miércoles, 29 de junio de 2011

Preludios del regreso a la vida corporal ( I )

Juan Carlos Mariani
PRELUDIOS DEL REGRESO A LA VIDA CORPORAL


Antes de comenzar esta  charla, diré a  los  hermanos  lectores, que la lectura e interpretación de la  Doctrina Espírita, me ha hecho  pensar  seriamente, en  muchas  cuestiones, que hacen  a mi  vida  en  lo personal y que posteriormente, tales cuestiones, se reflejaron en  mis seres  queridos, en  mis  hijos, familiares, compañeros  de esta nueva encarnación.
            La  magnifica  obra del  Maestro  Allan  Kardec, en  su codificación, fue, es y será mi  guía  permanente para el estudio  de la Doctrina  y sus entretelones de la vida  material, más aún, la vida en el plano  Espiritual,  que  a mi entender es  nuestra verdadera morada.
            Entre las cuestiones  que me  fueron  presentando, en la medida  de mi entendimiento, me despertó  mayor  interés , en los procesos  reencarnatorios, tan  bien explicados en el  “Libro de los  Espíritus”;  capítulo IV “Pluralidad de las Existencias” y más específicamente, el capítulo VII, “Retorno a la  Vida  Corporal”, capítulos  éstos, tan amplios e importantes, para  nuestro entender, que los he  tomado como perfectos para la introducción de esta  charla.
            Si  bien  me encuentro entre hermanos  estudiosos del  Ideal Espírita, espero a través de la presente, poder  reafirmar  conceptos y si  Dios me lo permite, abrir nuevas expectativas, para el estudio más acabado de aquellos  hermanos que le interesen  “Los Preludios  del Regreso a la Vida  Corporal” y los entretelones  de cómo  se reencarna, abarcando los entretelones tan poco  comunes, en algunos casos, de una  nueva existencia, de una  nueva existencia que ha  de comenzar, el Espíritu  para su evolución  hacia  Dios.

      Debo aclarar lo mucho  que me ha ayudado para el logro de esta  charla, el  contenido  que se encuentra en el  libro “Misioneros de la Luz”, los capítulos XII, XIII y XIV. Preparación, de Experiencias, Reencarnación y Protección, respectivamente, dictado por el Espíritu de André Luiz, al Médium, Francisco Cándido  Xavier.        
            Para ir entrando en el tema,  he tomado del capítulo, cuarto, del  Libro de los Espíritus, “Pluralidad de las Existencias”, el punto  número  (dos) “Justicia de la reencarnación”, en la pregunta N° 171, dónde el Maestro Allan  Kardec, pregunta al mundo espiritual de Luz; ¿En qué se funda el dogma de la reencarnación? Respondiéndose: En la justicia de Dios y en la revelación, porque sin cesar lo repetimos: Un buen padre siempre deja siempre a sus hijos, una puerta  abierta al arrepentimiento, ¿No te dice la razón que sería injusto privar para siempre de la dicha eterna a todos aquellos de quienes no ha dependido el  mejorar? ¿Acaso todos los hombres  no son hijos de Dios?,. Sólo entre los humanos egoístas se encuentra la iniquidad, el odio implacable y los castigos  sin perdón.

           Para no dejar  puntos poco claros a éste respecto, el Maestro Allan Kardec, nos dice: “Todos los Espíritus  tienden hacia la perfección y Dios les  provee los medios de obtenerla  mediante las pruebas de la vida  corporal. Pero en su  justicia  les reserva que cumplan en nuevas existencias lo que no pudieron hacer o perfeccionar en una primera prueba”

        No estaría de acuerdo con la equidad y la bondad  de Dios castigar para siempre a aquellos que han podido encontrar  obstáculos para su mejoramiento, independientemente de su  voluntad y en el medio mismo donde se hallaban ubicados. Si la suerte del hombre después de su  muerte estuviera irremediablemente fijada, Dios  no habría pesado las acciones de todos con la misma balanza y nos hubiera tratado con imparcialidad.

        La Doctrina de la reencarnación, esto es, aquella que consiste en admitir para el  hombre, muchas existencias sucesivas, es la única  que responde a la idea  que nos formamos de la justicia de Dios para con los hombres de una condición  inferior, la única que puede explicarnos el porvenir y fundamentar nuestra esperanza, puesto que nos ofrece el medio de rescatar nuestras faltas mediante nuevas pruebas. La razón nos los indica y los Espíritus así lo enseñan.

        Saliendo de las textuales palabras del maestro Allan Kardec y entendiendo que en mayor o menor medida, somos deudores ante la Justicia  Divina y que muchos de nosotros ya hemos tenido  varias existencias, llegando el momento de preguntarnos: ¿Cómo se han operado esta y aquellas? ¿Hemos sido siempre concientes del cumplimiento de esta ley? ¿Quién nos orienta en La nueva travesía  terrestre? Estas y un sin número de preguntas tienen respuesta, siempre y cuado veamos al ser humano, al Espíritu inmortal, dentro de un punto de vista independiente, único y no generalizar la  reencarnación como un hecho puramente usual, basándonos en el imperativo de la procreación y que las virtudes o desgracias del recién llegado, son obra de la suerte.

Esto quiere decir, que cada ser esta subordinado indefectiblemente a sus obras del pasado y que en el mayor de los casos, descendemos a la tierra, endeudados con la Justicia Divina, para soportar  pruebas o difíciles expiaciones que se muestran desde el primer día de nuestro nacimiento, habiendo elegido en el mayor de los casos, nosotros mismos, lo más conveniente para nuestro adelanto, y en otros casos la reencarnación se impone, sobre todo cuando, el Espíritu no es todavía apto para realizar una elección con conocimientos propios del acto que ha  realizar y sus consecuencias.

     Las pruebas están a la vista ¿Cuántas veces hemos visto nacer niños, ciegos o sin sus extremidades o con crueles enfermedades, sin ningún pecado aparente? Casos  que turban nuestra  razón y hasta veríamos a un Dios injusto, si no tuviéramos  el conocimiento que nos proporciona el estudio del Espiritismo, más cuando profundizamos la ley de causas y efecto, que se acciona con el Libre Albedrío de nuestros actos. Y con un sentimiento de Amor y caridad, esos seres de gran elevación nos dicen; ¡Todo se paga! Y necesario ha de ser para que la balanza de la Justicia Divina, volcada, hacia el lado del  bien nos haga merecedores de vestir con el color  blanco del manto nupcial y los colores áuricos de las virtudes adquiridas, para siempre.

    Pues para la Justicia Divina, no hay errores, sólo entre los hombres existen falsas  sentencias y delitos impunes, procederes estos  que indican  la inferioridad  espiritual del  mundo en  que vivimos.

            No es el propósito del presente escrito, indagar sobre tratados de leyes terrenales, ni de sus aplicaciones, solo me extendí brevemente en estas cuestiones que son de carácter introductorio, pero afirmando nuevamente que todo impedimento físico del  grado  que fuese, es la parte visible, es el efecto de una causa.
            Para continuar  esta charla, primero veremos  los acontecimientos de cómo el Espíritu llega de su retorno de la vida  material a la vida Espiritual. Es como ver el inicio de una nueva etapa.

            Durante la vida  material, el Espíritu se halla ligado al cuerpo por su envoltura semimaterial, que se denominó periespíritu. La muerte solo destruye el cuerpo y no al periespíritu, el cual se separa del cuerpo cuando cesa en éste la vida orgánica. Las observaciones  realizadas nos dicen que el desprendimiento del periespíritu se opera de diferentes formas, es gradual y en un plazo muy variable. En algunos Espíritus es rápida, éste proceso de liberación con la materia inerte, más aún hablando de Espíritus  muy apegados al cuerpo  físico, es más lento y largo, semanas, meses y hasta largos años, y en el peor de los casos, sienten con espanto, cómo es roído su  cuerpo físico.

Bien sabemos que el grado de adelanto moral, cumple un rol importantísimo, cuanto más conocimiento hay  de la individualidad del ser,  del desapego  de las pasiones  que embrutecen al alma y el conocimiento del “Por qué de la vida”, el Espíritu escapa más rápido de esas  ataduras, y felices aquellos que transitaron el camino del  bien, se liberan  dando gracias a Dios por la dicha que experimentan.

     ¿Pero que hay de aquellos que no han sabido ir por ése camino angosto y recto, qué por  producto de la misma ignorancia, tomaron atajos hacia la delincuencia, el homicidio y hasta el suicidio? Algunos pensando que con éste accionar se terminarían  sus  suplicios, sus pesares y desdichas. Y cuando reingresan a la Patria Espiritual, sienten el remordimiento de sus actos, y una voz  que les  dice, ¡En cuanto te has equivocado, por no escucharme, que soy tu  guía, ni a tu propia conciencia que es la palabra de Dios!

        En ése momento y en el mejor de los casos, al Espíritu lo envuelve un sentimiento   profundo de arrepentimiento, ya cansado de seguir huyendo de sus equívocos del pasado, piden a Dios el socorro, para salir de ése estado tormentoso, he iniciar la transformación de su Espíritu, sabiendo  que no hay otro camino  mejor.
            ¿Pero cómo se opera esa asistencia? Hablamos de Espíritus que poca idea pueden tener de la bondad del Supremo y hasta de la existencia de Espíritus de gran luz y bondad, con tanto amor, comprensión y caridad.  Ellos son los intercesores del plano Espiritual  y relacionados con el plano material, son los que conforme a la voluntad  Divina, ponen  con su luz fraterna, la paz en los hogares, interceden entre los enemigos, calman las angustias, despiertan nuestra conciencia, nos levantan el ánimo en los momentos de duras pruebas, ayudan fluidificando a enfermos y moribundos, en pocas palabras, son los “Misioneros de la Luz" ante la ignorancia y la debilidad del ser.

     Por mil circunstancias distintas hemos de decir que todos los casos de Espíritus reencarnantes, no son  iguales, y la diversidad de ellos se encuentra en relación entre el debe  y el haber. Como dice el dicho; “La siembra es libre, pero la cosecha es obligatoria”, no obstante recordemos que Dios es todo Amor y ante nuestros desvíos del camino del bien, él siempre nos extenderá su misericordiosa mano.

  Muchas veces nos hemos preguntado, ¿Cómo es el  Mundo Espiritual?, he ahí  una pregunta  que abordaremos  ahora.

     Para algunos sólo es el espacio infinito, poblado de planetas y millares de Espíritus errantes que sin cesar  se agitan en torno a sus necesidades, donde se reconocen por su luz y progreso alcanzado. Y para otros el Mundo Espiritual es maravilloso, con caracteres  iguales a los de la Tierra, con poblados donde habitan los Espíritus que allí residen, con lugares específicos para cada cosa y con una organización estructurada, que solo el arquitecto del  universo es capaz de crear.

     Para una mejor interpretación de lo expuesto, he indagado de diferentes libros sobre el tema y del  volumen “La Vida en el Mundo Espiritual” de André Luiz, he extraído los siguientes párrafos, que a modo de introducción, incluye a otras obras, y que en la citada  hay una gran coincidencia en las respuestas que dan los Espíritus, aún en diferentes tiempos y lugares.

      En la obra “El Espiritismo”, escrita por Sir Arthur Conan Doyle, cuya fama mundial hace innecesaria  aquí su presentación. En la edición al español y refiriéndose a la notable mediumnidad del gran sabio Sueco Samuel Swenderborg, este autor dice lo siguiente: “Encontró que  el otro  mundo consistía en un número de esferas diferentes que presentaban grados de luminosidad y felicidad, a cada una de las cuales vamos después de la muerte, según las condiciones espiritual  en que nos encontramos en la vida. Allí somos juzgados de una manera automática por una especie de ley espiritual que determina el resultado último, por el resultado total de nuestra vida, de suerte  que la absolución o el arrepentimiento en el lecho de muerte son de poco provecho.

     Encontró en aquellas esferas, que la escena y las condiciones de este Mundo, estaban reproducidas con fidelidad, así como el armazón general de la sociedad. Halló casas  en las que vivían familias, templos en los cuales se oraba, salones en donde la gente se reúne para fines sociales, etc.

     En la misma obra, Conan Doyle, menciona al notabilísimo médium norteamericano Andrés  Jakson  y dice lo siguiente: “En su visión del más allá, Davis vio una disposición de universo que corresponde muy aproximadamente a la de Swedenborg, y a lo que más tarde dijeron los Espíritus y fue aceptado por los Espiritistas. Vio una vida que se parecía a la de la tierra, una vida que puede llamarse semimaterial, con placeres y objetivos adaptados a nuestra naturaleza, que la muerte no modifica en modo alguno. Vio estudio para los estudiosos, labor genial para los enérgicos, arte para los artistas, belleza para los amantes de la naturaleza, reposo para los cansados. Vio fases graduales  de la vida Espiritual, a través de las cuales se asciende a lo sublime y a lo celestial.

     En la página 443, Conan Doyle dice: “En el mismo círculo familiar del autor, recibiese también este mensaje:   Por amor a Dios, sacude y despierta a esa gente que no quiere creer. El mundo necesita saber lo que pasa  aquí. Si yo en la tierra hubiese sabido lo que aquí me esperaba, mi vida habría sido muy distinta”
“Os esperan infinidad de sorpresas, todas bellas y nobles, dulces y radiantes. La vida es sólo una preparación para estas esferas. Sin esta preparación no habría podido  yo entrar  en este  glorioso y admirable  mundo. En la tierra nos aleccionamos, y este mundo es el premio, nuestro verdadero hogar, nuestra verdadera vida: es el sol después de la lluvia.
 
( Continúa y finaliza en la siguiente publicación )

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