sábado, 25 de octubre de 2014

Bendita Mediumnidad

       
         La crisis cultural 

Para construir la sociedad futura, para fijar la ley definitiva es preciso, antes que nada, conocer la ley del progreso y de justicia y tomarla por gula, puesto que si no conformamos nuestras obras a la ley eterna que rige a las cosas, no haremos más que una obra efímera construida sobre la arena que se caerá irremediablemente.
Así como decía Giuseppe Mazzini, el gran demócrata de su patria, Italia, se puede manifestar de todos los partidos políticos: "Veo en torno de mí un estado de disolución e individualismo en que se desemboca, forzosamente, por la ausencia de un pensamiento religioso, de una concepción elevada; y veo en esa ausencia la causa y explicación de todos los fenómenos que nos entristecen" (Cartas íntimas).
Para poner un freno a las pasiones violentas, a las ambiciones desmedidas, a todos los bajos instintos que traban el progreso social, no es preciso apelar a la inteligencia y a la razón, sino, fundamentalmente, hablar al corazón del hombre, enseñarle a reconocer la finalidad real de la vida, sus resultados, sus consecuencias, sus responsabilidades, sus sanciones. Mientras el hombre ignore el alcance de sus actos y su repercusión sobre su destino, no habrá mejoría duradera en el estado de la humanidad. El problema social es, por sobre todo, un problema moral, hemos dicho. El hombre será desgraciado mientras fuere malo. El pueblo es, con todo, y a pesar de su ignorancia y sus falencias espirituales, accesible a las verdades consoladoras.
El sufre, se extravía y a veces se exaspera, pero vibra cuando recibe un llamado a su sentimiento generoso. Su educación está por ser hecha, por entero, desde el punto de vista psíquico. El materialismo boya en él en su superficie. ¡Hay un trabajo inmenso a ser emprendido en estas áreas completamente incultas!
Edgar Quinet pensaba correctamente cuando escribía: "¿Cómo no se advierte que el problema religioso abarca el problema político y económico y toda la solución de este último no tiene más que el valor de una hipótesis hasta tanto no se resuelva el primero?" [ ... ] Pero en nuestro tiempo y en nuestra Francia (y en todo el mundo) la fe religiosa no tiene la suficiente intensidad para servir de base a una transformación social o a una reorganización económica. Las enseñanzas nebulosas de las Iglesias sobre las condiciones de la vida futura de ultratumba, su dogmatismo estrecho, sus amenazas pueriles relativas a los castigos imaginarios, todo eso terminó por sembrar -hasta incluso entre sus fieles- el escepticismo y la indiferencia.
Mas ahora la Revelación de los Espíritus viene a encender una potente luz sobre las condiciones de vida en el Mas Allá y el destino de los seres. Por ella, la ley de las reparaciones se impone a todos, no bajo la forma de un infierno ridículo, sino a través de existencias terrenas que podemos observar y constatar en torno de nosotros; existencias de trabajos, de sufrimientos, de pruebas en medio de las cuales los seres rescatan su pasado culposo y conquistan un futuro mejor. Así la sanción se muestra precisa. Cada uno de nuestros actos recae sobre nosotros y su conjunto constituye la trama de nuestro destino. La justicia y la solidaridad en ella encuentran su plena y entera aplicación. Nos sentimos ligados a nuestros semejantes en la medida de los sacrificios que, por ellos, estamos destinados a reencontrarnos y a reunirnos para seguir a través de etapas numerosas en las condiciones sociales más variadas hacia el curso de nuestra ascensión, hacia una finalidad grandiosa y común.
Leon Denis 
Trabajo realizado por Merchita

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ANTE LA DUDA: PIENSA EN LOS DEMÁS

"Cuando estuvieres en duda, soluciona por la actitud menos perjudicial al prójimo y a ti mismo.
    Evita arriesgarte y arruinar otras personas.
Actúa con serenidad, en la certeza de que tu actitud repercutirá en las demás personas, de acuerdo con la emoción y el contenido de que se revista."
(Vida Feliz -- Joanna de Angelis)


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Bendita mediúmnidad

Aún recuerdo aquel domingo de octubre, frío y  oscuro, cuando volvía a casa. Iba paseando por las calles desiertas. De repente me pareció que alguien  me estaba siguiendo amparándose en lo oscuro de  la noche. Mi corazón golpeó más fuerte en mi pecho, la sangre empezó a correr más deprisa y un latigazo de adrenalina recorrió todo mi cuerpo. La  idea de que alguien aprovechara esa oscuridad para, en el mejor de los casos, atracarme hizo que todos mis sentidos se alteraran.
Mi vista, mis sentidos estaban a flor de piel, intentaba escuchar, ver en la oscuridad, pero nada, cualquier ruido de una hoja me ponía en guardia. Llegué a la avenida donde la luz ya iluminaba unos  metros a mí alrededor y me sentí más seguro. Es  curioso que tuviera más miedo a la oscuridad que a  un posible atracador, puesto que si hay un atracador  poco importa si hay más o menos oscuridad, pero la  luz me hizo sentir más seguro.
Entré en el hogar nervioso, sediento, inquieto.
Debía calmarme, comer algo ligero e irme a descansar, puesto que el día siguiente debería ir al Centro Espírita para participar en la reunión mediúmnica.
Hacía ya algún tiempo que me integré a un Centro  Espírita con la idea de progresar en el estudio y  práctica del Espiritismo, y mi tarea era la de sumar  energía a la de mis compañeros a través de la oración, mientras otros orientaban, comunicaban, y  escudriñaban a los espíritus desencarnados que  necesitaban ayuda. En el viaje de ida, en el coche,  pensé en lo ocurrido el día anterior y en el hecho de que a fin de cuentas no hubo ningún motivo  para asustarme, pero lo cierto es que me asusté.
Pasó en ese momento por mi mente la idea de que  algún espíritu estuviera sentado en los asientos de  atrás de mi vehículo, sin que yo pudiera verlos.  Instintivamente miré por el espejo retrovisor, en  un acto reflejo… evidentemente no vi nada.
Llegando al Centro Espírita, ya calmado, concentrado y con ganas de trabajar, me integré a la  reunión, como hacía siempre.
La reunión iba avanzando cuando escuché a través de la voz de una médium, a un espíritu que  decía que había venido acompañando a uno de los integrantes del grupo. En un principio interrumpí  la oración para prestar atención, segundos después  conseguí prestar atención y dirigí mi pensamiento  en ayudar a ese espíritu, con lo que la energía continuaba emanando. Era curioso que el orientador  no le preguntara a quien iba acompañando, al contrario, dedicaba todas sus palabras para decirle  que estaba en un lugar seguro y que podía contar  con nosotros para ayudarle. Mis ganas de saber si  por casualidad era yo su blanco se desvaneció  cuando sonaron estas palabras por la boca del  orientador: “… No sufras, hermano, aquellos que  te perseguían, han sido apartados de tu presencia.
Ya no saben dónde estás, y si por acaso lo supieran,  aquí no pueden entrar, por la alta carga de vibración positiva que nos envuelve. No nos importa lo  que has hecho, sino lo que harás a partir de ahora.”
El espíritu dudó, se mantuvo en silencio durante  un tiempo. El orientador respetó ese silencio, para  que el espíritu visitante meditara en todo lo que le  había dicho.
Los demás médiums seguían trabajando, yo escuchaba pequeños murmullos, mi atención estaba  centrada en ese espíritu y el hecho de que estuviera  cerca me facilitaba escucharlo mejor.
El silencio se rompió cuando el orientador, viendo que nada decía el espíritu le dijo en voz pausada y amorosa:
- Necesito que me ayudes.
El espíritu giró la cabeza hacia su interlocutor y  con cara extraña le contestó:
- ¿Yo? ¿Quieres que te ayude? ¿Cómo voy a  ayudarte si no te conozco?
- Si que puedes ayudarme, no es difícil, necesito que me ayudes para que yo pueda ayudarte.
Necesito que des tu el paso. Intuyo que hay un hecho que te atormenta, una acción realizada que te  perturba. Mi trabajo es el de ayudarte sin pedirte  nada a cambio, tan sólo tus palabras.
- ¿En qué te basas para decirme todo eso?  ¡puedo negarlo todo!
- Cierto. Podrás negar pero no evitar que  esas sombras que te persiguen se vayan.
¡Qué curioso! A mí también me pareció que una  sombra me siguiera por aquella oscura calle.
- Muchas de las sombras que nos persiguen  son nuestros propios miedos – le comentaba el  orientador – no son sombras físicas, sino mentales.
Es la respuesta a una mala acción o pensamiento.
Eso me hizo pensar mucho. Decidí acordarme y  después de la reunión meditar sobre ello. El espíritu fue orientado y el trabajo continuó.
Ya por la noche, en el hogar, a última hora, la que  dedicaba a la lectura, medité en las palabras del  orientador. Intentaba acordarme de acciones que  hubiera cometido hacia los demás, hacia alguna  persona… y no encontraba respuesta coherente.
¿Serían mis sombras o un espíritu? – continué preguntándome.
En uno de esos intervalos en que dejas de pensar  e intentas descansar mentalmente, me vino un  pensamiento en el que no había caído. ¿Has pensado que en vez de hacer algo sea el no haberlo hecho? ¿No has pensado en que puede ser que alguien  te siga para que lo ayudes y tú, instintivamente no  le prestas atención?
Es imposible, yo no soy médium. Yo no veo ni  escucho a los espíritus – me contesté. Reconozco  que cada persona tiene un trabajo a desarrollar. Es  verdad, también, que siempre admiré a los médiums serios y más de una ocasión me lamenté de  no tener esa mediúmnidad que muchos de mis  compañeros tienen, pero hemos aprendido que  mediúmnidad es igual a responsabilidad y eso  conlleva sacrificio y templanza. Por lo tanto, no  pueden ser espíritus sino mis propios miedos, mi  propia conciencia que me alerta. Eso me hizo estar  más alerta a todo y me di cuenta que en ciertos  momentos me alteraba, incluso conscientemente  me estaba dando cuenta de que hablaba sin pensar,  chillando… y a la vez, no siempre con razón. Pedí  hablar con los directores de mi Centro Espírita al  respecto.
El día de la entrevista entré preocupado y salí  aún más preocupado si cabía. En un principio me  hablaron de mi forma de ser, de comportarme y de  actuar que tenía. Acertaron de pleno en la mayoría  de las cosas… en otras, si eran ciertas, quizás no
Bendita mediúmnidad  quise admitirlo en ese momento. Lo que más me  impactó fue cuando me dijeron que se me estaba  desarrollando la mediúmnidad.
- ¿Perdón? ¿Estáis seguros?- pregunté algo pálido.
- Nosotros lo intuíamos, pero la Espiritualidad nos lo ha confirmado. El Espíritu Guía me dice que debes esforzarte aún más en aprender y  debes empezar a controlar tu conciencia. Pensar antes de hablar. Meditar antes de actuar. Debes sumarte al grupo de estudio del “Evangelio Según el  Espiritismo” que se realiza en el Centro Espírita  los miércoles y seguir participando de las reuniones mediúmnicas con el fin de ir perfeccionándote.
- ¿Y cuándo empezaré como médium? –  pregunté en el momento en que un escalofrío recorrió todo mi ser.
- Tiempo al tiempo. No hay que correr.
Cuando se crean unos cimientos, hay que esperar  un tiempo prudencial para ver si están en perfectas condiciones antes de empezar a construir encima. No vaya a ser que con las prisas, no estuviera  bien y todo el trabajo de construcción sea en vano,  con el consiguiente riesgo de perder el trabajo realizado hasta el momento.
Recuerdo que mi mente voló. Me veía en la carne de alguno de mis compañeros dando paso a los Espíritus. Y no puedo negar que miles de preguntas  se amontonaron en mi cabeza, lo que me bloqueó  y un intenso dolor de cabeza me invadió. Después,  ya todos en el salón, tomando un café con leche y  hablando de varias cosas, me despejé.
En mi época de bombero, recuerdo haber pasado  malas noches. Pero esa noche misma no pude pegar  ojo. Todos los temores me invadían. Soñé como si estando yo echado en la cama, los espíritus se fueran  turnando para ponerse encima de mí y comandar mi cuerpo. Yo notaba como entraban y como salían… ¡Dios mío, que tortura!
Después de tantos años, a veces, aún recuerdo esos  inicios de esa profesora que se llama mediúmnidad.  Es con ella que he aprendido lo que es sufrir y amar,  tener y perder, querer y no poder, poder y no querer….
A través de mi pensamiento han pasado cientos y  cientos de espíritus de todo tipo. Recuerdo aún las dudas del inicio. ¿Seré yo o será un espíritu? Y a veces  echo de menos esa observación, porque a través de la  constancia, del trabajo creamos una rutina y esa rutina nos ayuda a quitar barreras, es cierto, pero también a estar menos vigilantes… total, ser médium es  estar en el filo de la navaja: no corras para no cortarte  e intenta mantener el equilibrio para no caerte.
Si hoy debo hablar sobre la mediúmnidad, no podría hacerlo sin reconocer que mis rodillas aún conservan signos de errores que me hicieron caer, pero  también conservo los callos de las manos al agarrarme con fuerza a la cuerda que los compañeros y la  espiritualidad me pusieron delante para que con esfuerzo pudiera levantarme y continuar.
Bendita mediúmnidad. Bendita oportunidad.
Johnny M. Moix

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EN LA ERA DE LA DIVULGACIÓN DEL REINO DE DIOS


¡Hijos del alma!
Que Jesús nos bendiga.
Suenan, en la Espiritualidad Superior, los clarines que anuncian la gran transición.
No todo, sin embargo, son tinieblas y sufrimientos. No apenas testimonios de lágrimas en nuevos holocaustos, homenajeando al señor de la Vida.
La misericordia del Amor nos enseña la madrugada de luz, caracterizada por un festival de bendiciones.
Desde hace mucho, no se observan bendecidas expectativas como las que se diseñan para el futuro. Era Nueva de divulgación del reino de Dios en los corazones ansiosos de paz. Momentos significativos de comunión entre la tierra y los Cielos. Las falanges del amor confraternizan con los emisarios de la caridad sumergidos en la indumentaria carnal.
Es indispensable que nos predispongamos todos, los desencarnados y encarnados, a esa comunión efectiva en la que el mundo transcendente y la vida inmanente en el planeta terrestre cansado de persecuciones y de angustias de sombras y de amarguras.
En este momento, nos cabe recordar las Buenas Nuevas de alegría que, llegando a la Tierra por segunda vez, se instalaran por definitiva en el país de las almas humanas, favoreciéndolas con la paz anhelada.
Manteneos fieles a los postulados de la Codificación espirita que restaura en su pulcritud el mensaje de Jesús. Esforzaos para que de aquí salgan las claridades diamantinas del Evangelio en espíritu y verdad para esparcirse por la nacionalidad brasileña en los próximos días festivos de gratitud y exaltación al incomparable Maestro galileo. Y, de las tierras hermosas del Cruzeiro, se expanden las noticias libertadoras por toda la Tierra, iniciando verdaderamente el periodo nuevo.
Conocéis, gracias a las cicatrices en el alma, las dificultades que fluyen de la larga jornada por los difíciles caminos de renovación espiritual. Traéis las marcas profundas de los errores practicados, ahora diluidos suavemente con los sublimes antídotos del evangelio libertador.
Sed fieles a aquellos que, en nombre de Jesús, preparan estos caminos para que pudieseis recorrerlos.
No temáis al mal, por más que se figure alarmante, por más complejas y traicioneras sean sus trampas, por cuanto, solamente los lobos caen en las trampas para lobos. Y, porque estáis en el rebaño del Señor, El cuidará para que no caigáis en esas facilidades perturbadoras.
Los Espíritus, encargados de dirigir la nacionalidad brasileña, acompañan el momento político y social de la Patria del evangelio y Jesús está en el timón de la barca terrestre. No dudéis, aun mismo cuando todo parece conspirar contra el orden, la legalidad, el deber. Las Voces de los Cielos proclaman el Orden Superior y mandan que desciendan, a las sombras terrestres, los Emisarios de la Verdad para la gran restauración.
Sois los abridores de los caminos del porvenir, como otros lo hicieron para vosotros.
Alegraos por vivir en estos gloriosos días de la Humanidad, de la ciencia, de la tecnología de borde, de conquistas de la inteligencia y del despertamiento de las emociones nobles del lodazal de las pasiones perturbadoras. Pediste para nacer en esta hora de desafío y recibiste la brújula para ofreceros el norte magnético, que es Jesús.
Proseguid, hijos del alma, jubilosos, vigilantes y devotos, porque el mañana os pertenece, porque pertenece al incomparable Rabí de galilea.
Nosotros, los Espíritus espiritas, integrando las huestes del Evangelio, abrazamos vuestros sentimientos, vuestras vidas, buscando suplicar al Padre Celestial, que os aureola con las bendiciones inmarcesibles de la salud integral y de la paz.
¡Que Él guía y modelo de la humanidad que nos bendiga a todos!
Son los votos del servidor humilde y paternal de siempre.

 Espíritu Becerra de Meneses-

 Mensaje psicofónico recibido por el médium Divaldo Pereira Franco, en el cierre de la Reunión Ordinaria del Consejo Federativo Nacional celebrada en la sede de la F.EB

1 comentario:

Amor Fraternal dijo...

Un texto mas edificante que el otro!!!...gracias amigo por tu trabajo. Un abrazo fraterno.
Natalia