Variadas pueden ser las repuestas, según los conocimientos y creencias de cada cual.
Para muchos, es el final de la vida, el final de todo.
Para otros, es un fantasma aterrador que «arbitrariamente» les priva de la vida, de sus placeres y lujos, de sus comodidades o del poder de autoridad que disfrutan. Y a todos éstos, les asusta pensar en lo que pueda haber después de ese accidente.
Para otros, sin embargo, es el descanso, el final de una vida de sufrimientos, entre quienes hay que esperan un más allá feliz, aunque desconocido, y quienes no esperan nada (pero, aún éstos tienen sus dudas).
Muchos esperan ser recibidos en el Cielo, por pertenecer a alguna de las creencias religiosas y haber cumplido con los dogmas y requisitos que la misma establece. Sin embargo, las religiones, por sí mismas, no salvan a nadie; porque todas las religiones y seudorreligiones, con sus rituales y dogmas contrarios a la lógica y a la razón, son creación de los hombres. Al pasar el umbral del Más Allá, al entrar en la cuarta dimensión: ASTRAL, las religiones no tienen valor alguno y sólo cuentan las buenas obras realizadas. La verdadera religión es la que profesó el sublime Nazareno y otros grandes mesías: la religión del amor universal, sintetizada en estas frases: «AMA A TUS SEMEJANTES COMO TE AMAS A TI MISMO», porque «SOLO POR EL AMOR SERA SALVO EL HOMBRE».
Para algunos otros, la muerte es el final de una jornada más, de la cual llevan un bagaje de conocimientos y experiencias, o de una misión cumplida, y esperan la muerte con confianza y hasta con deseo; porque, para éstos, la llamada muerte no es más que el tránsito de una vida a otra vida plena de actividad y esplendor, es disfrutar de la libertad, libre ya de la prisión que para el Espíritu es el cuerpo carnal.
Como puede apreciarse, aunque igual en apariencia, cada cual tiene formada una idea diferente de ese trance: acertada a desacertada.
En realidad, la muerte viene a ser el final de una jornada
y el comienzo de una nueva vida, para mejor o para peor. según haya sido el comportamiento. Es el fenómeno de la resurrección, ya que el ser real resucita verdaderamente a una vida nueva. Por medio de ese trance, tan temible para algunos, el Ser real, Espíritu, deja el vehículo físico-carnal que ya no necesita ni le sirve para la vida en esa otra dimensión. Diremos, desencarna.
Ahora bien. Debemos tener presente que, al cruzar el umbral de entrada en esa otra dimensión desconocida (desconocida para la gran mayoría, por haber sido ocultada y su divulgación perseguida por los convencionalismos), llevamos los mismos pensamientos y sentimientos, creencias y tendencias, amor u odio, y deseos que mantenemos en la vida humana.
De inmediato se produce una turbación que varía mucho en cada caso, es un oscurecimiento de las facultades mentales, como cuando encarnó, pero más bien corto, aunque depende de la condición moral. Esto acontece en la generalidad de los casos por enfermedad; pues, en las muertes violentas, es muy diferente. Los seres ya muy progresados, despiertan momentos después de entrar el cuerpo físico en estado de coma y agonía (muy suave y apenas perceptible en los buenos), surgiendo a la vida espiritual y asisten conscientes a la extinción de la vida de su cuerpo carnal, elevándose seguidamente a las moradas celestes, cuyo resplandor ya vislumbran. Pero para los egoístas, malvados y aquellos apegados a la vida material, esa turbación puede durar mucho tiempo, años, según haya sido su vida. Y aquellos que sólo hayan vivido para los placeres de los sentidos, acumulación de riquezas y poder mal habidos; los hipócritas, malvados y criminales en diversas clases sociales; todo aquél que haya abusado de su autoridad, haya engañado o estafado, etc.; son los que sufren mayor turbación, despertando en una oscuridad tenebrosa, denominada también tinieblas, y en las cuales pasan sumidos por un tiempo que varía también en cada caso, y que es causa de la desesperación que es de suponer. En
muchos casos, estas tinieblas van acompañadas de horribles visiones y sufrimientos, cuyo fin no pueden vislumbrar. Y aquí es... «el crujir de dientes» que refiere el Evangelio.
EL ALMA COMIENZA, ENTONCES, A PENETRAR EN LA ESENCIA DE LA LEY DE CONSECUENCIAS, ENCONTRANDO EN SI MISMA LOS RESULTADOS DE SU VIDA FINITA.
¡Cuánto pesan las creencias equivocadas al pasar ese umbral!
¡Cuántos van engañados con promesas de salvación gratuita que no pueden ser cumplidas! ¡Qué doloroso despertar les espera!
Sólo la práctica del bien, las buenas obras practicadas con verdadero amor en nuestro diario vivir, serán las que únicamente podrán salvar el alma de los sufrimientos al pasar el umbral, y elevarse hacia las moradas de felicidad.
La llamada muerte, ese trance inevitable, suave en unos y doloroso en otros, no cambia en lo más mínimo la condición psicológica del ser; ni puede transformar un ser inferior en superior. En este aspecto, sigue vibrando en la misma tónica; más cuanto que, en muchas de las veces, ni se percata que ha fallecido (especialmente los materialistas y negadores de la supervivencia del alma), hasta pasar un tiempo que varía mucho en cada caso.
Necesario es quitar de la mente, ese concepto del «descanso eterno«, esa creencia en el eterno descanso del alma; ya que, la mente humana jamás descansa. La muerte no existe como realidad; pues, todo individuo sigue existiendo como ente real, toda vez que sigue pensando y sintiendo. «Cogito, ergo sum» —de Descartes. Pienso, luego existo. La muerte existe como trauma psicofisiológico, como fenómeno transitorio de una modalidad de vida a otra, de un cambio o tránsito de una vida vegetativa a una modalidad diferente de vida espiritual, al igual que la metamorfosis de la crisálida en mariposa. Es un acto de liberación del Espíritu, que vuelve a la vida del espacio, a la cual pertenece, vida más real que esta vida física actual; contrario al nacimiento, que es una prisión por un tiempo, pero necesaria como vía de progreso. Porque, en realidad, la vida del Espíritu es en el espacio.
Sebastián de Arauco.
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EL PASE EN UNA CONCISA ANOTACIÓN ESPIRITA
El biólogo Richard Monezi, maestro de la fisiopatología experimental de la Facultad de Medicina de la USP e investigador de la unidad de Medicina Comportamental de la Unifesp, estudió a fondo la técnica de imposición de manos [pase]. Recordemos en la actualidad el pase es empleado por otras religiones, que lo presentan bajo nombres y diversas apariencias (bendición, unción, Johrei, Heike, bendiciones), más allá de lo que las personas sin cualquier relación con movimientos religiosos también lo emplean.
Para Monezi, los datos preliminares apuntan que la práctica del pase genera cambios fisiológicos, como la disminución de la depresión, de la ansiedad y de la tensión muscular, más allá del aumento del bienestar y de la calidad de vida. resaltamos que la Doctrina de los espíritus clarifica mejor y explica las funciones del periespiritu, que “es el órgano sensitivo del espíritu, por medio del cual este percibe cosas espirituales que escapan a los sentidos corpóreos” (1), más allá de el mismo interactuar de forma profunda con el cuerpo biológico, razón por la cual las energías transmitidas por el pase y recibidas inicialmente por los centros de fuerza (2), atienden a cuerpo físico a través de los plexos (3), proporcionando la renovación de las células enfermas.
“Así como la transfusión de sangre representa una renovación de las fuerza físicas, el pase es una transfusión de energías psíquicas, con la diferencia de que los recursos orgánicos (físicos) son retirados de un reservatorio limitado, y los elementos psíquicos son del reservatorio ilimitado de las fuerzas espirituales.” – explica el Espíritu Emmanuel. (4) Recordemos que Jesús utilizó el pase “imponiendo las manos” sobre lo enfermos y los perturbados espiritualmente, para beneficiarlos. Y enseñó esa práctica a sus discípulos y apóstoles, que también la emplearon largamente. Entretanto, es en las huestes espiritas que el pase es mejor comprendido, más también largamente difundido y utilizado, “dispensando cualquier contacto físico en su aplicación.” (5)
Según Ricardo Monezi, “uno de los centros que avalan el asunto es la respetada Universidad de Stanford, en los Estados Unidos. La física actual no consigue clasificar la naturaleza de esa fuerza, más varios estudios indican que se trata de energías electromagnéticas de baja frecuencia.” (6) Tiago escribió: “toda buena dadiva y don perfecto viene de lo alto”. (7) Si, las energías magnéticas y la práctica del bien pueden admitir las expresiones más diferentes. Sus esencias, con todo, son continuamente las mismas ante el Soberano de la Vida.
Los pases podrán ser espirituales, en función del magnetismo proviniendo de hermanos desencarnados que participan de los procesos, y humanos, a través del magnetismo animal del propio pasista encarnado. “la cura se opera mediante la substitución de una molécula enferma por una molécula sana. El poder curativo estará, pues, en razón directa de la pureza de la substancia inoculada; más depende, también, de la energía, de la voluntad que, cuanto mayor fuera, tanto más abundante emisión fluídica provocará y tanta mayor fuerza de penetración dará al fluido. “ (8) Es importante explicar, sin embargo, que el tratamiento espiritual a través del pase, ofrecido en la Casa espirita, no dispensa el tratamiento médico.
Infelizmente toda la belleza de las lecciones espiritas, que provienen de la fe racional en el poder de las energías magnéticas por el pase, desaparece ante las gimnasticas pretensiosas y burlescas de tratamientos espirituales actualmente practicados en algunas instituciones espiritas mal dirigidas. El pase no podrá, en tiempo alguno, ser aplicado con movimientos bruscos, ni sirviéndose de los malabarismos manuales, estallidos de dedos, canticos extraños y, mucho menos aun, estando incorporado y, psicotónicamente, verbalizando “consejos” para el receptor. Eso no es practica espirita.
“El pase deberá siempre ser administrado de modo silencioso, con sencillez y naturalidad.“ (9) En la casa espirita no se admiten las escenas y gesticulaciones en las que hoy se envolvieron terapia exquisitas tales como la apometrias, desobsesión por corriente magnética, “choques anímicos", cristal terapias (poderes de las piedras???) cromoterapias (poderes de los colores???) y otras “terapias” mitológicas, generalmente vinculadas a antiguas corrientes espiritualistas de Oriente o de origen místico, ilusionista y fetichista. Es siempre bueno recordar a tales adeptos fervorosos que todo el poder y toda la eficacia del pase genuinamente espirita dependen del espíritu y no de la materia, de la asistencia espiritual del médium pasista y no de el mismo.
Por consiguiente, en la aplicación del pase se hacen necesarios la gesticulación violenta, la respiración sofocante o el bostezo continuo, y que tampoco hay necesidad de tocar al asistido. “La transmisión del pase dispensa cualquier recurso espectacular”. (10) Los escenarios de preparación - "las manos erguidas y a lo alto y abiertas, para la supuesta captación de fluidos por el pasista, manos abiertas sobre las rodillas, del paciente, para la mejor asimilación fluídica, brazos y piernas sin cruzar para no impedir el libre acceso de los fluidos, y así en adelante- solo sirven para ridicularizar el pase, al pasista y al paciente.” (11) La formación de las llamadas “corrientes” mediúmnicas, con el ajustamiento de el médium en torno del paciente “ a las “corrientes” con las manos dadas o dedos tocándose sobre la mesa – condenadas por Kardec, no son nada más que residuos del mesmerismo del siglo XIX, inútiles, supersticiosos y ridículos.” (12)
El pase es oración, concentración y donación. “La oración es prodigioso baño de fuerzas, tal a la vigorosa corriente mental que atrae”. (13) Por ella, consigue el pasista dos cosas importantes y que aseguran el éxito de su tarea: expulsar del propio mundo interior los sombríos pensamientos renacientes de la actividad común durante el día en las luchas materiales. Sorber del plano espiritual las sustancias renovadoras de que se repleta, a fin de conseguir operar con eficiencia, a favor del próximo presente o distante del local de su aplicación.
Pese a los místicos que aun no comprenden y crean confusiones al aplicar el pase, reconocemos que muchos encarnados y desencarnados son beneficiados por el, pues sabemos que es manifestación del amor de Dios, ese sentimiento sublime que abarca a todos y los alivia. Nos importa recordar, sin embargo, un pensamiento Xavieriano: el pase, tal como terapia, no modifica necesariamente las cosas, para nosotros, más si puede modificarnos a nosotros en relación a las cosas.
Jorge Hessen
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"Hay un pequeño libro de Kardec que muchos dirigentes subestiman, limitándose a aconsejar su lectura a los legos y a los novicios. Es exactamente El Espiritismo en su más simple expresión. Este opúsculo es un precioso orientador doctrinario que los dirigentes deben leer siempre. Otro pequeño gran volumen aconsejable es Qué es el Espiritismo, también de kardec. Y como lectura auxiliar, de gran poder esclarecedor, aconsejamos El Consolador que prometió Jesús, Del Espíritu Emmanuel. Principalmente ahora, en este tiempo de confusiones que estamos atravesando, los dirigentes de Centros, Grupos Familiares y demás organizaciones doctrinarias deben tener esos libros como lectura diaria obligatoria.
"Además de las confusiones habituales entre Umbanda y Espiritismo, Esoterismo, Teosofía, Ocultismo y Espiritismo, existen otras formas de confusión que vienen siendo difundidas en el medio espírita. Son las confusiones de origen mediúmnico, oriundas de comunicaciones de Espíritus que se presentan como grandes instructores, dando siempre respuestas e informaciones sobre todas las cuestiones que les son propuestas. Un ejemplo de ello es Ramatís, cuyos mensajes vienen siendo distribuidos profusamente.
Cualquier estudioso de la Doctrina percibe que se trata de un Espíritu seudosabio, conforme a la calificación de Kardec en la 'escala espírita'. Sin embargo, tales mensajes están adquiriendo un papel de sucedáneos de las obras doctrinarias, induciendo a los expositores espíritas a hacer afirmaciones ridículas en sus manifestaciones doctrinarias, con evidente perjuicio para el buen concepto del movimiento espírita. "No es de hoy que existen mensajes de esa especie. En todos los tiempos Espíritus mixtificadores, los falsos profetas de la erraticidad- como decía Kardec- y Espíritus seudo -sabios, que se juzgan grandes misioneros trabajan, consciente o inconscientemente, en la ingrata tarea de ridiculizar al Espiritismo. Pero la responsabilidad de quienes aceptan y divulgan esos mensajes no es menor que la de los Espíritus que los transmiten. Por eso es necesario que los dirigentes esclarecidos no crucen sus brazos, indiferentes ante esas oleadas de pertubación, tratando de abrir los ojos de quienes se dejan llevar por ellas.
"El Espiritismo es una doctrina de buen sentido, de equilibrio, de esclarecimiento positivo de los problemas espirituales, y no de hipótesis sin base o de suposiciones imaginativas.
Las lineas seguras de la Doctrina están en la Codificación Kardeciana. No debemos de olvidar que la Codificación representa el cumplimiento de la promesa evangélica del Consolador que vino en la hora precisa. Dejar de lado la Codificación y aceptar´ novedades confusas, es una simple temeridad. Tanto más cuando esas ´novedades´ -como el caso de Ramatís - son más viejas que la misma Codificación" .
J. Herculano Pires en su libro El Infinito y el Finito.
"Además de las confusiones habituales entre Umbanda y Espiritismo, Esoterismo, Teosofía, Ocultismo y Espiritismo, existen otras formas de confusión que vienen siendo difundidas en el medio espírita. Son las confusiones de origen mediúmnico, oriundas de comunicaciones de Espíritus que se presentan como grandes instructores, dando siempre respuestas e informaciones sobre todas las cuestiones que les son propuestas. Un ejemplo de ello es Ramatís, cuyos mensajes vienen siendo distribuidos profusamente.
Cualquier estudioso de la Doctrina percibe que se trata de un Espíritu seudosabio, conforme a la calificación de Kardec en la 'escala espírita'. Sin embargo, tales mensajes están adquiriendo un papel de sucedáneos de las obras doctrinarias, induciendo a los expositores espíritas a hacer afirmaciones ridículas en sus manifestaciones doctrinarias, con evidente perjuicio para el buen concepto del movimiento espírita. "No es de hoy que existen mensajes de esa especie. En todos los tiempos Espíritus mixtificadores, los falsos profetas de la erraticidad- como decía Kardec- y Espíritus seudo -sabios, que se juzgan grandes misioneros trabajan, consciente o inconscientemente, en la ingrata tarea de ridiculizar al Espiritismo. Pero la responsabilidad de quienes aceptan y divulgan esos mensajes no es menor que la de los Espíritus que los transmiten. Por eso es necesario que los dirigentes esclarecidos no crucen sus brazos, indiferentes ante esas oleadas de pertubación, tratando de abrir los ojos de quienes se dejan llevar por ellas.
"El Espiritismo es una doctrina de buen sentido, de equilibrio, de esclarecimiento positivo de los problemas espirituales, y no de hipótesis sin base o de suposiciones imaginativas.
Las lineas seguras de la Doctrina están en la Codificación Kardeciana. No debemos de olvidar que la Codificación representa el cumplimiento de la promesa evangélica del Consolador que vino en la hora precisa. Dejar de lado la Codificación y aceptar´ novedades confusas, es una simple temeridad. Tanto más cuando esas ´novedades´ -como el caso de Ramatís - son más viejas que la misma Codificación" .
J. Herculano Pires en su libro El Infinito y el Finito.
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