lunes, 13 de octubre de 2014

Las cuatro estaciones



LAS CUATRO ESTACIONES DE LA VIDA


¿ Ustedes ya notaron la perfección que existe en la Naturaleza?. Una prueba incontestable de la armonía que rige la Creación. Como un poema cósmico. Dios rima la vida humana con el ritmoo de los mundos.
Cuando nacemos es la primavera que eclosiona con sus perfumes y colores. Todo es fiesta. La piel es viscosa. Cabellos y ojos brillan, la sonrisa es fácil. Todo se traduce en esperanza y alegría.
    Delicada primavera, como las niñas que encantan nuestros ojos con su gracia. En esa época todo parece sonreir. Ninguna preocupación perturba el alma.
La juventud corresponde al auge del verano. Estación de calor y belleza, bendecida por las lluvias ocasionales. El sol calienta las almas, se renuevan las promesas.
Los jóvenes creen que pueden con todo, que harán revoluciones en el mundo, que coregirán todos los errores.
Traen el alma aclimatada al entusiasmo. Son impetuosos, vibrantes. Sus impulsos fuertes también pueden ser pasajeros.... como las tempestades de verano.
   Pero la vida corre acelerada. Y un día- qué sorpresa- la fuerza del verano se fué.
   Una mirada al espejo nos muestra arrugas, los cabellos que comienzan a blanquear, pero también apunta una mente  trabajada por la madurez, la conquista de una visión más completa sobre la     existencia. Es la llegada del otoño.
   -En esa estación la palabra es plenitud. El Otoño remite a una época de reflexión y de profunda belleza. Sus paisajes inspiradores, de hojas doradas y cielos de colores increíbles, traducen bien ese momento de nuestra vida.
   En el otoño de la existencia ya no está la ingenuidad infantil o el ímpetu incontenido de la juventud, pero está la sabiduría acumulada, experiencia y mucha disposición para vivir cada momento, aprovechando cada segundo.
En fin, un día llega el invierno. La más inquietante de las estaciones. Muchos temen al invierno, como temen la vejez. Es que olvidan la belleza misteriosa de los paisajes cubiertos de nieve.
¿ Época de recogimiento ?. En parte. El invierno es también la época del corpartir experiencias..
¿ Quien dice que la vejez es triste ?. Puede ser calurosa y feliz, como una noche de invierno delante de  la chimenea, en compañía de los seres amados.
Vejez también puede ser chocolate caliente, sonrisas gentiles, lectura sosegada,generosidad con los hijos y nietos. Basta que no se deje que el frío congele su alma.
Felices seremos si aprovechamos la belleza de cada estación. De la primavera llevamos por la vida entera la expontaneidad y la alegría.Del verano la ligereza y la fuerza de voluntad. Del otoño la reflexión. Del invierno, la experiencia que se  comparte con los seres amados.
El mensaje de las estaciones en nues allá. Cuando se piense con tristeza en la vejez, aparte de inmediato esa idea. Acuérdese que después del invierno surge nuevamente la primavera, y todo recomienza.
Nosotros también recomenzaremos. Nuestra trayectoria no se resume al final del invierno. Hay otras vidas, con nuevas estaciones, y todas inician por la primavera de la edad.
   Después de la muerte, resurgiremos en otros plano de la vida. Y seremos plenos, seremos bellos. Basta para eso amar, amar mucho.
   Amar a las personas, a las flores, a los animales, a los mundos que giran serenos. Amar, en fin, la Creación Divina. Amar tanto que la vida se transforme en una eterna primavera.

Cristina do Amaral
Redacción de Momento Espírita.
Traducción: Jose Luis Martín.

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 ¿Los espíritus inferiores tienen prohibido el acceso a las reuniones serias ?

" No; algunas veces acuden a ellas con el fin de aprovechar las enseñanzas que se os imparten. Pero permanecen en silencio, como atolondrados en una reunión de sabios".
-El Libro de los Médiums -
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PÁGINA A LOS MÉDIUMS.
- Emmanuel-

- ¡ Médiums espíritas !

Cuando os conciencieis relativamente a distancia entre vuestra condición humana y la espiritualidad sublime de la doctrina de luz y de amor que abrazasteis, muchos de vosotros renunciais ante las luchas por realizar.
Con todo comprendemos que casi todos nosotros, los compañeros encarnados y desencarnados, traídos a las tareas del Espiritismo, somos seres endeudados de otras épocas, empeñados al trabajo de perfeccionamiento gradual con el amparo de Jesús.
   Tiranos de entonces. Somos ahora convocados para ejercicios de obediencia y tolerancia para las adquisiciones de humildad.
   Autoridad absorvente que dilapidábamos los bienes que se nos confiaban, en beneficio de todos, nos vemos inducidos en la actualidadm a servir en régimen de carencia a fin de que aprendamos moderación frente a la vida.
   Inteligencias despóticas que abusábamos de la frase escrita o hablada, perjudicando a multitudes, estamos hoy entre inhibiciones y dificultades, en los dominios de la expresión verbal, de modo que reconozcamos cuanto respeto se debe a la palabra.
Criaturas que hacíamos infelices a muchas otras, deteriorándoles la existencia en nombre del corazón, nos hallamos en la actualidad en largos calvarios del sexo a fin de mejorarnos los impulsos del propio amor.
   Nos incluimos en vuestros problemas, aunque de manera temporal sin consolidar los lazos físicos, por cuanto vuestras luchas de hoy fueron las nuestras de entonces, tanto como vuestros conflictos de hoy serán tal vez nuestro mañana, cuando por la reencarnación estemos en la posición que actualmente ocupamos.
   A despecho, no obstante, de todos los obstáculos, insistamos en la construcción del bien y el camino de la sombra para la luz.
   Es natural que tropeceis a través de caídas y desilusiones, muchas veces necesarias para la formación de nuestras mejores experiencias. Entre tanto, no os margineis en el agujero de la ociosidad o en la cueva de la autocompasión.
   Trabajemos comprendiendo y sigamos sirviendo.
   Flaquezas e mperfecciones tenemos aun en nosotros y tal vez por largo tiempo, ya que el mejoramiento espiritual no se consigue facilmente.
    Convenzámonos sin embargo, de que con la adopción de los mejor de nosotros mismos, en la edificación del bien de todos, es como descubriremos la senda trazada para nuestra mejoría y elevación.
  Recordemos.
  El oro no se desprende de la ganga simplemente porque leamos algún compendio de minería ante la grava que lo segrega, aunque el comprendio de minería favorezca las actvidades relacionadas con la extracción y acrisolamiento del oro.
    Para purificarse el metal, en verdad, solo se consigue en el clima del crisol esfogueante.
    Un médico retendrá consigo la ciencia de curar, pero eso no quiere decir que él sea incaccesible a la dolencia, aunque el deber que le cabe es la preservación del equilibrio orgánico.
    Un día Jesús nos afirmó que los obreros del Evangelio serán conocidos por sus frutos. Y Allan Kardec, en el item 10 del capítulo XiX del Evangelio según el  Espiritismo os compara a los árboles provechosos. No nos será lícito olvidar que todos los árboles de la Tierra, por más preciosos que sean, lanzan hojas, flores y frutos en dirección a los cielos, mas ninguno de ellos producirá si no tuviera las raíces vinculadas a los ingredientes en el suelo.

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POR QUÉ SER ESPÍRITA

 El otro día un hermano hizo esta pregunta, y quedó dando vueltas en mi mente una y otra vez. En la meditación matutina del 28/1/2010 recibí esta comunicación.
Es el espiritismo una doctrina clara y sencilla. Su propósito principal es ayudar al hombre a ser mejor ser humano, y practicar la doctrina es cultivar el amor entre todos los hermanos como nos enseño Jesús.
El deber de un espirita es conocerse bien a si mismo, con sus virtudes y sus defectos para poder así, trabajar en su mejoramiento, trabajar de forma consciente para mejorar sus imperfecciones.
Para lograrlo solo es necesario dedicar todos los días un rato a la meditación y al auto análisis. A través del espiritismo, si lo practicamos sinceramente, seremos mejores hijos, hermanos, padres, esposos y amigos, seremos mejores seres humanos.
El espiritismo nos enseña que somos espíritus inmortales, que no debemos temer a la muerte, pues el espíritu sobrevive a este momento, que no es más que un tránsito hacia la vida espiritual. Que la vida espiritual es la verdadera vida del espíritu, y que en ella continuamos aprendiendo y acumulando experiencias que nos hacen mejores.
Que luego reencarnamos y ponemos en práctica lo aprendido, y en este ciclo vamos convirtiéndonos en espíritus cada vez mejores y acercándonos paso a paso a la luz Divina, al Ser creador de todo el universo, a esa energía que llamamos Dios.
Y la doctrina nos enseña que este ciclo es un camino hacia el progreso, pues Dios ha creado el universo regido por leyes naturales y el progreso es una de ellas.
Y la doctrina nos enseña también una verdad sencilla e infalible, cuya comprensión nos va a ayudar a comprender nuestras circunstancias y como podemos cambiarlas; esta verdad es la ley de afinidad, atraemos a nuestras vidas circunstancias, personas y espíritus afines a nuestros pensamientos.
Es decir, que la calidad de nuestro pensamiento determina la calidad de la energía que vibra a nuestro alrededor y con ello, lo que atraemos. De ahí la importancia de nuestra elevación moral.
Somos los artífices de nuestra vida, tenemos libre albedrío para practicar el bien o apartarnos de él; para esforzarnos cada día en ser mejores y comprender que con amor, paciencia, tolerancia, bondad, construimos un futuro mejor para nosotros mismos y para aquellos que nos rodean.
Y la Doctrina Espírita es mucho más, es la justicia de la ley de causa y efecto, que nos enseña que cada acción nuestra tiene un resultado, una consecuencia acorde con la misma, y esta consecuencia vendrá a nosotros indefectiblemente, ya sea en esta vida o en una vida futura. Y esta ley explica las desigualdades que tanto nos acongojan; y es también una luz que nos inspira a cultivar el bien.
Hay mucho mas para descubrir en la doctrina espírita, pero estas sencillas razones que hemos expuesto, bastan por si solas para decir: "Yo quiero ser Espírita"

Psicografiado 28 de enero 2010
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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MEDIUMNIDAD 
Y SERVICIO

Ahora que las clausulas religiosas comienzan a abrirse y el aislamiento sacerdotal se convierte en vivencia social, sería curioso si los espíritas instituyesen un sistema de segregación para los Médiums. Tanto más que el Espiritismo es una doctrina abierta, solo comparable al cristianismo primitivo de los tiempos en que Jesús y sus discípulos vivían en medio del pueblo, sirviendo a Dios en el servicio a los hombres.
La mediumnidad no es privilegio, no es concesión especial, sino facultad humana natural. Todos la poseemos, en mayor o menor grado, conforme a nuestras necesidades. Así como debemos emplear nuestra inteligencia y nuestras habilidades al servicio del prójimo, así también debemos utilizar nuestra mediumnidad en la buena orientación de las relaciones sociales.
El médium aislado sería un contrasentido, como la lámpara debajo del celemín,como nos dice el Evangelio. Su función no es esconder la luz que posee, sino la de irradiarla en beneficio de todos.
La misión mediúmnica es semejante a todas las demás misiones que el espíritu, al encarnar, trae para la Tierra. La naturaleza social de la mediumnidad condiciona al médium para todas las exigencias de las relaciones humanas. En verdad, la sociabilidad atiende en la mediumnidad su más alto grado, pues el médium es el individuo colocado al servicio de dos colectividades, la visible y la invisible.
Su función social trasciende el plano horizontal de las relaciones existenciales, estableciendo las relaciones del plano vertical entre el hombre y los espíritus, y esas relaciones, hasta entonces consideradas sobrenaturales, son hoy reconocidas como naturales, comunes en todas las criaturas.
Como Emmanuel acentúa, los médiums, por más elevados que sean, no pasan de ser criaturas en rescate de los errores del pasado. Aislarlos, negarles el derecho a la vida normal de los hombres, frustrarles a la experiencia de la vida, sería retroceder en el tiempo, olvidando los principios fundamentales del espiritismo para caer de nuevo en el concepto de los privilegios espirituales.
Mediumnidad es servicio, sobretodo servicio fraterno, que solo puede ser realizado con provecho en el hombro a hombro de la vida en común.
- Herculano Pires- (Hermano Saulo)
Artículo publicado originalmente en la columnca dominical "Chico Xavier pide licencia" del periódico Diario de S.Paulo, en la década  de los 70.

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