para que le sirva de guía y modelo, la respuesta que se le da es categórica: “Ved a Jesús”. Y Kardec comenta entonces: “Es Jesús para el hombre el arquetipo de la perfección moral a que puede aspirar la humanidad en la Tierra. Dios nos lo ofrece como el modelo más perfecto, y la doctrina que ha enseñado es la más pura expresión de su ley, porque estaba animado del Espíritu divino y fue el Ser más puro que haya aparecido en la Tierra”.
La religión espiritista se traduce en espíritu y verdad. Lo que a Dios interesa no es la precaria exterioridad de los ritos y del culto convencional, casi siempre vacío, sino el pensamiento y el sentimiento del hombre. La adoración de la Divinidad constituye una ley natural, como lo es la ley de gravedad. El hombre gravita hacia Dios, del modo mismo que la piedra gracia hacia la Tierra y ésta hace lo propio alrededor del Sol. Pero las manifestaciones externas de la adoración no resultan necesarias.
En el item 653 hallamos la clara respuesta de los Espíritus sobre este tópico: “La verdadera adoración está en el corazón. En todas vuestras acciones, pensad siempre que un Maestro os observa”. Se condena la vida contemplativa, por ser inútil, así como la monástica, puesto que Dios no quiere el cultivo egoísta del sentimiento religioso, sino la práctica de la caridad, la experiencia viva y constante del amor por medio de las relaciones humanas.
El Libro de los Espíritus no deja a un lado la cuestión del culto religioso. El hombre, que hacia Dios gravita, es un Ser religioso por naturaleza, que necesita manifestar su religiosidad. Y tal manifestación se opera en las formas naturales de adoración, entre las que se cuenta la plegaria. Por medio de la oración el hombre piensa en Dios, se acerca a Él, con Él se comunica. Tal es lo que hallamos a partir del item 658. Mediante las preces el ser humano puede acelerar su evolución, elevarse más pronto sobre sí mismo. Pero tampoco el rezar puede ser tan sólo un acto formal. Con la oración es posible hacer tres cosas: alabar, pedir y dar gracias a Dios; pero siempre que lo hagamos con el corazón y no únicamente con los labios.
Tenemos así la religión espírita, que tiempo después se definirá de una manera más objetiva o directa en El Evangelio según el Espiritismo. Una religión psíquica, según la denominó Conan Doyle, equivalente a la “religión dinámica” de Bergson. En el Capítulo V de la “Conclusión” asevera Kardec: “El Espiritismo posee fortaleza porque se apoya sobre los cimientos mismos de la religión: Dios, el alma, las penas y recompensas futuras. Porque, sobre todo, muestra esas penas y recompensas como secuelas naturales de la vida terrena, y porque nada, en el cuadro que ofrece el porvenir, puede ser desautorizado por la razón más exigente”. En suma, religión positiva, basada en las leyes naturales, desprovista de pompas misteriosas y de una teología fantasiosa.
Para completar el panorama religioso de El Libro de los Espíritus nos queda el Capítulo Doce del Libro Tercero y todo el Libro Cuarto. En aquel capítulo se refiere Kardec al perfeccionamiento moral del hombre, encara los problemas atinentes a las virtudes y los vicios, las pasiones y el egoísmo; define después el carácter del hombre de bien y concluye con un mensaje de San Agustín sobre la manera de conocernos a nosotros mismos. En el Libro Cuarto disponemos de un capítulo acerca de las penas y goces terrenos, el cual es un código de la vida moral en la Tierra, verdadero catecismo de la conducta espírita, y asimismo hay un capítulo que versa sobre las penas y goces futuros y las consecuencias espirituales de nuestro comportamiento terrenal.
. Vanesa Anseloni. su conferencia dada en el Congreso Espírita Mundial de Valencia-
De este modo nuestro Espíritu revela muchas veces a otros Espíritus, y sin que nosotros lo sepamos, lo que era objeto de nuestras preocupaciones durante la vigilia.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
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