Después de haber negado durante mucho tiempo la realidad de los fenómenos espíritas, algunos de sus contradictores, ya vencidos por la evidencia, cambian ahora de táctica y nos dicen: Sí, el Espiritismo es una verdad, pero la práctica de él está llena de peligros. No puede negarse que el Espiritismo ofrece ciertos peligros para los imprudentes que, sin estudios previos y sin preparación, sin método y sin una eficaz protección se entregan a la investigación de lo oculto. Haciendo de la experimentación un juego, una diversión frívola, no logran más que atraerse los elementos inferiores del Mundo Invisible, cuyas influencias fatalmente sufren. No obstante, se ha hablado de estos peligros con marcada exageración. Naturalmente que, como en todo, es bueno tomar ciertas precauciones. La Física, la Química, la Medicina exigen prolongados estudios, y el ignorante que sin preparación alguna pretendiese manejar sustancias químicas, tóxicas o explosivas, expondría a serios peligros su salud y aun su propia vida.
No hay en este mundo una sola cosa que no sea buena o mala, según el uso que de ella se haga. En todo caso, es injusto hacer notar el lado malo de las prácticas espíritas sin señalar, al mismo tiempo, los beneficios que de las mismas se extraen, los cuales son mucho más importantes que los abusos y las decepciones. No hay progreso ni descubrimiento que no haya realizado con algún peligro para el hombre. Si los pueblos, desde los tiempos más antiguos, no se hubieran atrevido a cruzar los mares porque la navegación ofrecía grandes riesgos, ¿qué hubiera sucedido?
La humanidad, fraccionada en mil familias, hubiera vivido confinada en los continentes, desaprovechando los beneficios inmensos que logra ahora con los viajes y el comercio. El Mundo Invisible es también un vasto océano profundo, sembrado de escollos, pero también lleno de riquezas y de vida. Tras el velo del Más Allá se agita una multitud innumerable que tenemos mucho interés de conocer, pues en ella está depositado el secreto de nuestro porvenir. De ahí la necesidad de estudiar y explorar ese Mundo Invisible, requiriendo la contribución de las fuerzas y los recursos inagotables que encierra, tan ricos y poderosos, que los de la Tierra han de parecernos cada día más escasos y mezquinos. Por otra parte, aun suponiendo que nosotros pudiésemos desinteresarnos del Mundo Invisible, no por eso dejaría él de interesarse por nosotros. Su acción sobre la humanidad es constante, estamos sometidos a sus influencias y sugerencias. Quererlo ignorar, es quedarnos voluntariamente desarmados ante él. Mientras que, mediante un estudio metódico, aprendemos a atraer sobre nosotros las fuerzas bienhechoras, los auxilios y las influencias buenas que contiene; aprendemos a alejar a las fuerzas nefastas, reaccionando contra ellas por medio de la voluntad y la plegaria. Todo depende de la manera cómo se empleen y la dirección que se imprima a nuestras fuerzas mentales.
¡Cuántos y cuántos males, cuya causa no conocemos, dado que ignoramos estas cosas, podrían evitarse por medio de un estudio profundo y consciente del Mundo Invisible! La mayoría de los neuróticos y de los alucinados, que trata sin éxito alguno la Medicina oficial, no son más que enfermos de obsesión, susceptibles de ser curados por medio de las prácticas espíritas y magnéticas. Dios ha puesto al hombre en medio de un océano de vida, de un mar inagotable de fuerzas y de potencias, dándole además la inteligencia, la razón y la conciencia para que aprenda a conocer y conquistar esas fuerzas, utilizándolas en su bien. Por medio de este constante ejercicio llegaremos a desarrollar completamente nuestro Ser, estableciendo su imperio sobre la Naturaleza, el dominio del pensamiento sobre la materia, el reino del Espíritu sobre el mundo. Es ése el más sublime y elevado objetivo que podemos dar a nuestras existencias. En vez de apartar de él al hombre, enseñémosle a caminar a su encuentro sin ninguna duda. Estudiemos, escrutemos el Universo en todos sus maravillosos aspectos, bajo todas sus formas. El saber es el bien supremo, pues de la ignorancia provienen todos los males.
Leon Denis
Extraído del libro "En lo invisible"
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LOS PENSAMIENTOS
( COMUNICADO ESPIRITUAL)
Es muy importante entender que todo lo malo que pensemos nos puede causar problemas, ya sea propiamente mental o propiamente físico. El pensamiento es fuerza creadora y es muy importante estar pendiente con todo pensamiento malo, tendremos una reacción desorganizada en nuestra propia mente y en nuestro cuerpo físico. Todo lo que pensamos causa esa reacción dentro de nosotros que además tenemos que sumar que nuestro pensamiento si lo creamos con una vibración mental baja se unirá inmediatamente a otros de igual condición, de lo contrario, si son pensamientos buenos, eso hace que nuestra condición vibratoria sea mejor, mas elevada, uniendo nuestros pensamientos a otros pensamientos mejor organizados y más sanos.
Tenemos que comprender que nuestra mente siempre está generando pensamientos que su fuente esta en el espíritu, en nuestra alma, por lo tanto, es importante que siempre pongamos especial atención con lo que pensamos, pues mientras pensamos esos pensamientos se van extendiendo a nuestro alrededor y hace que atraiga a otros que piensan igual, es como si todo lo que pensamos lo dijéramos a través de un altavoz, lo escucharía cualquiera en su radio de acción. Todo pensamiento atrae a otro pensamiento igual, y como a nuestro alrededor tenemos un mundo espiritual, esos espíritus que piensen igual vendrán a nuestro lado por la ley de afinidad, esto es, todo individuo pensante atrae a otro igual.
En la actualidad no se tiene muy presente lo que la criatura humana piensa, pues mientras nosotros pensamos creamos como una especie de atracción que vendrán con nosotros haya donde estemos. Nuestros pensamientos deben de ser siempre observados y siempre tenemos que tener prudencia, nunca hablemos mal de nadie, pues esos pensamientos tóxicos pueden perjudicar a la persona pero también ese mal que provocamos, toma mucha atención, volverá a nosotros con inquietudes o con mal estar. Por eso no hablemos mal de nadie, no odiemos a nadie, tengamos nuestro pensamiento más elevado, no tenemos que preocuparnos que otros hablen mal de nosotros, o que otros nos odien, eso no es lo importante, lo importante es que nosotros no lo hagamos, porque los pensamientos que creamos y pensamos mal de alguien eso lo creamos nosotros y todo mal que se crea vuelve a la fuente, también eso ocurre con buenos pensamientos que nos generaran tranquilidad y mas felicidad disponiendo poco a poco de una mente sana.
Por esto, siempre tenemos que intentar gobernar lo que pensamos, entender que todo nuestro pensamiento alejado de las enseñanzas de Jesús, nos puede causar sufrimientos y que todo pensamiento bueno nos dará calma. Siempre buscamos un medico cuando sentimos dolor en nuestro cuerpo, entre tanto, busquemos a Jesús para nuestra alma, con pensamientos buenos y más sanos. Si no hacemos determinadas cosas para no dañar nuestro cuerpo, si comemos cosas sanas para no engordar, si hacemos deporte para estar más sanos, si cuidamos nuestra imagen, con peinados modernos, con maquillaje y bronceados para resaltar nuestra elegancia y compramos vestidos y trajes para tener una imagen elegante, si cuidamos todo lo exterior y no procuramos cuidar nuestro interior, nuestro pensamiento, entonces nuestro exterior comenzara a dañarse en cualquier momento, porque pensamientos negativos producen enfermedades en el cuerpo, la cólera perjudica el corazón, la tensión, la ansiedad, enferma el estomago, todo lo que pensemos si está mal enfocado causara un dolor en nuestro organismo.
Por esta razón y por muchas otras tengamos presente que cuidar nuestro exterior es necesario, pero nuestro interior es imprescindible. Comencemos a tener pensamientos saludables, y si tenemos rencor, la envidia, los celos, el odio, tengamos cuidado y no los mantengamos en nuestro interior, tengamos siempre una actitud positiva en frente de la vida y vivíamos siempre con alegría confiando en Dios y nunca nos dejemos arrastras por la tristeza ni por el desaliento, pues esta, también, nos pueden arrastrar a la depresión que es como una bomba en nuestro interior que siempre tenemos que evitar. Confiemos en Dios y aprendemos de Jesús.
Espíritu Rafael.
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LAS REFLEXIONES DE MERCHITA
Queridos amigos, si miramos un poco para atrás, y abrimos de par en par nuestra ventana al exterior, vemos que las cosas no son iguales, el horizonte es distinto, se ha mejorado o empeorado, seamos optimistas y veamos la vida como un precioso regalo, una gran oportunidad para luchar en el campo de nuestras propias batallas.
Sabemos que la historia nos muestra los numerosos siglos que fueron precisos para llegar al grado de civilización que hemos llegado. Sin embargo observamos que el avance material ha sido grandioso, pero los hombres aún seguimos siendo imperfectos, espiritualmente aún hemos avanzado muy poco, las virtudes escasean aún en muchos hombres y el vicio es el causante de que ellas no florezcan; el egoísmo sofoca el amor. Todos mantenemos una lucha en la sociedad donde nos desarrollamos, siendo muchas veces victimas o mártires; y en eso consiste el mérito y el progreso para los Espíritus encarnados en la Tierra.
Todos hemos de procurar hacer el bien para progresar y en eso estamos, manteniendo una lucha interna, del hombre nuevo que somos ahora, con el hombre viejo que fuimos, y es cierto que todos los que nos rodean se benefician de ese esfuerzo pues poco o mucho ellos progresan también con nuestros buenos ejemplos y con nuestra buena forma de actuar y de comportarnos.
Un día, no muy lejano, cuando volvamos al otro lado de la vida, si hemos trabajado y hemos conseguido ser mejores personas, no necesitaremos volver más al planeta Tierra a no ser que sea con una misión, como guía de la humanidad.
El Espiritismo es una ciencia eminentemente práctica, que enseña a los hombres las dos grandes virtudes sobre las cuales reposa toda la moral humana y sabemos que esta es la justicia y la solidaridad, y ello no es otra cosa, que el progreso en el orden moral.
Muchos nos preguntamos alguna que otra vez, ¿Dónde está la recompensa del bien cumplido? Y esta es el propio bien, un bien hecho, nos da un estado de gozo, de alegría interna, de satisfacción. Al igual que cuando hacemos el mal, nuestra conciencia se encarga de martirizarnos, el remordimiento, nos hace estar inquietos, pesarosos, amargados, sin tranquilidad.
El hombre es para sí mismo su propio compensador o su propio verdugo. Dios no castiga ni recompensa a nadie. Sabemos que una ley inmutable, una justicia inmanente presiden el orden del universo y las acciones del hombre. Todo los actos que cometemos encierran sus consecuencias. Dios deja al tiempo el cuidado de realizarlas.
El cielo o el infierno están en nuestras conciencias, todos traemos en el alma nuestra alegría o sufrimiento, la gloria o la miseria, conforme a los méritos o deméritos.
El Espiritismo nos torna mejor al darnos una noción clara de la vida, de nuestro destino, y esto hace que poco a poco estemos educándonos moralmente en sí mismos, individualmente y también socialmente, tratando ser mejores con nuestros hermanos.
Nosotros como espiritas sabemos que nos podemos poner en comunicación con el mundo invisible, estamos desarrollando la mediúmnidad pues sabemos que ella está en germen en cada uno de nosotros.
La mediúmnidad constituye una serie de fenómenos psíquicos y espirituales. Recordemos que las leyes del universo están en total armonía, y que, consecuentemente, nosotros que somos espíritus, solo nos podemos comunicar con el mundo de los espíritus por los sentidos del espíritu. Es un sexto sentido, que completa la naturaleza humana, es la percepción espiritual, es la mediúmnidad.
Todos podemos perfeccionar la mediúmnidad, si la poseemos ostensivamente, que es cuando en realidad nos podemos catalogar de médiums. Ella es desenvuelta por el ejercicio, por el entrenamiento, por la experimentación. Pero es preciso para eso dejarnos dirigir por los propios Espíritus; porque son ellos los que preparan y forman a sus médiums, como un maestro sabio forma al operario que lo debe ayudar y servir.
El Espiritismo es el futuro de la religión y poco a poco sus adeptos aumentan y se expanden sus enseñanzas. Como su nombre indica el Espiritismo es la más alta y la más científica forma del espiritualismo. El es, al mismo tiempo, una ciencia positiva, una filosofía moral, una solución social. Bajo todos esos títulos, responde admirablemente a las exigencias del pensamiento moderno, a las necesidades del corazón humano, a las aspiraciones elevadas del alma. Los progresos del futuro confirman cada día más sus enseñanzas y su doctrina: podemos, pues, afirmar que el espiritismo es el Credo futuro de la humanidad.
- Merchita-
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Para Cicerón, virtud es la fuerza viril o valor moral que se sobrepone al sufrimiento y a la muerte.
Y afirmaba Aristóteles que el "el hombre virtuoso es aquel que encuentra placer en hacer actos de virtud".
Con eso, la virtud se transforma en el hábito del bien, pues se incorpora al modus operandi del individuo, tornándose parte integrante de su naturaleza.
La virtud siempre trabaja fiel a las manifestaciones psicológicas y delante de las leyes, creando necesidad de actuar y produciendo placer al realizarlo´
El hombre la adquiere con el esfuerzo dirigido al bien que lo inspira, e, insistiendo en practicarla, conforma su vida a sus dictámenes.
Para conseguir esa disposición es imprescindible adquirir el conocimiento del bien: es decir, que el hombre sepa del valor moral de sus actos, de acuerdo con las leyes morales.
Así, la tendencia al bien es el primer paso para la virtud: su realización se transforma en experiencia estimuladora; pero, sólo es virtud cuando se constituye en un hábito natural, consciente y placentero.
El motivador de la virtud y su alimento es el amor al bien, como afirmaba Aristóteles, que el "hombre virtuoso es aquel que hace del bien, una necesidad imprescindible, que pone su felicidad en el bien"
Solamente los hombres libres interiormente poseen la virtud, porque sus actos son resultado de su libre determinación, por orden intima de su voluntad personal.
San Agustin, que la adquirió con gran esfuerzo y perseverancia, repasando mentalmente, antes de acostarse, todos sus actos para verificar en cuales no fuera correcto y poder corregirlos al día siguiente, enseñaba: "Virtud es la buena cualidad del ánimo, por la cual se vive bien y la cual nadie usa mal" de acuerdo con su razonamiento moral.
Así el hombre se inclina moralmente a una constante acción del bien que le hace bien a través de los actos buenos .
Con eso, la virtud se transforma en el hábito del bien, pues se incorpora al modus operandi del individuo, tornándose parte integrante de su naturaleza.
La virtud siempre trabaja fiel a las manifestaciones psicológicas y delante de las leyes, creando necesidad de actuar y produciendo placer al realizarlo´
El hombre la adquiere con el esfuerzo dirigido al bien que lo inspira, e, insistiendo en practicarla, conforma su vida a sus dictámenes.
Para conseguir esa disposición es imprescindible adquirir el conocimiento del bien: es decir, que el hombre sepa del valor moral de sus actos, de acuerdo con las leyes morales.
Así, la tendencia al bien es el primer paso para la virtud: su realización se transforma en experiencia estimuladora; pero, sólo es virtud cuando se constituye en un hábito natural, consciente y placentero.
El motivador de la virtud y su alimento es el amor al bien, como afirmaba Aristóteles, que el "hombre virtuoso es aquel que hace del bien, una necesidad imprescindible, que pone su felicidad en el bien"
Solamente los hombres libres interiormente poseen la virtud, porque sus actos son resultado de su libre determinación, por orden intima de su voluntad personal.
San Agustin, que la adquirió con gran esfuerzo y perseverancia, repasando mentalmente, antes de acostarse, todos sus actos para verificar en cuales no fuera correcto y poder corregirlos al día siguiente, enseñaba: "Virtud es la buena cualidad del ánimo, por la cual se vive bien y la cual nadie usa mal" de acuerdo con su razonamiento moral.
Así el hombre se inclina moralmente a una constante acción del bien que le hace bien a través de los actos buenos .
( extraido del libro "Hacia las estrellas ".)
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