Silencio interior
“El ruido retiene al hombre en las regiones psíquicas inferiores: le impide entrar en ese mundo sutil en el cual el movimiento es más fácil, la visión más clara, el pensamiento más creativo.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Existe una intima relación entre nosotros mismos y el silencio, entre nuestra vida y los sonidos que nos rodean. Y todo ello condiciona, en gran medida, aquello que sentimos, pensamos y hacemos.
“El silencio es el lenguaje de la perfección, mientras que el ruido es la expresión de un defecto, de una anomalía, o de una vida que está aún desordenada”.
“La búsqueda del silencio es un proceso interior que conduce a los seres hacia la luz y la verdadera comprensión de las cosas”.
“El silencio es la expresión de la paz, de la armonía y de la perfección. Quien empieza a amar el silencio, quien comprende que el silencio les aporta las mejores condiciones para la actividad psíquica y espiritual, llega poco a poco, a realizarlo en todo cuanto hace: cuando mueve objetos, cuando habla, cuando anda, cuando trabaja; en lugar de trastornarlo todo, se vuelve más atento, más delicado, más flexible, y todo lo que hace queda impregnado de algo que parece proceder de otro mundo, un mundo que es poesía, música, danza e inspiración”.
El hombre efectivamente es dueño de su destino y comandante de su vida, y a de intentar gobernar de la mejor forma sus actos y acciones.
Y el poco control en sus palabras le ha causado innumerables problemas espirituales. Una palabra después de ser proferida, posee un efecto devastador.
Tengamos, pues mucho cuidado con lo que decimos. Jesús nos alerto que lo que contamina al hombre no es lo que entra por la boca y si lo que de ella sale “porque la boca habla de lo que está lleno el corazón.”
Un hombre de pocas palabras difícilmente será liviano en sus conversaciones, pues siempre medirá sus palabras.
Los que mucho hablan tienden a realizar poco. Si observamos atentamente, verificaremos que en todo grupo, sociedad o reunión de personas, las que más hablan, generalmente son las que menos hacen. Incluso el simbolismo de nacer con dos oídos y una boca, nos enseña que hay que escuchar más y hablar menos.
Dios es infinitamente silencioso, y cuanto más el hombre se acerca a Dios, más silencioso El se torna.
El ruido es del hombre, el silencio es de Dios. Jesús era amante del silencio, gustaba de lugares quietos y era en el desierto donde siempre se refugiaba para hacer sus oraciones y meditaciones.
Nuestra alma necesita del silencio. Procuremos silenciar nuestra voz interior para que podamos oír a Dios.
La palabra es de palta. El silencio es de oro. En estas dos afirmaciones está contenida la sabiduría de milenios de la evolución humana. Haga de ellas su lema de vida.
Montesquieu decía que: “Aquel que habla irreflexivamente se asemeja al cazador que dispara sin apuntar.”
Para cada mal, hay dos grandes remedios: el tiempo y el silencio.
El silencio es siempre bello, y el hombre que calla es más bello que el hombre que habla.
“Este silencio no es una inercia, sino un trabajo, una actividad intensa que se realiza en el seno de una armonía profunda. No es tampoco un vacío, una ausencia, sino una plenitud comparable a la que experimentan los seres unidos por un gran amor”.
“En el hombre, el silencio es el resultado de la armonía en los tres planos; físico, astral y mental”.
Ser silencioso significa:
La capacidad de pensar sin cabeza.
La capacidad de volar sin alas.
La capacidad de caminar sin pies.
La capacidad de observar sin perturbar.
La capacidad de escuchar sin interrumpir.
La capacidad de palpar sin crear incomodidad.
La capacidad de disfrutar de la flor sin robarle su aroma, y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.
La verdad solo se puede conocer en absoluto silencio.
No solo el silencio de fuera es necesario, también es el silencio interior.
Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir. Esa única realidad que llena tu alma de luz y claridad.
Sin el silencio el ala no tiene claridad, no tiene luz.
El silencio es la atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille.
El silencio interior significa:
La capacidad de pensar sin cabeza,
La capacidad de volar sin alas,
La capacidad de caminar sin pies,
La capacidad de observar sin perturbar,
La capacidad de escuchar sin interrumpir,
La capacidad de palpar sin crear incomodidad.
La capacidad de disfrutar la flor sin robarle su aroma y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.
La verdad solo se puede conocer en absoluto silencio.
No solo el silencio de afuera es necesario, pero también el silencio interior.
Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir. Esa única realidad que llena tu alma de luz y claridad.
Sin el silencio tu alma no tiene claridad, no tiene luz.
El silencio es la atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille.
El silencio en un lado y el amor en el otro le dan alas a tu corazón.
Esa belleza y esa armonía han sido perdidas debido a la ira, al orgullo etc.. esto es lo que significa la falta de silencio.
Todas las preguntas están listas para ser respondidas, sin importar que profundas sean. Simplemente entra en la paz del silencio, calma ese mar de deseos, ese mar de ilusiones, deja que la calma te invada, deja que el silencio te posea, en ese momento lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti.
Recuerda el silencio es el vientre de donde nacen los sabios. Si deseas adquirir sabiduría, vuelve a nacer en medio del silencio. Solo así encontrarás tu razón de ser, la razón por la cual has nacido.
Siéntate cómodamente, observa a tu alrededor, no juzgues, detente en tu afán, observa de nuevo, comprende que tu vida es un tesoro, deja tus preocupaciones a un lado. no hay necesidad de llevar un equipaje pasado, ya tu corazón tiene lo que necesitas en este viaje maravilloso que es tu vida.
Deja el temor y permite que el silencio te posea, solo en esa inmensidad podrás escuchar la voz de Dios dentro de ti llamándote a vivir plenamente, llamando para darte a conocer todos los misterios del universo y no solamente esto, también esa voz quiere darte a conocer el secreto de la vida eterna, pero cuidado, no creas en promesas, has que esta se convierta en tu única realidad. Solo en profundo silencio podrás comprender lo que significa todo esto y sobre todo el estar vivo.
“El silencio es la región más elevada de nuestra alma, y en el momento en que llegamos a esa región, entramos en la luz cósmica. La luz es la quintaesencia del universo, todo cuanto vemos a nuestro alrededor, e incluso lo que no vemos, está atravesado e impregnado de luz. Y precisamente, la finalidad del silencio es la fusión con esa luz que es viva, poderosa y que penetra toda la creación”.
Mercedes cruz Reyes
Trabajo extraído del libro “Sándalo” y de diversos artículos en internet.
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Disertación moral dictada por san Luis a la señorita Ermance Dufaux
(5 de mayo de 1858)
Un hombre salió de madrugada y se dirigió hacia la plaza pública para contratar obreros. Ahora bien, vio allí a dos hombres del pueblo que estaban sentados de brazos cruzados. Se acercó a uno ellos y, abordándolo, le dijo: «¿Qué haces aquí?» Y éste le respondió: «No tengo trabajo»; aquel que buscaba obreros le dijo: «Toma tu azada y ve a mi campo, en la ladera de la colina donde sopla el viento del sur; cortarás el brezo y removerás la tierra hasta que llegue el atardecer; la tarea es ruda, pero tendrás un buen salario». Y el hombre del pueblo cargó su azada sobre los hombros, agradeciéndole de corazón.
Al oír esto, el otro obrero se levantó de su lugar y se aproximó, diciendo: «Señor, dejadme también ir a trabajar en vuestro campo»; y habiéndoles dicho a ambos para seguirlo, el señor marchó adelante para mostrarles el camino. Después, cuando hubieron llegado al declive de la colina, dividió el trabajo en dos partes y se retiró.
Luego que partió, el último de los obreros que había contratado prendió fuego primeramente a los brezos de la parte que le había tocado y trabajó la tierra con el hierro de su azada. El sudor chorreaba de su frente bajo el ardor del sol. El otro al principio lo imitó murmurando, pero luego dejó su tarea y, clavando su azada en la tierra, se sentó al lado, mirando a su compañero trabajar. Ahora bien, al caer la tarde el señor del campo vino y examinó el trabajo realizado, y habiendo llamado al obrero diligente, lo felicitó diciéndole: «Has trabajado bien; he aquí tu salario», y le dio una moneda de plata, permitiéndole retirarse.
El otro obrero también se acercó y reclamó el pago de su jornada; pero el señor le dijo: «Mal obrero, mi pan no aplacará tu hambre, porque has dejado sin trabajar la parte de mi campo que te había confiado; no es justo que aquel que no ha hecho nada sea recompensado como el que ha trabajado bien». Y lo despidió sin darle nada.
II
Yo os digo, la fuerza no ha sido dada al hombre y la inteligencia a su espíritu para que consuma sus días en la ociosidad, sino para que sea útil a sus semejantes. Ahora bien, aquel cuyas manos estuvieren desocupadas y el espíritu ocioso será punido, y deberá recomenzar su tarea. En verdad os digo, cuando su tiempo se haya cumplido, su vida será dejada a un lado como una cosa inútil; comprended esto mediante una comparación. ¿Quién de vosotros, si hay en su huerto un árbol que no produce frutos, no dice a su servidor: «Cortad este árbol y arrojadlo al fuego, porque sus ramas son estériles» Ahora bien, del mismo modo que este árbol será cortado por su esterilidad, la vida del perezoso será desechada porque habrá sido estéril en buenas obras.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
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SINTONÍA
Las bases de todos los servicios de intercambio entre los habitantes del mundo espiritual y los encarnados descansan en la mente, no obstante las posibilidades de producir fenómenos naturales en el campo de la materia densa, llevados a efecto por entidades poco evolucionadas o por las extremadamente consagradas a la caridad y el sacrificio. De cualquier modo, sin embargo: es en el mundo mental que se procesa la génesis de todos los trabajos de comunión de espíritu a espíritu. De ahí proviene la necesidad de renovación idealista, de estudio, de bondad operante y de fe activa, si pretendemos mantener el contacto con los Espíritus de Gran Luz. Supongamos que nuestra mente es una piedra que empieza a ser tallada. Igual que la mente del animal puede permanecer durante muchos siglos en la ociosidad o en la sombra, bajo el caparazón difícilmente permeable de hábitos nocivos o de impulsos degradantes; pero si la exponemos al sol de la experiencia, aceptando los obstáculos, las lecciones, los tormentos y las dificultades del camino como benditos golpes asestados por el buril de la vida, y nos esforzamos por perfeccionar el conocimiento y mejorar el sentimiento, así como la piedra tallada refleja la luz, nos capacitaremos indudablemente para recibir la influencia de los grandes genios de la sabiduría y del amor, gloriosos exponentes de la inmortalidad victoriosa. Así también nos convertiremos en valiosos instrumentos de la obra asistencial del Cielo, en favor del resurgimiento de nuestros hermanos menos favorecidos y para nuestra propia elevación, hacia regiones mas altas. Afín de que alcancemos tan sublime objetivo, es indispensable que tracemos para nuestra organización mental un derrotero en el Infinito Bien, y que lo sigamos sin retroceder. Es necesario que comprendamos - repetimos -, que nuestros pensamientos son fuerzas,imágenes, objetos, creaciones visibles y tangibles en el campo espiritual. Atraemos compañeras y recursos de conformidad con la naturaleza de nuestras ideas, aspiraciones, invocaciones y llamados. Por ser energía viva, el pensamiento mueve en torno de nosotros fuerzas sutiles,construye paisajes o formas y crea centros magnéticos u ondas con las cuales emitimos nuestra actuación o recibimos la actuación de los otros. Nuestro éxito o fracaso dependen de la persistencia o de la fe con que nos consagramos mentalmente a los objetivos que nos proponemos alcanzar. Semejante ley de reciprocidad impera en todos los acontecimientos de la vida. Habremos de comunicarnos con las entidades o núcleos de pensamientos con los cuales nos pongamos en sintonía. En los más simples cuadros de la naturaleza vemos que se manifiesta el principio de correspondencia. Un fruto podrido genera en el suelo un foco infeccioso que tiende a expandirse, en tanto aporta elementos corruptores. Expongamos una pequeña lámina de cristal, limpia y bien cuidada, a la luz del día y reflejará infinitos destellos del sol. Las golondrinas van tras la belleza de la primavera. Las lechuzas acompañan las sombras nocturnas. El matorral agreste alberga serpientes. La tierra cultivada produce el buen grano. En la mediumnidad esas son las leyes que se manifiestan vigentes. Las mentes enfermizas o perturbadas asimilan las corrientes desordenadas del desequilibrio, mientras que la buena voluntad y la buena intención acumulan los valores del bien. Nadie está solo. Cada criatura recibe de acuerdo con lo que da. Cada alma vive en el clima espiritual que ha elegido, en la búsqueda del tipo de experiencia en la que sitúa la propia felicidad. Por consiguiente, estemos convencidos de que nuestros compañeros en la Tierra, o en el Más Allá, son los que escogemos con nuestros requerimientos íntimos, asimismo porque según la antigua lección evangélica, "tendremos nuestro tesoro donde pongamos el corazón". SINTONÍA..Del libro "Derrotero" Emmanuel ( Aportado por "Luces Divinas") ********************************************* |
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