lunes, 1 de junio de 2015

Visión espírita de la Cremación


 
        HONRAR PADRE Y                           MADRE

Allan Kardec dice :   Los espiritistas no deben jamás olvidar el cuarto mandamiento del decálogo. El mandamiento “Honrar a tu padre y a tu madre” es una consecuencia de una ley general de caridad y de amor al prójimo, porque no se puede amar al prójimo sin amar a su padre y a su madre, pero la palabra honrar encierra un deber más respecto a ellos: el de la piedad filial.

Dios ha querido manifestar con esto que al amor es preciso añadir el respeto, las consideraciones, la sumisión y la condescendencia, lo que implica la obligación de cumplir respecto a ellas de una manera aún más rigurosa todo lo que la caridad manda con respecto al prójimo.

Este deber se extiende naturalmente a las personas que están en lugar de padres, y que por ello tienen tanto o más mérito cuanto menos obligatoria es su abnegación. Dios castiga siempre de un modo riguroso toda violación de este mandamiento. “Honrar a tu padre y a tu madre” no es solo respetarle, es también asistirle en sus necesidades, procurarles el descanso en su vejez; rodearles de solicitud como lo han hecho con nosotros en nuestra infancia.

Sobre todo con respecto a los padres sin recursos es como se demuestra la verdadera piedad filial. ¿Cumplen acaso este mandamiento aquellos que hacen un gran esfuerzo dándoles lo justo para que no se mueran de hambre, cuando ellos no se privan de nada? ¿Relegándolos en la peor habitación de la casa, para no dejarlos en la calle, cuando ellos reservan para sí la mejor y la más cómoda?. Gracias aún si no lo hacen de mal agrado y no les obligan comprar el tiempo que les queda, cargándoles con las fatigas domésticas. ¿Está bien que los padres viejos y débiles sean los servidores de los hijos jóvenes y fuertes? ¿Acaso su madre les regateó su leche cuando estaban en la cuna? ¿Ha escaseado sus vigilias cuando estaban enfermos, y sus pasos para procurarles aquello que les faltaba?

¡No!; no es sólo lo estrictamente necesario lo que los hijos deben a sus padres, deben también darles las pequeñas dulzuras de lo superfluo, los agasajos, los cuidados exquisitos, que solo son el interés de lo que ellos han recibido, el pago de una deuda sagrada. Esta es la verdadera piedad filial aceptada por Dios.

Desgraciado pues, aquel que olvida lo que debe a los que le han sostenido en su debilidad, a los que con la vida material le dieron la vida moral, a los que muchas veces se impusieron duras privaciones para asegurar su bienestar; desgraciado el ingrato, porque será castigado con la ingratitud y el abandono; será herido en sus más caros afectos, algunas veces desde la vida presente, y más ciertamente en otra existencia en la que sufrirá lo que ha hecho sufrir a otros.

Es verdad que ciertos padres olvidan sus deberes, y no son para sus hijos lo que deben ser, pero a Dios corresponde castigarlos y no a sus hijos; éstos no deben reprocharles, porque ellos mismos han merecido que así sucediera. Si la caridad eleva a ley el devolver bien por mal, ser indulgente con las imperfecciones de los demás, no maldecir a su prójimo, olvidar y perdonar los agravios, y hasta amar a los enemigos, ¡Cuanto mayor es esta obligación con respecto a los padres! Los hijos, pues, deben tomar por regla la conducta para con estos últimos de todos los preceptos de Jesús concernientes al prójimo, y decir que si todo proceder es vituperable con los extraños lo es más con los allegados, y lo que sólo puede ser una falta en el primer caso, puede llegar a ser un crimen en el segundo, porque entonces a la falta de caridad se agrega la ingratitud.

ALLAN KARDEC, demuestra claramente en sus juiciosas consideraciones lo que la lógica evidencia también; y es, que los espiritistas creyendo como creemos que los espíritus vuelven repetidas veces a la Tierra, tratamos de querer y considerar a todos los seres que nos rodean, porque ¡Quién sabe los lazos que a ellos nos unen! ¿Y había de cesar este cariño, esta consideración y este respeto con los seres que más nos han querido y a quien más beneficios hemos debido? Porque sabemos que una existencia por penosa que sea nos es provechosa, puesto que es necesario al Espíritu trabajar y luchar en sucesivas encarnaciones para ir ascendiendo en la escala del progreso universal.

Muchos seres desgraciados, en un momento de desesperación, dicen con profunda amargura: ¡Más me hubiera no haber nacido! Aunque mi padre no me hubiera dado la vida no me hacía falta ninguna. Pues bien; esta queja, este doloroso reproche nunca lo pronuncia el verdadero espiritista; porque sabe que si vino al mundo, en un palacio, en una cárcel o en un hospital, no fue su padre el que le obligó a nacer en este o en aquel lugar, sino que fue él, el que pidió a su padre que le dejase pagar una deuda o cumplir una misión en este triste Planeta.

Amalia Domingo Soler

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¿Vida después de la muerte? Un neurocirujano dice que estuvo en el 'más allá'

Por Robert MacPherson

El rápido viaje del neurocirujano Alexander Eban hacia el cielo comenzó con un dolor de cabeza y siguió con siete días en coma durante los que afirma haber viajado "a otra dimensión".
Era noviembre de 2008 y una meningitis bacteriana atípica hacía rápidamente su camino hacia la corteza cerebral -la parte del cerebro que se ocupa de la percepción sensorial y el pensamiento consciente- de este neurocirujano de la Universidad de Virginia.

"Durante siete días permanecí en coma profundo", recordó, aunque al mismo tiempo, dice, "viajó a otra dimensión mayor del universo, una dimensión que nunca había soñado que existía". Allí encontró "nubes grandes, rellenas y rosadas" contra un "cielo profundo y azul" y "bandadas de seres transparentes, brillantes... sencillamente diferentes a cualquier cosa que he conocido en este planeta".
Alexander no estaba solo. Su compañera de viaje en el más allá era una mujer joven, de pómulos marcados, ojos profundamente azules y "trenzas doradas" que, en medio de "millones" de mariposas, hablaba con él, "sin pronunciar una sola palabra".
Esta experiencia es lo que trata de explicar Alexander en su libro 'Proof of Heaven: a neurosurgeon's journey into the afterlife', que fue publicado en Estados Unidos el 23 de octubre.
Un extracto del texto publicado en la revista Newsweek ya ha despertado el debate permanente sobre la vida después de la muerte. Inevitablemente, los escépticos se preguntan si Alexander, quien es profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, no se está yendo por las ramas de lo paranormal. "Pareciera como si él hubiese tenido nada más que un sueño lúcido intenso", escribió un lector el viernes en la página web de Newsweek. "Una anécdota personal no es evidencia o prueba", añadió otro.
El sarcástico blog de New York Gawker desafió a sus lectores a encontrar la diferencia, si la hay, entre lo que Alexander describe como paraíso y los testimonios sobre alucinaciones bajo los efectos del LSD.
Sin embargo, otros apoyan firmemente a Alexander. Según una estimación, el 3% de los estadounidenses -que sería más de nueve millones de personas- ha sufrido una experiencia cercana a la muerte. Algunos han escrito sus historias en el sitio web de la Fundación de Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte.
"Hay decenas de miles de experiencias cercanas a la muerte cada año y muchas de ellas son muy similares a los de Alexander", dijo a la AFP Paul Perry, coautor de varios de los libros más vendidos sobre el tema.

Dean Mobbs, psicólogo de la Universidad de Columbia en Nueva York, quien estudia la neurobiología y el miedo en los seres humanos, no rechaza la experiencia de Alexander, aunque cuestiona la forma en que se produjo. "Pienso que no hay ningún componente paranormal para ello (... ) Creo que nuestros cerebros pueden inventar experiencias vividas en particular en situaciones de confusión y trauma".

En el extracto del libro publicado en Newsweek, Alexander enmarcó su experiencia en términos religiosos. Uno de los pocos lugares en los que no ha tenido ningún problema al contar su historia es la Iglesia, donde "los colores de los vitrales me recuerdan la luminosa belleza de los paisajes que vi en el mundo de arriba", escribió.
Y agregó: "El hecho cierto es que la imagen materialista del cuerpo y el cerebro como productores, más que vehículos, de la conciencia humana, está condenada."

    El rápido viaje del neurocirujano Alexander Eban hacia el cielo comenzó con un dolor de cabeza y siguió con siete días en coma durante los que afirma haber viajado "a otra dimensión".

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LA VISIÓN ESPIRITA DE LA CREMACIÓN

¿El espíritu desencarnado sufre cuando su cuerpo es quemado? ¿Cuáles son los motivos que están haciendo cada vez más un número mayor de personas a optar por la cremación? ¿Qué aconseja el Espiritismo?
Cuando se estudia el comportamiento de la Humanidad a lo largo de los milenios, se observa la nítida preocupación del hombre con su futuro después de la muerte. Un individuo es declarado oficialmente muerto en el momento que cesan sus funciones vitales. Como cada grupo recibe la herencia social y religiosa de las tradiciones cultivadas por las generaciones anteriores, cabe a los miembros del grupo que el individuo pertenece cumplir los ritos tradicionales hasta la instalación definitiva del cuerpo en su morada.
INHUMACIÓN Y CREMACIÓN
La Inhumación es el ritual más practicado. Consiste en el entierro del cadáver en un nicho, generalmente en el cementerio de la comunidad. La cremación, es el acto de quemar el cadáver reduciéndolo a cenizas colocadas en una urna y enseguida sepultadas o esparcidas en un lugar previamente determinado. Sin embargo, conocida y practicada desde la más remota antigüedad por los pueblos primitivos de la Tierra no es muy utilizada.
El fuego pasó a ser utilizado por el hombre en la Edad de Piedra Fragmentada y, por su pureza y actividad, era considerado por los Antiguos como el más noble de los elementos, aquel que más se aproximaba a la Divinidad. Con la eclosión de la religiosidad, el ser humano fue descubriendo que había algo entre el Cielo y la Tierra y el fuego pasó a ser utilizado en rituales religiosos.
Predominaba la creencia que al quemar el cadáver, con él serían quemados todos sus defectos y al mismo tiempo el alma se liberaría definitivamente del cuerpo, llegando al cielo purificada y no volvería a la Tierra en forma de "apariciones" asustando a los vivos.
La cremación tuvo como base la fuerza purificadora del fuego. En los últimos tiempos, en todo el continente europeo han sido encontradas vasijas del Periodo Neolítico (Edad de la Piedra Pulida), llenas de cenizas de los individuos. Esos indicios revelan que la cremación ya era practicada en los principios de la Civilización de la Tierra.
Con el paso de los siglos la cremación se fue volviendo una práctica consagrada en el oriente (India, Japón, etc.), regiones de Grecia y la Antigua Roma donde vivían civilizaciones adelantadas que utilizaban el proceso gracias a los "status". Entre los pueblos ibéricos se hizo un rito generalizado, precedido de músicas, bailes y hasta banquetes. Con estas ceremonias se esperaba obtener actitudes benévolas de los dioses, buscando conducir las almas al Reino de los Muertos y allí cuando llegara sería recibida y cuidada con cariño.
LA INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO
La evolución natural de la Humanidad y el ciclo iniciado con Jesús hace 2000 años modelando una nueva mentalidad, influenciaban sensiblemente en las costumbres culturales y religiosas de los pueblos. Con la expansión del cristianismo, en el intento de solidificar la fe, se fueron estableciendo dogmas, entre ellos, el de la Resurrección. Jesús, como descendiente de una de las doce tribus de Judá, fue sepultado conforme las tradiciones de la Ley Mosaica. La Iglesia proclamó como Dogma de fe que el Mesías resucitó en cuerpo y alma.
Con excepción de los países orientales donde la práctica es normal, el rito de la cremación quedó olvidado hasta el año 1876, cuando en Washington, en los Estados Unidos, en el intento de verificar el proceso, fue establecido el primer horno crematorio de los días actuales, provocando polémicas y controversias, sobre todo de la Iglesia que se posicionó contra la destrucción voluntaria del cadáver.
Sólo a partir de 1963, mediante la propagación del proceso en diversos países del planeta, el Vaticano a través del Papa Pablo VI presentó una abertura, pero no posicionándose claramente cuando se expresó que no prohibía la cremación, pero recomendaba a los cristianos, piadosa y tradicional costumbre de la sepultura. La Iglesia tuvo sus razones para defender la Inhumación. Probar plenamente la cremación sería negar el dogma por ella establecido.
En esa secuencia histórica se observa que en la cultura religiosa de todos los pueblos siempre flotó una nebulosa noción de espiritualidad y en ella la preocupación del hombre con su destino después de la muerte. Hasta que a mediados del siglo XIX, el francés Allan Kardec, codificador de la doctrina espírita, lanzó una nueva luz en los horizontes mentales del hombre cuando entreveía un mundo de inteligencias incorpóreas.
Los espíritus son los seres inteligentes de la Creación que habitan ese mundo. Simples e ignorantes en su punto de partida, caminan para el progreso indefinido reencarnando sucesivamente. En la encarnación, la unión entre el periespíritu y el cuerpo es hecha a través de un cordón fluídico. Siendo la existencia terrena una fase temporal, después del cumplimiento de la misión moral, con la muerte del cuerpo físico, el espíritu vuelve a su lugar de origen conservando la individualidad.
LA DESUNIÓN NO ES SÚBITA
Los lazos que unen el espíritu al cuerpo se deshacen lentamente. De una forma general todos sienten esa transición que se convierte en un periodo de perturbaciones variando de acuerdo con el estadio evolutivo de cada uno. Para algunos se presenta como un bálsamo de liberación, en cuanto que para otros son momentos de terribles convulsiones. El desligamiento sólo ocurre cuando el lazo fluídico se rompe definitivamente.
Delante de la Nueva Revelación presentada por la doctrina de los espíritus y teniendo en consideración la perturbación que envuelve el periodo de transición, se preguntó: ¿incinerado el cuerpo cómo es la situación del espíritu? Consultado, el mundo espiritual se expresó así: "Es un proceso legítimo. Como espíritu y cuerpo físico estuvieron unidos mucho tiempo, permanecen hilos de sensibilidad que precisan ser respetados".
Esas palabras revelan que aunque el cuerpo muerto no transmita ninguna sensación física al espíritu, sin embargo, la impresión de lo ocurrido es percibida por este, teniendo la posibilidad de surgir traumas psíquicos. Se recomienda a los adeptos de la doctrina espírita que desean optar por el proceso de incineración prolongue el acto en un tiempo de 72 horas, después de la desencarnación.
Aunque la Inhumación continúe siendo el proceso más utilizado, la milenaria cremación, por mucho tiempo olvidada, volvió a ser practicada en los tiempos modernos. Este procedimiento se viene difundiendo ampliamente hasta en función de la falta de espacio en las grandes ciudades. Con el crecimiento de la población las áreas que antes eran destinadas para ser un cementerio se volvieron escasas.
CREMACIÓN: UNA CUESTIÓN DE ECONOMÍA
Adeptos de todas las sectas están optando por la operación de la incineración. Sus partidarios se fundan en diversas consideraciones. Para algunos está ligada a factores sanitarios, porque algunos cementerios pueden estar causando serio daño al medio ambiente y a la calidad de la vida de la población, en cuanto que para muchos usuarios de la cremación el proceso disminuye los encargos básicos económicos, entre ellos, la manutención de la tumba.
Actualmente Brasil cuenta con cuatro áreas de cremación y está en fase de expansión. El área de la Vila Alpina, en la ciudad de San Pablo, fue fundada en 1974. Es la primera área de cremación del país y cuenta con cuatro hornos importados de Inglaterra. Pertenece a la Prefectura Municipal y lleva el nombre de su idealizador, Dr. Jayme Augusto Lopes. Las otras tres áreas son particulares y están localizadas en la ciudad de Santos, en el Estado de Río de Janeiro y en Estado de Río Grande del Sur.
Según la Ley, la cremación sólo será efectuada después de pasar 24 horas, contadas a partir del fallecimiento y, que sean atendidas las exigencias prescritas. La prueba relativa a la manifestación del fallecido en ser incinerado debe estar expresada en una Declaración de documento público o particular.
Las cenizas resultantes de la cremación del cuerpo serán recogidas en una urna individual y la familia dará el destino que el fallecido
determinó. Muchos países ya cuentan con Jardines Memorables y edificios llamados "Columbarios", con unas cajas para ser depositadas las urnas con las cenizas de los fallecidos pudiendo ser visitadas por los parientes.
Kardec, el codificador dijo: "El hombre no tiene miedo de la muerte sino de la transición".
A la medida que hubiera madurez y comprensión para la extensión de la vida, el ser humano sabrá valorar cada momento de la vida terrena y dedicará al cuerpo el debido valor que él merece. A través del cuerpo, el espíritu se iluminará. Se rescata el pasado, se vive el presente y se prepara el futuro. En la desencarnación es restituida la libertad relativa al espíritu en cuanto el cuerpo permanece en la Tierra con otros bienes materiales.
El espíritu preexiste y sobrevive al cuerpo. Tanto inhumación como cremación son formas de acomodar el cadáver. Expresan el libre albedrío de cada uno. Los procesos destruyen el cuerpo. Para optar
por la cremación es necesario tener un cierto desapego a los lazos materiales e incluso con la inhumación, en el caso que el espíritu no estuviese debidamente preparado moralmente, menos dolorosa será la separación.
Artículo de Maria Aparecida Romano
Extraído de la Revista Cristã de Espiritismo - Nº6 - Año 1

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               LA OTRA CARA

Considerándose el estado moral en que se encuentran incontables criaturas humanas por los caminos del planeta terrestre, aun vivenciando los instintos agresivos, es comprensible que los relacionamientos no siempre se realicen de manera pacífica. Predominando la naturaleza animal en detrimento de la espiritual, el orgullo se arma de mecanismos de defensa, resultantes de la prepotencia y de la argucia para reaccionar ante los conocimientos amenazadores o que sean interpretados como tales…

La acción proveniente del raciocinio y de la lógica cede lugar a los impulsos agresivos, y se establecen los conflictos cuando deberían prosperar el entendimiento y la comprensión. En razón de la fase más primitiva que racional, cualquier acontecimiento desagradable asume proporciones inadecuadas que no se justifican, porque los recursos morales de la bondad sucumben ante la cólera que se instala y lleva a la alucinación. De cierta manera, manteniéndose los comportamientos arbitrarios de existencias atrasadas que no fueron domados, fácilmente la ira rompe el envoltorio delicado de la gentileza y acontecen los lamentables atritos, que deben y pueden ser evitados.

La educación equivocada, que estimula al fuerte para gobernar, al destaque, contribuye para que la mansedumbre y la humildad sean dejados al margen, catalogadas como flaquezas del carácter y debilidad moral. El territorio en el cual cada individuo se desarrolla, después de la apropiación, es defendido con violencia, como si la posesión tuviese duración infinita, lo que constituye lamentable equivoco. Esa debilidad del sentimiento se manifiesta en la conducta convencional del ser humano que opta por ser temido, cuando la finalidad de su existencia es tornarse amado. Se multiplican, indefinidamente, las pugnas, que pasan de una para otra existencia hasta que las Soberanas Leyes impongan la sumisión y el reequilibrio a través de afligentes explicaciones.

La ley del progreso y, por consecuencia, a todos cabe el esfuerzo de liberación de las herencias enfermizas, de los hábitos primitivos, experimentando conquistas íntimas que se irán acumulando en la estructura emocional que se presentaran en forma de paz y de concordia. El conocimiento espirita, porque es iluminativo, es el más eficiente para la edificación moral, aunque fluye de la concienciación de que el avance es inevitable y la repetición de las actitudes infelices constituye estagnación y fracaso…
Las dificultades, por tanto, las diferencias de opinión, los insultos y agravamientos deben ser considerados experimentos como prueba del mejoramiento espiritual, al aprendizaje de nuevas conductas encontradas en El Evangelio de Jesús. Cuando eso no ocurre, se queda sujeto a la influencia maléfica de los Espíritus inferiores que se complacen en generar situaciones embarazosas responsables por esas conductas lamentables. Es indispensable vigilar los sentimientos del corazón, a fin de dominarse la ira, esta es chispa eléctrica responsable de incendios morales de resultados dañinos. Ha de considerarse, además, el hecho de una parada cardiaca, de una accidente vascular cerebral de consecuencias irreversibles, no programados, más que si suceden solamente por la falta de control emocional provocados por la rabia… Aprende a dominar los impulsos de ira, porque la existencia terrestre no es un viaje delicioso al país roseo de la alegría sin fin… Esfuérzate por comprender el otro lado, la forma como los otros encaran los mismos acontecimientos… Lucha por vencer la arrogancia, porque todos los espíritus que anhelan la paz, por la victoria de las pasiones tienen, como primer desafío, la superación de los sentimientos inferiores, aquellos que deben ser sustituidos por los de naturaleza dignificante.

Si alguien te aflige, es porque se encuentra necesitado de ayuda y no de combate, es su forma de llamar la atención para su soledad y angustia. Fuego con fuego aumenta el incendio devorador. Intenta colocar en el brasero el agua de la paz y se apagaran las llamas amenazadoras. No fue por otra razón, que Jesús propuso: No resistáis al hombre malo, más a cualquiera que os pegara en la cara derecha, ofrecerle también la otra, conforme anotó Mateo en el capítulo 5, versículo 39 de su Evangelio. Atacado, en el Pretérito, El ejemplifico la enseñanza verbal, no reaccionando a las agresiones, cuando los soldados, tejiendo una corona de espinas, la pusieron en su cabeza… manteniéndose en silencio… Ofrecer, la otra mejilla es más que exponer el lado contrario, con el fin de sufrir nueva envestida de la perversidad. Se trata de la cara moral, noble, que se encuentra oculta, aquella rica de sentimientos elevados que distingue una de otra criatura.
Nadie es lo que representa exteriormente, tanto existen contenidos crueles ocultos por la educación, por el disimulo y la hipocresía, como sentimientos relevantes y buenos. Al ser alcanzado por cualquier cosa desagradable que golpee tu emoción, hiriéndote la delicadeza de las reservas íntimas, en vez de reaccionar, desvela otra cara, la del amor, de la compasión, de la misericordia, actuando con serenidad. La otra cara es el ángel adormecido en el paisaje luminoso de tu mundo interior. Allí posees tesoros de amistad y de ternura que desconoces. Con esa, la brutal, la de la reacción, la defensiva, ya estas identificado, debiendo encontrarte cansado de vivenciarlas. Sumerge, de ese modo, en el rio de las aguas silenciosas de tu mundo interior y refréscate con su contribución. Luego después, deja que los tesoros del amor del Padre que se encuentran adormecidos, fluyan suavemente y se incorporen a los contenidos habituales, sustituyéndolos a lo largo del tiempo y predominando al fin. A la medida que esto acontezca, renacerás de los escombros como la Fenix de la mitología, que se renovaba y renacía de las cenizas que la consumían.

El bien es la meta que todos debemos alcanzar. No te permitas, por tanto, perturbar, por las emociones enfermizas y viciosas que te consumen, destruyendo tus más queridas realizaciones espirituales. Eres responsable por tus actos, cual sembrador que avanza, siembra a dentro, lanzando las semillas que germinarán con el tiempo, ciertamente muchos se perderán, otros, no en tanto, producirán el doble, lo que implica una cosecha superior al volumen esperado. Es necesario cuidar del tipo de las simientes que serán distribuidas por tus manos. Siembra bondad y cosecharás alegría de vivir, nunca devolviendo mal por mal. Una chispa, un rayo que se prenda a un depósito de combustible luego presentará la destrucción. Contrólalos en la corriente de tus reflexiones, generando la disciplina de la contención de su carga poderosa de energía, canalizándola para labores ennoblecida que te exoneraran a la lucha, a las conquistas ya logradas que te honorifican. La otra cara se encuentra cubierta por camadas de experiencias dolorosas. Retira esa basura mental y permite que se presente irisada de sol espiritual la otra cara, para que el amor real sea la marca de tu comportamiento en cualquier circunstancia u ocurrencia difícil.

Por el Espíritu Juana de Angelis
Médium Divaldo P. Franco.
En la reunión mediúmnica del Centro espirita Camino de Redención, la noche del 15 de abril del 2009

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