INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- ¿Reencarnar en un cuerpo de hombre o de mujer ?
2.- Cristo y nuestro proceso evolutivo
3.- Dios y el Universo: El gran enigma
4.- Honrar padre y madre
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¿REENCARNAR EN UN CUERPO DE HOMBRE O DE MUJER?
¿Nosotros lo elegimos antes de nacer?
Cuestión nº201:
¿ El espíritu que animó el cuerpo de un hombre, puede animar el de una mujer, en una nueva existencia, y viceversa?
Respuesta: " Sí, poco importa al espíritu; depende de las pruebas que tenga que sufrir"
Los espíritus no encuentran ninguna dificultad para encarnar, ya sea en cuerpo de hombre o de mujer, obedeciendo al fenómeno natural del proceso reencarnatorio. No existe obstáculo alguno para que el espíritu tome un cuerpo de hombre o de mujer. Es la ley natural que se cumple para todos los espíritus del universo. Así lo determina la ley magnánima de Dios, que orienta a todos los espíritus (en todas las épocas de la humanidad), a fin de ejercitar y asimilar todo lo que las sagradas funciones de los dos sexos ofrecen en el campo del desarrollo y mejoramiento de las potencialidades del espíritu.
Existe para todo espíritu, la necesidad de aprender tanto las funciones de la masculinidad como de la feminidad, lo cual provocará cambios considerables y permanentes en su organización mental, ocurriendo fenómenos de lo más extraños y complejos en la personalidad del espíritu en el transcurso de los siglos. Reencarnar se hace fácil, gracias a la ayuda amorosa, la protección segura y la coordinación sabia de los benefactores espirituales. Después de retomar los nuevos cuerpos, la experiencia de la vida humana correrá por cuenta del libre albedrío de cada espíritu.
Cada uno recibirá una existencia de luchas y de pruebas, dificultades y facilidades, todo condicionado por sus actos de vidas anteriores, en uso de su propio albedrío. La pregunta que nosotros, estudiosos del Espiritismo, nos debemos hacer es la siguiente: ¿ Como está la condición íntima del espíritu reencarnado ?: Su vida mental, los sentimientos, los deseos, las emociones, el instinto sexual, las pasiones, las frustraciones, la timidez, los remordimientos, la conciencia culposa, los errores en el amor sexual, los adulterios cometidos en vidas pasadas. Los reflejos psíquicos de vidas anteriores permanecen bien fuertes y poderosos en el inconsciente de cada espíritu.
Reencarnar en un cuerpo de hombre es muy natural. Será difícil asimismo, ser hombre en espíritu con las suficientes características psíquicas masculinas guardadas en la estructura mental: ser marido fiel, ser pareja sexual sincera, ser compañero ideal, ser padre responsable y educador, ser hermano, ser amoroso, ser gentil, ser respetuoso con las cualidades y defectos morales de su compañera, ser amigo, ser humano, ser buen director de la familia.
Reencarnar en un cuerpo de mujer es muy natural. Lo difícil será ser mujer en espíritu con las suficientes características psíquicas femeninas guardadas en su estructura mental: ser esposa fiel, ser compañera sexual sincera, ser compañera ideal, ser madre responsable y educadora, ser hermana, ser amorosa, ser delicada, ser respetuosa con las cualidades y defectos del marido, ser amiga, ser humana, ser buena administradora de la casa y de la familia.
Observemos con la razón iluminada por la fe razonada, que las cualidades en el hombre y en la mujer no son ofrecidas por el cuerpo físico, ( este determina solamente las funciones específicas para la actuación del espíritu). En realidad, son manifestaciones psicosexuales procedentes de la mente del espíritu reencarnado que asume el cuerpo de hombre o el de mujer. El sexo es mucho más mental, mucho más psicológico, en cada persona, pues es el propio espíritu quien expone sus recursos psíquicos adquiridos en las luchas y trabajos a través de las sucesivas reencarnaciones en los siglos y milenios...
El nuevo cuerpo adquirido por el espíritu al reencarnar, no añadirá nada nuevo a su vida mental: solamente señalar la especificidad de sus trabajos en el mundo, en la unión conyugal, en la familia y en la sociedad. Los recursos psíquicos de la mente, en cada espíritu, son los que determinan como será utilizado su libre albedrío, su instinto sexual, y su conducta afectivo-sexual....
El cuerpo físico del hombre y el de la mujer. son simplemente maravillosos y extraordinarios instrumentos para que el espíritu realice sus actividades en la vida corporal. La actuación en la vida corporal dependerá exclusivamente de los recursos de su mundo mental para "ser hombre" y para "ser mujer".
CRISTO Y NUESTRO PROCESO EVOLUTIVO
Ciertamente, mucho se ha escrito y aún se podría escribir sobre la figura de Jesús de Nazaret. Su espíritu es llamado el Cristo planetario, pues este elevadísimo Ser de Luz, fue desde el principio de los tiempos del planeta Tierra, quien tomó la misión encomendada por el Padre para formar y guiar los destinos de un nuevo mundo planetario llamado a ser la morada evolutiva de tantos millones de seres espirituales a través de su andadura humana en la Tierra. Esta fue también la morada material de otros muchos Espíritus que a ella llegaron poco después, procedentes de otro mundo planetario
( parece ser que de un planeta de la estrella Capella en la constelación de Cochero) , que tras su ascenso evolutivo en la escala de los mundos, tuvo que desalojar del planeta capellino, a esos seres que aquí llegaron, porque no habían alcanzado la madurez evolutiva suficiente para poder continuar allí sin perturbar la marcha evolutiva de los demás habitantes que en él continuaron su proceso.
Por lo hasta aquí relatado, la Tierra,( entonces era un mundo primitivo, en sus comienzos), fue el destino al que vinieron trasladados o desterrados, ( el destierro del Paraíso bíblico de nuestros primeros padres) para proseguir aquí su proceso evolutivo ( la alegoría bíblica de los “ángeles caídos”) y a su vez mediante el grado de progreso ya alcanzado en su mundo de procedencia, impulsaron en su avance moral e intelectual a los espíritus primitivos que aquí apenas comenzaban su andadura evolutiva como seres humanos .
En la incalculable planificación evolutiva de los mundos en general y de la Tierra en particular, el Espíritu de Cristo – Gobernador de la Tierra-, fue enviando a nuestro planeta, en distintas épocas y en el seno de diferentes civilizaciones, antes de que Él mismo encarnara como el personaje humano Jesús de Nazaret, Este elevado Espíritu Director de nuestra evolución planetaria, mandó por delante de su propia venida a este mundo a otros Enviados también de gran ascendencia moral, tal como Lao Tse, Krishna, Buda, etc, que fueron preparando a diversos sectores de aquella Humanidad compuesta mayormente por espíritus primarios, de escasa evolución, apenas salidos en su mayoría de su anterior etapa evolutiva en el reino animal, para que pudieran ir madurando al conquistar mayores grados en el camino de su espiritualidad y así alejar el planeta Tierra poco a poco en su conjunto, de su anterior etapa como mundo primitivo pasando gradualmente de ese modo a ser un mundo de expiación y pruebas en el que los Espíritus reencarnan para experimentar nuevas pruebas y aprendizajes en la materia para su evolución, y también para enmendar y corregir los fallos y faltas que quedaron pendientes desde vidas anteriores, Esta categoría planetaria es en la que todavía permanece la Tierra.
Desde el comienzo de la noche de los tiempos, y una vez asentada la raza humana sobre la Tierra, varios siglos antes de su venida, Cristo preparó al pueblo que designó para concretar su presencia en la Tierra como hombre en la persona de Jesús. Esta preparación estuvo encomendada a los diferentes profetas bíblicos que anunciaron la llegada de un Mesías Prometido por Dios a los primeros hombres de la Tierra, a través de ellos mismos ilusionando y manteniendo la fe de aquel pueblo elegido para acoger en su seno al Cristo Planetario, que es de señalar, que según revelaciones de Espíritus Superiores, no solo tuvo y tiene aún a su cargo la asistencia el planeta Tierra, sino a todos aquellos mundos que pueblan una gran parte del espacio en donde se sitúa entre otros, nuestro sistema solar .
Unos dieciocho siglos antes de su llegada, la preparación del pueblo judío en el que Él nació, se concretó más de la mano de Moisés, quien a través de su mediumnidad ( escritura directa), recibió las leyes básicas necesarias para que aquel pueblo destinado para acoger la presencia física de Cristo, tuviera la base moral suficiente que, como tierra fértil, sirviera después para que en ella misma germinase y diese fruto la doctrina de Jesús, extendiéndose después por los confines de la Tierra.
El Maestro Jesús con su enseñanza criticó y combatió el culto exterior de la religión mosáica , formado por apariencias, simbolismos e hipocresías farisáicas, con toda la apariencia religiosa externa , mientras que sus enseñanzas morales destinadas a recalar e impulsar a toda la Humanidad, las fue mostrando y enseñando mediante parábolas para hacerse comprender por aquellas gentes sencillas, dando ejemplo personal de la esencia y profundidad moral de las mismas.
Así, vemos como existe una Primera Revelación , básica plasmada en la Ley de Moisés , y estructurada en los llamados diez Mandamientos de la Ley de Dios que le fueron transmitidos en el monte Sinaí y supusieron una primera toma de contacto con el Plano Espiritual Superior, que así transmitió un concepto elemental de los principios morales básicos, ordenando unas cosas y prohibiendo otras, así como el concepto de la Justicia Divina con la ley del Talión,( ojo por ojo y diente por diente), que no era una ley de venganza divina y aplicable por aquel pueblo tan primario, sino una ley conocida hoy en día como Ley de Causa y Efecto, que es una ley natural.
Jesús – Cristo estableció y nos enseñó la filiación espiritual humana con respecto a Dios, al que nos presentó como Padre, dejándonos con su doctrina las primeras nociones sobre el Amor, la Caridad y la vida futura. Su enseñanza personal como continuación y ampliación de la de Moisés, y mantenida y transmitida, al principio, oralmente, y años más tarde plasmada en los escritos de los discípulos, llamados evangelistas, constituye por lo tanto la Segunda Revelación dejada por Cristo a la Humanidad.
Pero Jesús , sabiendo que ante su enseñanza el ser humano en general aún no estaba lo suficiente maduro para comprenderla en toda su profundidad y plenitud, prometió antes de su partida que nos enviaría más adelante un Consolador que enseñaría en Su Nombre , recordaría la esencia de su doctrina y explicaría otros conceptos que Él no llegó a desarrollar por estar ante un pueblo y unos discípulos, todavía muy atrasados intelectualmente. En efecto, diecinueve siglos más tarde con el avance científico y cultural alcanzado por la Humanidad, apareció a mediados del siglo XIX el Espiritismo de la mano de su codificador Allan Kardec que con ayuda de multitud de Espíritus Superiores bajo la tutela del Espíritu de la Verdad que prometió Jesús nos enviaría como el Consolador , y a través de varias mediumnidades diferentes, le fueron transmitiendo sus enseñanzas a Kardec, contestando a un cuidadoso cuestionario de preguntas elaborado por él y plasmado en primera instancia, en El Libro de los Espíritus, el primero de una saga de cinco libros básicos que componen la llamada Codificación Espírita. Como resultando del análisis y estudio de las mismas, se obtuvo así una profunda doctrina de carácter filosófico, científico y moral; auténtica Revelación Divina, cuya razón de ser no es otra que la aportación de las luces filosóficas , con base en una ciencia de observación del fenómeno mediúmnico, para el desarrollo, aclaración y profundización de la moral plasmada en el Evangelio de Jesús. Por este motivo comprendemos y admitimos que el Espiritismo constituye precisamente aquel Consolador que prometió Jesús , no venido en la figura material de ninguna persona, sino con la enseñanza de multitud de Espíritus que colaboraron con Allan Kardec, dirigidos y coordinados por el “Espíritu de Verdad”, por lo que estas enseñanzas y aclaraciones en esencia forman la Tercera Revelación Crística , que viene a ser la tercera etapa de la Revelación de Dios a la Humanidad.
Se comprende así que la finalidad fundamental de esta doctrina es la de impulsar el ascenso evolutivo de la Humanidad , hasta llegar a convertir la Tierra en un mundo de Regeneración, en el que la Paz , la Armonía y el Amor a Dios y a toda su Creación, serán finalmente la bandera espiritual de una renovada Humanidad.
Por último, he de añadir que en base a los principios de esta Codificación Espírita , la obra de Cristo en la Tierra no ha concluido todavía, pues después de Kardec ha seguido teniendo continuidad su obra con el desarrollo y ampliación de las enseñanzas de su Codificación, a través de nuevas y enriquecedoras comunicaciones, revelaciones, del mundo espiritual, que mediante la mediumnidad de conocidos y ejemplares médiums como Chico Xavier y otros muchos, que con sus obras amplían , profundizan y esclarecen cada día más ,todos los postulados éticos y morales de la Codificación Espírita y del Evangelio de Jesús – Cristo.
Que Él siga siendo Luz y Guía en las vidas de cada uno de nosotros.
- José Luis Martín-
DIOS Y EL UNIVERSO: EL GRAN ENIGMA
La queja dolorosa, el llamamiento que sube hacia el cielo desde las profundidades de la humanidad, no queda sin respuesta.. Aquellos que han vivido entre nosotros y prosiguen en el Espacio, bajo formas más etéreas, su evolución infinita, éstos no se desinteresan de nuestros sufrimientos ni de nuestras lágrimas. De las cimas de la vida universal descienden sin cesar hasta la Tierra corrientes de fuerzas y de inspiración. De ahí vienen los rasgos del genio, los soplos potentes que pasan sobre las multitudes en las horas decisivas; de ahí llegan las fuerzas para quienes se doblegan
bajo
el duro peso de la existencia.
Un
lazo misterioso une a lo visible con lo invisible. Nuestro destino se
desarrolla en la cadena inmensa de los mundos y se traduce en
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- EL engrandecimientos graduales de vida, inteligencia y sensibilidad.
Pero
el estudio del Universo oculto no se nos presenta sin dificultades. Allí, como
aquí, el bien y el mal, la verdad y el error se mezclan, según el grado de
evolución de los Espíritus con los cuales entramos en relación.
De ahí la necesidad de abordar el terreno de la experimentación con una extrema prudencia, después de los estudios teóricos preparatorios. El Espiritismo es la ciencia que regula estas relaciones.. El nos enseña a conocer, atraer y utilizar las fuerzas bienhechoras del Mundo Invisible, a apartar las malas influencias y, al mismo tiempo, a desarrollar las potencias ocultas, las facultades ignoradas que duermen en el fondo de todo ser humano.
LEÓN
DENIS
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HONRAR PADRE Y MADRE
Allan
Kardec dice : Los espiritistas no deben jamás olvidar el
cuarto mandamiento del decálogo. El mandamiento “Honrar a tu padre y a tu
madre” es una consecuencia de una ley general de caridad y de amor al prójimo,
porque no se puede amar al prójimo sin amar a su padre y a su madre, pero la
palabra honrar encierra un deber más respecto a ellos: el de la piedad filial.
Dios ha querido manifestar con esto que al amor es preciso añadir el respeto,
las consideraciones, la sumisión y la condescendencia, lo que implica la
obligación de cumplir respecto a ellas de una manera aún más rigurosa todo lo
que la caridad manda con respecto al prójimo.
Este deber se extiende naturalmente a las personas que están en lugar de
padres, y que por ello tienen tanto o más mérito cuanto menos obligatoria es su
abnegación. Dios castiga siempre de un modo riguroso toda violación de este
mandamiento. “Honrar a tu padre y a tu madre” no es solo respetarle, es también
asistirle en sus necesidades, procurarles el descanso en su vejez; rodearles de
solicitud como lo han hecho con nosotros en nuestra infancia.
Sobre todo con respecto a los padres sin recursos es como se demuestra la
verdadera piedad filial. ¿Cumplen acaso este mandamiento aquellos que hacen un
gran esfuerzo dándoles lo justo para que no se mueran de hambre, cuando ellos
no se privan de nada? ¿Relegándolos en la peor habitación de la casa, para no
dejarlos en la calle, cuando ellos reservan para sí la mejor y la más cómoda?.
Gracias aún si no lo hacen de mal agrado y no les obligan comprar el tiempo que
les queda, cargándoles con las fatigas domésticas. ¿Está bien que los padres
viejos y débiles sean los servidores de los hijos jóvenes y fuertes? ¿Acaso su
madre les regateó su leche cuando estaban en la cuna? ¿Ha escaseado sus
vigilias cuando estaban enfermos, y sus pasos para procurarles aquello que les
faltaba?
¡No!; no es sólo lo estrictamente necesario lo que los hijos deben a sus
padres, deben también darles las pequeñas dulzuras de lo superfluo, los
agasajos, los cuidados exquisitos, que solo son el interés de lo que ellos han
recibido, el pago de una deuda sagrada. Esta es la verdadera piedad filial
aceptada por Dios.
Desgraciado pues, aquel que olvida lo que debe a los que le han sostenido en su
debilidad, a los que con la vida material le dieron la vida moral, a los que
muchas veces se impusieron duras privaciones para asegurar su bienestar;
desgraciado el ingrato, porque será castigado con la ingratitud y el abandono;
será herido en sus más caros afectos, algunas veces desde la vida presente, y
más ciertamente en otra existencia en la que sufrirá lo que ha hecho sufrir a
otros.
Es verdad que ciertos padres olvidan sus deberes, y no son para sus hijos lo
que deben ser, pero a Dios corresponde castigarlos y no a sus hijos; éstos no
deben reprocharles, porque ellos mismos han merecido que así sucediera. Si la
caridad eleva a ley el devolver bien por mal, ser indulgente con las
imperfecciones de los demás, no maldecir a su prójimo, olvidar y perdonar los
agravios, y hasta amar a los enemigos, ¡Cuanto mayor es esta obligación con
respecto a los padres! Los hijos, pues, deben tomar por regla la conducta para
con estos últimos de todos los preceptos de Jesús concernientes al prójimo, y
decir que si todo proceder es vituperable con los extraños lo es más con los
allegados, y lo que sólo puede ser una falta en el primer caso, puede llegar a
ser un crimen en el segundo, porque entonces a la falta de caridad se agrega la
ingratitud.
ALLAN KARDEC, demuestra claramente en sus juiciosas consideraciones lo que la
lógica evidencia también; y es, que los espiritistas creyendo como creemos que
los espíritus vuelven repetidas veces a la Tierra, tratamos de querer y
considerar a todos los seres que nos rodean, porque ¡Quién sabe los lazos que a
ellos nos unen! ¿Y había de cesar este cariño, esta consideración y este
respeto con los seres que más nos han querido y a quien más beneficios hemos
debido? Porque sabemos que una existencia por penosa que sea nos es provechosa,
puesto que es necesario al Espíritu trabajar y luchar en sucesivas
encarnaciones para ir ascendiendo en la escala del progreso universal.
Muchos seres desgraciados, en un momento de desesperación, dicen con profunda
amargura: ¡Más me valiera no haber nacido! Aunque mi padre no me hubiera dado
la vida no me hacía falta ninguna. Pues bien; esta queja, este doloroso
reproche nunca lo pronuncia el verdadero espiritista; porque sabe que si vino
al mundo, en un palacio, en una cárcel o en un hospital, no fue su padre el que
le obligó a nacer en este o en aquel lugar, sino que fue él, el que pidió a su
padre que le dejase pagar una deuda o cumplir una misión en este triste
Planeta.
Amalia
Domingo Soler
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