FILIACIÓN DIVINA
En el programa de televisión se comentaba acerca de la multiplicidad de las existencias.
Los representantes de las diferentes religiones presentes eran cuestionados uno tras otro durante el desarrollo del programa, con intervalos de publicidad.
El interés del público era notorio, pues las preguntas llegaban continuamente por las líneas telefónicas.
Cada participante contestaba de acuerdo con los preceptos y conceptos de su religión.
Algunos, con la visión de la vida única. Otros, afirmando la existencia de muchas vidas, o sea, la reencarnación.
Después de hora y media se terminó el programa. Entre bastidores las despedidas, los comentarios.
Despidiéndose de uno de los representantes, el espírita le tendió la mano y le deseó paz, destacando:
Señor, podemos pensar de manera distinta en muchas cuestiones religiosas. Con todo, estoy seguro de que concordamos en algo: usted y yo somos ambos hijos de Dios.
¡Hijos de Dios! ¿Ya hemos comprendido que fuimos creados por el amor Divino y que somos hijos del Ser Todopoderoso, soberanamente justo y bueno?
¡Filiación Divina! Fue Jesús que nos presentó la Divinidad como Su Padre y nuestro Padre. Padre de todos nosotros.
Dios es Padre porque creó todo y a todos, estableciendo que todos deberán "aprender a administrar todo a lo largo de las experiencias evolutivas."
Dios es Padre porque es de Su bondad enviar a Sus hijos a las escuelas de los Mundos, con la finalidad de retirarlos de la ignorancia y abrirles el entendimiento acerca de todo lo que existe en el Universo.
Dios es Padre porque prueba a Sus hijos, velando a cada paso si las enseñanzas de la vida abundante fueron asimiladas.
Dios es Padre porque no castiga. Antes, permite el rescate de los errores cometidos. Por el ejercicio del libre albedrío da a cada uno la posibilidad de ser feliz o desdichado, aprendiendo a ser dueño de su destino.
Dios es Padre porque renueva las oportunidades de realizaciones, permitiendo la evolución gradual y continua de Sus hijos, rumbo a la vivencia feliz que todos anhelamos.
Dios es Padre porque nos ampara cuando la frialdad del Mundo nos aflige el alma. Nos reconforta cuando la lágrima y el dolor nos visitan.
Finalmente, por equilibrarnos en cada momento de la existencia en el Mundo, sea de felicidad o de tormenta.
Dios es Padre porque nos posibilita la capacitación en los aprendizajes más específicos o más generales.
Como escuela nos ofrece el planeta en que nos movemos y como laboratorio el Universo infinito.
Dios es Padre porque nos ha creado para la perfección, aguardando que ascendamos la escalera del progreso, rumbo a los cielos más altos.
Dios es Padre porque dispone todo, poniendo Su mirada providente sobre nosotros, siempre pronto para atendernos.
* * *
Delante de nuestra inigualable calidad de hijos de Dios, no menospreciemos nuestra propia posibilidad de desarrollarnos.
Delante de esa constatación de la filiación Divina, reconozcamos que debemos portarnos como hijos del Gran Señor, atentos y ponderados.
Consideremos que todos los seres humanos somos hermanos, así seamos fraternos y cooperadores entre nosotros.
Todo eso para merecer esa condición que permite seamos venturosos sobre la Tierra, en la condición de hijos de Dios.
Redacción del Momento Espírita, con base en el cap."A paternidad de Deus", del libro "En nombre de Deus", del Espíritu José Lopes Neto, psicografia de Raúl Teixeira, ed. Fráter, Brasil
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¿ Qué es la hipnosis?
No existe una explicación clara de la
naturaleza del hipnotismo. Generalmente se define a la hipnosis como
un estado de trance, o también como un estado alterado de
conciencia. El grado de alteración depende de cada indivíduo, por
lo que después de la experiencia, unos recuerdan todo lo que sucedió
a su alrededor durante la misma, mientras otros no recuerdan nada.
Se
considera como el padre del hipnotismo moderno al médico inglés
James Braid. Este
atribuyó como causa del trance hipnótico, la existencia de un
fluido magnético causante de entrar en este especial estado. Le dio
el nombre de “Hipnotismo”, palabra derivada del vocablo griego
“hipnos”, que significa sueño. Sin embargo esto es un error,
pues él mismo reconoció mas tarde que no era el trance hipnótico
lo mismo que el sueño fisiológico.
Para los psicoanalistas, la hipnosis puede
ser una poderosa herramienta de trabajo para poder tener acceso a las
zonas mas profundas y remotas de la mente humana, permitiendo así
despertar una memoria oculta y sorprendente. Mediante esta técnica
se permite a la mente una expansión de conciencia que llega a
alcanzar diversos niveles o grados mas o menos remotos y profundos.
En las experimentaciones de
hipnotismo, siempre hay dos elementos fijos: El sujeto hipnotizado o
receptor del fluido magnético que lo sume en ese estado, y el
hipnotizador o elemento inductor determinante para actuar o
influenciar al sujeto hipnotizado, el cual solo obedece a su
hipnotizador que lo dirige y conduce, ignorando durante el trance a
otras personas, a no ser que el hipnotizador le dé la orden previa
de que obedezca a determinados sujetos.
La hipnosis parece desconectar alguna parte de la
mente que habitualmente controla la conducta del sujeto hipnotizado,
indicándole comportamientos automatizados por los que no necesita
pensar, lo cual requiere una total confianza del sujeto hipnotizado
hacia su hipnotizador.
Cuando vemos sujetos hipnotizados, se suele pensar en
el poder del hipnotizador, pero en realidad los poderes radican en
la voluntad para dejarse llevar por un estado de sugestión de los
propios sujetos hipnotizados, cuyos poderes para esto son mucho
mayores y potencialmente mas valiosos de lo que se suele creer.
El
hipnotismo en realidad se ha utilizado siempre a lo largo de la
historia humana, aunque bajo otras denominaciones; se sabe que ya
era utilizado por los brujos y sacerdotes de la antigua Grecia, pero
la forma como se conoce y practica en la actualidad se debe a
Franz
Antón Mesmer
y a sus discípulos, que lo descubrieron y estudiaron hace más de
doscientos años.
El sujeto que se encuentra bajo trance
hipnótico, por ejemplo puede ser sugestionado para no sentir
dolor, y así puede ser golpeado, pinchado o quemado sin enterarse,
por lo que bajo este estado se llegan a realizar realizar incluso
intervenciones quirúrgicas sin ninguna clase de anestesia.
Asimismo resulta sorprendente cuando se comprueba
que algunos sujetos bajo estado de trance hipnótico se muestran con
talentos y habilidades extraordinarias que no poseen o que ignoran
poseer en su vida cotidiana.
También resulta sorprendente el que además de no
sentir dolor si se les sugiere, tampoco aparecen lesiones físicas si
se agrede un lugar concreto del cuerpo físico, tal como puede ser
la ausencia de ampollas ante una quemadura, etc. Esto que parece
contradecir las leyes físicas de la Naturaleza, no es sino una más
de las muchas cuestiones que la ciencia humana tiene aun por delante
pendientes de esclarecer, sin embargo no existe nada en la
Naturaleza que funcione contradiciendo a la misma. Sin duda al ser
humano aun le queda mucho por descifrar en la inmensidad de la
Naturaleza y sus leyes.
Las posibilidades de la hipnosis en Medicina
son notables, y hasta hace no muchos años aun eran ignoradas.
Muchos indivíduos , tal como hacen los fakires, por medio de la
autosugestión o la autohipnosis son capaces de controlar muchas
funciones físicas, como los latidos del corazón, la tensión
sanguínea, las secrecciones gástricas, etc. También la hipnosis
se puede utilizar para ayudar a enfermos en fase terminal de cáncer,
aliviándoles al controlar y eliminar el dolor. Aquí vemos una vez
más, como en el ser humano hay una fuerza, la del espíritu, que es
capaz de controlar y dominar a la materia.
Fuera del campo médico las posibilidades de la
hipnosis están siendo apreciadas, especialmente por los deportistas,
que así pueden lograr estados necesarios de relajación para
poder recuperar antes su organismo físico tras el esfuerzo,
facilitándole un pronto estado de plenitud de energías físicas y
psíquicas, necesarias para poder competir con éxito en
determinados deportes.
- Jose Luis Martín -
“Es
un estado pasajero de modificación de la atención del sujeto que
puede ser producido por otra persona y en el cual pueden presentarse
diversos fenómenos, espontáneamente o como respuesta a estímulos
verbales de otra índole.”
- British
Medical Association (1.955) -
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EL ORGULLO EN LOS MÉDIUMS
El orgullo se traduce en los médiums por señales no equivocas sobre las cuales es tanto más necesario el llamar la atención como que es una de las extravagancias que deben inspirar desconfianza sobre la veracidad de sus comunicaciones. En primer lugar es una confianza ciega en la superioridad de estas mismas comunicaciones y en la infalibilidad del Espíritu que se los da; de aquí dimana cierto desdén por todo lo que no viene de ellos por que se creen el privilegio de la verdad. El prestigio de los grandes nombres con los cuales se adornan los Espíritus para justificar que les protegen, les ofusca, y como su amor propio sufriría confesando que son engañados, rechazan toda clase de consejos; los evitan aun alejándose de sus amigos y de cualquiera que pudiese abrirles los ojos; si son condescendientes en escucharles, no hacen caso de sus avisos, porque dudar de la superioridad de su espíritu, es casi una profanación. Se ofuscan por la menor contradicción, por una simple observación crítica, y algunas veces llegan hasta aborrecer a las personas que les han hecho favores. Merced a este aislamiento provocado por los Espíritus que no quieren tener contradictores, éstos están satisfechos con entretenerles en sus ilusiones; de este modo les hacen aceptar a su gusto los más grandes absurdos por cosas sublimes. Así, pues, confianza absoluta en la superioridad de lo que obtienen, desprecio de lo que no viene de ellos, importancia irreflexiva dada a los grandes nombres, no admitir consejos, tomar a mal toda crítica, alejamiento de aquellos que puedan dar avisos desinteresados, creencia en su habilidad a pesar de su falta de experiencia; tales son los caracteres de los médiums orgullosos.Es menester convenir también que el orgullo está excitado en el médium por aquellos que le rodean. Si tiene facultades un poco transcentales, es buscado y elogiado;se cree indispensable y muy pronto afecta el aire de suficiencia y desdén cuando presta su concurso. Hemos tenido más de una vez el sentimiento de haber elogiado a ciertos médiums con el fin de animarles.
EL ORGULLO EN LOS MÉDIUMS
El orgullo se traduce en los médiums por señales no equivocas sobre las cuales es tanto más necesario el llamar la atención como que es una de las extravagancias que deben inspirar desconfianza sobre la veracidad de sus comunicaciones. En primer lugar es una confianza ciega en la superioridad de estas mismas comunicaciones y en la infalibilidad del Espíritu que se los da; de aquí dimana cierto desdén por todo lo que no viene de ellos por que se creen el privilegio de la verdad. El prestigio de los grandes nombres con los cuales se adornan los Espíritus para justificar que les protegen, les ofusca, y como su amor propio sufriría confesando que son engañados, rechazan toda clase de consejos; los evitan aun alejándose de sus amigos y de cualquiera que pudiese abrirles los ojos; si son condescendientes en escucharles, no hacen caso de sus avisos, porque dudar de la superioridad de su espíritu, es casi una profanación. Se ofuscan por la menor contradicción, por una simple observación crítica, y algunas veces llegan hasta aborrecer a las personas que les han hecho favores. Merced a este aislamiento provocado por los Espíritus que no quieren tener contradictores, éstos están satisfechos con entretenerles en sus ilusiones; de este modo les hacen aceptar a su gusto los más grandes absurdos por cosas sublimes. Así, pues, confianza absoluta en la superioridad de lo que obtienen, desprecio de lo que no viene de ellos, importancia irreflexiva dada a los grandes nombres, no admitir consejos, tomar a mal toda crítica, alejamiento de aquellos que puedan dar avisos desinteresados, creencia en su habilidad a pesar de su falta de experiencia; tales son los caracteres de los médiums orgullosos.Es menester convenir también que el orgullo está excitado en el médium por aquellos que le rodean. Si tiene facultades un poco transcentales, es buscado y elogiado;se cree indispensable y muy pronto afecta el aire de suficiencia y desdén cuando presta su concurso. Hemos tenido más de una vez el sentimiento de haber elogiado a ciertos médiums con el fin de animarles.
229. Al lado de eso pongamos a la vista el cuadro del médium verdaderamente bueno, aquel en que se puede tener confianza. Supongamos, en primer lugar, una facilidad de ejecución bastante grande para permitir a los Espíritus el comunicarse libremente y sin inconvenientes por ninguna dificultad material. Obtenido esto, lo que más interesa considerar es la naturaleza de los Espíritus que habitualmente le asisten, y para esto no es al nombre al que se debe atender, sino al lenguaje. Jamás debe perder de vista que las simpatías que se conciliará entre los Espíritus buenos, estarán en razón de lo que hará para alejar a los malos. Persuadido de que su facultad es un don, que le ha sido concedido para el bien, no abusa y no se hace de ello ningún mérito. Acepta las comunicaciones buenas que se le hacen, como una gracia de la que es menester que se esfuerce en hacerse digno por su bondad, por su benevolencia y su modestia. El primero se enorgullece por sus relaciones con los Espíritus superiores; éste se humilla, porque nunca se cree merecedor de este favor.
El libro de los Mediums
Allan Kardec.
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EL
Allan Kardec.
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BUSCANDO LA ARMONÍA PARA SINTONIZAR CON DIOS
Dios no engendra jamás la enfermedad, ni el sufrimiento ni la aflicción. Estos males son obra
exclusiva del hombre, que se los acarrea al transgredir las leyes de la vida. Pero tan acostumbrados
estamos a verlos sobrevenir, que nos parecen naturales y necesarios.
“El pensamiento lleva en sí los elementos necesarios para cristalizar en acción con tanta seguridad
y exactitud como cristaliza el visible pedazo de cobre y atrae las invisibles partículas del mismo
metal disueltas en el líquido. Una mente henchida de esperanza, confiada, animosa y resuelta en sus
propósitos atrae todos los elementos y condiciones necesarios para realizarlos.
“Todo pensamiento tiene positivo valor en la conducta. De la naturaleza de nuestros
pensamientos depende la fortaleza de nuestro cuerpo, el vigor de vuestra mente, el éxito de
nuestros negocios y la alegría que a los demás hombres comunica nuestro trato... Y en cualquier
disposición que pongáis vuestra mente, recibiréis las influencias del mundo invisible en
correspondencia y armonía con ella.
Todos los males, con su consiguiente sufrimiento, derivan de la perturbación de los estados mentales
y emotivos.
Cualquier cosa en que fijemos nuestro pensamiento influye con mayor o menor intensidad en nosotros.
Si la tememos o si la repugnamos, producirá efectos nocivos y desastrosos. Si nos ponemos en
armonía con ella por medio del sosegado reconocimiento y del interior asentimiento de nuestra
superioridad respecto de ella, en el grado en que seamos capaces de lograrlo, conseguiremos que no
nos dañe.
Ningún mal podrá aposentarse en nuestro cuerpo, o mantenerse en él, a no ser que halle algo que
le corresponda y facilite su acción. Y del mismo modo, ningún daño ni condición nociva, de
cualquier clase que sea, podrá infestar nuestra vida, a menos que ya exista en ella algo que lo
solicite y haga posible su maléfica influencia. Así, será mejor examinar cuanto antes la causa de
cualquier asunto que nos afecte, a fin de establecer lo más pronto posible en nuestro interior las condiciones necesarias para que sólo influya lo bueno. Nosotros, que por naturaleza deberfamos ser dueños y
señores de nuestra convicción moral, somos esclavos, por vicio de nuestra ignorancia, de
innumerables pasiones de todo linaje.
En el grado en que reconozcamos nuestras fuerzas interiores, seremos capaces de gobernar y mandar
. En el grado en que dejemos de reconocerlas, seremos esclavos y siervos. Construimos todo cuanto en
nuestro interior hallamos y atraemos todo cuanto a nosotros se acerca, por ministerio de la ley
natural que, por serlo, es también ley espiritual.
La síntesis de la vida humana es causa y efecto. Nada existe por casualidad en ella ni tampoco en el
universo entero. ¿Nos repugna lo que se pone en contacto con nuestra vida? Pues no perdamos
tiempo en porfías con el imaginario hado, sino miremos a nuestro interior y removamos las fuerzas
operantes a fin de que llegue a nosotros lo que deseemos que llegue.
Esto no sólo es cierto por lo que al cuerpo físico se refiere, sino en todos los aspectos y condiciones
de vida. Podemos invitar a que, sea lo que sea, penetre en nuestro ser; pero si así no lo hacemos,
no podrá ni querrá penetrar. A primera vista, es indudablemente muy difícil de creer y aun de
experimentar esta afirmación; pero a medida que sobre ello se medite con sinceridad y sin celajes en
el entendimiento, estudiando la serena y sutil operación de las fuerzas mentales hasta notar sus
efectos en el interior y en torno de nuestro ser, llegaremos a comprenderlo fácil y evidentemente.
En el grado en que vivamos acordes con las capitales leyes de nuestro ser y en el grado en que mejor
conozcamos las fuerzas mentales y espirituales, atenderemos menormente al cuerpo, es decir, no con
menos solicitud, sino con menor atención.
Mucho más sanos estarían millares de individuos si no se preocuparan tanto de su salud. Por regla
general, quienes menos piensan en su cuerpo gozan de mejor salud. Gran número de enfermizos
lo son por la desconsiderada atención con que cuidan de su cuerpo.
Dale a tu cuerpo el necesario alimento, el conveniente ejercicio y solaire, mantenlo limpio y no te
preocupes de lo demás. Aparta tus pensamientos y esquiva tus conversaciones de enfermedades y
dolencias, porque el hablar de ellas te causará daño a ti y a quien te escuche. Habla de cuestiones
provechosas para tu oyente, convéncele de la bondad de Dios y así le comunicarás salud y vigor en vez
de enfermedad y flaqueza.
Siempre es nocivo inclinarse al pesimismo y al siniestro aspecto de las cosas. Y si esto es verdad por lo
que respecta al cuerpo, también lo es tocante a todo lo demás.
Un médico que complementó su práctica profesional con profundos estudios y observaciones
psíquicas, dice a este propósito algo de especial significación y valoren la materia de que tratamos:
“Jamás podremos recobrar la salud pensando en la enfermedad, ni alcanzar la perfección hablando de
imperfecciones, ni llegar a la armonía por medio de la discordancia. Hemos de tener siempre ante los
ojos de la mente ideales de salud y armonía... Nuestros prejuicios y aprensiones son los únicos
límites de nuestro poder. El hombre no logrará éxito alguno sin confianza en sí mismo. Por regla
general nosotros mismos nos cerramos el camino.
“Cada cosa engendra su semejante en el Universo entero. El odio, la envidia, la ruindad, los celos y la
venganza tienen sus cachorros. Cada mal pensamiento engendra otro, y cada uno de éstos,
otros y otros en reproducción incesante hasta abrumarnos con su innumerable descendencia.
“Los médicos del porvenir no curarán el cuerpo con medicamentos de farmacopea, sino la mente con
preceptos.
“La madre futura enseñará a sus hijos a calmar la fiebre de la ira, del odio y de la malicia, con la
gran panacea universal: el amor. El médico del porvenir enseñará a la gente la práctica placentera
de las buenas acciones como tónico del corazón y elixir de vida, pues un corazón alegre vale por la
mejor medicina.”
La salud de tu cuerpo, lo mismo que la fortaleza y sanidad de tu mente, dependen de lo que relaciones
contigo mismo. Según hemos visto, Dios, el infinito espíritu de vida, la fuente de todo bien, excluye
por su propia esencia toda enfermedad y flaqueza. Alcanza, pues, el pleno, consciente y vital
convencimiento de tu unidad con Dios, y constantemente renovarás tu cuerpo vigoroso y sano.
“Siempre vence a la maldad el bien; va la salud a donde el dolor se marcha. El hombre es tal
como son sus pensamientos. Levanta el corazón a Dios.”
Todo cuando hemos dicho puede resumirse en una frase: “Dios es para vosotros lo mismo que vosotros
sois.” Debéis despertaros al conocimiento de vuestro verdadero ser.
Al despertar determinaréis las condiciones que han de exteriorizarse en vuestro cuerpo.
Debéis convenceros por vosotros mismos de vuestra unidad con Dios. La voluntad divina será
entonces vuestra voluntad y vuestra voluntad la de Dios; y con Dios todas las cosas son posibles.
Cuando reconozcamos con entera independencia esta unidad, no sólo desaparecerán nuestras
enfermedades y dolencias corporales, sino toda clase de obstáculos, limitaciones y entorpecimientos.
Quien alcanza y vive continuamente en la completa y consciente unidad con Dios alcanza tal suma
de bellezas, alegrías y magnificencias, que sólo es capaz de conocer quien con el infinito poder se une.
Así se logra la posesión de los más ricos tesoros durante nuestro paso por la tierra. Así se trae el cielo a la
tierra, o más bien se lleva la tierra al cielo. Así se transmuta la debilidad e impotencia en fortaleza y
vigor; la tristeza y angustia, en alegría y sosiego; los temores e incertidumbres, en esperanza y fe; los
anhelos, en realidades. Así se alcanza la plenitud de paz, poder y abundancia. Esto es estar en
Armonía con el Infinito.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “En Armonía con el Infinito” de RODOLFO WALDO TRINE
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EL
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