lunes, 1 de diciembre de 2025

El Aura

 IQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-  Buenas semillas, buenos frutos

2.- Reflexiones sobre el cuerpo y la muerte.

3.- Carta desde el Más Allá (Psicografía)

4.- El Aura

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 BUENAS SEMILLAS, BUENOS FRUTOS

        

«El niño es la semilla que espera, el joven es el campo fecundo, el adulto es la cosecha en producción. Según sea la calidad de la semilla, así será la cosecha.» 

(Mensaje del Espíritu Amelia Rodrigues, en la obra Terapéutica de Urgencia, psicografiado por Divaldo Franco) 

Con esta frase dimos comienzo a nuestra conferencia en el XX Congreso Espírita Nacional que se celebró en Calpe, Alicante. Dicha frase resume todo el contenido desarrollado con posterioridad y nos invita a la reflexión con respecto a la Educación de las nuevas generaciones y lo que la Doctrina Espírita puede aportarnos.

Siendo conscientes de estar viviendo el momento de la Gran Transición de nuestro hermoso planeta hacia un mundo de Regeneración, más justo, más bello, más amable, estamos siendo invitados en cada momento para colaborar en que ese proceso transformador se haga de la manera más dulce, más natural posible. Y ese cambio solamente es posible a través de la Educación, de manera que el progreso tecnológico e intelectual, innegable, sea acompañado también de un verdadero cambio moral de sus habitantes, de todos nosotros y de todos aquellos que volverán a habitar nuestra hermosa morada.

   Los niños y jóvenes representan un fecundo campo de cultivo al tratarse de Espíritus que regresan para una nueva experiencia en el plano físico. Ellos ya existían antes en algún lugar, tienen una biografía personal, traen vivencias y experiencias, y aquí vuelven para revivir, no para vivir. ¡Están, por lo tanto, renaciendo y no apenas naciendo! Como ser espiritual, el niño trae todo un bagaje acumulado a lo largo de su trayectoria evolutiva. Su destino es toda la perfección de la que es susceptible y, para ello, cuenta con el tiempo necesario, pues su esfuerzo de perfeccionamiento no se limita, tan sólo, a una existencia terrenal. En el cuerpo y fuera de él, da continuidad a su perfeccionamiento y a su andadura en la conquista de la felicidad. La reencarnación es, por lo tanto, un proceso de reeducación del ser, pues retornamos niños a un hogar, a una familia, para ser reeducados; pues, como niño, el Espíritu está más accesible a recibir la orientación de los padres y educadores. Y, puesto que la principal finalidad de que el Espíritu tenga que nacer otra vez, es para volver a ser educado, las impresiones positivas que recibe durante la infancia pueden ser determinantes en su existencia actual e incluso en próximas vidas. De ahí la importancia de la Educación, pues educar es preparar al ser humano para enfrentar todos los momentos y adversidades de la vida. Es el único medio de cultivar en el Espíritu del niño, desde su nacimiento, el entendimiento de la práctica de las buenas obras, la adquisición de la moral y del saber, para que alcance el crepúsculo físico consciente de sus conquistas espirituales, conociéndose a sí mismo y situándose en el Universo como colaborador de la Divinidad Suprema.

EL PAPEL DE LOS PADRES


  La educación es una tarea esencialmente paternomaternal, de carácter intransferible e inalienable. Y si bien, los lazos de familia no se verifican por casualidad, el hogar debe ser el escenario donde el individuo pueda sentirse plenamente confiado, aceptado y amado, donde pueda exponer sus conflictos más íntimos con sinceridad, sin miedo de perder la comprensión de los familiares, donde pueda desahogar sus problemas y dialogar con profundidad con los que le son afines.

  La familia tiene que ser el amparo de su auto-educación. El ejemplo edificante, el ambiente moral, las vibraciones amorosas del hogar serán determinantes en la existencia presente y en la vida inmortal.

 ESPIRITISMO Y EDUCACIÓN


  Doctrina eminentemente racional, el Espiritismo abre a la Humanidad una nueva vía y le descubre los horizontes del infinito. El Espiritismo dispone de vigorosos recursos para iluminar la educación con una filosofía que transpone todos los inmediatismos, que transciende todos los límites, que descubre los más amplios horizontes, que atiende a los más nobles intereses, y que posee un ideal capaz de impulsar el verdadero progreso. Y dilatando las fronteras de la educación, al informar que ella ejerce función en los dos planos de la vida, le apunta objetivos de gran alcance y valor moral.

   Desde el punto de vista espírita, la educación no empieza en la cuna ni termina en el túmulo, sino que antecede al nacimiento y sucede a la muerte del cuerpo físico. Es la acción constante, ininterrumpida, la que ayuda a modificar a los seres, auxiliándolos en la escalada evolutiva, rumbo a la perfección, en la estera infinita del tiempo. En la Propuesta Espírita de la Educación, el desarrollo del Espíritu a través de las vidas sucesivas está visto como un curso escolar, con sus años de estudio.

... Y la Tierra es tratada como una escuela, donde las almas se matriculan para su perfeccionamiento, siendo El Libro de los Espíritus un manual de Educación Integral ofrecido para su formación moral y espiritual. Es preciso que cuidemos del niño y del joven, plantas en proceso de crecimiento, aún moldeables y dirigibles hacia el bien mayor. Precisamos entender la Educación Espírita como la mejor contribución que puede ser ofrecida al espíritu encarnado en su proceso evolutivo.

 CONTRIBUCIÓN DEL CENTRO ESPÍRITA A LA EDUCACIÓN


La educación del niño y del joven es la mejor forma de que el Centro Espírita realice la mayor de las finalidades del Espiritismo: transformar a todos los hombres en hombres de bien, visto que la Educación Infanto-Juvenil es una de las primeras actividades como base para la construcción moral del Mundo Nuevo.

  El Centro Espírita es una escuela de almas y es imperativo que se reconozca en la educación de las almas la tarea de la más alta expresión en la actualidad de la Doctrina Espírita. «Alma», en la definición encontrada en El Libro de los Espíritus, es el «Espíritu encarnado». No existen referencias sobre la edad física. De la cuna al túmulo, todos somos espíritus reencarnados. La lógica, pues, nos dice que el Centro Espírita debe estar preparado para atender al ser humano en todas sus etapas de crecimiento del cuerpo físico, desde la infancia hasta la madurez. Hay, entretanto, aún en El Libro de los Espíritus, una evidente preocupación de Allan Kardec y de los Espíritus Superiores en resaltar la importancia del periodo infantil en el estado reencarnatorio, y la función de la educación para la renovación moral de la Humanidad, que alcanza a encarnados y desencarnados.

    En el capítulo VII, Segunda Parte de la referida Obra Básica, cuando trata del retorno del Espíritu a la vida corporal, son tratadas diversas cuestiones acerca de la infancia, de las tendencias innatas, de la influencia del organismo físico, del origen de las facultades morales e intelectuales, de la ley de afinidad y otros temas tocantes al periodo infantil, mostrando suficientemente cuán importante es el trabajo educacional junto al niño.

    El Centro Espírita, consciente de su misión, debe emplear todos los esfuerzos no sólo para la creación de la Educación Espírita Infanto-Juvenil, sino también para su pleno funcionamiento, considerando su importancia en términos de formación moral de las nuevas generaciones y de preparación de los futuros obreros de la Casa y del Movimiento Espírita. La misión del Centro Espírita no es formar adeptos, sino hombres y mujeres de bien, conscientes de sus derechos y de sus deberes como seres inmortales, co-creadores del Universo, que, posteriormente, cuando sean adultos, decidirán sus destinos y colaborarán para que nuestro planeta, Divina Escuela, sea un lugar mejor. ¡¡Tenemos una gran responsabilidad!!

- Valle García Bermejo-

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REFLEXIONES SOBRE  EL CUERPO Y LA MUERTE

 


    Hoy he  meditado sobre  lo que es  la materia que compone el cuerpo humano:  grasa, intestinos, sangre, carne y huesos. Exactamente igual que la que se puede observar en cualquier animal de los que a diario se sacrifican para nuestra alimentación.

   No se llega comúnmente a comprender, que ese bulto de materia carnal que es un cadáver humano, por sí mismo no constituye ningún ser individual, ninguna persona; es solo materia. Habitamos en la materia carnal  y vivimos íntimamente ligados a ella, pero cuando la abandonamos, solo queda ante los ojos de los demás, aquello que confundimos con nosotros mismos, pero que  se puede llegar a comprender  que esto es,  solamente lo que es: Materia muerta, despojos  carnales, órganos y tejidos,  tan semejantes a los de cualquier  animal que se podrían confundir unos y otros. Pero esto no significa ni que el animal sea humano, ni que el humano sea animal, aunque por su cuerpo sí lo es. Lo que  en verdad hace la diferencia entre el  hombre y los animales, no es la materia de sus cuerpos, sino el Espíritu divino que anima al Ser humano, y el alma animal que, aunque diferente, también está implicada en un proceso evolutivo constante, cuya meta es llegar a alcanzar algún día la etapa hominal constituyendo finalmente un  Espíritu humano. Ambas clases de espíritus o almas, las de los  humanos y las de los animales, son diferentes, aunque su origen sea la misma Fuente Creadora: Dios, y ambas clases de espíritus están sujetos a  la Ley de Evolución. Ambos se encuentran  en pleno proceso evolutivo, pero en dos escalas evolutivas  paralelas y diferentes. Así, como ya hemos señalado, el alma animal tiene como meta tras su periplo evolutivo depurando su psiquismo por diversas especies animales, tras muchos miles o millones de años,  llegarán finalmente a alcanzar la etapa humana, cuando comience su andadura evolutiva como Espíritu humano, en principio sencillo e ignorante, pero perfectible  hasta  llegar finalmente a alcanzar tras un periplo indeterminado de múltiples y variadas existencia humanas, una categoría espiritual más perfecta, más sutil y más feliz,     ( la designada como ángeles, libres ya del proceso reencarnatorio)

   La mayoría de las veces la materia humana recién abandonada  tras la muerte en cualquier cementerio,  no se nos muestra en su imagen  con un  aspecto repulsivo  sino que se puede contemplar una figura humana en estado de sueño tranquilo o de reposo,  lo  cual ha creado la falsa idea del “descanso eterno”, pero  sin embargo sentimos que aquello ya no es un ser humano, porque nos causa la impresión  de  que a esa figura inerte  le falta algo para ser de verdad un ser humano completo, como cuando ese cuerpo tenía vida: le falta el Alma. Y esto se nota porque la sensación que nos produce es como si estuviésemos  ante  un cascarón de un huevo vacío que conserva la figura del huevo, pero sin su contenido, sin la vida que le da existencia al no tener dentro su embrión en desarrollo lleno de vitalidad, o bien la sensación de que el cadáver solo es una figura  material, que más bien  parece un muñeco de cera, sin el hálito de la vida; cualquier cosa  menos una persona; un ser  que sentimos que ya no está en el cadáver: en este  si acaso encontramos solo su apariencia física, que al paso de los años o tras su cremación, queda disgregado, convertido en cenizas,  para devolver finalmente a la tierra sus componentes minerales.

    No debemos mirar a la muerte con horror, pues aparte del cuerpo físico, vemos que no está ya presente en el mismo el Ser o Alma que lo animaba, La muerte simplemente supone  una separación definitiva  que experimenta el Ser cuando se va  de su materia humana, o  también se comprende como una separación temporal  entre el Ser que estaba presente en esa materia  y ha pasado a existir en otra dimensión de la vida 

 Para los Seres  que habitan el plano espiritual   posiblemente sea mucho más horroroso el tener que afrontar una nueva reencarnación, por tener que someterse y ligarse a una materia carnal, tantas veces achacosa o enferma, pero que se comprende y  admite como una experiencia necesaria para la vida y su desarrollo, aunque  con la aprensión ante los posibles sufrimientos que tenga que padecer en ella, y el  temor por  las experiencias que le aguardan, con la incertidumbre de ignorar lo que  la vida material  pueda  depararle; en definitiva, el gran temor es el posible  fracaso ante las pruebas de la vida .

   ¡ Qué ilusión es la del Ser espiritual  que se oculta bajo las formas  materiales!.   Cuando se ha visto y comprendido la vida y la muerte, tal y como son, ¿ qué importancia tienen entonces  las cosas que nos atan a esta vida material, como la  concupiscencia y el deseo carnal,  el  coqueteo , la presunción o la avaricia? ; ¿ donde quedan  las falsas apariencias con las que tratamos a veces de distorsionar nuestra realidad ante los demás?; ¿ acaso nos vamos a llevar algo de todo eso “al otro lado de esta existencia”?, o ¿todo eso será  solamente un recuerdo  de  la materia que se pudre en la tumba? .

    Todos los seres humanos somos espíritus inmortales que tenemos transitoriamente una materia. En  esencia  somos  energía  como la que existe en todo el Universo, pero  una Energía que existe como un Ser y que una vez creada o individualizada de la Fuente de Origen ( Dios),  es capaz de pensar,  sentir,  crear, ¡ vivir ¡, y esta energía viviente, pensante, sintiente, creativa  y con una voluntad propia,  continua existiendo, después de la muerte del cuerpo en un Plano espiritual, o bien permanece  transitoriamente  ligada a una materia carnal a la que  transfiere  la vida y  el  movimiento, expresándose y manifestándose  a través de dicha materia, pero sin embargo  no dependemos de la materia  para seguir existiendo, porque  nuestra Esencia no ha sido originada por dicha materia. Ya  existíamos  antes  de tenerla, y vamos a seguir  existiendo  después de abandonarla. Prueba de esto, es que la materia animal,  es semejante a la nuestra, pero  el espíritu  humano  se manifiesta solamente a través de un cuerpo  humano, y  no  en  los  cuerpos de los animales, que ya tienen su propia alma. La materia no ha creado nuestros espíritus, pero estos sostienen sin embargo la vida de la  materia carnal mientras permanecen  ligados a ella.

    Cuando el pensamiento y el sentimiento humanos son muy profundos, llegan a ser abstractos, existiendo como idea  anónima, increada, sin palabras que le den forma. Ese es el grado de asimilación que nuestros conceptos espíritas han de comprender  en lo más íntimo del alma, y así  los podremos compartir  con seguridad, ayudando a evolucionar con ellos a tantos hermanos que se estancan en las ilusiones de la materia.

- José Luis Martín-

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                        CARTA DESDE EL MÁS ALLÁ 

Primer mensaje: Enero de 1974_

PSICOGRAFÍA                                            


  Primer mensaje, Enero de 1974

Resumen:

"Querida madre Yolanda, te mando un abrazo y mi oración habitual a Jesús por tu fuerza y ​​paciencia.

Tu corazón me pide una palabra y me rompe el corazón saber esto, en la medida de lo posible, estoy bien.

Les mando a ti, a mi padre, a mis hermanas y a nuestra familia, mis besos de siempre.

Me estoy esforzando mucho y estoy mejorando.

Hoy una lección, mañana una experiencia inesperada, y seguimos adelante.

La gente de aquí es una copia mejorada del grupo terrestre, o mejor dicho, ahí es una copia peor de los que siguen la vida en este lado.

Sigamos adelante con optimismo y fe en Dios.

El objetivo a alcanzar es la felicidad de todos.

Mamá, dile a mi hermana María Otília que se anime. Todo va bien con ella y con Walter. Cuidar el cuerpo es fundamental.

Dile que el amigo que vino y se fue necesita recuperarse, por eso perdió el embarazo dos veces. Esa es la verdad. Él regresará, pero el tiempo dirá quién es ese generoso amigo que busca regresar a través de los brazos de ella y Walter.

Allí la gente suele tratarnos como si estuviéramos muertos. Esto a veces dificulta la interacción. Pero con la experiencia y el tiempo, todo mejora.

Mamá, dile a mi papá que la vida es una lucha. Una lucha dura para perder los pesos que nos alejan de la Espiritualidad Superior.

Le ruego que no llores al leer esta carta.

Por suerte, mamá, tu corazón, aunque herido, sigue fuerte, lo veo.

Y cuando las lágrimas brillan en tus ojos, te veo intentando fijar la mirada en mi foto, obligándote a ser feliz.

Mamá, haz todo lo que puedas por el bien.

Lo que puedas soportar con paciencia, sopórtalo.

Aquí se trata de lo que hemos hecho de nosotros mismos.

Lo que importa es lo que hemos hecho por los demás o para los demás.

Mamá, el tío Casimiro y la hermana Thereza están aquí y están bien; continúan felices su camino.

¿Quién dice que el reloj no existe de nuestro lado?

Los recuerdos explotan y las palabras quieren tomar forma en el lápiz, pero nuestro querido Doctor Bezerra me pide que me calme y para terminar, mamá, te pido serenidad y paciencia.

Tu salud mejorará cada vez más a medida que recuperes la calma y progreses en tu comprensión.

Créeme, estamos juntos todos los días. Abraza a este hombre que tu amor trajo a este mundo; no soy el mejor, pero soy tu hijo.

Pido a mis hermanas que no exijan los nombres de los pequeños en esta carta, sería una lista ampliada de los nombres de todos aquellos que amamos.

Querida mamá, el mensaje está listo, pero tu ausencia es un problema que no se ha resuelto. Sin embargo, estamos felices. Tenemos fe y esperanza, y eso está muy arraigado en Dios, en el amor con el que nos amamos.

Con mucho cariño y un beso de tu hijo."

Augusto César Netto

Mensaje recibido en Enero de 1974, por el médium Chico Xavier durante las sesiones mediúmnicas que dirigía.

Esta psicografía se encuentra en el libro: "Jovens no Além" de Chico Xavier                                    

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                                                      EL AURA            

     Cada persona, encarnada o desencarnada, está envuelta en una irradiación luminosa que refleja los estados anímicos que atraviesa, y se detecta por sus colores, intensidad y alteraciones. Es como un manto de fuerzas electromagnéticas, por el que circulan las corrientes mentales de cada ser. Un espejo fluídico que refleja nuestro campo psíquico y espiritual, en el que se proyecta toda la gama de pensamientos, emociones y sentimientos.

  En los dibujos y pinturas antiguas se representa a los guías y maestros espirituales, envueltos en un aura luminosa, y en las representaciones cristianas, se observa una aureola brillante sobre la cabeza de los santos.

  La vibración del aura ocupa una proporción del espectro electromagnético que resulta poco accesible a la visión física. aunque mediante algunos ejercicios puede ser percibida visualmente. Los sujetos dotados de videncia o clarividencia observan con facilidad el aura de las personas.

  En 1911, Walter John Kilner, miembro del Real Colegio de Física de Londres, publicó su obra " The Human Atmosphere ", dando cuenta de haber comprobado experimentalmente la visibilidad del aura por cualquier sujeto, sensitivo o no, mirando a través de una solución alcohólica de diacinina- Según las múltiples observaciones de este experimentador, el aura se presenta en forma oval y dividida en tres zonas: La primera, de sombra muy estrecha y ceñida al cuerpo, la segunda o interior, de tres a ocho centímetros de anchura, cruzada por estrías perpendiculares, sin color determinado, y la tercera o exterior, que no tiene contornos definidos y se difumina en el espacio.

  La captación del aura en el paciente, es de gran ayuda para el magnetizador, puesto que le permite detectar ciertos problemas que le están afectando, convirtiéndose en un parámetro del mayor interés. La  interpretación de las auras es también un excelente recurso del que se puede valer el director de sesiones mediúmnicas, para identificar la calidad del espíritu manifestante. En las fotografías Kirlian, se ha observado que una vez que se ha suministrado el pase, el aura del receptor se ha fortalecido, haciéndose más ancha y brillante, en tanto que el aura del magnetizador se ha debilitado.

   El aura varía según los diferentes temperamentos, inclinaciones, alegrías, penas y disposiciones de cada uno, y también según los estados de desarrollo espiritual.

- Jon Aizpúrua- tomado de su obra " Tratado de Espiritismo".

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