Hay muchas personas, millones, que se preguntan el porqué de tantos acontecimientos desgraciados.
Los espíritas sabemos que la Tierra va a ser un mundo de regeneración, y en esa tarea se está trabajando desde los tiempos de la Codificación ; o antes, no lo sabemos bien. Pero el Codificador decía que la hora había llegado; o sea, la tarea de la regeneración, había comenzado ya.
Si, puesto que la Tierra , va camino de ser un mundo donde predomine el bien y no el mal, y todo sea vivir un poco más tranquilos; con menos egoísmo y orgullo, merece la pena colaborar.
Muchos se preguntan, ¿que está ocurriendo en la Tierra ? Ante las catástrofes en puntos distantes del planeta; cataclismos, los accidentes de tráfico, avión, trenes, donde desencarnan tantas personas en el mismo accidente; aviones que se estrellan; trenes que descarrilan; las víctimas de los malos tratos; bombas que explotan, las guerras motivadas por la ambición y el poder… Y así podríamos seguir, porque hay más cosas que no hemos citado.
Yo creo que muchos espíritas tampoco acaban de entender muy bien el por qué de esta situación, ya que todo cuanto oímos y vemos, da la impresión de que no hay progreso, que todo va para atrás; y, efectivamente, “da la impresión”, pero no es así.
Si nos regalan una casa y al cabo del tiempo se desmorona, por nuestro descuido y falta de vigilancia, ya que todo hay que conservarlo para que dure lo más posible, hay que reformarla. No será posible quizás destruirla y volverla a hacer de nuevo, pero sí que se puede transformar. Con el esfuerzo de esa familia que vive en esa casa y los medios que le son suministrados, seguro que podrán vivir más tranquilos y amparados.
Pues bien, nosotros somos la familia que vive en esa casa medio desmoronada, y la casa, es nuestro planeta. ¿Cuándo nos vamos todos a concienciar de qué debemos cuidarla? ¿Cuándo vamos a detener esta locura?
En ocasiones, las noticias de la TV , te cogen comiendo y seguimos comiendo impasibles, o dices; ¡qué asco de vida! O algo parecido. Eso se debe a que poco a poco, nos vamos inmunizando, insensibilizando. Aunque me consta que muchos espíritas y no espíritas, ante esas noticias, vibramos y oramos, para que todo lo que está ocurriendo y seguirá ocurriendo, podamos tomarlo con calma y con sensibilidad, además de ser o intentar ser solidarios.
Hay un método infalible para reaccionar y hacer algo: ¡Ponernos en el lugar de los que sufren! Para entender a las personas, para entender el sufrimiento, la impotencia y el desequilibrio emocional, tenemos que cargar la “cruz” de los otros, y la que cada uno de nosotros lleva o arrastra, la soportaremos mejor, ya que hay muchas formas de enfrentar las luchas diarias personales y enfrentar el dolor ajeno, sin quedarse impasible. La empatía es imprescindible para entender a los demás.
Todo cuanto estamos viendo que viven los demás y nosotros, no es nada más que la transformación del planeta. Es un reciclaje de tanta “basura interna”, de tanta maldad y también, del cumplimiento del programa karmico de cada uno de nosotros, y los designios de Dios.
Visto desde esa perspectiva, supongo que será más fácil encontrar respuestas a nuestras preguntas, como… ¿Y cuándo veremos la Tierra cambiada? Respuesta: Cuando nosotros queramos. A mayor esfuerzo y trabajo interior y exterior, más rápida será la transformación y el progreso.
Queremos ver nuestra casa reformada, pero no podemos cruzarnos de brazos y esperar a que otros hagan nuestro trabajo.
En estos tiempos es importantísima la fe y la confianza de lo que la Codificación nos dice; ¡realmente estamos en los tiempos de transformación! Y necesitamos unirnos, no dividirnos por el protagonismo y la ambición, para hacer un trabajo que se debe hacer fraternal y con buena armonía, como sabemos los espíritas que hay que hacerlo. De ahí que sea tan importante responder a preguntas angustiosas; divulgar la Doctrina y dar buen ejemplo para los demás; de esa forma, es posible que, como pasó con el auto de fe, en Barcelona, que, queriendo destruir la Doctrina , hicieron más adeptos, por eso debemos esforzarnos en ser mejores: dentro y fuera de los grupos o Centros Espíritas. Siendo coherentes de las obligaciones que tenemos, más los compromisos adquiridos antes de renacer y también en esta existencia.
Cuidemos nuestra “casa”, dándole cuidados constantemente, embelleciéndola, apartando las malas hierbas de las buenas, ya que esas “malas hierbas”, no volverán a renacer en la Tierra , sino en mundos más primitivos, como escarmiento ante la maldad practicada; ¡el orgullo y el egoísmo!
Somos falibles, lo sabemos, pero estamos capacitados para trabajar, cada cual en su “parcela” de trabajo. Sin olvidar que no estamos solos, que nos amparan y guían, aquellos que tanto aman a Jesús y por Él se esfuerzan cuidándonos a nosotros. Son muchas las oportunidades que Dios nos da, sería bueno y útil; muy necesario, mentalizar este reciclaje y, en vez de hacernos más indiferentes, hacernos más solidarios. ¡Dejemos la carrera de locuras y desatinos, para integrarnos en esa casa que despacio se está reconstruyendo para nosotros! Es nuestro deber difundir lo que sabemos, para que no haya ignorancia ni excusas para no trabajar. Dios nos guía y nos ampara. ¡Hay que trabajar! Obviamente quien esto escribe, se lo aplica también. ¡El mensaje es para todos!
Isabel Porras
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