Aquel día amaneció nublado;de un gris ceniciento,casi negro; negro como el luto, y tal vez por eso parecía que lloraba lentamente, tristemente, en forma de una lluvia continua que lo empapaba todo.
Sin embargo,el sol de mi ánimo pugnaba por abrirse paso en medio de mi alma, a pesar de la tristeza sombría y contagiosa que reinaba en el ambiente. Pero era difícil; aquella tristeza con su inspiración de melancolía,pesaba demasiado.
Mas, de repente, recordé y sentí la Divina presencia de Dios en todo: en medio de mi alma en el color del día, en mis preocupaciones y problemas...,y comprendí que aquel momento y aquel estado anímico que me transmitía el color del día,no eran casualidad,porque allí en medio estaba Él y lo que yo vivía en aquel momento que parecía triste no era sino otra
lección más de las muchas que aun tengo que aprender. La cuestión era comprender cual era esa lección,si es que de una lección se trataba.
Pronto sentí que no estaba solo en medio de la tristeza; porque aunque a veces no lo notemos,siempretenemos cerca una compañía, la de algún ser querido deesos que habitualmente no vemos con los ojos ,pero que podemos sentir y hasta hablar con ellos muchas veces.
Claro está que me refiero a los Espíritus.Y es verdad que existen; no son producto de mi imaginación ni de la de tantos otros; yo los he sentido y los sientoen muchas ocasiones,y doy fe de que lo que digo es muycierto: !Están ahí,en nuestro ambiente, alrededor nuestro aunque no los veamos con los ojos materiales puesellos no son de materia .Es solo cuestión de escucharel silencio del corazón y dejar la mente abierta y relajada para percibir sus palabras en forma de nuevospensamientos que nos llegan y que nos levantan el ánimo cuando lo necesitamos. También es cierto que otras muchas veces nos dejamos llevar por el sentimiento negativo que nos inspira el color del día, y entoncesesos seres que podríamos tener cerca animándonos e inspirándonos positivamente,dejamos de tenerlos. Por mantener una sintonía anímica diferentea la de ellos,los hemos alejado y los hemos sustituidopor otros que aun sin saberlo, hemos elegido nosotros mismos cuando hemos preferido dejarnos llevar por latristeza, la melancolía o la apatía, y esta clase de presencias mentales,tan reales como nosotros, nos acompañan e incentivan en nuestra negatividad anímica ,alimentando negros pensamientos en nuestras almas.
También comprendí porque así lo experimenté,que hayotros días que amanecen luminosos alegres y soleados,y sin embargo nosotros seguimos con nuestra tónica de melancolía.En este caso flagrante de nuestra culpabilidad por ello,ya no se le puede echar la culpa al colordel día, sino a nuestro estado anímico e interior, quesí, que se puede ver influido por el ambiente triste o alegre que nos circunda, colorido o descolorido,perofinalmente la alegría o la tristeza la portamos nosotros interiormente porque así lo queremos,aparte de que existan factores externos que influyen en uno uotro sentido.
Debiéramos tener en cuenta que somos espíritas; no marionetas,ni veletas. Y esto significa que somos los únicos dueños y responsables de nuestros estados del alma; no podemos dejarnos llevar en nuestro ánimo por los vientos de la vida cuando con sus vaivenes soplanen cualquier dirección; no podemos claudicar espiri tualmente,aunque sea solo a ratos o por momentos.Somoshumanos y limitados; generalmente bastante débiles espiritualmente hablando,y las pruebas de la vida a veces son muy fuertes, pero ya va siendo hora de comenzar a tomar conciencia de la fortaleza que podemos llegar a tener para afrontar estos envites,así como del camino a transitar cada día con tesón y con fe, en pos delaprendizaje y las realizaciones .
Comprendí y sentí que como espírita, no solo debo serde ánimo fuerte y hasta alegre ante las adversidades ylos colores feos de cada día, sino que tengo la obligación moral para conmigo mismo de ser siempre fuertey alegre de espíritu.Creo que no nos debemos permitirlas debilidades del pasado;no podemos consentir que los embates de la vida, tal como una salud física delicada, o tal como problemas financieros, o los de nuestros hijos, etc, nos lleven animicamente a la deriva cada vez que se presentan.
Los que aspiramos a merecer el hermoso título de Espíritas en su más amplia dimensión, debemos actuar como el atleta cuya modalidad es el salto de altura,una vez ha subido la marca de su salto a determinadaaltura, ya no se puede contentar bajando el listón de su marca y esfuerzo, sino que por el contrario siempreaspira a superar cada vez más sus propios límites.
El día climatológico puede venir triste y oscuro, pero el sol que habita en nuestra alma debe disipar siempre las tinieblas de la vida, que nos amenazan y nos ponen a prueba, pero que al fin y al cabo, hasta estas mismas tinieblas no son cuestiones de mala suerte, sino que cumplen la función de ayudarnos en nuestra educación, fortaleza y crecimiento espiritual.
Así, de este modo, contemplando el día a través de los cristales de mi ventana,llegué a comprender queaunque el día se presente oscuro o triste, para mí debe ser exactamente igual que cuando el sol con sus rayos transmite alegría y vida. El color de mi alma,no dependerá más de ello, y no debe ser otro, sino elque yo escojo internamente, aunque sea en medio de su aparente tristeza, pues el color alegre de mi alma no va a depender más del color del día, ni de los baches del camino, sino de mi decisión firme al elegiraquellos con los que deseo sintonizar siempre: coloresde alegría, de ilusión, de fe , de esperanza y de amorsintiendo que no estoy solo en la senda de la vida a merced de los vientos variables que me puedan afectar en la dirección correcta de mi camino.
Y así , desde entonces, conscientemente, ruego cada día a esos amigos invisibles que siempre me acompañan, para que me perdonen cuando con mi estado de ánimo les he dificultado su proximidad y su ayuday les pido que,en nombre de este Padre tan infinitamente grande y generoso, al que llamamos Dios, que no secansen nunca de acompañarme y de colorear alegrementetodos los días que aun le quedan por vivir al resto demi existencia humana.
- José Luis -
Blog: elespiritadealbacete.blogspot.com
2 comentarios:
No lo entendí... :(
La paz y la luz del alma, que son alegría, optimismo y buen humor, los llevamos en nuestro interior, y los agentes externos que nos influyen,como es el color triste del día, no nos libran de la responsabilidad de transmitir buenas vibraciones a los demás, contribuyendo a la paz y armonía de quienes nos rodean. Nadie puede dar lo que no tiene, y si no tenemos esa vibración positiva es responsabilidad de cada uno.
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