INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Si alguno te golpea la mejilla, ofrécele también la otra.
2.- Enriquece tu día
3.-Trance mediúmnico y trance hipnótico
4.- El Intervalo
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SI ALGUNO TE GOLPEA EN LA MEJILLA
OFRÉCELE TAMBIÉN LA OTRA
7. Habéis aprendido que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no os resistáis al mal que os quieran hacer; mas, si alguno os golpea en la mejilla derecha, ofrecedle también la izquierda; y si alguno quiere pelear con vosotros para tomar vuestra túnica, dejadle también la capa; y si alguno os obligare a marchar mil pasos con él, haced aun dos mil. Dad al que os pidiere y no rechacéis al que los quiere pedir prestado. (San Mateo, cap. V, v. de 38 a 42).
Al iniciar la lectura de este pasaje evangélico de San Mateo, lo primero que me viene a la mente es la famosa frase de Gandhi: “ Ojo por ojo, y todos acabaremos ciegos”. O sea, que la venganza del ojo por ojo, no solo no soluciona nada, sino que empeora más aún las situaciones de zozobra moral, creadas entre ofensores y ofendidos.
Y es que es cierto que la venganza solo genera más venganza y más odio, lo cual es acceder a una espiral de horror que no conduce a nada bueno y del que después cuesta mucho salir.
Parece como si por este pasaje Jesús nos estuviese indicando que debemos dejarnos matar o avasallar sin poner en acción el derecho natural de la autodefensa o a la autoprotección de la vida propia o la de otros a quienes tenemos obligación de defender o proteger en un momento dado. Creo que Jesús más bien indicaba la necesidad de ser tolerantes y de estar dispuestos a perdonar siempre y a tolerar cualquier abuso hasta los límites de lo tolerable, estando dispuestos siempre a dar una nueva oportunidad a quien pretende ser nuestro enemigo o a querer dañarnos de algún modo. En cualquier caso, es un acto de caridad el tratar de defenderse de las agresiones y abusos, procurando no herir moral o físicamente al ofensor, o tratando de hacerle el menor daño posible. No olvidemos que todos tenemos el derecho y la obligación moral de defendernos y protegernos, así como de defender y proteger a los desvalidos que estén a merced de los abusos o de la fuerza de otros.
En la autodefensa se debe tratar de guardar el equilibrio y la proporción, de modo que si el hecho de defendernos puede ocasionar algún daño al ofensor, que este daño sea el más leve posible, pues tengamos en cuenta que en ningún caso un mal no quita otro mal, como un fuego no apaga otro fuego, ni lo puede justificar sino en raros casos.
Jesús no prohibió la defensa, sino que condenó la venganza posterior que nos lleva al horror del odio y hasta la violencia a cambio del placer efímero que puede ocasionar esa venganza, pero que al final desaparece y deja solamente un gran vacío en el alma.
A veces la venganza se puede confundir con la justicia, de modo que mientras que la venganza es siempre un acto de revancha posterior en el que se busca un perjuicio o daño al rival o enemigo para compensar otro daño recibido de él, la justicia supone el equilibrio del alma ante un acto en el que el perdón y la magnanimidad pueden ser el auténtico gran premio de la experiencia que se puede lograr de ese acto de generosidad que es capaz de devolver bien por mal. La compensación de la venganza, se busca en el placer de hacer daño
Aunque es muy humano en nuestro nivel evolutivo, el ansia de venganza tras recibir un mal o una ofensa, cuando el nivel espiritual del ofendido o de la víctima, o bien cuando se posee el conocimiento espiritual correcto, bien sabemos que existe siempre por encima de los humanos, la Justicia Divina, y esta nunca deja de actuar a través de la Ley de Causa y Efecto. No significa esto que en el fondo nos debamos alegrar porque nos sabemos “vengados” por esa justicia divina, pues a pesar de conocer de su existencia, no olvidemos que Dios es infinitamente bueno, y que ama a todos sus hijos por igual, de modo que Su justicia siempre va encaminada a corregirnos y encauzarnos por el camino del bien, y nunca supone un castigo sin otro fin que el del castigo en sí. Dios es Fuente y Origen de todo bien, por tanto ningún mal procede de Él, sino de nuestros propios errores.
Realmente a veces hay que ser interiormente mucho más fuertes para poder aguantar y perdonar una ofensa sin sentimientos de rencor, que para responder con la misma moneda al ofensor. Podemos creer a veces que en realidad no seríamos capaces de perdonar, que es lo que viene a significar lo de poner la otra mejilla, y en realidad el alma no preparada para realizar este acto de valor moral que es el perdón, no lo puede lograr plenamente de un día para otro, pero sin embargo sí podemos todos comenzar por el deseo de perdonar, sin rencores, venganzas ni resentimientos a pesar del dolor recibido, o de poner la otra mejilla, lo que significa lo mismo. En la medida que lo vayamos logrando en pequeñas cosas notaremos que vamos estando más fuertes y maduros para lograr el perdón de las ofensas, ante cuestiones más graves, lo cual ya es un verdadero progreso en el camino evolutivo de nuestro espíritu, hacia una mayor perfección y por tanto hacia la auténtica felicidad.
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ENRIQUECE TU DÍA
Cada día es una reencarnación simbólica para nosotros, en el círculo de las luchas purificadoras de la Tierra. No te olvides de semejante verdad, si deseas realmente preparar el corazón para la Vida imperecedera.
No desperdicies la riqueza de los minutos en la indiferencia, en la terquedad, en el aislamiento o en la inercia.
Cada vez que el sol reaparece en el horizonte, es posible mejorar el patrón de nuestro propio entendimiento con los familiares, auxiliar al prójimo con más seguridad, amparar la naturaleza con más alta compresión.
Hoy es nueva oportunidad a fin de renovarnos, cuanto sea posible, para el infinito bien.
Planta un árbol amigo y, más tarde le recogerás el tesoro de bendiciones. Acepta al adversario de ayer, ofreciéndole simpatía y, en un futuro próximo, tendrás un hermano comprensivo y devoto. Utiliza, con provecho, el centavo de que dispones, auxiliando al necesitado y, mañana, entrarás en la posesión de valores inesperados de amistad y alegría.
Sonríe con bondad y coopera, con más diligencia, en tu paisaje de servicio habitual, en los instantes de “ahora” y encontrarás compañeros, ricos de concurso fraternal en los días que vendrán.
Las más conmovedoras sinfonías son iniciadas en pequeñas notas, aparentemente sin significación. Si pretendes un lugar en el banquete de la ciencia y de la fraternidad, del Amor y de la Sabiduría, comienza a estudiar y a servir, a comprender y a disculpar, a mentalizar el bien y a sublimar tu propio corazón, desde hoy mismo.
Toda educación pide renuncia y todo perfeccionamiento ruega servicio. La Paz verdadera nunca fue premio a la ociosidad. Todas las grandes realizaciones claman por grandes luchas. Busquemos el camino del esfuerzo máximo en la exaltación del bien, a fin de que seamos considerados, ante la ley, en la condición de operarios fieles al salario de la Eterna Luz.
Emmanuel
Médium Francisco Cándido Xavier
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TRANCE MEDIÚMNICO Y TRANCE HIPNÓTICO
En la foto: Estado de trance durante una aparición mariana
Habría que comenzar por aclarar un poso sobre lo que es el estado de trance: Parece ser un eSstado especial de una persona durante un contacto con Seres de la dimensión espiritual, en la que todo su organismo físico adopta un estado especial de parálisis, rigidez, insensibilidad y aislamiento de la realidad física que le rodea, tal como son otros objetos y personas presentes en el mismo escenario del sujeto en trance, mientras que su psiquismo o su espíritu, parecen aislados, insensibles y concentrados en alguna cosa o ser de otra dimensión fuera del plano físico.
El estado de trance espiritual es similar al estado sonambúlico. Durante el mismo se suele apreciar a veces fenómenos que escapan a la comprensión humana, por lo que han sido considerados como "prodigios" o "milagros", tal como el caminar de espaldas, de noche, sin luz, por terrenos accidentados, con inusitada velocidad y sin tropiezos, con la cabeza levantada, manteniendo los ojos cerrados, o vueltos hacia arriba. Es como si el organismo entero quedase a merced de fuerzas o fluídos incomprensibles, que lo manejan según una voluntad ajena por encima de las leyes físicas conocidas.
También se denomina este estado como "Catalepsia", tal vez para diferenciarlo con este nombre de que aun reconociendo los síntomas físicos y psíquicos comunes, las causas que se le atribuyen con esta denominación no se relacionan con ninguna presencia o Ser del plano espiritual; sino que todo se reduce a motivaciones psíquicas o neurológicas.
Uno de los casos de trance más conocidos y recientes fue el experimentad o por cuatro niñas en la década de los años sesenta, del pasado siglo, durante unas aparentes apariciones Marianas ocurridas en Garabandal ( Cantabria) en la pasada década de los años sesenta, ( en la fotografía)
La mediumnidad y la hipnosis son fenómenos que a menudo se han confundido debido a las similitudes que presentan los estados de trance, pero es importante comprender sus diferencias y la verdadera naturaleza de cada uno. El trance mediúmnico, experimentado por el médium, no debe considerarse simplemente como un estado inducido o “hipnótico” en el sentido tradicional. En el trance mediúmnico, el médium se conecta directamente con el plano espiritual, abriendo su canal de percepción para recibir mensajes de espíritus o entidades desencarnadas . Aunque el estado de conciencia durante este proceso puede ser similar al de la hipnosis, no es lo mismo. La diferencia radica en la finalidad del trance: mientras que la hipnosis es inducida y se utiliza en la psicología y la parapsicología para inducir estados mentales que permiten la sugestión o la recuperación de recuerdos reprimidos, el trance mediúmnico no es inducido y tiene el propósito de facilitar la comunicación con el mundo espiritual.
Los espíritus no “toman control” del cuerpo del médium en trance en un sentido hipnótico. Más bien, el médium, al entrar en un estado de trance profundo, se convierte en un canal receptivo para los mensajes que los espíritus desean transmitir. Es un proceso de apertura mental y emocional, pero no implica una pérdida de control en el sentido tradicional de la hipnosis. Los médiums actúan como puentes entre los mundos, pero siempre conservan su consciencia en el proceso, aunque puedan experimentar sensaciones y percepciones fuera de lo común. Es esencial aclarar que la mediumnidad no debe confundirse con otras técnicas hipnóticas utilizadas para otros fines terapéuticos o psicológicos, ya que su naturaleza y propósito solo son profundamente espirituales.
Obtenido de Facebook, ignorando su autoría, y con comentario añadido de José Luis Martín
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EL INTERVALO
Se llama intervalo a la etapa comprendida desde el momento de la muerte y el nuevo renacimiento del espíritu, o sea, que es el periodo que atraviesa el espíritu desencarnado desenvolviéndose en el mundo espiritual.
Se ha podido comprobar que su duración es muy variable, pues hay casos que van desde pocos minutos, hasta otros de muchos años. No existe una regla fija al respecto, pero todo parece indicar que las condiciones biológicas del espíritu y su nivel evolutivo, determinan la necesidad volver a reencarnar con mayor o menor prontitud.
La situación de inferioridad moral de los seres desencarnados los arrastra más rápidamente al mundo material, expresándose así, una vez más, la sabiduría de la vida que les otorga nuevas oportunidades para su rehabilitación. Cuando los desencarnados se hallan en una situación moral más elevada, si en la Tierra ya tenían una noción clara de su inmortalidad, actuando en consecuencia con rectitud y altruismo, logran por ello una más fácil readaptación, recuerdan sus existencias pasadas, reflexionan sobre los progresos realizados y trazan un plan de vida para futuros perfeccionamientos. Para ellos la reencarnación puede ser, a veces, solamente una conveniencia, y se emplea el intervalo entre una y otra vida, no sucediendo así con los espíritus más atrasados para los que la reencarnación es una imperiosa necesidad, sin mayor planificación, y sometidos a determinantes psicobiológicos.
El Dr. Karl Muller, calculó un promedio de unos setenta años la duración de los intervalos, luego de estudiar comparativamente cientos de casos.
Por razones aún no bien determinadas, los recuerdos espontáneos o provocados de vidas anteriores, son muy fragmentados y dispersos, en lo relativo al intervalo entre esas vidas y las actuales.
- Jon Aizpúrua- de su obra "Fundamentos del Espiritismo".
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