martes, 3 de marzo de 2015

Obsesión en la Mediumnidad


ALEGORIA DE LA CAIDA DEL HOMBRE EN LA BÍBLIA

            El dogma de la caída del hombre es sustentado en el campo religioso como uno de los misterios de Dios, impenetrable à la inteligencia humana. Su fundamento bíblico es el cap. III del Génesis. Todos conocen la leyenda poética del árbol prohibido, en medio del jardín del Edén, con la serpiente demoníaca (la pitón griega) engañando Eva, que lleva Adán al pecado original de la desobediencia. Pero en virtud del dogmatismo fideísta de las religiones, pocas personas admiten la naturaleza alegórica de ese cuento ingenuo. El símbolo está evidente, a flor de la piel. Pero los que consideran la Biblia como la palabra de Dios no pueden admitirlo. Entienden la alegoría como realidad divina, tomándola simplemente a pie de la letra.
            Kardec explica en El Génesis, Cap. XII, toda la simbología de ese pasaje bíblico: Adán es la personificación de la Humanidad y su falta representa la fragilidad humana; el árbol de la vida es el símbolo de la vida espiritual, que desenvolvió la conciencia humana y el libre albedrío de la criatura; el fruto prohibido está en el medio del jardín de delicias, porque es la tentación de los placeres materiales; la desobediencia de Adán y Eva es la violación de las leyes de Dios por la concupiscencia del hombre; la serpiente es la imagen de la perfidia, de la maldad humana que incita a  los otros al error. Pregunta Kardec: “¿Por qué imponer la fe ingenua de la credulidad infantil, como verdades, alegorías tan evidentes, falseando su juzgamiento y haciéndolas mas tarde encarar la Biblia como un conjunto de fábulas absurdas”?.  Además de eso, Kardec estudia el verdadero sentido de los terminos bíblicos en su origen hebraico y establece comparaciones entre el texto sagrado y las conocidas alegorías mitológicas. La forma de las alegorías bíblicas son bellas y su sentido es profundo. Pero esta belleza y esta profundidad son transformadas en absurdo y ridículo por la interpretación literal.
(De “Visión Espírita de la Bíblia”, de J. Herculano Pires) 
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Muchas personas cuidan de su reputación , y no de su conciencia.
Publio Ciro

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OPTIMISMO

"Los psicólogos están empezando a comprender lo que hace" feliz a la gente, este es el título de un artículo publicado por la American Jornal of Boston.
"Martin Solimán, profesor de psicología de la Universidad de Pensilvania, visto como el padre de la psicología positiva, acredita que una actitud optimista es fundamental para la felicidad y que las personas pueden aprender a ser así…
Después de treinta años de pesquisas sobre el asunto, Martin afirma que las personas optimistas tienden a aminorar  las causas de sus problemas y se hallan responsables por todas las cosas buenas que acontecen en sus vidas.”
Dice aun que “los pesimistas se culpan asi mismos por todo lo que da errado.”
Por tanto, lo ideal es no alimentar tristezas, ni desencantos.  Aun mismo que los cuadros de sufrimiento crezcan en el camino que estamos recorriendo.
Guardemos la certeza: cuando todo parece perdido, surge siempre una solución inesperada, sin embargo no es siempre de hecho lo que se pensaba. Alimentar pesimismo de nada nos vale. Sombras no se modifican son sombras.
Es la luz la que establece la claridad en el paisaje  y espanta a las tinieblas.
El pantano solamente se modifica cuando es drenado.
Establezcamos para nosotros mismos la tarea de abrir las ventanas de optimismo en las salas donde dominan las tristezas.
Ventilemos los rincones oscuros del pesimismo con el aroma de la esperanza.
El pesimismo es dolencia que provoca dolencia grave porque se sufre por anticipado por alguna cosa, que muchas veces no llega a acontecer.
No nos cansemos, pues, bajo el peso de la nostalgia. Ni nos permitamos entorpecer por los toxicos de las frustraciones que todos experimentemos. Entreguémonos a Dios y dejémonos conducir tranquilamente.
Con optimismo guardaremos estimulo para el trabajo, vigor para la lucha, salud para la dolencia en los paisajes espirituales y la luz para la oscuridad que se demora en nosotros y a nuestro alrededor.
En los dos maderos cruzados, cuando todo parecía perdido, Jesús nos dejó una excelente lección de optimismo.
Murió para resurgir en gloriosa madrugada de inmortalidad, que hasta hoy es el Canto Sublime  y la ruta segura, llena de alegrías para todos nosotros.

 Tengamos en mente que la luz de Jesús es el clarín que nos apunta el futuro.
Por eso mismo, no agasajemos al miedo en circunstancia alguna.
Si la oscuridad en forma de calumnia, el dolor o la perdida intentara involucrarse en su oscura red, erijamos la luz de optimismo.
En nuestras oraciones, aprendamos a pedir a Dios no una vida sin problemas, más si hombros fuertes para cargar el fardo bendito de las obligaciones que nos competen.
Y cuando el día nos parezca muy oscuro, recordemos los días de luz que ya vivimos, nos gustó y con los cuales gozamos. Esos recuerdos iluminaran las horas de nuestro hoy.
Redacción de Momento Espirita.
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INDAGA TU CONCIENCIA

 Cuando estés en el silencio de la noche, procura un instante a solas contigo e indaga a tu consciencia, como propuso San Agustín; verifica si alguien tendría alguna queja contra ti; si dejaste de hacer algo verdaderamente útil o incluso, hiciste el mal.
 Deja hablar a tu consciencia después de interrogarla. En ese preciso momento tu relación con tu guía espiritual se hará más estrecha y te sorprenderás de la paz que sentirás, cada vez más creciente. Al comienzo quizá te cueste mucho, pero después de un tiempo verás los resultados. Emprende ese camino, y verás lo maravilloso que resulta para tu tranquilidad!.   
Mensaje psicográfico de Alfonso (Espíritu)
Recibido por Ubaldo Rodríguez

ASOCIACIÓN CENTRO DE ESTUDIOS  
    ESPÍRITAS FRANCISCO DE ASÍS
          Santa Marta - Colombia

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OBSESIÓN EN LA MEDIUMNIDAD

En el número de los escollos que presentan la práctica del Espiritismo, es preciso colocar, en primera línea, la obsesión, que quiere decir el imperio que algunos espíritus saben tener sobre ciertas personas.
La mediúmnidad ejercida con responsabilidad jamás conduce a la obsesión.
La obsesión, casi siempre, es un problema Karmico que la mediúmnidad bien orientada auxilia a resolver.
Cuanto mayor es el valor de la tarea que un médium desempeñe en el mundo, mayor será la persecución que las huestes invisibles de las tinieblas le moverán, tanto mayor también será la tutela que los Benefactores Espirituales le consagrarán.
El medianero al servicio de Cristo no tendrá razón de sentirse apenas a merced de los adversarios de la tarea ennoblecedora que ejecutan: los Mensajeros del Bien no lo abandonan y permanecen tomando las providencias necesarias a fin de ampararlo en el cumplimiento del deber cotidiano.
La falta de vigilancia del médium abre brechas en sus defensas, haciéndolo más accesible a las influencias negativas, porque todo es simplemente una cuestión de sintonía. Los Espíritus Amigos carecen del concurso del médium para obrar en beneficio del propio médium que necesitan socorrer. Cuando el médium no les ofrece siquiera, una mínima condición de sintonía, a través de la oración, del pensamiento elevado o de la voluntad de mejorar, es como alguien llamado a remover un pesado obstáculo, sin manos para efectuarlo…
Llevando en las manos el foco resplandeciente de la mediúmnidad, el médium, donde estuviera, se sentirá rodeado por las tinieblas del preconcepto y de la incredulidad, del escarnio y de la tentación que habrán de tramar siempre para eclipsar la Luz de que se hace emisario.
No obstante es imprescindible perseverar.
¡A pesar de todas las luchas que encare, el médium no debe retroceder, convencido de que, iluminando caminos, terminará por iluminarse a sí mismo!
“La obsesión presenta caracteres diversos que es necesario distinguir, y que resultan del grado de obligaciones y de la naturaleza de los efectos que producen.”
La obsesión cármica es un laberinto que solamente el tiempo conseguirá deshacer.
Compararíamos la obsesión temporal a la invasión de moscas atraídas por una herida sin ninguna condición de asepsia. Pero la obsesión cármica, cuyas causas tienen raíces en las experiencias pasadas, se asemejaría a una herida pustulosa necesitando cuidados específicos para cicatrizarse.
 Casi todos somos víctimas de procesos obsesivos esporádicos, oportunistas, que permitimos se instalen en nosotros por nuestra falta de vigilancia cotidiana, pero, igualmente, no somos pocos los que padecemos obsesiones cárnicas, alimentadas por el odio secular de los que hicimos mal en otras existencias, plantando en sus almas los espinos con que ahora nos hieren.
todo y cualquier proceso obsesivo, por más extraña que nos parezca semejante afirmación, es un proceso pedagógico natural, y casi inevitable, que la Vida nos lleva a cambiar valores, fortaleciéndonos mutuamente – obsesores y obsesados – en el caldo hirviente del sufrimiento que jamás es unilateral.
Todo obsesor, por más endurecido que se revele, sufre con el mal de que se hace agente, tanto como todo obsesado, por más compasión que nos inspire, sufre las consecuencias de su propio desatino en el dolor que haya esparcido alrededor de sus pasos.
 La obsesión cármica, propiamente considerada, no es extraño que se arrastre por siglos y envuelva una serie de factores que no pueden ser menospreciados. Todo proceso obsesivo que así se caracterice, engloba en su contexto un grupo de almas que se mueven como piezas en un tablero de ajedrez… reaccionando psíquicamente, nada hay que afecte a uno de sus integrantes que no repercuta sobre los demás; por eso la solución de un problema de obsesión cármica requiere un trabajo que abarque más, casi siempre relacionando componentes más allá de los que directamente se revelen envueltos en la trama.
La obsesión cármica es una “victoria prometedora” que, bajo pretexto reclama un rescate en los tribunales de la Divina Justicia, la cual ordena la revisión del proceso que la desencadenó. Y esto sólo se hará posible por la inversión de los polos emotivos, o sea: odio convertido en amor, mal en bien, orgullo en humildad…
Una obsesión temporal puede transformarse en un caso de obsesión cármica, ya que el karma no es solamente el de ayer es el de hoy también. Si cogemos lo que plantamos, no podemos olvidar que continuamos sembrando lo que inevitable segaremos.
La obsesión simple tiene lugar cuando un espíritu malhechor se impone a un médium, se inmiscuye, de mala forma, en las comunicaciones que recibe, le impide comunicarse con otros espíritus y sustituye a aquellos que son invocados.”
Todo médium, en la tarea a que se dedique puede sufrir interferencias de carácter obsesivo, empañándole el brillo. La interferencia obsesiva a que nos referimos, en muchos medianeros ocurre de forma intermitente, o sea, en crisis más o menos periódicas, quitándoles la confianza indispensable junto a los compañeros.
El médium que, del punto de vista emocional y doctrinario, hoy esté bien, y mañana no está, no inspira confianza en los comunicados de los cuales se haga intérprete por parte de los Mensajeros de la Vida Mayor. Podrá hasta operar con relativa desenvoltura, intermediando espíritus infelices, pero no siempre estará apto para reflejar el pensamiento que proviene de las Esferas Superiores.
Hasta cierto punto, la interferencia obsesiva es normal en casi todo medianero aun en lucha con las propias imperfecciones, pero cuando ella se demore o se vuelva, digamos, repetitiva, la facultad mediúmnica “enferma” y reclama tratamiento.
El tratamiento del médium cuya mediúmnidad se encuentra “enferma”, a semejanza del lecho del río repleto de piedras revolviendo las aguas, debe empezar con el propio médium, concienciándose de la necesidad de la “suspensión temporal” de sus facultades, a fin de que la sintonía establecida con los espíritus perturbadores se deshaga…
Como escribió Kardec, la obsesión propiamente dicha se caracteriza por la tenacidad del espíritu obsesor que, en síntesis, se encuentra obsesado por la idea fija del mal.
“Se puede, pues, estar engañado sin estar obsesado; la obsesión está en la tenacidad del espíritu del cual no se puede desembarazar.”
La obsesión, por tanto, no es algo pasajero, es una situación persistente, como una molestia que exige un prolongado tratamiento.
El médium, sin que esté obsesado, puede ser molestado por espíritus adversarios del ideal que abraza o por espíritus ociosos y livianos que a él se aproximen, sin una causa definida.
¡Existen, más allá de la tumba, espíritus necesitados que se apegan a los encarnados, notadamente a los médiums que, no es de extrañar, pasan inclusive, a admirar, experimentando una agradable sensación en su compañía! Esos espíritus, que aun no consiguieron emanciparse de la psicosfera del planeta, se sienten seguros al lado de los médiums y, casi siempre, sin la autocrítica necesaria, quieren participar de sus actividades doctrinarias, entrometiéndose en la “sintonía” que los compañeros de la mediúmnidad, a su vez, no logran establecer de manera imperturbable con los canales superiores de la Espiritualidad…
Esos espíritus, solícitos, imaginándose investidos de una condición espiritual que están lejos de poseer, pueden presentarse a través de nombres pomposos o incluso como venerables figuras de la Historia que ellos mismos crean haber sido.
Semejantes comunicaciones, cuando ocurren, no deben ser despreciadas por los estudiosos de la mediúmnidad, porque encierran una gama preciosa de lecciones sobre la personalidad del comunicante, aumentando sus conocimientos en torno del universo psicológico de las almas.
Es prácticamente imposible meter en un libro todas las emociones del espíritu, esté él en el cuerpo físico o fuera de él; por eso, todo lo que se refiera a la Vida Espiritual, por más absurdo que parezca a los hombres, no debe ser considerado o tomado como ficción, por cuanto las condiciones de existencia que imaginamos en las otras dimensiones no son siquiera un pálido reflejo de la diversidad infinita que la vida se desdobla en las múltiples moradas del Padre.
Estamos envueltos en un proceso de educación reciproca en el que somos, al mismo tiempo, maestros y aprendices uno de otros.
No hay nadie sin alguien a quien deba extender las manos, en el auxilio de que igualmente se revele necesitado.
¡Benefactores de hoy – obsesores de ayer, obsesores de ahora – benefactores de mañana! Pensemos así, y las dificultades que enfrentemos serán reducidas a sus dimensiones reales.
Espíritu Odilón Fernández
Médium Carlos A. Bacelli

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