domingo, 1 de diciembre de 2024

El Periespíritu

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Terapias desobsesivas

2.- El valor de la fe

3.- Racismo

4.- El Periespíritu

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              TERAPIAS DESOBSESIVAS
        

La obsesión es una llaga moral del Espíritu,  su generalización es muy amplia, tornándose periódicamente, una virosis de contacto rápido. Como resultado del proceso evolutivo de las criaturas exige su imposición como una necesidad sanadora  de los  cuantiosos  compromisos negativos que permanecen en la economía  de la sociedad.

En la Antigüedad Oriental, así como después, durante la Edad Media, se presentaba con características  epidémicas y barría a los pueblos, les daba una tregua y retornaba intempestivamente.

En sus diversos aspectos, ha sido muchas veces confundida, con la locura,   ha desafiado a los estudiosos del comportamiento, de la salud, de la religión y de las ciencias de la mente.

En ciertas ocasiones, sutilmente, asume proporciones inesperadas, llevando a extremos lamentables  a aquellos que caen en sus redes.

Por la imposibilidad de enfrentarla, de reducirla, con recursos hábiles y eficaces, la humanidad la ha sufrido, considerándola un castigo divino, utilizando por desconocimiento de su génesis, métodos de combate no menos crueles.

La obsesión puede influir maléficamente en la organización física, produciendo patologías  tan complejas como dañinas ya que se trata  de la ingerencia de la presencia psíquica  de un ser desencarnado  en  otro encarnado.

Allan Kardec la estudió profundamente, siendo el primer investigador en penetrar en  sus causas, analizarlas y presentó las terapias  compatibles, capaces de disminuirlas o erradicarlas completamente. 

Antes que él, Jesús, en varias ocasiones, enfrentó y atendió  a obsesos y obsesores, socorriéndolos con Su inefable amor y libertando a unos de los otros, mediante la fuerza restauradora  de que era poseedor.

Su dialogo con esos enfermos son profundos, presentando a la psicopatología  un admirable capitulo, que permanece oscuro en las áreas de las doctrinas especializadas.

El Espiritismo, en cambio, por lidiar con los factores causales, analiza el problema y lo elucida, proponiendo métodos  correctos para atender a los que se encuentran involucrados, al tiempo que suministra terapias preventivas, que impiden la instalación de la enfermedad.

La obsesión tiene sus raíces fijas en los antecedentes morales  de ambos litigantes. Egoístas e irreflexivos, no miden las consecuencias  de sus actos venales, pasando a vincularse uno en el otro a través de las cadenas del odio, de la venganza, que los hace cada vez más infelices. Arrastrándose, de ese modo, por siglos  de sufrimientos dolorosos, pasando de victimas a verdugos y recíprocamente, hasta que el amor les encienda la luz de la esperanza en las sombras donde permanecen y el perdón los torne verdaderos hermanos en la senda evolutiva.

El amor es el primer medicamento para la terapia obsesiva. Ya que abre las puertas de la esperanza y esclarece las finalidades de la vida, proporcionando el perdón que suaviza los dolores producidos por las ulceras del odio.

Si por el contrario  persisten  en el resentimiento y el malquerer, el rencor y la desconfianza, la obsesión permanece como un ácido quemando los delicados engranajes de la casa mental y produciendo  las alineaciones tormentosas.

La mediumnidad es la gran oportunidad que posibilita la identificación y la cura de las obsesiones. El paciente victima de la obsesión, es portador de mediumnidad,  que necesita conveniente educación, con el fin de aplicarla en finalidades relevantes.

La obsesión es una dolencia grave, aun cuando se presente en un cuadro simple, que puede ser de forma depresiva o de morbo que afecta la salud física. Es por eso que se impone la transformación moral  del paciente y el cambio  de  actitud emocional del agente que la desencadena, consciente o no.

La obsesión existe, porque existe un debito, por parte del que la sufre.

Las leyes de la vida disponen  de recursos para la reeducación de los incursos en sus códigos de justicia. La intemperancia y precipitación de los individuos, perturbados en si mismos, los llevan a los desagravios y  venganzas, produciendo esos innecesarios procesos de sufrimientos.

La mente infeliz, a través de la mono-idea  de agraviar, descarga  ondas de odio sobre su desafecto que, desprovisto de recursos  morales, tales como la invigilancia, la caridad, el amor , las capta por medio  del campo del periespiritu, con el cual aquella sintoniza por afinidad vibratoria hasta transformarse en una idea perturbadora  en su propio psiquismo.

A veces, por la acción de la voluntad, condensa  sus vibraciones, presentándose con aspectos terroríficos durante la vigilia y el parcial desdoblamiento producido por el sueño, y provocando por medio de pavor, que se transforma en una patología alucinante.

En la sucesión de sus interferencias consigue dominar la mente culpable,  que se le hace sumisa, dando curso a los más graves fenómenos  de subyugación, que la ignorancia, por muchos siglos, consideró como posesión demoníaca y que los científicos  rotularon esquizofrenia.

De la misma forma, la constante  ingestión psíquica de la onda mental enfermiza produce variados disturbios orgánicos, que facilitan  la instalación de gérmenes destructivos de la salud o provocan, por si misma, alteraciones celulares, ulceraciones,  disfunciones de diversos órganos.

En consecuencia, la desobsesión es la terapia especializada y única poseedora de recursos para la liberación del alineado.

Mediante el esclarecimiento del  espíritu enfermo, imbuido de la falsa idea de justicia, se deberá disuadirlo del propósito infeliz, demostrándole el error en el que se encuentra e inducirlo a la certeza de que el amor de Dios todo lo resuelve.

Es necesario la concienciación de la victima, para que busque la rehabilitación por medio de un cambio de comportamiento mental y espiritual. La reforma moral del obseso hará que su actual perseguidor constate su esfuerzo en mejorarse, demostrando arrepentimiento de las acciones infelices, y serenando el animo,  se torna amigo del antiguo verdugo,  avanzando con el para la ruta del bien.

La desobsesión también puede realizarse más allá de la esfera física, por la intervención de los benefactores espirituales, cuando constatan el esfuerzo del alma para rehabilitarse y auxiliar a su perseguidor.

En los procesos que afectan al organismo fisco, además del recurso espiritual liberador conveniente la terapia medica correspondiente, para la reorganización del mismo.

El abuso del  sentimiento, que  lleva a la vampirización psíquica, es también un motivo de obsesión, que genera prolongados disturbios.

Los deseos perturbadores lanzan petardos mentales que alcanzan a aquellos a los cuales son dirigidos, produciendo extrañas  y desagradables sensaciones. Cuando son recíprocos, dan curso a una interdependencia  psíquica  que afecta tanto al área de la emotividad, así como de la organización somática, generando sufrimiento.

La criatura es siempre responsable por su propia vida. Solamente hay agravios, obsesión y sufrimiento, porque se eligen comportamientos  enfermizos en detrimento de aquellos otros que son positivos.

Con las poderosas energías del amor, es con lo que podemos disolver las cadenas del mal, es esta, la solución para la desobsesión, se libera el ser del sufrimiento que su negligencia generó, favoreciendo con la salud integral,  resultado  de una mente en armonía con la vida,  a una organización física equilibrada y la emoción como la razón  dirigidas hacia el bien, hacia el progreso, hacia la felicidad.

- Mercedes Cruz-

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                        EL VALOR DE LA FE


                                                                

  Jesús nos señala en el capítulo X, vers. 32 y 33 de S.Mateo, el valor de la fe.

  Quien le confiese y reconozca en su doctrina y enseñanza será reconocido y presentado por El ante el Padre  Celestial.  Esto viene a significar que en el Más Allá recogeremos los frutos de nuestra valentía o cobardía a la hora de  reconocer y defender nuestras creencias y nuestra fe en las enseñanzas de Jesús y en la doctrina espírita que profesamos como una prolongación y ampliación de esas enseñanzas.

    Podemos relacionar esta invitación de Jesús para que seamos valientes en nuestra fé, con la parábola en la que decía que no escondiéramos la luz debajo del celemín.  En ese caso la luz del conocimiento que se oculta o la fe que se niega, es un acto de cobardía, comodísmo  o egoísmo, al no permitir con nuestra actitud que otros se beneficien de esta luz.  Cuando la Fe se oculta y no se expone con valentía, sencillez y claridad cuando llega la ocasión, debido a miedos o temores a la incomprensión o al ridículo, estamos y seguimos ocultando esa Luz debajo del celemín de nuestra cobardía.

     Debemos ser prudentes, no obstante, y no precipitarnos dejándonos llevar por un exceso de entusiasmo a la hora de hablar o de afirmar, pero tras un análisis rápido de las situaciones que se nos presenten para sacar a la luz nuestra Fe en el Evangelio de Jesús, así como en el conocimiento espiritual que tenemos a la luz del Espiritismo, debemos elegir entre la opción cobarde del silencio o incluso la negación, o bien dar un paso al frente con valentía y firmeza, sin complejos ni temores y sabiendo que desde el Plano Espiritual nuestros amigos protectores no nos dejan solos nunca ante esas pruebas y disyuntivas.

     En principio, al obrar así podremos dar una imagen de fanatismo religioso; no importa; lo importante es procurar estar abiertos al diálogo fraterno en una actitud de humildad , de serenidad y de paciencia y haciendo caso omiso a las posibles incomprensiones, recelos y hasta  burlas en alguna ocasión, exponiendo con la mayor claridad nuestros fundamentos y confirmando y reafirmando nuestra fe.

    Debemos estar seguros y confiar siempre en el apoyo de nuestros mentores espirituales cuando llegan esos momentos de prueba y afirmación, no  cayendo en las redes del orgullo o de la soberbia de creernos superiores a nadie, o autosuficientes en la fe, y no nos pase como a Simón Pedro el discípulo del Maestro Jesús, al cual  este le vaticinó que le negaría ante los demás. Y así fue hasta tres veces, de modo que la amargura y remordimiento por su falta de valentía, fueron un castigo a su orgullo . Pedro recibió una dolorosa lección de humildad y tiempo tuvo mas tarde de afirmar públicamente a Jesús enseñando su doctrina durante muchos años hasta su muerte cruenta a manos de  los soldados de Roma, a semejanza del Maestro. Así se redimió ante Jesús y ante el Padre por su debilidad al negar al Maestro y a la enseñanza que este impartió a sus discípulos.

    Hay que dar testimonio ante todo y en primer lugar mediante la fuerza del ejemplo, y cuando llegue el caso, con la afirmación verbal de nuestra Fe en las enseñanzas de Jesús y su mensaje de Amor, recogidos en los Evangelios y en las enseñanzas de la Codificación Espírita.

- José Luis Martín - 
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                                     RACISMO


¿Por el hecho de no proceder de un solo individuo la especie humana, deben los hombres dejar de considerarse hermanos?
Todos los hombres son hermanos en Dios, porque son animados por el espíritu y van para el mismo fin…

Cuestión nº 54

Recuerdo de una caricatura en que se veía un matrimonio de nobles ingleses, ambos snobs y orgullosos, contemplando una galería de retratos de sus antepasados, donde habían reyes, príncipes, lords, duques… Sobre sus cabezas un inmenso árbol genealógico mostraba bandidos, piratas, bárbaros, indios, trogloditas, hasta llegar a sus orígenes, un matrimonio de macacos. No eran seres especiales los vanidosos británicos. Descendían, como todo el género humano, de los simios antropoides.

Las diferencias del tipo físico, color de la piel, estructura, altura, comportamiento, costumbres, guardan su génesis en factores geográficos, climáticos, de alimentación y cultura… No llegamos a percibir esas mutaciones porque son extremamente lentas. Ocurren a lo largo de los milenios. Por otro lado, hay una tendencia para la fijación de determinadas características que identifican las razas. Es como si Dios hubiese preparado vestimentas variadas para los Espíritus que reencarnan, diversificando sus experiencias evolutivas, en aprendizaje compatible con sus necesidades.

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El amplio conocimiento acumulado sobre nuestros orígenes y la evidencia de que tenemos en común el hecho de que nuestros ancestros vivían en los arboles, no han sido suficiente para eliminar uno de los males más lamentables de la sociedad humana, el preconcepto racial. Se inspira en la pretensión de que un hombre es mejor, superior al otro por causa del color de su piel, estructura física, nacionalidad…


En los Estados Unido fue necesario, una guerra civil para acabar con el deshumano régimen esclavizador. Hasta la década de los sesenta el país más rico y poderoso de la Tierra, que siempre se arbolaba como el campeón de la democracia, practicaba la segregación racial. La mayoría blanca imponía humillantes restricciones a los negros, que no podían frecuentar las mismas escuelas, sanitarios públicos, clubs, hospitales…

En áfrica del Sur, en pleno continente africano, una minoría de origen europeo sustento durante décadas la separación racial, apartando a los dueños de la casa a posiciones de inferioridad. En Brasil, no obstante, la índole fraterna de nuestro pueblo, durante más de tres siglos muchos encontraban natural la existencia de hombres transformados en bestias de carga. Estamos libres de la mancha de la esclavitud, pero no del preconcepto racial, que corre suelto, con pocas oportunidades para los negros librarse de una condición racial inferior.

En los Estados del Sur los del nordeste brasileño son marginalizados y menospreciados, como si no fuesen brasileños, como si perteneciesen a una raza inferior. Algo semejante ocurre en países ricos de Europa, como Francia y Alemania, donde hay fuerte resistencia contra minorías que vienen de países pobres buscando mejores condiciones de vida. Sanseis y niseis, descendientes de colonos japoneses que van a trabajar al Japón, enfrentan el mismo problema, relegados al ejercicio de tareas de trabajo físico.

Otro ejemplo marcante envuelve a los judíos. No obstante su cultura e inteligencia fueron discriminados y perseguidos a lo largo de la Historia. En la Alemania de Hitler, la población acepto pasivamente su iniciativa de exterminarlos, cuando sería mucho más razonable encaminar al dictador para el manicomio. Los descendientes de Abraham, a su vez, no lo hicieron mejor. Imbuidos en la idea del pueblo elegido por Jehová, cultivaron un insuperable racismo. Eso esta tan entrañado en su mentalidad que desde el año 70 de la era cristiana, cuando Jerusalén fue arrasada por Tito y fueron dispersados por el Mundo, los judíos conservaron su nacionalidad, aun sin tener un territorio, lo que solo aconteció en 1948, con la proclamación del Estado de Israel. Hoy discriminan a los árabes, particularmente los palestinos, a los cuales niegan el derecho elemental de tener su propio país.

La Doctrina Espirita tiene una valiosa contribución a favor de la extinción de los preconceptos raciales, revelando que somos todos Espíritus en evolución, sometidos a la experiencia reencarnatória. Y que podemos resurgir en la Tierra como negros, blanco o amarillos, en cualquier continente o región, de conformidad con nuestros compromisos y necesidades. No hay porque cultivar discriminaciones, no solo porque tenemos todos el mismo origen, que se pierde en la noche de los tiempos, pero sobretodo porque la Ley Divina determinara inexorablemente que reencarnemos entre aquellos que discriminamos. Hay innúmeros relatos en obras mediúmnicas, dándonos noticias de hacendados que judaizaban a los negros. Retornaban como esclavos africanos. Anti-semitas vuelven como judíos para sentir en la propia piel lo que es ese preconcepto. De la misma forma, judíos convencidos de que pertenecen a una raza superior, escogida por Dios, resurgen en el seno de los pueblos que juzgan inferiores.

Aprendemos con Jesús que el amor al prójimo equivale a amar a Dios. Eso significa que es absolutamente imposible reverenciar al Creador discriminando a sus criaturas. Además, no hay por qué menospreciar a alguien por causa de su color, raza, nacionalidad. Al final, por más que eso nos disguste y constriña, aun  vinculados a movimientos segregacionistas, somos todos hermanos. Descendientes de los primates como hombres perecederos…  Hijos de Dios como Espíritus eternos. Y a la luz de la reencarnación queda siempre la idea de que el preconcepto racial es, sobre todo, insensato o, más popularmente, un ejercicio de estupidez. Toda discriminación es víspera de transferencia compulsiva para el lado discriminado, *( lo que significa que nos veremos en el papel de los que menospreciamos por este u otros motivos)* 

Richard Simonetti
 *La anotación entre paréntesis es mía)
Extraído del libro “A Presença de Deus”

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                                              EL PERIESPÍRITU

Es sabido que las moléculas de nuestro cuerpo físico están sometidas a constantes mutaciones.. Todos los días nuestro envoltorio carnal elimina y asimila un cierto número de elementos.

El cuerpo, desde las partes blandas del cerebro hasta las más duras parcelas de la carcaza ósea, se renueva íntegramente en un cierto número de años.

En medio de esas corrientes incesantes, subsiste en nosotros una forma fluidica original, compresible y expansible, que se mantiene y es perpetua.. Es en ella, en el diseño invisible que presenta, que se vienen a incorporar, fijar, las moléculas de la materia grosera. El perispíritu es como el molde, el esbozo fluídico del ser humano. Es por eso que, cuando con la muerte se efectúa la separación, el cuerpo material cae inmediatamente y se desorganiza y descompone..

El perispíritu es el envoltorio permanente del Espíritu, mientras que el cuerpo físico no pasa de envoltorio temporal, vestido prestado, que tomamos para realizar la peregrinación terrestre. El perispíritu existía antes del nacimiento y sobrevive a la muerte. El constituye, en su íntima ligación con el Espíritu, el elemento esencial y persistente de nuestra individualidad, a través de las múltiples existencias que nos es dado recorrer

Es por la existencia de ese cuerpo fluídico, por su desprendimiento durante el sueño, ya sea natural, o provocado, que se explican las apariciones de los fantasmas de los vivos y, por extensión, las de los Espíritus de los muertos.


LEÓN DENIS

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