sábado, 4 de octubre de 2014

¿ Tiene el médium responsabilidad ?.-

¿ Tiene el médium responsabilidad ?.-

Toda persona que posea una facultad mediúmnica tiene una responsabilidad moral que le obliga a su buen uso, pues no es casualidad que la posea, sino que debe tener presente que es para beneficio de los espíritus encarnados y desencarnados , así como para su propio desarrollo evolutivo.
El médium puede influir en la interpretación de la información que le transmiten los espíritus comunicantes, debido a falta de higiene mental, por la intervención de su súper yo, su conciencia, etc, o bien por otros problemas humanos, como son las patologías de poder o de egocentrismo, etc.
El mejor médium es aquel que consigue que su facultad solamente sirva
como instrumento o canal de manifestación a Espíritus positivos, sin dejarse
envolver por otros Espíritus mixtificadores de baja condición moral , y sin perder de vista el importante objetivo de emplear su mediumnidad para servir y ayudar a Seres sufrientes y obsesores , mediante sus trabajos o actividades mediúmnicas.

Por tanto el médium consciente de su responsabilidad se debe de esforzar constantemente en ser ejemplo de virtudes humanas y en llevar una vida sobria y sencilla , siendo desinteresado y caritativo en la mayor medida posible, manteniendo una sintonía espiritual lo mas elevada posible. Asimismo deberá cuidar por mantener un cuerpo sano y una mente sana, de modo que a ella solo accedan espíritus moralmente sanos.
   Todas las manifestaciones de espíritus que reciba las deberá pasar cuidadosamente por el tamiz de la razón, analizándolas preferiblemente bajo el prisma de lo que aconseja la filosofía y el conocimiento espírita, y huyendo así de la fácil credulidad y del fanatismo. La vigilancia en este análisis debe ser siempre una norma que no deberá descuidar, no impresionándose con nombres pomposos ni con entidades engañosas que traen altas dosis de banalidad.
Por el fruto se conoce al árbol, y al médium se le conoce por su integridad y nivel moral, cuando a través de su facultad solo se manifiestan Espíritus de moral elevada, que jamás se contradicen o que usan un lenguaje vulgar; sin embargo al médium de baja condición moral y por tanto poco fiable, que mercadea con la mediumnidad y se alía con Espíritus vulgares que vibran en su misma baja sintonía, y se complacen con liviandades, si su facultad le es fuente de ingresos, aunque deje de tenerla la sigue fingiendo para seguir viviendo del fraude y del engaño. Los que así actúan teniéndose por espíritas, posiblemente no sean conscientes del gran daño que hacen al verdadero Espiritismo, al que emborronan, y a la mediumnidad que presentan a la opinión pública como un fraude o una superstición.
Por lo dicho anteriormente, el médium tiene el deber moral de vigilarse, teniendo en cuenta de que es un ser humano falible como cualquier otro, y portador de una facultad que le puede ser un instrumento de felicidad o de desgracia, según el uso que le dé. Tiene la responsabilidad moral de esforzarse por un mejoramiento espiritual propio, que le permita atender a Seres elevados que tengan algo que comunicar, y el único camino para lograr este mejoramiento es el caminar con Jesús , asumiendo el Pensamiento Crístico apoyado en una correcta educación espírita. Esto le llevará a un aumento cada vez mayor de su capacidad de Caridad y de Amor, lo cual le conducirá a aumentar su capacidad de percepción espiritual.
Asimismo debe tener muy presente que es médium, que tiene una facultad y no la tiene por casualidad, sino que es para algo serio y positivo, y que deberá responder de su uso. Esto es así de por vida, del mismo modo que el inteligente no puede dejar de serlo voluntariamente, o el que sabe leer ya no puede volver a decir que no lee más, pues aunque no quiera toda palabra impresa que se ponga ante su vista la leerá y sabrá lo que dice, pues en este ejemplo, la facultad de la lectura ya es inherente a su realidad humana.

- Jose Luis Martín -

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Precisa dar de gracia lo que se recibe de gracia, porque es muy perjudicial y antiespírita hacer de la protección de lo Alto una profesión lucrativa.Es bueno hacer la caridad, pero es muy malo explotarla”
-Miguel Vives (El tesoro de los espíritas)-

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DR. FREDERICK VON STEIN, LA CURA Y EL CAMBIO NECESARIO

Si la cura física no produce un profundo cambio espiritual en el individuo de nada le valió ser curado. (1) El no entendió, ni atendió, los objetivos específicos de la lección, que la enfermedad planeo para el. No paso la prueba.
La incredulidad es una de las pruebas más difíciles, que el espíritu encarnado tiene que resolver, en el Planeta Tierra. El objetivo es formulado con verbos que pertenecen a los niveles más altos del dominio cognitivo. Por problemas graves anteriores, hay los que nacen sin la intuición natural de la existencia de Dios. Debe adquirirla a través del esfuerzo personal.
La persona puede hasta hacer cirugía con un medico desencarnado materializado y, después, aun quedar en duda si, realmente, ella aconteció y si el alma (espíritu) es realmente inmortal. No explicará, más si hallará, que fue una cura pos-alucinación del registro fotográfico y el examen posterior histopatológico, de su pieza quirúrgica. 
 Recientemente escribí un texto para discutir el tema antes relacionado, recordé otros contenidos existentes en la cura aula, ofrecida por Jesús, de los 10 leprosos.
Un espíritu medico, que se materializaba para aliviar enfermos, resolvió ofrecer una clase práctica, para alumnos de medicina espiritual.

A través del médium Gilberto Arruda, el espíritu Dr. Frederik von Stein hizo una cirugía cardiaca, sin hemorragia “significativa” y aun sin utilizar instrumentos cortantes y anestesia convencional.
Stein cambia una válvula mitral cardiaca, con afección congénita, por una nueva, “construida” durante el procedimiento. “Cambio el neumático del coche en marcha”
El paciente, que tambien es médico, presentaba un cuadro clínico conocido como “asma cardiaca”.
Para que no quedase duda, el espíritu convoca, para junto a sí, dos cirujanos (Ronaldo Luiz Gazzola e Paulo Cesar Fructuoso), un cardiologista (Luiz Augusto de Queiroz) y un anestesista (José Carlos Campos). El espíritu medico concordó  que la pieza fuese para examen histopatológico, lo que fue realizado por dos patologistas experimentados.  Los experimentadores médicos encarnados tuvieron una tempestad cerebral.
Dr. Fructuoso dice: “lo que presencie avalaría al más tenaz y resistente de los espíritus. Aun  hoy, pasados tantos años, me cuesta creer que el episodio increíble haya realmente ocurrido”.
 ¿ Alguien irá a pensar que eran cuatro tontos en una alucinación colectiva, ocurrida lejos de los médicos patologistas que recibieron la pieza para el examen histopatológico? 
Posteriormente, en el libro,  donaron los derechos tutoriales al Educador Social Lar de Frei Luiz.
En un texto había comentado que, con las pesquisas de Kardec, se podría en los días de hoy cuestionar el destino de aquellos 10 espíritus, en la época de Jesús, hospedados en cuerpos físicos de leprosos.
Uno de los leprosos volvió para agradecer y dio su testimonio
¿Qué deberían hacer esos médicos con los casos, donde fueron testimonios técnicos o los mismos “asmáticos” del paciente?
El Espiritismo solicita una especie permanente de caridad – " la de su propia divulgación”.
¿El testimonio es fundamental? Por eso, el lector puede conocer detalles de este caso y también de otros, en el libro organizado por Fructuoso.
Algunos procuran el Espiritismo, o incluso a los médiums no espiritas con el don de curar. Ansían la cura de sus cuerpos perecibles y sufridores, pero no se paran a reflexionar sobre lo que la dolencia está queriéndole revelar.  No hacen una reflexión, después de la cura física. Sus comportamientos "posteriores" acaban revelando la inexistencia de la cura espiritual.
La ciencia propiamente dicha tiene por objeto el estudio de las leyes del principio material, el objeto especial del Espiritismo es el conocimiento de las leyes del principio espiritual”.
El don de educar es don de curar.
Los educadores, los estudiosos de la Ética Espirita, de la Medicina Espiritual, son profesionales de la salud del alma, aun poco valorados en el inicio del tercer milenio. Pero, eso va a cambiar.

Luiz Carlos Formiga  Rio de Janeiro

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ALGUNAS FORMAS DE MANIFESTARSE LOS ESPÍRITUS

Cada manifestación es diferente. Nunca sabemos, con seguridad, las intenciones del Espíritu que se aproxima, que problemas nos trae, cuáles son sus características, cual es la razón de su presencia entre nosotros.
 La propia mediúmnidad no es un instrumento de precisión, como un microscopio o un reloj, que funcione, repetidamente, de manera previsible y controlable. El médium es un ser humano ultrasensible, de psicología compleja, encargado en transmitir el   pensamiento de un desencarnado, pero está muy lejos de ser mero aparato mecánico de comunicación, como un teléfono o una radio, aunque no obstante se hable en sintonía y de vibraciones, cuando a el nos referimos. Sus facultades sufren influencias variadas, del ambiente, de su estado de salud, de su problemática intima, de su fe o ausencia de ella, de su interés en el trabajo, que puede fluctuar, de su capacidad de concentración, de su confianza en los compañeros que le rodean y, especialmente, en el dirigente del grupo y, obviamente, de los Espíritus manifestantes. Y hasta estos, que son también seres humanos - no nos olvidemos de esto - varían sus presentaciones, de una para otra manifestación,  según sus propias disposiciones.
Por otro lado, es necesario considerar, también, que hay diferentes formas de mediúmnidad: de incorporación, o psicofónico, de videncia, clariaudiencia, psicografia, así como existen médium que conservan su conciencia durante la manifestación, y médium que pasan a lo que se convino llamar estado "inconsciente".
Es inadecuada la expresión "mediúmnidad inconsciente". El Espíritu del médium no está en estado de inconsciencia, simplemente se aparto de su cuerpo físico, para cederlo al manifestante. Lo máximo que se puede decir es que la conciencia no está presente en el cuerpo físico, o mejor dicho, no se manifiesta a través del cuerpo material, temporalmente ocupado o manipulado por una entidad extraña a su economía. Si el médium se sumergiese, en Espíritu, en el estado de inconsciencia, el manifestante asumiría posesión total de su organismo y  haría con el lo que le pareciese bien.
Existen manifestaciones violentas, y muy libres, durante las cuales los Espíritus incorporados mueven el instrumento mediúmnico aparentemente a su voluntad, haciéndole  gritar, dar puñetazos, levantarse, derrumbar muebles, rasgar libros y cuadernos, y promover disturbios semejantes.
 La mediúmnidad sonambúlica se asemeja al estado de posesión; pero, basta invocar esta, para sentir la diferencia entre una y otra manifestación. El poseso es realmente un médium, pues ofrece condiciones para que otro Espíritu se incorpore en el, pero el médium no es un poseso, en el sentido de que el manifestante pueda hacer, con el, todo cuanto le parezca, en cualquier momento y sin limite de tiempo, o totalmente sin disciplina.
En un grupo mediúmnico en que la supervisión espiritual sea firme y segura, la mediúmnidad sonambúlica puede y debe funcionar perfectamente, pues muchos Espíritus necesitan estar unidos a tales médium. Ellos provocaran disturbios y se agitaran bastante, según los recursos y censuras que encontraran en sus médiums, pero no nos olvidemos de que, los guías espirituales del grupo estarán atentos, para que ellos no cometan desatinos, como el propio médium estará presente y consciente, acompañando atentamente la manifestación, y puede, con certeza, interferir, para que el Espíritu manifestante no se exceda, aunque se le permita una considerable libertad. En casos extremos los orientadores espirituales del grupo también adoptaran medidas de excepción, para contener las manifestaciones mas violentas. Ya tuvimos  oportunidad de presenciar algunos de esos casos, en que el Espíritu es virtualmente "maniatado", por lazos fluidicos invisibles a nuestros ojos, pero de una realidad indiscutible para el, porque lo inmoviliza instantáneamente.
El grupo debe estar, así, perfectamente preparado para innumerables formas de manifestación. Ellas son imprevisibles e inesperadas. El adoctrinador experimentado sabrá identificar prontamente las primeras señales  de la incorporación, cuando el Espíritu comienza a acomodarse a        la organización mediúmnica. Es necesario recordar que, frecuentemente, el Espíritu manifestante esta parcialmente unido al médium, horas, y hasta días enteros, antes de la     _ sesión. En estos casos, cuando se trata de un Espíritu desarmonizado, aunque la manifestación no sea ostensiva, porque esto implicaría admitir mediúmnidad totalmente descontrolada, el médium sufre inevitable malestar físico, dolor de cabeza, presi6n sobre la nuca, sobre los plexos, sensación de angustia indefinible y, hasta incluso, estado febril, postración, irritabilidad, agresividad y varios otros síntomas de desorganización psicosomática.
 El médium experimentado y responsable debe estar preparado para eso. No se asuste, no se aterrorice, no tema y, sobre todo, no deje de comparecer al trabajo, por causa de esas disonancias psicofísicas, pues es eso mismo lo que desean los compañeros desequilibrados, es decir, apartarlo del trabajo.
 Ese envolvimiento puede darse también con los demás participantes del grupo que, aunque no estén dotados de mediúmnidad ostensiva, sufren también terribles presiones de los hermanos perturbados. Uno de los blancos predilectos de esas penosas aproximaciones es el adoctrinador, tenga o no mediúmnidad ostensiva. El cerco en torno de el es permanente, tenaz, implacable, impiadoso, porque los compañeros desencarnados enfermos, creen que neutralizándolo, acaban con el grupo, lo que muchas veces, infelizmente, es verdad.
Este o no este el Espíritu unido al médium antes de la sesión, es cierto que el planeamiento espiritual ya tiene las tareas de la noche distribuidas por anticipación, y en la secuencia que creen más conveniente a la buena marcha de los trabajos. Generalmente, cada médium tiene su propio "estilo", para indicar el inicio de la comunicación: colocar las manos sobre la mesa, respirar con mayor profundidad, dos o tres veces, agitar ligeramente la cabeza o el cuerpo, gemir, levantar los brazos, en una somatología que el adoctrinador, habituado a trabajar con el, sabrá identificar, a fin de iniciar el tratamiento del hermano que se presenta.        
A veces, el Espíritu comienza luego a hablar, o a vociferar, pero, usualmente, el necesita de algunos segundos   ' para apoderarse de los controles psíquicos del médium, y no consigue hablar sino después de haberse acomodado bien a    la organización de su instrumento. El adoctrinador debe aprovechar esos momentos para dar una palabra de            , bienvenida, saludándolo con atención, cariño y respeto. En algunos casos el Espíritu solamente consigue expresarse con mucho trabajo, en virtud de su estado de perturbación, de indignación, o por estar con deformaciones periespirituales que se lo impiden. Otras veces, valiéndose de astucia, o          , preparando celadas, se mantiene en silencio, para que el adoctrinador se canse, en la tentativa de descubrir sus motivaciones, a fin de intentar ayudarlo, con lo que el se divierte bastante.
 En ciertas ocasiones, el viene revestido de un manto de mansedumbre y tranquila seguridad. Dice palabras dulces, nos asegura sus buenas intenciones, nos da consejos. Uno de ellos, cierta vez, comenzó serenamente, con un llamamiento "a los corazones bien formados", en un lenguaje de pacificación y entendimiento. Le digo que estamos dispuestos a la pacificación y al entendimiento, siempre que el venga en nombre de Dios: pero, por más que se esfuerce - cosa extraña! - no consigue pronunciar el nombre de Dios, como yo le pidiera. Por fin, explota en irritación y "abre el fuego", gritando que acabó la farsa. Y derrama un arsenal   de amenazas e intimidaciones.     
Existen los que fingen dolores que no sienten, o mutilaciones que no poseen, como ceguera o falta de la lengua. Miran, con esos artificios, distraer nuestra atención del punto principal de su problemática, o simplemente se    entregan al placer irresponsable de engañar, mistificar, defraudar, o también, como algunos me dicen, a veces, de cansar al médium encargado de darles pases.
De cualquier forma que sea la apertura de la comunicación, el adoctrinador debe esperar, con paciencia, después de recibir al compañero con un saludo sinceramente cortes y respetuoso. Sea quien fuere el que comparezca ante nosotros, es un Espíritu desajustado, que necesita socorro. Algunos vienen mas desarmonizados que otros, pero todos necesitados - y deseosos - de una palabra de comprensión y cariño, por más que reaccionen a nuestra aproximación. Los primeros momentos de un contacto mediúmnico son muy críticos. Aun no sabemos a qué viene el Espíritu, que angustias trae en el corazón, que intenciones, que esperanzas y recursos, que posibilidades y conocimientos. ¿Estará unido a alguien que estamos intentando ayudar? ¿Tiene problemas personales con algún miembro del grupo? ¿Lucha por una causa? ¿Ignora su estado, o tiene conciencia de lo que pasa con el? ¿Es culto, inteligente, o se presenta inexperto e incapaz de sostener un dialogo más sofisticado?
Una cosa es cierta: no debemos subestimarlo. Puede, al principio, revelar una clamorosa ignorancia, y entrar, después, en la posesión de todo el acervo cultural de que dispone. Difícilmente el Espíritu es bastante primario para ser clasificado, sumariamente, como ignorante. Nuestra experiencia acumulada es mucho más amplia de lo que sospechamos.
Mercedes Cruz Reyes-EXTRAÍDO DEL LIBRO “DIALOGO CON LAS SOMBRAS” DE HERMINIO. C. MIRANDA.

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