lunes, 19 de diciembre de 2022

Navidad, fiesta real de Jesús.

INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.-Lo que puedes hacer para interesar la espiritualidad de tu hijo

2.-Navidad, fiesta real de Jesús.

3.-El arrepentimiento

4.-Destino de la Tierra-Causa de las miserias humanas


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              Lo que puedes hacer para interesar la   espiritualidad en  tu hijo 
                                

1. Aclara tus propias creencias. Tanto si practicas una religión organizada como si no la practicas, necesitarás decidir en qué crees para poder fomentar la espiritualidad en tu hijo. Eso no significa que tengas que tener todas las respuestas, pero podrías tomarte algo de tiempo para considerar estas preguntas: ¿Crees en Dios? ¿Crees que existe un elemento divino en la creación del mundo? ¿Qué crees que pasa cuando una persona muere? 

Además de tus propias creencias, considera qué tipo de educación espiritual quieres para tu hijo: ¿Asistirá tu familia a una iglesia, sinagoga u otro lugar para venerar a Dios? ¿Quieres que tu hijo asista a los servicios religiosos regularmente? ¿Planeas mandarlo a una escuela religiosa? Si tú y tu pareja tienen diferentes religiones, es prudente decidir cómo enfocarán el tema de la espiritualidad con su hijo ahora, antes de que sea lo suficientemente grande como para confundirse con sus distintas opiniones. 
”. 
2. Incluye la espiritualidad en su vida desde muy temprana edad. “Los niños pequeños no comprenden quién es Dios, pero tampoco comprenden realmente quién es un abuelo o una abuela”, dice Neifert. “Aun así quieres que conozca a su abuelita, así que empiezas a hablarle de ella desde el primer día. Es lo mismo con la idea de Dios 

De igual manera que tu hijo cree que su abuelita es una persona importante en su vida (incluso si la ve muy rara vez), te creerá que Dios también lo es. Y al introducir en su vida prácticas espirituales desde una edad temprana, como rezar juntos por las noches, tu pequeño las verá como una parte natural de la vida, y tú tendrás una influencia espiritual en él antes de que la tengan otras personas. 

3. No finjas tener todas las respuestas. Cuando tu pequeño te pregunte a dónde va la gente cuando muere, contéstale sinceramente: “Nadie lo sabe con certeza, pero algunas personas creen que se van al cielo para estar cerca de Dios. Otros piensan que nacen otra vez en un cuerpo nuevo”. 

Inevitablemente, tu hijo te preguntará lo que tú piensas. Si tienes una firme creencia, compártela con él. Si no, está bien admitir que hay preguntas para cuales la gente pasa toda su vida buscando una respuesta, y ésta es una de ellas. 

4. Usa eventos cotidianos para enseñarle espiritualidad. Las grandes ideas no siempre requieren acciones grandes. Puedes demostrar que la espiritualidad es parte de la vida diaria, incorporándola en acciones y palabras cotidianas. Al abrir las cortinas por la mañana, podrías exclamar: “¡Mira qué bonito día ha creado la naturaleza!” Y a la hora de dormir, podrías decirle: “Que Dios te bendiga, mi amor”. 

5. Haz que tu hijo ame la naturaleza. La naturaleza es un lugar excelente para encontrar una manifestación tangible de lo divino. “Los niños aprenden con todos sus sentidos: les encanta recoger una piedra, saltar en un charco o perseguir a una mariposa”, dice Neifert. Ayuda a tu hijo a ver la naturaleza como algo sagrado, demostrando tu propio amor y respeto por ella. 

Cuando vayan a caminar en el bosque o disfruten de un picnic en la playa, recojan toda su basura (e incluso la de otros), y sean considerados con las criaturas en su hábitat. Planta un jardín con tu hijo y haz que sea parte de su rutina diaria revisar juntos el progreso de las plantas. Empieza a recopilar un montón de desechos para fertilizante orgánico para que tu pequeño vea las sobras de la comida convertidas en tierra que usarán en su jardín.

Enviado por Reinaldo Formoso-

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NAVIDAD – FIESTA REAL DE JESÚS

Por Suely Caldas Schubert / Carlos Augusto Abranches

 

¡Feliz Navidad! La Navidad se aproxima. Antes de tiempo las vitrinas infestadas  invitan a las personas  a acordarse de la época de los presentes.

En esta fase aguda de crisis es preciso recordar más vivamente que el tiempo de la Navidad está llegando y es necesario probar a los parientes y amigos que pensamos en  ellos.

¡Feliz Navidad! Para muchos, esta pequeña frase no se realiza tan fácilmente  como es pronunciada.

Rodeados de presentes, ante  las delicias, el ser humano no es feliz.

En ella, ve una emoción incompleta, como si algo o alguien estuviesen faltando.

Allá fuera, en otras casas  donde la luz escasea y la mesa es pobre  también se oye: ¡Feliz navidad!

Aquí y allá para Noche Feliz  parece no significar casi cualquier cosa, excepto la extraña paradoja de tener que fingir felicidad porque así está establecido. ¿Al final que se está conmemorando?  Un reportero, en ajetreada avenida, preguntando a los transeúntes,  que salen de las lonjas con  paquetes y bolsas, lo que se conmemora el día 25 de diciembre, posiblemente  obtuviese variadas respuestas entre estas quizás alguien recordase decir que es el día del nacimiento de Jesús.

Mas, por más que se celebre  el cumpleaños, Jesús no es encontrado.

No hay ninguna señal en las calles y tiendas.

La exacta comprensión de la Navidad sugiere una averiguación histórica  cuando data del nacimiento de Jesús. Los pesquisidores no son unánimes en afirmar  que ocurrió  en diciembre, porque, en la historia del Cristianismo primitivo,  los primeros cristianos  no tenían el hábito de celebrar la Navidad, por considerar la conmemoración  una costumbre pagana.

Las primeras observaciones acerca del nacimiento aparecen alrededor del año 200. El día 25 de diciembre  fue mencionado en el año 336, lo que no impedía que en otras fechas también se celebrasen los festejos, como, por ejemplo, el día 06 de enero que hasta hoy es mantenido por las iglesias ortodoxas Orientales.

Con el pasar de los siglos, la Navidad fue dejando de ser una fiesta de cuño religioso y pasó a ganar nuevos contornos, originarios de culturas anteriores al Cristianismo. En Inglaterra, durante la Edad Media, la Navidad se  transformó en el día más alegre del año, mas  como ese estado del alma no era muy compatible con el “espíritu sombrío” de la época, los puritanos que encaraban la fiesta como pagana  la prohibieron en el país.

En occidente, la celebración de la Navidad, anteriormente ligada al nacimiento de Jesús, al poco tiempo fue modificada. La figura de "Papa Noel", el buen viejito, se tornó un atractivo mayor para los niños, luego también para los adultos. Las fiestas navideñas asumieron un carácter nítidamente comercial, donde se estimula el consumismo desenfrenado bajo el pretexto  de que esta es época  de regalar  a los parientes y amigos.

Con todo eso, Jesús fue siendo gradualmente sustituido,  viniendo a pasar de motivo central de la festividad  a elemento secundario en la preferencia popular, que resolvió homenajear  a otros ídolos.

Él, sin embargo, dijo con convicción – “En la casa de mi padre hay muchas moradas. Si así no fuese, yo os lo habría dicho. “Voy a prepararos un lugar”. Al hacer tal afirmación, Cristo  garantizó que hay un lugar para todos, que a Él cabe preparar.

¿Mas, y El?  ¿Qué lugar ocupa en el mundo actual? ¿Será un lugar específico? ¿En una escala de valores,  está en primer lugar? En la civilización occidental rotulada como cristiana, todavía,  es muy difícil  encontrarnos al Cristo en el Cristianismo presente. Parece que los hombres lo desterraron, sustituyéndolo por otros modelos de héroes, que en verdad, no expresan ninguno de los valores cristianos.

Se dan culto a ídolos que sobresalen por la fuerza de sus músculos, por la facilidad  en mantener a gran número de personas, por las conquistas amorosas, por la donación deliberada de extravagantes actitudes eróticas para la venta millonaria de discos y libros.

Lejos está el modelo de héroe cristiano, que traen a la memoria las figuras de Gandhi, Albert  Schweitzer, la Madre Teresa de Calcuta y algunos pocos más.

Por eso la Navidad se distancia cada vez más de su real significado. Al anfitrión, por cierto, no le importaría de ser presentado.  Un día una mujer pecadora le rindió homenaje perfumando  Sus pies  con esencia de Nardo,  el Maestro aceptó la ofrenda porque sabía de la actitud que la impulsaba.   ¡Sin embargo, hasta qué punto este gesto de humildad, respeto y amor a la comercialización desenfrenada ocurre en nuestros días! ¿ Donde está Jesús  en esta Navidad?  El nos prepara el lugar.  ¿Y qué lugar le damos nosotros en nuestra vida?   En el momento que nuestra  cultura  conmemora esta fecha, vale la pena guardar  en la memoria  y en el pensamiento una certeza: esa región, que el Maestro prepara para nosotros, comienza  en el terreno del corazón, y solo con mucho trabajo y compromiso  con el amor genuino es como ampliamos los horizontes seguros de nuestra paz.

Esto equivale a decir que el hombre reconocerá, entonces, el lugar de Cristo  como el legítimo Gobernador espiritual  de la Tierra.

En verdad, la Navidad no significa solamente el nacimiento de Jesús, en un día especifico, antes de las fechas del mundo, sino también el nacimiento de Cristo en la conciencia renovada del Hombre Integral, en cualquier día, a cualquier hora.

Y con esa visión Carmen Cinira traduce, en poesía, la fiesta real de Jesús:

“Navidad!... El mundo es todo un hogar festivo…

Claras campanadas vibran en el aire en bando…

Y Jesús continúa procurando….

El humilde pesebre de amor vivo.

¡Navidad! Es la Divina Redención.

Regocíjate y canta, renovado,

Mas no niegues al Maestro despreciado.

Instálalo en el propio corazón.

Revista O Reformador, Diciembre, 1992, Nº 1965.


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                       EL ARREPENTIMIENTO

Vivimos dentro de la oscuridad y la ignorancia, sin conocer esa ley que nuestro arrepentimiento ha creado y que es la única que nos conduce a puerto de salvación.. Todas las religiones tienen la tendencia de inculcar al hombre el arrepentimiento y el acto de contrición; pero la equivocación de todas está en dar al hombre un plazo tan corto para arrepentirse.

El hombre tiene una eternidad para reconciliarse. El hombre ha sido, el hombre es, y el hombre será. Los mismos obstáculos, y alfilerazos que recibe le van enseñando el camino de su propia regeneración. Cuando está cansado por el peso de sus culpas, que consciente o inconscientemente pesan en su conciencia, y no puede más, entonces el hombre invoca su regeneración.

Cuando un espíritu ha pasado por la tierra lleno de adulaciones y placeres, al penetrar en el mundo de la verdad es tan grande su desengaño, que el llanto es el fluir de su alma y este es el Jordán de su regeneración.

AMALIA DOMINGO SOLER


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Destino de la tierra- Causas de las miserias humanas

Nos maravillamos de encontrar en la tierra tanta maldad y malas pasiones,
tantas miserias y enfermedades de todas clases, y de esto sacamos en consecuencia que la especie humana es una triste cosa. Este juicio proviene del punto de vista limitado en que nos colocamos y que da una falsa idea del conjunto. Es menester considerar que en la tierra no se ve toda la humanidad, sino una pequeña fracción de ella. En efecto, la especie humana comprende todos los seres dotados de razón que pueblan los innumerables mundos del universo; así, pues, ¿ qué es la población de la tierra con respecto a la población total de estos mundos? Mucho menos que una aldea al lado de un gran imperio. La situación material y moral de la humanidad terrestre nada tiene de extraordinario si nos hacemos cargo del destino de la tierra y de la naturaleza de los que la habitan.

7. Nos formaríamos una idea muy falsa de los habitantes de una gran ciudad si los juzgásemos por la población de los barrios más ínfimos y sórdidos. En un hospital,
sólo se ven enfermos y lisiados; en un presidio sólo se ven todos los vicios, todas las torpezas reunidas; en las comarcas insalubres la mayor parte de los habitantes están pálidos, enfermizos y achacosos. Pues bien, figurémonos que la tierra es un arrabal, una penitenciaría, un país malsano, porque es a la vez todo esto, y se comprenderá por qué las aflicciones sobrepujan a los goces; por qué no se llevan al hospital a los que tienen buena salud, ni a las casas de corrección a aquellos que no han hecho daño; pues ni los hospitales ni las casas de corrección son lugares de delicias.
     Pues así como en una ciudad, toda su población no está en los hospitales o en las cárceles, tampoco toda la humanidad está en la tierra; de la misma manera que uno sale de un hospital cuando está curado y de la cárcel cuando ha sufrido su condena, el hombre deja la tierra por mundos más felices, cuando está curado de sus dolencias morales.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC


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