martes, 23 de enero de 2024

El que siempre nos espera

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- ¿ Reencarnamos siempre con el mismo sexo ?

2.- Visión de los Espíritus

3.- Por qué ser espírita

4.- El que siempre nos espera

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¿REENCARNAMOS SIEMPRE CON EL MISMO SEXO?
                                 

Si consideramos que el motivo de la Reencarnación es básicamente el aprendizaje y el enriquecimiento espiritual mediante las experiencias obtenidas en los planos físicos, ampliando cada vez más los niveles de conciencia y de moralidad, se comprende que este aprendizaje necesite hacerlo desde todas las posiciones y situaciones humanas que existen en cada uno de los dos sexos, y que aporten experiencias variadas y necesarias para su evolución, pues de no ser así tendríamos solamente una visión parcial de la vida, y no desarrollaríamos todas las facultades que como hombres y mujeres a la vez, nuestro espíritu las porta latentes.
El sexo del ser humano es un atributo que utiliza el espíritu indistintamente cuando toma nuevo cuerpo físico, y la clase de sexo es elegida por el espíritu en función de lo que necesite aprender en su nueva vida como ser humano.
El espíritu en si, es asexuado y en su devenir por los mundos físicos, vive unas veces bajo los condicionamientos y experiencias de un sexo, y otras veces con los del otro.
Desde el punto de vista físico y no solamente en cuanto a los órganos y signos sexuales secundarios, vemos que el cuerpo humano, contiene en el las características mezcladas de ambos sexos, predominando más los del sexo orgánico que porta, que los del otro, dando así lugar a la masculinidad o a la feminidad
Cuando el espíritu ha vivido repetidamente varias veces seguidas como hombre o como mujer, tiene muy arraigadas sí (x), lo que respectivamente se conoce como masculinidad o feminidad, entonces al cambiar de sexo orgánico desde una encarnación a la siguiente, y más aún si durante el intervalo entra esas dos vidas ha transcurrido poco tiempo, pueden ser estos los factores que arrojen luz sobre muchos casos de homosexualidad desde el nacimiento y sobre desviación sexual, debido al remanente psicológico que conserva el espíritu con respecto al sexo que tuvo en sus anteriores o reciente vida, con los problemas que esto le supone de adaptación física, psíquica y social a causa de su sexualidad. Ante la falta de otras explicaciones sobre este problema, muchas personas creen que, simplemente, este fenómeno es debido a un “error” de la Naturaleza (como si es que la Naturaleza se equivocase torpemente), pues solo ven que esta ha dado por ese fatal error genético, órganos de un sexo a una persona que “se siente” psíquicamente del sexo opuesto.
Solamente un concepto machista o feminista de la vida podría rechazar totalmente la posibilidad de que un espíritu pueda ser unas vece3s hombre y otra mujer. Sin embargo aceptando esta posibilidad se llega a comprender en una nueva dimensión, la realidad de que ambos sexos son iguales, como dos partes de la misma cosa que se complementan entre sí, originando el Ser humano completo. Se comprende entonces, que todos los espíritus han tenido y seguirán teniendo ambos sexos en futuras reencarnaciones, aunque bien es cierto, que cada sexo tiene una limitaciones físicas y unas características psíquicas que les dan diferente papel en la vida, al uno con respecto al otro, por eso es tan importante e imprescindible al espíritu, aprender las experiencias que le aportan ambos sexos.
El cambio de sexo entre una vida y otra, también puede ser una hipótesis que explique los complejos de Edipo y de Electra, que definió Freud, y en los que tarde o temprano, mediante las reencarnaciones en ambos sexos, se podrían llegar a ver corregidos.
- Juan Manuel Fernández Fuster-

“Los espíritus renacen hombres o mujeres porque carecen de sexo.”
Allan Kardec -
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              VISIÓN DE LOS ESPÍRITUS
Aquellos que ven a los Espíritus-... ¿los ven por los ojos?
"Ellos lo creen; pero en realidad el alma es la que ve, y lo que lo prueba es que
pueden verse con los ojos cerrados."

.. ¿Cómo puede el Espíritu hacerse visible?
"El principio es el mismo que el de todas las manifestaciones, tiende a las propiedades del periespíritu, que puede sufrir diversas modificaciones a gusto del Espíritu."

.. El Espíritu propiamente dicho ¿puede hacerse visible o bien no lo puede sino con la ayuda del periespíritu?
"En vuestro estado material, los Espíritus no pueden manifestarse sino con la ayuda de su envoltura semimaterial; es el intermediario por el cual obran sobre vuestros sentidos. Bajo esta envoltura aparecen algunas veces con una forma humana o cualquier otra, ya sea en los sueños, ya sea en el estado de vigilia, lo mismo a la luz que en la oscuridad."

23. ¿Se podría decir que es por la condensación del fluido del periespíritu que el
Espíritu se hace visible?
"Condensación no es la palabra; más bien es una comparación que puede ayudar
a haceros comprender el fenómeno, porque realmente no hay condensación. Por la combinación de los fluidos, se produce en el periespíritu una disposición particular que no tiene analogía para vosotros y que lo hace perceptible."

EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC
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¿POR QUÉ SER ESPÍRITA?
                                                      

El otro día un hermano hizo esta pregunta, y quedó dando vueltas en mi mente una y otra vez. En la meditación matutina del 28/1/2010 recibí esta comunicación:
"Es el espiritismo una doctrina clara y sencilla. Su propósito principal es ayudar al hombre a ser mejor ser humano, y practicar la doctrina es cultivar el amor entre todos los hermanos como nos enseño Jesús.
El deber de un espirita es conocerse bien a si mismo, con sus virtudes y sus defectos para poder así, trabajar en su mejoramiento, trabajar de forma consciente para mejorar sus imperfecciones.
Para lograrlo solo es necesario dedicar todos los días un rato a la meditación y al auto análisis. A través del espiritismo, si lo practicamos sinceramente, seremos mejores hijos, hermanos, padres, esposos y amigos, seremos mejores seres humanos.
El espiritismo nos enseña que somos espíritus inmortales, que no debemos temer a la muerte, pues el espíritu sobrevive a este momento, que no es más que un tránsito hacia la vida espiritual. Que la vida espiritual es la verdadera vida del espíritu, y que en ella continuamos aprendiendo y acumulando experiencias que nos hacen mejores.
Que luego reencarnamos y ponemos en práctica lo aprendido, y en este ciclo vamos convirtiéndonos en espíritus cada vez mejores y acercándonos paso a paso a la luz Divina, al Ser creador de todo el universo, a esa energía que llamamos Dios.
Y la doctrina nos enseña que este ciclo es un camino hacia el progreso, pues Dios ha creado el universo regido por leyes naturales y el progreso es una de ellas.
Y la doctrina nos enseña también una verdad sencilla e infalible, cuya comprensión nos va a ayudar a comprender nuestras circunstancias y como podemos cambiarlas; esta verdad es la ley de afinidad, atraemos a nuestras vidas circunstancias, personas y espíritus afines a nuestros pensamientos.
Es decir, que la calidad de nuestro pensamiento determina la calidad de la energía que vibra a nuestro alrededor y con ello, lo que atraemos. De ahí la importancia de nuestra elevación moral.
Somos los artífices de nuestra vida, tenemos libre albedrío para practicar el bien o apartarnos de él; para esforzarnos cada día en ser mejores y comprender que con amor, paciencia, tolerancia, bondad, construimos un futuro mejor para nosotros mismos y para aquellos que nos rodean.
Y la Doctrina Espírita es mucho más, es la justicia de la ley de causa y efecto, que nos enseña que cada acción nuestra tiene un resultado, una consecuencia acorde con la misma, y esta consecuencia vendrá a nosotros indefectiblemente, ya sea en esta vida o en una vida futura. Y esta ley explica las desigualdades que tanto nos acongojan; y es también una luz que nos inspira a cultivar el bien.
Hay mucho mas para descubrir en la doctrina espírita, pero estas sencillas razones que hemos expuesto, bastan por si solas para decir: "Yo quiero ser Espírita"
Solcuba 
Psicografiado 28 de enero 2010

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       EL QUE SIEMPRE NOS ESPERA

Llamó a mi puerta un anciano, yo le pregunté quién era, y en lugar de contestarme volvió a llamar con más fuerza.

Bajé a abrir y ya no estaba, y tan sólo vi en la puerta un letrero que decía:

"El tiempo llama y no espera"

Con el tiempo aprenderás a saber lo que es el tiempo, lo malo es que algunas veces llega muy tarde el remedio.

Es muy cierto, si no se acepta más que una existencia hay que convenir que el hombre es inmensamente desgraciado, porque la juventud la empleamos generalmente en solazarnos, en aturdirnos, en correr infatigablemente tras ese imposible llamado felicidad.

El ser humano se ama tanto a sí mismo en su primera edad que no se fija más que en aquello que puede complacerle, y cuando se ocupa de su prójimo, cuando piensa en los desgraciados, cuando procura enjugar las lágrimas de los desvalidos es cuando los desengaños han dejado hondas arrugas en su frente y la nieve de los años enerva sus fuerzas y le postra a veces por medio de dolencias físicas hundiéndole en el abismo del dolor, entonces es cuando el hombre con suficiente experiencia dice con amargo acento:

-¡Ay! ¡Si la juventud supiera y la vejez pudiera! Mas ¡Ay! Ya es tarde, el hombre enfermo es un buque sin timón, es un árbol que no presta sombra, y entonces a pesar suyo se vuelve egoísta y tiene que pensar más en sí mismo que en los demás, no puede ser útil a nadie, y sufre porque conoce lo improductiva que ha sido su existencia: que fue egoísta en su juventud por su descuido y aturdimiento, y egoísta en la ancianidad por el instinto de conservación. Se arrepiente sinceramente de sus errores pero con el arrepentimiento no hay bastante, y en esta lucha le sorprende la muerte, y exhala su último suspiro. ¿Qué ha vivido aquel hombre para su progreso? ¿Qué méritos ha contraído para su porvenir? Ninguno. Por larga que sea una existencia es muy breve el plazo que le queda al Espíritu para perfeccionarse, y llega como dice el poeta muy tarde el remedio, advirtiendo que hay millones de seres que mueren en la infancia y en la juventud sin haber dado un paso en la senda de su mejoramiento moral.

Considerando al hombre con una sola existencia es un libro sin prólogo ni epílogo, es el bosquejo de un cuadro, es la segunda escena de un drama, es algo dudoso, incompleto, imperfecto.

¡A cuántos seres conocemos que el mundo llama sabios, grandes y eminentes y que nosotros miramos con profunda compasión porque han vivido sin vivir!. En este número entran multitud de mujeres, que agotan los mejores años de su existencia sacrificándose en aras de una diosa más despótica que todos los Nerones y Calígulas que dominaron un día en la soberbia Roma, esa diosa es la Moda, y ella es la causa de la mayor parte de los desaciertos que cometen las mujeres, y esta subyugación domina a la mujer casi toda la vida; poco adelanto hace el hombre en una sola encarnación, pero muchísimo menos hace la mujer.

Cuantas veces la observamos en una reunión espiritista, mientras los hombres atienden a las comunicaciones o lecturas morales, ellas se miran unas a otras los trajes, los lazos, los peinados; se preguntan a hurtadillas cuanto les ha costado el abrigo, quien les ha hecho el vestido, si es muy cara la peinadora, al menor ruido vuelven la cabeza, parecen en fin el movimiento continuo, a todo atienden menos a lo que las puede instruir.

La murmuración es su más agradable entretenimiento, nada respeta la lengua de la mujer, empezando por murmurar de su marido, rara es la mujer que al hablar del compañero de su vida, no dice sonriéndose, -Mi esposo no es de los peores, no me puedo quejar, pero ¡Ay! Tiene un genio... que, ¡Bendito sea Dios! Y como la paciencia toda la agotó Job, francamente, hay ocasiones... que me iría lejos... y esto lo escuchan los hijos que se acostumbran a oír hablar mal de su padre, y así se forma la familia de la Tierra que no es más que una amarga irrisión de la verdadera familia.

¿Para qué habría sido creada el alma de la mujer sino la esperara el que siempre nos espera? ¡El tiempo! ¿Qué sería de esos espíritus rebeldes ayer, y volubles hoy si no tuvieran la eternidad y el progreso indefinido por patrimonio? ¿Responderían al pensamiento de Dios? No, y lo mismo sucede al hombre, si el tiempo no le esperara, desgraciado de él, mientras la mujer malgasta muchas horas de su vida cambiando de forma sus vestidos, él dominado por la ambición, estudia la mejor manera de oprimir a los débiles, y estos a su vez hacen cuanto les es posible por sacudir el yugo, y parece que la ley de la destrucción es la única que rige en el mundo.

Agota un hombre, (por ejemplo) parte de su existencia en buscar la solución de un problema científico, y apenas ha pronunciado la palabra mágica de Arquímedes, apenas ha dicho ¡Eureka! Cuando una multitud de sabios envidiosos dicen a voz en grito: -Ya lo sabíamos, esa idea no es nueva, lo será el procedimiento que ha empleado, la forma, pero no el fondo, y todos a la vez se conjuran para deshacer en un segundo los afanes de muchísimos años.

Ahora bien, ¿Responde esta humanidad envidiosa y antojadiza a la grandeza de su Creador? Sus mismos hechos demuestran que está tan lejos de asemejarse a su divino Padre, como la sombra a la luz, como lo finito a lo infinito.

El hombre tiene que tener existencias sucesivas para responder a la nobleza de su origen, por esto no hemos podido menos que sonreír al leer lo que dice Ferrán:

Con el tiempo aprenderás a saber lo que es el tiempo, lo malo es que algunas veces llega muy tarde el remedio.

Ignora el poeta que en la eterna vida del espíritu nunca se hace tarde, si se malgastan cien encarnaciones queda la eternidad, queda ese día cuyo amanecer nadie ha visto, cuyo crepúsculo vespertino nunca llegará.

¡Cuán consoladora es esta certidumbre! Y cuán lógica a la vez, que es lo que principalmente se debe buscar, la lógica en todas nuestras deducciones y creencias; porque si no atendemos más que al consuelo, las religiones también consuelan, prometen cielos, que es todo cuanto se puede prometer, y aunque también aseguran que existe el infierno, en cambio no titubean en hacernos creer que con un segundo de arrepentimiento quedamos limpios de la mancha, y entramos purificados en el paraíso y nos sentamos a la derecha del Eterno Padre. Este porvenir no puede ser más halagüeño ni tampoco más absurdo, considerado fríamente bajo el criterio de la razón, porque si así sucediera, sería muy cómodo satisfacer todos nuestros deseos, arrojarnos, si era preciso, en la senda del crimen para ver cumplidos nuestros propósitos, y luego cuando ya no pudiéramos gozar de la vida por que viéramos la diestra de la muerte suspendida sobre nuestra cabeza, darnos unos cuantos golpes de pecho, decir con voz compungida: ¡Señor! Me arrepiento de mis culpas y nos vamos al cielo derechos, quedando sin castigo todos nuestros crímenes, y esto es completamente imposible, preferimos la teoría materialista a creer en un dios, tan torpe que se contenta con tan poco. En cambio, la pluralidad de existencias del alma con el constante trabajo del Espíritu, es completamente racional. Si Dios da a cada uno según sus obras, para ejecutar esas obras necesariamente se necesita tiempo, una encarnación es insuficiente, y sucesivas existencias dan ocasión propicias para reflexionar, meditar, comparar, analizar, y con completo conocimiento de causa, inclinarse al bien después de haber sufrido todas las consecuencias del mal. Dice Jorge Sand y dice muy bien, que "El hombre que no ha sufrido no es nada. Es un ser incompleto, una fuerza inútil, una materia bruta y sin valor que el cincel del artífice romperá tal vez cuando pretenda darle forma".

Y es muy cierto lo que asegura el distinguido escritor. El Espíritu cuando está probado en las luchas de la vida se encuentra apto para todo, no conoce el imposible, llega hasta el sacrificio sin exhalar una queja, porque sólo después de haber naufragado, se aprecian en todo lo que valen los apacibles goces de la bonanza.

Queda demostrado que el tiempo siempre nos espera, imagen de Dios que para Él nunca se hace tarde; y si Ferrán asegura que el tiempo llama y no espera, las racionales enseñanzas del Espiritismo nos manifiestan que el hombre tiene ante sí el infinito del progreso y el infinito del tiempo, éste ¡Siempre nos espera!

AMALIA DOMINGO SOLER

LA LUZ QUE NOS  GUÍA

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