domingo, 31 de mayo de 2015

La medicina del alma



                         Los girasoles

¿Ya ha visto usted un girasol?
Se trata de una flor amarilla, muy grande, que gira siempre en busca del sol. Y es por esa razón que es popularmente llamada de girasol.
Cuando una pequeña y frágil semilla de dicha flor brota en el medio de otras plantas, busca inmediatamente la luz solar. Es como si supiera, instintivamente, que la claridad y el calor del sol le harán posible la vida.
¿Y qué le sucedería a la flor si la colocásemos en una redoma bien cerrada y oscura? Seguramente, en poco tiempo, se moriría.
Tal cual los girasoles, nuestro cuerpo físico también necesita de la luz y del calor solar, de la lluvia y de la brisa, para mantenernos vivos.
Pero no es sólo el cuerpo físico que necesita de cuidados para proseguir firme. El espíritu igualmente necesita de la luz divina para mantener encendida la llama de la esperanza. Precisa del calor del afecto, de la brisa de la amistad, de la lluvia de bendiciones que viene desde lo alto.
Sin embargo es necesario que hagamos esfuerzos para respirar el aire puro, por encima de las circunstancias desagradables que nos rodean.
Muchos de nosotros permitimos que los vicios ahoguen nuestras ganas de buscar la luz, y nos debilitamos día tras día como una planta mustia y sin vida.
O entonces nos dejamos enredar en el zarzal de la haraganería, de la desidia y reclamamos de la suerte sin hacer esfuerzos para salir de la situación que nos desagrada.
Es preciso que comprendamos los objetivos trazados por Dios para la elevación de sus hijos, que somos todos nosotros.
Y para que podamos crecer de acuerdo con los planes divinos, el Creador coloca a nuestra disposición todo lo que necesitamos.
Es el amparo de la familia, que nos ofrece sustentación y seguridad en todos los momentos...
La presencia de los amigos en las horas de alegría o de tristeza, amparando los pasos e impulsándonos hacia adelante.
Son las posibilidades de aprendizaje que surgen a cada instante en el recorrido, haciéndonos más preclaros y preparados para decidir cuál es el mejor camino a tomar.
Pero, ¿qué sucede con nosotros cuando nos encerramos en la redoma oscura de la depresión o de la melancolía y así permanecemos por voluntad propia?
Es posible que en poco tiempo nuestras fuerzas se debiliten y no nos permitan siquiera gritar por socorro.
Por esa razón, debemos entender que Dios tiene un plan de felicidad para cada uno de nosotros y que para alcanzarlo, es preciso que busquemos los recursos disponibles.
Es preciso que imitemos al girasol. Que busquemos siempre la luz, incluso cuando las tinieblas insistan en rodearnos.
Es preciso buscar el apoyo de la familia en los momentos en que nos sentimos desanimar.
Es preciso rogar el socorro de los verdaderos amigos cuando sentimos nuestras fuerzas debilitándose.
Es preciso, antes de nada, buscar la luz divina que consuela y aclara, ampara y anima en todas las situaciones.
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Cuando las nubes negras de los pensamientos tormentosos cubran con oscuro manto el horizonte de tus esperanzas, y el convite de la depresión te asedie el alma, imita a los girasoles y trata de respirar el aire puro, más allá de las circunstancias desagradables.
Cuando las dificultades y los problemas se hagan insoportables, intentando sofocar la disposición para la lucha, recuerda a los girasoles y busca la luz divina a través de la oración sincera.

Historias Morales
- Mari Carmen Sanchez-

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Yo no he venido a traer la paz ….......”

Esta frase del maestro Jesús, que solía hablar siempre en parábolas y alegorías para ser comprendido por quien estuviese en condiciones de madurez espiritual como para comprender su mensaje, como tantas otras, esta afirmación evangélica ha sido mal comprendida a lo largo de los siglos de Cristianismo.
Esto dio lugar a diversas interpretaciones y a que se fueran formando alrededor de ellas, grupos y sectas que se enfrentaron entre sí por la razón de la fuerza en vez de solucionar sus diferencias con la fuerza de la razón, dando así lugar a tantas guerras y conflictos por la egemonía de cada religión, dando como resultado, tanta violencia, tantos crímenes y a tantas muertes, olvidando que no es eso precisamente lo que vinieron a enseñar los Profetas, Mesías y Enviados que han venido al mundo en diferentes épocas para enseñarnos la ley de Dios fundamental para todo el mundo: La Ley del Amor.
Evidentemente el odio y las luchas fraticídas no fueron el mensaje que dejó Jesús, pues el suyo fue un mensaje de Amor, de Perdón y de un camino a seguir por cada ser humano para el propio adelantamiento ético y moral, que en su conjunto impulsase a una transformación global de la sociedad humana hacia más y mejores niveles de convivencia, justicia y perfección.
Tras estos veintiún largos siglos que han transcurrido desde que Jesús Cristo habitó fisicamente entre nosotros, vemos con preocupación como la sociedad humana sigue estancada por esa falta de comprensión de la Ley del Amor y del verdadero sentido fraterno, por causa de sus viejos egoísmos, envidias, y malquerencias que impiden la realización de una sociedad en donde el Amor y la fraternidad sean su única ley.
Así nos encontramos en un momento crítico en que el natural proceso evolutivo nos empuja cada vez más fuertemente hacia un nuevo mundo de Regeneración, con una nueva sociedad impregnada de unos valores éticos que deberemos conquistar cada uno individualmente para merecer ser parte de ella y dejar atrás como el recuerdo de una pesadilla, este mundo de expiación y de pruebas con una sociedad llena de horrores y de injusticias, que a nadie puede hacer sentirse plenamente feliz. El problema que nos plantea este cambio, es que podría haber sido realizado de forma gradual, sin convulsiones ,violencias y desequilibrios planetarios, y sin embargo vemos como esto no está siendo así. Los tiempos del final de esta vieja sociedad humana con sus defectos y vicios, así como del nacimiento de otra nueva forma de vivir y convivir, mucho más fraterna y solidaria a todos los niveles, son llegados y desgraciadamente a la Humanidad este cambio nos ha sorprendido con nuestros deberes de transformación y mejora moral sin hacer.
Como bien señala Kardec, no es la doctrina de Jesús la que ha fallado, sino todos nosotros que enlodados por defectos morales, no hemos querido seguir siempre la recta senda del Amor y de la fraternidad que nos dejó trazada el Divino Maestro.
Su recomendación fue el que considerásemos a todos los hombres como hermanos y que tratásemos de ser siempre misericordiosos unos con otros, haciéndonos todo el bien posible.
Le dijo también a su discípulo Pedro que el que a espada mata, a espada muere. Sencillamente estaba señalando que existe una ley natural que siempre se cumple y que hoy nosotros conocemos como la ley de acción y reacción, ley de Causa y Efecto o ley del Karma.
Asimismo Jesús conocía que dada la condición humana, estos enfrentamientos y guerras religiosas por la diversidad de interpretación de sus enseñanzas acontecerían casi como una escusa por la conquista de los poderes e influencias terrenales, y que aun tendrían que pasar siglos para que estas enseñanzas empezaran a ser bien comprendidas y aplicadas. De modo que cuando fue el momento adecuado llegó a la Humanidad el Consolador prometido y enviado por El, para que nos esclareciese con sus enseñanzas. Este es el Espíritu de la Verdad representado por diversos Espíritus Superiores que bajo la dirección del pedagogo Rivail- Allan Kardec – dieron luz a la llamada Codificación Espírita.
El dijo que no vino a traer la paz sino la guerra. Guerra fraticida entre hermanos, que en Su nombre o en el nombre de Dios han hecho correr ríos de sangre entre ellos a causa de las discrepancias de interpretación de .sus palabras. Y Jesús lo sabía con antelación, pero esta clase de conflictos por causa de sus palabras, serían una prueba más para la evolución espiritual de la humanidad, hasta que fuesen comprendiendo los elevados conceptos de ética y moral que Él nos legó para nuestro bien.

Ante la profunda e impensada situación de lo que sería el futuro de la humanidad si estos ejemplos del Maestro Jesús y esa Ley principal que Él nos enseñó, los activamos en nosotros mismos, no podemos sino darnos cuenta de la gran superioridad moral e intelectual de Jesús, que en nuestros días se muestra en todo su esplendor y grandeza.

- Jose Luis Martín-

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            POR AMOR A DIOS

Dice antiguo proverbio que “la mortaja no tiene bolsillos”. La filosofía popular quiere decir que para los muertos terminaron todos los intereses. La mayoría de los hombres observa en la muerte el punto final de la vida. En esa concepción del último trance del cuerpo físico, los sentimientos más bellos que impulsan la personalidad desaparecen con el cadáver, en el banquete de los gusanos.
Comúnmente, las criaturas temen la gran transformación. En el lecho de los moribundos se verifica el duelo cruel, en el que la muerte es siempre el adversario victorioso. No prevalecen ahí los reglamentos alusivos a la edad de los contendientes, no prepondera el parecer de los médicos, ni el ritual de los sacerdotes. el enemigo invisible triunfa siempre, dejando a los testigos asustados los despojos de los vencidos, con el paso directo para el horno crematorio o para las estaciones subterráneas, donde los huesos del muerto reposaran, de acuerdo con las posibilidades financieras de la familia. Hay túmulos gloriosos, como los cenotafios distinguidos; y se multiplican en todas partes, las sepulturas humildes, a través de la cuales los hijos de los hombres adornan incesantemente el suelo, enriqueciéndolos de tierra fértil.
El alma del muerto, sin embargo, sigue su trayectoria. Imposible de extinguir en ella los sentimientos, las disposiciones interiores, las características, los afectos, que se espiritualizaron, vigorosamente, con el tiempo y con el auxilio del Divino Poder. Y porque las afinidades psíquicas son fatales como las leyes biológicas, los desencarnados frecuentemente gastan años para desatar los lazos que los prenden al mundo, cuando es preciso, de hecho, deshacerlos, en consonancia con los imperativos de la evolución espiritual.
Muchos de ellos, de los que ya atravesaron la corriente del Estige, desearían la liberación inmediata de todas las influencias terrestres. Entretanto, el alma es la sede viva del sentimiento y de modo alguno traer el corazón. Constreñidos a seguir a los vivos por la amorosa atracción que les vibra en el ser, demoran algún tiempo entre las sombras que se extienden del fondo de valle de la incerteza al monte luminoso de la decisión.

Existió un joven irlandés, de nombre Cornelius Magrath, que murió a los veintidós años, con la estatura de más de dos metros y medio. Habiendo despertado mucho interés en el Ciencia por su caso de gigantismo, pidió a los amigos y pago para que su cuerpo fuese tirado al mar, cuando la muerte le arrebatase la vida. Sin embargo, y a pesar de su deseo, la medicina Inglesa adquirió su esqueleto, que fue conservado atentamente en la Asociación de los Cirujanos de Londres, con el objetivo de estudio.
Ocurre lo mismo con algunos muertos de la Tierra, que suplican y pagan para que su alma sea arrojada en el océano del olvido, de forma a substraerse de la curiosidad de los vivos; más la redención exige lo contrario y el espíritu semi-liberado permanece, por tiempo indeterminado, en la vecindad de los hombres, atendiendo, muchas veces, a imposiciones extrañas a su propia voluntad.
En el cuadro de obligaciones de esa naturaleza, tenemos a un compañero que recibió la incumbencia de demorar algunos años entre los asociados terrenales, para soportar las dolorosas trepanaciones de los que hacen la cirugía de los estilos, con objetivo del esclarecimiento general. Sufría, bastante, en la sumisión para ese proceso de auxiliar a la Ciencia, porque no todos los cirujanos lo examinaban con la precisa asepsia espiritual, más obedecía, satisfecho, consciente de cooperar en la solución de grandes problemas del destino y de la muerte. En el desenvolvimiento de sus ministerios, todavía fue asaltado por el incoercible deseo de revelarse a los amigos de otro tiempo, encarcelados en la carne, y, para tanto, comenzó a escribirles paginas sentidas de cariño y anhelo, haciéndolo con el sentimiento de su corazón. Sus compañeros antiguos, sin embargo, no comprendieron sus nuevas disposiciones. Se unieron a los intransigentes cirujanos de la literatura y exigieron que el desencarnado viniese a atenderlos, tal como viviera en el mundo, lleno de las enfermedades e idiosincrasias oriundas de los varios agentes físicos que determinaban su organización psíquica defectuosa. Sensible y afectuoso, el entrego los pensamientos más nobles, sin embargo los amigos le reclamaron las vísceras más groseras; les trajo las ideas nuevas que le bañaban en su interior, entretanto, le quitaron las viejas formulas que, en otra época, le encarcelaban el ser; les dedico la más alta expresión de su vida espiritual, más le pidieron la revelación de la vida más baja, con la presentación de las propias válvulas enfermas que la tierra guardó para felicidad de el.
Algo preocupado, procuró esclarecimiento de los orientadores del servicio. Expuso su caso, comentó sus amarguras y presento sus razones.
Uno de ellos, sin embargo, el que dirigía el trabajo general, por el tesoro de amor y sabiduría que adquirió en el curso de los siglos, respondió con serenidad:
-Calle en su corazón, hijo mío, las angustias del hombre viejo. Vuelva a su campo de acción y satisfaga a la propia conciencia. Todo particularismo es cárcel. Acuérdese de que las dadivas del padre son comunes a todos nosotros, que las ideas no tiene nombre y de que el espíritu es universal.
Sin una palabra más. El compañero sonrió, intercambio el manto roto, calzó dos sandalias nuevas, volvió al servicio y, como aconteció al joven irlandés que prosiguió exhibiendo los huesos, por interés de la Ciencia, el continuó para esparcir las simientes de las ideas, por amor a Dios.
Por el Espíritu Hermano X – de Libro. Lázaro Redivivo, Médium: Francisco Cándido Xavier.

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Auxilio a los sufridores

...Jesús nos recomendó, con su autoridad indiscutible:Golpead y se os abrirá; buscad y hallaréis; pedid y se os dará. 
Si esperas encontrar a tu disposición la Misericordia divina, mañana, sé ahora el mensajero de ella en relación con quienes golpean a tu puerta, te piden y te buscan, realizando el más meritorio esfuerzo mediante la caridad intachable: dar y darse siempre sin límites.   
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   LA MEDICINA DEL ALMA.

La medicina del futuro deberia utilizar más y mejores técnicas , pero con la magia viva del sentir. Afrontar la enfermedad y el dolor , pero sin perder de vista el sentido del vivir. Tal vez tendremos menos hospitales y más trabajo ambulatorio, menos cirugías y más dedicacion , menos medicamentos y mas medicinas del alma.
Apostamos por una ciencia con alma, una disciplina que no destruya la fe y la esperanza. Una propuesta para que cada quien rescate el poder de gestionar su propia salud, para que nacer y morir no sean los límites infranqueables de la vida y vivir se convierta en el arte original de ser. Un movimiento hacia la participación, un cese de la conspiración que ha dejado marginado al hombre de la responsabilidad sobre su propia vida; un rescatar a la indivisible integridad del ser humano.
El paradigma dominante en el mundo ha sido el de la ciencia, pero la ciencia se convirtió en una nueva religión, en el único código de lectura aceptado. Hemos de salir del fundamentalismo científico. El paradigma de la ciencia puede ser interpretado desde un código de lectura más incluyente, generando una ciencia con conciencia.
Es imposible acceder al ser humano olvidando la esencia del ser humano que es la “psique”, que es el alma. No se trata de dejarle la psicología a los psicólogos, a los psiquiatras, es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los especialistas. Tenemos que rescatar la psicología para la vida cotidiana.
Se trata de ver como un sentimiento de hostilidad genera enfermedad , genera hipertensión arterial, aumenta el riesgo de infarto, aumenta la liberación de noradrenalina, aumenta el consumo de oxígeno, te mete en un régimen de economía energética pésimo donde hay un gran desgaste, y una gran fricción, impide la respuesta de relajación, te impide tener paz interior a pesar de que tengas todas las razones del mundo para tenerla. Si nosotros como médicos no tenemos paz interior, si no somos capaces de dar respuesta de relajación, no podemos reconocer la necesidad en otros. La primera necesidad de un paciente es paz.
Sin paz ninguna de las cosas que haga tiene sentido. Es el dígito en una gran cifra. Todas las acciones son ceros y sin el dígito de la paz nada vale la pena, ni tu dinero, ni tu posición, ni tu prestigio... Pero si tienes paz interior, todo lo demás se vuelve valioso.l La paz interior es respuesta de mirar al interior,de reflexion

-La Luz del porvenir-
Aportado por Merce Bol -

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