INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La reencarnación, en las obras literarias clásicas
2.-La curación por la mente
3.-Vida y valores ( análisis de la humildad)
4.- Cuestión de afinidad
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La Reencarnación en las obras literarias clásicas
Además de aparecer esta idea en muchos episodios de la Biblia, la misma queda también reflejada en “El Libro Tibetano de los Muertos”, o “Bardo Thodol”, en el “Papiro Ananá”, y en
“El Libro de los Muertos” de los egipcios. Este último se remonta a la Dinastía XI o XII, y en él se explican diversos hechizos que hay que recitar para encarnarse en varias formas.
En la más remota antigüedad, unos tres mil años antes de Cristo, durante la época de la civilización Indo – Aria, los Vedas enseñaron aspectos primitivos sobre esta idea que formó parte de su cultura y de su religión. Esta civilización fue la primera en transmitir su cultura mediante la comunicación oral antes de aparecer los primeros escritos sobre el año ciento sesenta antes de Cristo.
Los Vedas, dejaron su doctrina plasmada en “El Libro de los Vedas”, dejando sus textos sagrados escritos en sánscrito, que se remontan a unos dos mil años antes de Cristo. Veda en Sánscrito, significa Conocimiento, y son cuatro los Libros Vedas que lo componen y que contienen la tradición y las bases de las religiones
indias. Estos fueron compilados por un sabio brahman de la India llamado Vyasa, al que también se atribuye el Mahabarata, el Bhagavad Gita y Los Puranas, que son un conjunto de escritos cosmológicos donde aparece la idea de la reencarnación.
Posteriormente Krisna –siglo X antes de C. en la India- y posteriormente Buda- unos 500 años antes de C. en Nepal- continuaron y ampliaron los estudios de Vyasa.
Asimismo este concepto lo sostuvo Patanjali,- 600 años antes de C, autor del Yoga-Sutra,- así como Bodhidharma- siglo VI antes de C - autor del Budismo Zen
También aparece en “Las Leyes de Manú”, de unos dos mil seiscientos años de antigüedad, así como en las “Obras Herméticas” de Hermes Trismegisto,-3.000 años antes de Cristo-. Hermes fue llamado el tres veces grande, siendo una figura destacada y un gran Iniciado que vivió en Egipto unos tres mil años antes de Cristo; el mismo fue el autor de la “Tabla Esmeraldina de la Iniciación” y del “Libro de los Muertos”, obra legendaria cuyas escenas representan el viaje del alma después de la muerte. En la religión que estableció Hermes Trimegisto como muestra la moderna egiptología, en los “Misterios de Isis”, “Osiris” y “Horus”, que formaban su trinidad divina, la comunicación con los espíritus de los muertos formaba parte de la iniciación a esos “misterios”.
En la legendaria China, con sus ancestrales conceptos del Ying y su opuesto, el Yang, que han
llegado al conocimiento y aceptación a nuestra actual época, tuvieron a dos personajes extraordinarios llamados Lao Tse y Confúcio (Kung Fu Tseu) -algo más de 500 años antes de nuestra era- . Este último adoctrinó una filosofía profundamente espiritualista. Enseñaron el Tao o moral de iniciación por el que había que anular todo deseo para anular también la personalidad y así fundirse con el Alma de Lo Absoluto.
Confúcio predicó una doctrina basada en el culto íntimo a los antepasados, sin dogmas ni cultos externos; con su doctrina se estableció una especie de religión laica que ha presidido el destino espiritual del pueblo chino.
En la antigua Persia, se mantenía un culto al fuego y al sol, y parece ser que su doctrina les llegó de las corrientes indostánicas de los Vedas.
Su Enviado o Profeta fue Zoroastro o Zaratustra, que vivió unos novecientos años antes de Cristo, y fue el dios de los Persas. Este adoptó fundamentalmente la doctrina de los Vedas que es conocida como Mazdeismo o Zoroastrismo, y enseñaba la transmigración de almas y su recompensa o castigo según sus actos. Asimismo recomendaba que la mejor oración era la de trabajar por el prójimo. El concepto de la reencarnación aparece en obras como “Los Upanisad”, “Los Brahamanes”, y “El Zend Avesta” del mismo “dios” Zoroastro de los Persas.
Y posiblemente también se detecte esta idea en “El Corán” islámico, y en “El Talmud” judío. (El que suscribe todavía no ha estudiado lo suficientemente estas dos obras).
- Jose Luis Martín-
“Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará”
- Egipcios- 3000 a.a.C.
Además de aparecer esta idea en muchos episodios de la Biblia, la misma queda también reflejada en “El Libro Tibetano de los Muertos”, o “Bardo Thodol”, en el “Papiro Ananá”, y en
“El Libro de los Muertos” de los egipcios. Este último se remonta a la Dinastía XI o XII, y en él se explican diversos hechizos que hay que recitar para encarnarse en varias formas.
En la más remota antigüedad, unos tres mil años antes de Cristo, durante la época de la civilización Indo – Aria, los Vedas enseñaron aspectos primitivos sobre esta idea que formó parte de su cultura y de su religión. Esta civilización fue la primera en transmitir su cultura mediante la comunicación oral antes de aparecer los primeros escritos sobre el año ciento sesenta antes de Cristo.
Los Vedas, dejaron su doctrina plasmada en “El Libro de los Vedas”, dejando sus textos sagrados escritos en sánscrito, que se remontan a unos dos mil años antes de Cristo. Veda en Sánscrito, significa Conocimiento, y son cuatro los Libros Vedas que lo componen y que contienen la tradición y las bases de las religiones
indias. Estos fueron compilados por un sabio brahman de la India llamado Vyasa, al que también se atribuye el Mahabarata, el Bhagavad Gita y Los Puranas, que son un conjunto de escritos cosmológicos donde aparece la idea de la reencarnación.
Posteriormente Krisna –siglo X antes de C. en la India- y posteriormente Buda- unos 500 años antes de C. en Nepal- continuaron y ampliaron los estudios de Vyasa.
Asimismo este concepto lo sostuvo Patanjali,- 600 años antes de C, autor del Yoga-Sutra,- así como Bodhidharma- siglo VI antes de C - autor del Budismo Zen
También aparece en “Las Leyes de Manú”, de unos dos mil seiscientos años de antigüedad, así como en las “Obras Herméticas” de Hermes Trismegisto,-3.000 años antes de Cristo-. Hermes fue llamado el tres veces grande, siendo una figura destacada y un gran Iniciado que vivió en Egipto unos tres mil años antes de Cristo; el mismo fue el autor de la “Tabla Esmeraldina de la Iniciación” y del “Libro de los Muertos”, obra legendaria cuyas escenas representan el viaje del alma después de la muerte. En la religión que estableció Hermes Trimegisto como muestra la moderna egiptología, en los “Misterios de Isis”, “Osiris” y “Horus”, que formaban su trinidad divina, la comunicación con los espíritus de los muertos formaba parte de la iniciación a esos “misterios”.
En la legendaria China, con sus ancestrales conceptos del Ying y su opuesto, el Yang, que han
llegado al conocimiento y aceptación a nuestra actual época, tuvieron a dos personajes extraordinarios llamados Lao Tse y Confúcio (Kung Fu Tseu) -algo más de 500 años antes de nuestra era- . Este último adoctrinó una filosofía profundamente espiritualista. Enseñaron el Tao o moral de iniciación por el que había que anular todo deseo para anular también la personalidad y así fundirse con el Alma de Lo Absoluto.
Confúcio predicó una doctrina basada en el culto íntimo a los antepasados, sin dogmas ni cultos externos; con su doctrina se estableció una especie de religión laica que ha presidido el destino espiritual del pueblo chino.
En la antigua Persia, se mantenía un culto al fuego y al sol, y parece ser que su doctrina les llegó de las corrientes indostánicas de los Vedas.
Su Enviado o Profeta fue Zoroastro o Zaratustra, que vivió unos novecientos años antes de Cristo, y fue el dios de los Persas. Este adoptó fundamentalmente la doctrina de los Vedas que es conocida como Mazdeismo o Zoroastrismo, y enseñaba la transmigración de almas y su recompensa o castigo según sus actos. Asimismo recomendaba que la mejor oración era la de trabajar por el prójimo. El concepto de la reencarnación aparece en obras como “Los Upanisad”, “Los Brahamanes”, y “El Zend Avesta” del mismo “dios” Zoroastro de los Persas.
Y posiblemente también se detecte esta idea en “El Corán” islámico, y en “El Talmud” judío. (El que suscribe todavía no ha estudiado lo suficientemente estas dos obras).
- Jose Luis Martín-
“Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará”
- Egipcios- 3000 a.a.C.
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LA CURACIÓN POR LA MENTE
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Vida y Valores (Análisis de la humildad )
Entre las virtudes, existe una que es coche-jefe del progreso, y pocas veces nos damos cuenta de esto. Esa virtud se llama humildad. Lamentablemente, la humildad entro en ese camino de la mala interpretación, del mismo modo que las personas interpretan mal el amor, la paz, caridad, fraternidad. Se acostumbra a imaginar que ellas sean cualquier cosa, menos aquello que de hecho ellas son. La humildad no escapo de ese trayecto de la mala interpretación. Para mucha gente, ser humilde es ser cobarde, es la tibieza, es la timidez. Pero, la humildad no tiene ningún compromiso con la cobardía, ni con la tibieza, ni con la timidez. Por lo contrario, la humildad es una virtud pro-activa, es también una virtud activa.
La persona humilde no es aquella que quede esperando caer del cielo, quieta, parada, que no habla, que no reclama, que no llama la atención, que no se levanta. No. La humildad, no. La humildad es exactamente aquella que esclarece, que orienta, que ilumina, que dice, si, que dice no, sin faltar con la verdad, sin faltar con el amor. La humildad es exactamente el camino sobre el cual el amor se mueve. Nadie consigue amar si no es humilde. Es importante pensar en eso, cuando nos acordamos que la naturaleza nos da ejemplos notables de esa virtud. Basta que veamos como el sol trata al pantano. Para cualquier persona al margen de ese cenagal, el pantano no pasaría de un fétido, de un charco mal oloroso. Pero el sol besa el charco, besa el pantano, lo drena y permite que sobre el nazca flores. Permite que sobre el caminen los hombres. Es la humildad. El no se preocupa si allí hay lodo, el se ocupa en atender.
Vemos que el agua, medicinal por sí misma, el agua pura que nos sacia, que sacia a los animales, que sacia a los vegetales, tuvo que atravesar las capas más rusticas de piedra, el filtro de las piedras, para volverse útil, después que atravesase la dificultad. Jamás alegaría cansancio, jamás tiraría en el rostro de quien la absorbe, de los hombres, de los animales, de las plantas, su cansancio, su desgaste. “Para llegar aquí, tuve que atravesar las capas de piedra. Para atenderlos, tuve que sufrir eso, o aquello” Las aguas, no. Donde ellas están, canturrean, refrescan, hidratan, y nadie sabe de sus luchas para llegar hasta allí, para llegar a nuestra mesa.
Encontramos, después del temporal que cambio la tierra, que revolvió el suelo, después que la calma llega, nuevamente los vegetales crecerán sobre todo que lo sobro. Es bonito ver la naturaleza mostrando esa capacidad de humildad.“ ¿Cómo voy a producir sobre excrementos? ¿Cómo voy a iluminar el lodazal? ¿Pero porque tengo que servir a las personas después de haber enfrentado tantas dificultades?” El sol sobre el charco, el agua vaciando los minerales, las piedras, las rocas; el vegetal creciendo sobre los escombros dejados por el aguacero, por la lluvia, por los temporales. Es tan importante saber que la humildad tiene esa característica de servir, pero no de callar. De servir, pero no de omitir.
La humildad hizo que nos conociéramos por el mundo afuera, la saga de hombres notables como Martin Luter King Jr, en los Estados Unidos, el negro que no se conformaba con el apartheid social norte americano. En nombre de su humildad hizo una campaña, una marcha sobre el Estado donde está la capital del país: la marche sobre Washington, distrito de Columbia. Para hablar al país, juntó a los negros, a los blancos, a los amarillos, todos cuantos vivían en América, incomodados con aquella situación del preconcepto racial. Es claro que pagó con la vida su humildad, pero a partir de eso, el preconcepto racial cayó en los Estados Unidos. Nueva legislación se levanto y el único negro que tiene un día oficial en los Estados Unidos, fiesta nacional, es Martin Luter King Jr.
Aquello que es de nuestra responsabilidad, nosotros lo asumimos y aquello que es de la responsabilidad del otro, nosotros lo dirigimos al otro: “No, muchas gracias por el elogio, pero quien lo hizo fue el. Muchas gracias, pero quien lo hizo fue ella, eso no es obra mía”. Esa es la verdad de la humildad. Quien no es humilde acostumbra a coger las honras de los otros para sí. Está en un equipo en que todos trabajan y el asume para él las glorias, las honras, y no dice que sus compañeros participaron. La humildad- tenemos que enfocar bien esta virtud, porque es la gran dinamo que impulsa nuestro progreso humano.
Raúl Teixeira
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CUESTIÓN DE AFINIDAD
227. Si el médium, desde el punto de vista de la ejecución, sólo es un instrumento, ejerce con relación a la moral una gran influencia. Puesto que para comunicarse el Espíritu extraño se identifica con el Espíritu del médium, esta identificación no puede tener lugar sino cuando entre los dos hay simpatía y, sí puede decirse así, afinidad. El alma ejerce sobre el Espíritu extraño una especie de atracción o de repulsión, según el grado de su semejanza o diferencia; así, pues, los buenos tienen afinidad por los Buenos y los malos por los malos; de donde se sigue que las cualidades morales del médium tienen una influencia capital sobre la naturaleza de los Espíritus que se comunican por su intermediario.
Si es vicioso, los Espíritus inferiores vienen a agruparse a su alrededor y están siempre prontos para tomar el puesto de los buenos que se han llamado. Las cualidades que atraen con preferencia a los buenos Espíritus son: la bondad, la benevolencia, la sencillez de corazón, el amor al prójimo, el desprendimiento de las cosas materiales; los defectos que les alejan son: el orgullo, el egoísmo, la envidia, los celos, la ira, la ambición, la sensualidad y todas las pasiones por las cuales el hombre se une a la materia.
228. Todas las imperfecciones morales son otras tantas puertas abiertas que dan entrada a los malos Espíritus, pero lo que ellos explotan con más habilidad es el orgullo, porque es el que menos deja conocerse a sí mismo; el orgullo ha perdido a muchos médiums dotados de las más bellas facultades, y que, sin esto, hubieran podido ser sujetos notables y muy útiles; mientras que, habiendo sido presa de Espíritus mentirosos, sus facultades se han pervertido en primer lugar, después aniquilado, y más de uno se ha visto humillado por las más amargas decepciones.
El orgullo se traduce en los médiums por señales inequívocas sobre las cuales es tanto más necesario el llamar la atención como que es una de las extravagancias que deben inspirar desconfianza sobre la veracidad de sus comunicaciones. En primer lugar es una confianza ciega en la superioridad de estas mismas comunicaciones y en la infalibilidad del Espíritu que se los da; de aquí dimana cierto desdén por todo lo que no viene de ellos por que se creen con el privilegio de la verdad. El prestigio de los grandes nombres con los cuales se adornan los espíritus para justificar que les protegen, les ofusca, y como su amor propio sufriría confesando que son engañados, rechazan toda clase de consejos; los evitan aun alejándose de sus amigos y de cualquiera que pudiese abrirles los ojos; si son condescendientes en escucharles, no hacen caso de sus avisos, porque dudar de la superioridad de su Espíritu, es casi una profanación. Se ofuscan por la menor contradicción, por una simple observación crítica, y, algunas veces llegan hasta aborrecer a las personas que les han hecho favores. Merced a este aislamiento provocado por los Espíritus que no quieren tener contradictores, éstos están satisfechos con entretenerles en sus ilusiones; de este modo les hacen aceptar a su gusto los más grandes absurdos por cosas sublimes. Así, pues, confianza absoluta en la superioridad de lo que obtienen, desprecio de lo que no viene de ellos, importancia irreflexiva dada a los grandes nombres, no admitir consejos, tomar mal toda crítica, alejamiento de aquellos que puedan dar avisos desinteresados, creencia en su habilidad a pesar de su falta de experiencia; tales son los caracteres de los médiums orgullosos.
Es menester convenir también que el orgullo está excitado en el médium por aquellos que le rodean. Si tiene facultades un poco transcendentes, es buscado y elogiado; se cree indispensable y muy pronto adopta un aire de suficiencia y desdén cuando presta su concurso. Más de una vez, nos lamentamos, por los elogios que hicimos a ciertos médiums, con el objetivo de animarlos.
LIBRO DE LOS MEDIUMS - ALLAN KARDEC
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