lunes, 21 de febrero de 2022

Religiones cristianas- Dogmas, Sacramentos y Cultos (1)

    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1,. Religiones cristianas- Dogmas, Sacramentos y Cultos (1)

2.- Los pensamientos (comunicado espiritual)

3.- ¿ Resurección de los muertos, o Reencarnación del Espíritu?

4.- Espíritus protectores



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             RELIGIONES  CRISTIANAS

                      Dogmas, Sacramentos y Cultos ( 1 )

   El pecado original es el dogma fundamental, base de todo el edificio de los dogmas cristianos. Idea verdadera en el fondo, pero falsa en la forma y desnaturalizada por la Iglesia. Verdadera en el sentido de que el hombre por la intuición que conserva de las faltas cometidas en sus vidas anteriores y de las consecuencias que le han acarreado, Pero este sufrimiento es personal y merecido. Nadie es responsable de las faltas ajenas si no ha tomado parte en ellas. Presentado bajo ese aspecto dogmático, el pecado original que castiga a toda la descendencia de Adán, es decir, a la humanidad entera por la desobediencia de la primera pareja, para salvarla después mediante una iniquidad mayor aún, la inmolación de un justo, es un ultraje a la razón y a la moral, considerados en sus principios esenciales: la bondad y la justicia. Este dogma ha contribuido más a apartar al hombre de la creencia en Dios, que todos los ataques y todas las críticas de la filosofía.

   No es impunemente, en efecto, que se trata de separar en el pensamiento y en la conciencia, la idea del Dios de la justicia. Así es como se siembra la confusión en las almas y se provoca un trabajo mental que conduce forzosamente a la ruina de una de las dos ideas. Poco ha faltado para que se lograse destruir la idea de Dios, pues el hombre tiene, indispensablemente, que ver en Él la más alta personificación de la sabiduría y del amor. Todas las perfecciones deben estar reunidas en el Ser Supremo.

   El hombre ha perdido el recuerdo preciso de su pasado culpable, pero conserva de él una vaga impresión. De ahí procede la concepción del pecado original, que se vuelve a encontrar en varias religiones y de la expiación que necesita. De esta concepción errónea nace la de la caída, la del rescate y redención por la sangre de Cristo; los misterios de la encarnación; de la virgen madre, de la inmaculada concepción. En una palabra: toda la armazón del catolicismo.

   Todos estos dogmas constituyen una verdadera negación de la razón y de la justicia divina, si, como quiere la Iglesia, se les toma al pie de la letra y en su sentido material.

   No es admisible que Dios haya creado al hombre y a la mujer con la condición de que no se instruirían. Menos admisible aún es que por una sola desobediencia, haya condenado a posteridad a la humanidad entera a la muerte y al infierno.

   ¿ Qué pensaríamos, dice con razón E. Bellamare, de un juez que condenase a un hombre bajo el pretexto de que hace millares de años, uno de sus antepasados cometió un crimen?. Esta es, sin embargo, la odiosa conducta que el catolicismo atribuye al Juez Supremo, Dios.

    Tales conceptos son los que justifican el apartamiento y el odio que la idea de Dios inspira a ciertos pensadores. Esto es lo que explica, sin excusarla, la acusación vehemente de un escritor célebre: "¡ Dios es el mal !.

   Si se considera el dogma del pecado original y de la caída por lo que en realidad es, o sea, como un mito, una leyenda, tales como se encuentra en todas las cosmogonías antiguas, si se sopla sobre estas quimeras, se derrumba inmediatamente todo el edificio de los dogmas y los misterios. ¿ Qué quedará entonces del Cristianismo?, se preguntará. Quedará todo lo que hay en él de verdaderamente grande, vivo, racional, esto es, todo lo que es capaz de elevar y de fortalecer a la humanidad.

   Prosigamos nuestro examen. La soberanía de Dios, nos dicen los teólogos, se manifiesta por la predestinación y por la redención. Siendo Dios soberano absoluto, su voluntad es la causa final y decisiva de todo lo que se cumple en el Universo. Agustín es el autor de este dogma que establece en su lucha contra los Maniqueos, partidarios de los dos principios opuestos: el bien y el mal; y contra Pelagio que reivindicaba los derechos de la libertad humana. No obstante Agustín acude, para defender el dogma, a la autoridad de San Pablo, verdadero creador de la doctrina de la predestinación, cuya exposición, que nos parece poco convincente, se encuentra en el Càp. IX de la Epístola a los Romanos.

   Según San Pablo, cuya teoría adoptaron sucesivamente San Agustín, los reformadores del siglo XVI, y después Jansenio, Pascal, etc., el hombre, siendo arrastrado invenciblemente por su naturaleza al mal, no puede labrar su salvación por sus propias obras.

   Esta inclinación funesta es el resultado de la caída del primer hombre y de la corrupción que de ella se desprende sobre toda la humanidad, siendo esta corrupción herencia de todos los hijos de Adán, y las iglesias cristianas, no parecen apercibirse de que con esta afirmación monstruosa, se hacen aliadas del materialismo, que proclama la misma teoría en nombre de la ley de herencia.

   Todos los hombres perdidos por el pecado de Adán, serían entregados a la condenación eterna si Dios, en su misericordia, no hubiese encontrado un medio de salvarles. Este medio es la redención. El Hijo de Dios se ha hecho hombre. En su vida terrenal ha cumplido la voluntad de su Padre y dado satisfacción a su justicia, ofreciéndose en holocausto para la salvación de todos.

   Resulta de este dogma que los fieles no se salvan por un ejercicio de su libre voluntad, ni por sus propios méritos, porque no hay libre albedrío frente a la soberanía de Dios, sino por efecto de una gracia que Dios concede a sus elegidos. Llevando este argumento a sus consecuencias lógicas, se podría decir: Dios es quien atrae a los elegidos; Dios es quien endurece a los pecadores. Todo se hace por la predestinación divina. De consiguiente, Adán no pecó por su libre albedrío. Es Dios, soberano absoluto, quien le ha predestinado a la caída.

   Este dogma conduce a resultados tan deplorables, que el mismo Calvino, que lo ha afirmado con todas sus consecuencias, le llama, hablando de los hombres predestinados a la eterna condenación, "un decreto horrible ". Pero añade que "Dios ha hablado y la razón debe someterse"

   ¡ Dios ha hablado!, ¿ Pero dónde y por boca de quien ha hablado?. En textos oscuros obra de una imaginación perturbada.

   Y para imponer tales razonamientos, para fijarlos en los Espíritus, Calvino no vaciló en el empleo de la violencia. La hoguera de Servet nos lo atestigua.

   Lógica terrible, que procediendo de verdades mal comprendidas, como hemos dicho más arriba, se confunde con sus propios sofismas y apela al hierro y al fuego para imponerse y cortar cuestiones inextrincables, para dilucidar los enredos creados por la ignorancia y las pasiones.

(...//...)  Continúa en el siguiente publicado)

De la obra de León Denis, "Cristianismo y Espiritismo"

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                         LOS PENSAMIENTOS 
                                         ( COMUNICADO ESPIRITUAL)             


Es muy importante entender que todo lo malo que pensemos nos puede causar problemas, ya sea propiamente mental o propiamente físico. El pensamiento es fuerza creadora y es muy importante estar pendiente con todo pensamiento malo, tendremos una reacción desorganizada en nuestra propia mente y en nuestro cuerpo físico. Todo lo que pensamos causa esa reacción dentro de nosotros que además tenemos que sumar que nuestro pensamiento si lo creamos con una vibración mental baja se unirá inmediatamente a otros de igual condición, de lo contrario, si son pensamientos buenos, eso hace que nuestra condición vibratoria sea mejor, mas elevada, uniendo nuestros pensamientos a otros pensamientos mejor organizados y más sanos.

Tenemos que comprender que nuestra mente siempre está generando pensamientos que su fuente esta en el espíritu, en nuestra alma, por lo tanto, es importante que siempre pongamos especial atención con lo que pensamos, pues mientras pensamos esos pensamientos se van extendiendo a nuestro alrededor y hace que atraiga a otros que piensan igual, es como si todo lo que pensamos lo dijéramos a través de un altavoz, lo escucharía cualquiera en su radio de acción. Todo pensamiento atrae a otro pensamiento igual, y como a nuestro alrededor tenemos un mundo espiritual, esos espíritus que piensen igual vendrán a nuestro lado por la ley de afinidad, esto es, todo individuo pensante atrae a otro igual.

En la actualidad no se tiene muy presente lo que la criatura humana piensa, pues mientras nosotros pensamos creamos como una especie de atracción que vendrán con nosotros haya donde estemos. Nuestros pensamientos deben de ser siempre observados y siempre tenemos que tener prudencia, nunca hablemos mal de nadie, pues esos pensamientos tóxicos pueden perjudicar a la persona pero también ese mal que provocamos, toma mucha atención, volverá a nosotros con inquietudes o con mal estar. Por eso no hablemos mal de nadie, no odiemos a nadie, tengamos nuestro pensamiento más elevado, no tenemos que preocuparnos que otros hablen mal de nosotros, o que otros nos odien, eso no es lo importante, lo importante es que nosotros no lo hagamos, porque los pensamientos que creamos y pensamos mal de alguien eso lo creamos nosotros y todo mal que se crea vuelve a la fuente, también eso ocurre con buenos pensamientos que nos generaran tranquilidad y mas felicidad disponiendo poco a poco de una mente sana.

Por esto, siempre tenemos que intentar gobernar lo que pensamos, entender que todo nuestro pensamiento alejado de las enseñanzas de Jesús, nos puede causar sufrimientos y que todo pensamiento bueno nos dará calma. Siempre buscamos un medico cuando sentimos dolor en nuestro cuerpo, entre tanto, busquemos a Jesús para nuestra alma, con pensamientos buenos y más sanos. Si no hacemos determinadas cosas para no dañar nuestro cuerpo, si comemos cosas sanas para no engordar, si hacemos deporte para estar más sanos, si cuidamos nuestra imagen, con peinados modernos, con maquillaje y bronceados para resaltar nuestra elegancia y compramos vestidos y trajes para tener una imagen elegante, si cuidamos todo lo exterior y no procuramos cuidar nuestro interior, nuestro pensamiento, entonces nuestro exterior comenzara a dañarse en cualquier momento, porque pensamientos negativos producen enfermedades en el cuerpo, la cólera perjudica el corazón, la tensión, la ansiedad, enferma el estomago, todo lo que pensemos si está mal enfocado causara un dolor en nuestro organismo.

Por esta razón y por muchas otras tengamos presente que cuidar nuestro exterior es necesario, pero nuestro interior es imprescindible. Comencemos a tener pensamientos saludables, y si tenemos rencor, la envidia, los celos, el odio, tengamos cuidado y no los mantengamos en nuestro interior, tengamos siempre una actitud positiva en frente de la vida y vivíamos siempre con alegría confiando en Dios y nunca nos dejemos arrastras por la tristeza ni por el desaliento, pues esta, también, nos pueden arrastrar a la depresión que es como una bomba en nuestro interior que siempre tenemos que evitar. Confiemos en Dios y aprendemos de Jesús.

Espíritu Rafael.

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           ¿ Resurección de los muertos, o         Reencarnación del Espíritu?

Más que  una superstición, la idea de la Resurección  es una creencia  ancestral sostenida en ciertos pueblos y religiones, pero carente de fundamentos lógicos o reales.

   Las religiones cristianas, han hecho de esta idea un dogma, por el que afirman que  la resurección de los muertos ( se entiende que en cuerpo y alma), será en el “último día” al final de los tiempos , o  “fin del mundo” inmediatamente antes del llamado “Juicio Final”, precisamente con el mismo cuerpo carnal que ahora tenemos. Esta idea también fue sostenida ancestralmente por otras religiones como el Judaísmo desde donde pasó más tarde al Cristianismo que lo adoptó en sustitución de la Reencarnación que admitieron durante los tres primeros siglos hasta que este fue derogado en el Concilio de Constantinopla. El cristianismo que resultó después de aquel desdichado concilio, en sus comienzos interpretó literalmente la resurrección como una vuelta o regreso integral a la vida, después de haber vivido alguna vez en la historia  una sola existencia humana. La resurrección de Jesús se entendía como que su cadáver había regresado  a esta vida, al tercer día después de fallecer,  con el mismo cuerpo que había tenido  antes  de fallecer martirizado en la cruz.

     Esta idea de la resurección que el Cristianismo hizo suya,  ya era anteriormente un dogma de origen judío, que fue recogido y adoptado por el Emperador Justiniano que, como más arriba menciono, lo impuso en el concilio de Constantinopla  después de tres siglos en los que la reencarnación era una  creencia común entre los cristianos de aquella primitiva Iglesia, y esto fue así debido a que la idea de la reencarnación, contradecía otros dogmas convenientes a la Iglesia que por encima de creencias, quería  mantener su control sobre las conciencias de sus feligreses, que por decreto lo eran todos, manteniendo una gran influencia social y un poder político  que  aún dura hasta nuestros días por todo el mundo.

La Iglesia, anuló y combatió la idea de la reencarnación,  y  amparada por el poder político,  controlaba así  y dominaba al pueblo, que hizo depender de la forzosa aceptación de sus dogmas,  sembrando en sus conciencias la idea de la salvación por la gracia de los sacramentos, suministrados por los sacerdotes que los manejaban como una amenaza de castigo de un  infierno de fuego eterno, si se les desobedecía,  pues se hizo creer la idea de que ellos, con los llamados sacramentos que administraban con sus correspondiente rituales, tenían poder absoluto  sobre las puertas del cielo y del infierno. Además de lo dicho, el  Emperador Justiniano  ya había promulgado un anatema para prohibir la idea de la reencarnación; el anatema o condena suponía una persecución a muerte a quien osara desobedecer, de modo que la idea de la reencarnación  se fue con el tiempo olvidando poco a poco entre los cristianos.

      La "Resurección de la carne", es una idea, tal vez, tan antigua como la de la reencarnación; sin embargo aunque todavía es mencionada y mantenida  en las liturgias  y permanece como dogma de fe en  las religiones cristianas establecidas, lo cierto es que   tal como se entiende e interpreta, está totalmente fuera de lugar en cuanto   a que no puede ser una creencia real y profunda  que  pueda ser mantenida  racionalmente por sus mismos adeptos a no ser a golpe de fe ciega,  de fanatismo e irracionalidad. A nivel científico esta idea es una aberración absurda sin fundamento ni sentido.

      La idea general de la resurección tal como aun es sostenida, se sintetiza en que cuando llegue el “Fin del Mundo” o "Fin de los Tiempos", todas las personas que han vivido en la Tierra a lo largo de todas las épocas en la historia, resucitarán de nuevo a la vida en este mundo (se levantarán de sus tumbas), con el mismo cuerpo carnal que tuvieron cuando vivieron en su época, “rescatados del polvo”, tal como dice  la liturgia Católica.

      Según este dogma absolutamente supersticioso por irracional, se deduce que los Seres humanos somos un cuerpo que tiene Un Alma con la que vivimos tan solo una vida en este mundo, sin importar lo corta o larga que esta sea o las circunstancias sociales o de salud que la rodeen en esa única vida. Este mismo cuerpo según el dogma, un día resucitará con su alma con la que formando una unidad de nuevo, quedará destinado o ubicado en el más allá en una suerte definitiva. (  Un más allá que deberá ser un lugar físico para poder contener tantísimos billones de cuerpos materiales que han pasado por la Tierra).

      Por el contrario , con la idea de la reencarnación se deduce, tal y como afirma el Espiritismo, que los seres humanos en realidad  somos Un Espíritu o Alma inmortal; que tenemos, hemos tenido y tendremos tantos cuerpos e identidades humanas como vidas necesitemos para evolucionar  dentro de un proceso  ilimitado de aproximación a nuestra Fuente de Origen, pero después de cada paso por la vida humana el cuerpo material vuelve a la Tierra, en la que  reintegra los elementos minerales que lo compusieron; mientras que para el espíritu que animó ese cuerpo y que es el que verdaderamente resucita tras la muerte, en otro plano de existencia, hasta que  no supere el nivel evolutivo necesario para no tener que regresar ya más, seguirá reencarnando tantas veces como precise para llegar a un nivel de perfección necesario cuando  las existencias materiales ya no tengan nada más que enseñarle; por tanto para el Ser espiritual inmerso en su proceso evolutivo, no existe una suerte fija y definitiva en el más allá.           

      Conforme propugna la filosofía enseñada por los espíritus con respecto a este tema, se puede interpretar la resurrección del espíritu como el despertar de este en el más allá tras la muerte del cuerpo, o también como el concepto del espíritu que llega a tal grado de elevación que transpone la fase de las encarnaciones en los mundos en donde la reencarnación se lleva a cabo, no necesitando  entonces  volver a reencarnar en esos mundos físicos, por lo que una vez superado el aprendizaje y depuración ellos, ya no tiene que volver a experimentar más la muerte de su cuerpo físico; continúa su evolución solamente con su cuerpo espiritual en algún elevado plano del mundo espiritual.

       Si se toma el tema de la resurección de modo literal, por lo absurdo del mismo, solo se genera una incredulidad general en todo lo trascendente, pero si este concepto se interpreta solamente como una figura simbólica de la resurrección del alma o de su despertar en el más allá tras la muerte, puede repugnar menos a la razón.

    También cabría plantearse que la idea de la resurrección tal como la conciben, implica que esta deberá alcanzar  también  a los demás seres vivientes con sus respectivos cuerpos, porque está claro que cada ser vivo también tiene su alma, diferente a la humana según cada especie animal, pero al fin y al cabo almas en proceso de evolución.

    Además, ¿ cómo podría el dogma de la resurección explicar el nivel intelectual y moral del Ser humano actual, en general, diferente y mucho más desarrollado que el de nuestros ancestros de hace cientos o miles de años?; ¿se trata solo de evolución genética en cuanto a su parte material, o también  es una evolución psíquica y espiritual con una mayor carga de sentido moral y de inteligencia?. Si la evolución humana es debida a la evolución psíquica de la materia, no queda más que aceptar que ese psiquismo ha tenido que evolucionar con diferentes materias pues estas cada pocos años se destruyen con la muerte. Dicho de otro modo, se puede considerar que la materia solo es materia que evoluciona en sus formas, pero siempre queda en un plano físico, mientras que el Alma o Espíritu que dirige a esa materia, vive mientras tanto en otra dimensión no material y en su proceso evolutivo  tiene que revestirse  temporal y periódicamente de materia para aprender y engrandecerse, prosiguiendo así su caminar y ascendencia evolutiva en pos de una perfección.

- Jose Luis Martín-

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                    ESPÍRITUS PROTECTORES

                                                                    


¡Padre Celestial! Gracias por los dones que has derramado sobre nosotros, pero especialmente, gracias por habernos dado la grata compañía de nuestro espíritu custodio, sin cuya protección y guía desorientados caminaríamos.

La figura de nuestro espíritu protector, popularmente conocido como ángel guardián, lleva tantos años entre nosotros como tiempo habita el hombre en la Tierra. No existe cultura o civilización en la que no se le cite y se hable de su influencia en los actos humanos. Cuando pretendemos explicar la naturaleza de ese influjo, resulta adecuado acudir a la figura de la relación entre un padre y su hijo. Al igual que un progenitor desea lo mejor para su vástago, nuestro espíritu guardián nos aconseja en los momentos de duda, consuela en los pesares, comparte alegrías y nos sostiene frente a los avatares de la vida.

Dios quiso que desde el momento del nacimiento hasta nuestro desprendimiento del envoltorio carnal, tuviéramos un amigo que nos apoyara, incluso más allá de la muerte física o también a lo largo de varias existencias. Hemos de saber que la relación entre estos seres y sus tutelados puede extenderse a lo largo de siglos.

Después de todo, poseer un apoyo desde el plano espiritual no hace sino confirmar la existencia de una única realidad con dos dimensiones en constante interacción. Por un lado, nosotros, compelidos a evolucionar a través del paso por el plano material y por otro, ellos, invitados a continuar con su progreso desde el lado espiritual mediante el trabajo que realizan con sus queridos alumnos. Por si alguien tenía alguna duda, estos espíritus tan especiales también trabajan en pos de su senda. No se conocen datos o noticias sobre desempleo en la zona en que habitan.

Podemos vivir tranquilos ya que, antes de entrar en el vientre materno, nos eligen por afinidad, lo que no quiere decir que seamos idénticos en carácter o en evolución. Ellos han avanzado en el trayecto de la perfección más que nosotros porque la Providencia no iba a permitir impartir clases a un profesor con menos nivel de conocimientos que su alumno.

Esta labor puede resultarles grata o incómoda según las acciones que emprendamos fruto del libre albedrío. Cuando nuestro comportamiento nos ayuda en el progreso, se alegran como el que más pero se entristecen sobremanera cuando observan nuestro estancamiento y abatidos, contemplan las desviaciones en el camino hacia el bien. A veces, estos pensamientos y acciones son tan contrarios a las leyes divinas que por momentos se alejan, aunque no por ello dejan de hacerse sentir, para acercarse rápidamente a nuestra presencia en cuanto atisban en nosotros vibraciones luminosas de amor y bondad.

Su cercanía no conoce límites: en la soledad de la cárcel, quebrada tu salud en el hospital o perdido en la multitud, su aliento exhala voces de ánimo en el interior de la conciencia, alentándonos a continuar nuestro peregrinaje, a pesar del dolor con el que nos hieren las pruebas cotidianas de la vida.

Nada hay que se les escape, por lo que resulta inútil engañarles con imposturas. Para ellos, somos transparentes porque no solo ven nuestros actos sino lo más importante, la intención con que los hacemos. De ahí lo esencial que resulta establecer intimidad con ellos, para que así podamos escuchar como eco en la mente, sus orientaciones.

Con tantos espíritus de toda condición pululando alrededor de nuestro pensamiento, lo mejor es sintonizar adecuadamente la frecuencia de emisión de nuestro ángel, resultando de lo más apropiado para guiarnos por la senda evolutiva. Démosle un nombre cualquiera que nos evoque sentimientos de afecto, de modo que cada vez que pronunciemos su apelativo, acuda raudo a nuestro hombro a hacernos sentir el brazo de su consoladora presencia.

No nos desanimemos por las dificultades del destino ni pensemos que nos abandonan. Desde la cercanía, al observarnos, se angustian por nuestras luchas pero al mismo tiempo, saben que el dolor por la superación de los obstáculos es condición necesaria para el avance. Conocen con alborozo que si escapamos victoriosos de tales pruebas, saldremos fortalecidos aunque a veces, les pidamos explicaciones por su aparente “desamparo”.

No caigamos en la desesperanza. Ellos saben perfectamente que Dios no otorga a sus hijos más pruebas de las que pueden soportar. Tampoco pidamos que su influencia sea evidente. Sus sabias palabras se mezclarán con nuestras reflexiones y es bueno que así suceda para no interferir con el libre albedrío, único capaz de hacernos progresar en base a las decisiones que tomemos. Triste aparecería nuestra alma si supiéramos que alguien elige por nosotros.

¡Serenos en el transcurso del tiempo! Al poco del tránsito, los contemplaremos majestuosos a nuestro lado, como siempre, aunque ahora tengamos “vista” para distinguirlos. En tan vital trance, nos consolarán si estamos apenados, infundirán ánimos si flaqueamos, y sobre todo, nos aportarán claridad, respuestas en medio de la confusión. Cuando en ese supremo instante, roto el vínculo de la carne, podamos percibirlos, exclamaremos… ¡Yo te conozco!… y lágrimas de emoción y recuerdos ocultos aflorarán a nuestros ojos espirituales para a continuación, recibir la calidez de su abrazo acogedor respondiéndonos… ¡Bienvenido, has regresado!

Mientras llega tan ansiado momento, el del retorno a la auténtica morada, no perdamos de vista nuestro caminar, lleno de peligros pero también de retos por salvar. Porque a veces, cuando la dureza de nuestro oído hace imposible la escucha de sus palabras, se valen de nuestros amigos o allegados para decirnos ¡Ten cuidado! ¡Sé prudente! ¡Cambia de actitud!

Ellos nunca descansan en pos de nuestro bien y por eso, en algunas ocasiones, se someten al esfuerzo de susurrar mensajes de templanza para nosotros en los oídos de otros, para que estos nos los transmitan. Quizá así, su guía encuentre eco en nuestro interior, tantas veces henchido de egoísmo y vanidad.

Querido lector: atrapados en la cárcel del cuerpo, la vida física se nos muestra como incierta pero desafiante, repleta de pruebas que nos empujarán hacia nuestra mejora. Cerremos los ojos, pronunciemos con amor su nombre y examinemos la voz de la conciencia, auténtica vía Apia por la que sus palabras nos llegan. ¡Silencio íntimo, sus anuncios nos orientan, sepamos percibirlos! Dejemos un pequeño espacio dentro de la mente para albergar sus sabios avisos, fiel reflejo del proceder divino que no deja desamparada a ninguna de sus criaturas.

¿Estamos solos? ¡Jamás! Siempre preferí transitar mi senda en buena compañía. Hoy más que nunca, recibid un saludo afectuoso y hacedlo extensivo de todo corazón a vuestros hermanos custodios.

- Jose Manuel Fernández- ( de su blog entre espíritus )

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