martes, 1 de febrero de 2022

La facultad psicográfica

INQUIETUDES ESPÍRITAS

1,. Nunca critiques

2,. Libre albedrío, versus Destino ( 2 )

3.- La ciencia del Espíritu ( 1 )

4.-La facultad psicográfica






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                          NUNCA CRITIQUES              


En las circunstancias actuales, tenemos que ver siempre la mano del Divino Maestro guiando los cambios.

Pues, en lugares donde surge la corrupción, no critiques, porque no sabes que les han llevado a tan lamentable error.

En lugares donde abunda la droga, no critiques, porque tal vez tú hubieras caído en lo mismo que en sus mismas situaciones.

En lugares donde abunda la delincuencia, se comprensivo, porque tal vez tú no hubieras sido mucho mejor.

Sea lo que sea, no critiques, no des por entendido tal situación, el Mundo es una gran escuela y no todos son alumnos abnegados, por eso, comienza a estudiar profundamente la asignatura de tu Vida, para que tal vez, en vez de criticar, comiences a entender que todos podemos caer en tal situación.

Nadie comprende lo que son los colores si carece de vista para entender.    

-Rafael (Espíritu)

(Tomado de Alborada Espírita Cristiana)

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 LIBRE ALBEDRÍO, VERSUS DESTINO ( 2 )

                                  


En esta entrada vamos a llevar a cabo una curiosa experiencia. Dada la sempiterna polémica entre genética versus ambiente abordada en el anterior artículo, tan solo vamos a sustituir dichos términos por los de reencarnación versus libre albedrío en ese mismo orden. Por tanto, nos quedaríamos con la siguiente fórmula:

Genes………………..Reencarnación

Ambiente………….Libre albedrío

Expliquemos esto un poco más. Cuando hablamos del aporte genético que cada uno de nosotros trae a la actual vida, vamos a transformarlo en todo ese conjunto de datos que el espíritu alberga en su interior y que conserva aunque se “asocie” durante años a un cuerpo material. Por otra parte, cuando hablamos del peso del ambiente, vamos a referirnos a la influencia que el medio ejerce sobre el sujeto, considerando que este influjo no hace más que reflejar el resultado de la interacción entre el individuo y su entorno. Al tratarse de un proceso interactivo, convenimos por la ley de causa y efecto en que cada vez que tomamos una decisión, de esta se derivan unas consecuencias y esos efectos, a su vez, generan una reacción en el ambiente, el cual vuelve a demandarnos nuevas acciones y así sucesivamente.

Por diversas razones, los estudiosos del tema se están inclinando por atribuir cada vez más una mayor importancia al factor genético como auténtico modelador de la vida de las personas. Bien sea por su influjo sobre la salud o sobre la personalidad, lo cierto es que en los últimos años los genes nos están dando mucha información sobre cómo somos tanto en el aspecto orgánico como en el psicológico. Acorde a lo expuesto por la doctrina espiritista, el espíritu cuando vuelve a reencarnar en el plano físico, conserva intacta toda la información que posee acerca de lo que ha vivido hasta el día de la fecha (da igual el número de reencarnaciones experimentadas). Esto se debe a que el alma (utilizaremos como sinónimos los términos alma-espíritu para entendernos mejor), dispone de un mecanismo de memoria exacto que le faculta para guardar cualquier tipo de dato relevante que se produzca a lo largo de su existencia. Hay que tener en cuenta que ese registro hace referencia tanto a las experiencias en el plano físico (sucesivas reencarnaciones) como a las del plano espiritual.

Así, tenemos el caso concreto de una persona que por su configuración genética va a tener una tendencia a padecer de su sistema digestivo (es la parte más débil de su organismo) y por otro lado, sus genes se han estructurado de tal manera que en su carácter hay una marcada predisposición a actuar con impulsividad, es decir, a emprender gran cantidad de acciones sin la suficiente reflexión o pausa, con las consecuencias por todos conocidas que puede tener para ese sujeto.

Ahora, cambiemos el registro. Desde un punto de vista espiritual, nuestro individuo en cuestión abusó en su última vida de una alimentación inadecuada, cometiendo todo tipo de excesos al respecto que pusieron en peligro su salud a pesar de partir una buena constitución física desde su nacimiento. Se movió en general en el ámbito de una favorable economía y posición social. Al mismo tiempo y haciendo uso de su libre albedrío tomó numerosas decisiones de manera impetuosa, en parte debido a su personalidad vehemente pero también a que no realizó ningún esfuerzo por atemperar su carácter. Esto último le condujo a obrar de forma irreflexiva, generando en muchos casos, un dolor innecesario en las personas de su entorno.

El desenlace quedó claro: en su actual peregrinaje por la vida física en nuestro planeta habrá de «arrastrar» una serie de disfunciones en su sistema digestivo producto de los abusos del “pasado” más reciente y por otro lado, conserva intacta su propensión a exaltarse, a conducirse por la escasa moderación en sus actos. Realmente, existe un gran modelo de aprendizaje en todo esto. Aunque tan solo se trate de un ejemplo hipotético, lo esencial es comprender bien el mecanismo espiritual que nos permite entender cómo opera la ley de causa-efecto, eso sí, todo con miras al progreso del individuo que es en definitiva para lo que estamos aquí.

En el modelo expuesto, el sujeto parte con una disfunción digestiva producto del exceso anterior. Nadie le obligó a comer o beber de ese modo radical, inadecuado, insano. Tuvo posibilidades de elegir y evidentemente escogió mal a la luz de los resultados. Ahora y desde que abre sus ojos en el momento del parto, “recoge” los efectos de sus malos hábitos. En cuanto a su particular “psicología”, parece claro que existen tendencias difíciles de cambiar o reconducir, seguramente porque llevamos existencias y siglos manteniéndolas intactas, sin acometer ningún esfuerzo especial por moderarlas o gobernarlas de un modo más constructivo. Nuestro personaje guarda en su interior su querencia hacia la impulsividad, pero será labor suya aplacar este “rasgo” tan importante de su naturaleza.

En conclusión ¿por qué donde se escribe “genética” no podemos ver el acúmulo de datos que el espíritu trae dentro de sí tras pasar por sucesivas encarnaciones? Y ¿por qué donde hablamos de ambiente no podemos ver a la persona (espíritu asociado a un cuerpo) en interacción con su entorno tomando a diario decisiones que le afectan tanto a él como a los demás?

¿No os parece que las piezas del rompecabezas encajan ahora un poco mejor? La famosa polémica genética-ambiente quizá no sea más que una ligera controversia destinada a diluirse con el paso de los años. Nuestro destino se halla cada vez más cerca de ser desvelado con argumentos de los más “racionales”. Habrá que esperar aún un tiempo, mas la tendencia se halla marcada.

- Jose Manuel Fernández-                                                                              Psicólogo clínico, escritor y poéta.de su blog Entre Espíritus

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     LA CIENCIA DEL ESPÍRITU ( 1 )

                                                     



Actualmente existen religiones diversas, pero la espiritualidad es una rara cualidad humana. La Ciencia del Espíritu lleva como premisa esencial el reconocimiento de que la vida prosigue más allá de la tumba, que la muerte es sólo un dormir necesario y el umbral para entrar en una vida más vasta, más superior y más divina.

Trae, por tanto, para el ser humano el reconocimiento de que él no es el cuerpo, ni que la vida de este mundo ha sido hecha para la satisfacción exclusiva de sus sentidos, o de su comodidad, o de su egoísmo, sino que tiene una finalidad más alta, más profunda y más hermosa.

Este reconocimiento de la existencia del espíritu, lo lleva a identificarse como un ser inteligente y espiritual, que está en lucha de aprendizaje y de perfeccionamiento en todos los órdenes, tanto en el orden de sus emociones como de su pensamiento, como de su espiritualidad.

Esta ciencia del espíritu lleva en sí el reconocimiento de una entidad directora, invisible, e impalpable; pero presente, a la que llamamos Dios. Apenas la inteligencia se dedica, utilizando el razonamiento y la observación, a investigar la vida, se queda maravillada de la evolución que ésta ha seguido en la Tierra, de las leyes que están prendidas a la existencia misma del hombre, y bajo las cuales se ha desarrollado la naturaleza entera. En cuanto quita de sí el prejuicio y elimina el apasionamiento de la educación imperante, se queda abismado en la concepción de una inteligencia más vasta que las mayores inteligencias ni los sabios de la Tierra nunca han negado, y que llamamos Dios.

Toda la construcción del Cosmos, la misma evolución humana, la misma organización y desarrollo de la materia, habla, no de la vida como hecho casual, no de un acaso construido por contradicción de fuerzas operantes y sin dirección, sino habla, al contrario, de un trazado, de una inteligencia, habla de leyes, de una concepción dinámica, pudiéramos decir, matemática del universo. Fíjense ustedes cómo la misma estructura del átomo, que es lo microscópico, se puede comparar, en parte, en sus lineamientos, con la estructura del sistema solar, que es lo macroscópico, y así encontramos por analogía, y por diferencia, que existe un poder viviente que organiza, dirige, construye y destruye, pero todo siguiendo objetivos, muchos de ellos que nosotros con nuestra mente no podemos alcanzar. Por tanto, ante ese reconocimiento intelectual, ese darnos cuenta de que existe una inteligencia y un ordenamiento, de maravillarnos del desarrollo del pensamiento humano, de las profundidades del sentimiento, manifestado en grandes seres como Jesús de Nazareth, Buda, los grandes Apóstoles de la humanidad, como Martí o Einstein, nos quedamos maravillados, admirados de la humanidad del hombre que lo eleva por encima de la esfera animal, que le da luz a su conciencia y vida a su alma, que le hace capaz del sacrificio, de comprender el deber, de sentir amor, de vivir en solidaridad con los demás seres. Todo ello es producto de una vida más alta que la de la materia. La materia es ciega, es torpe, es pasional, es egoísta. El espíritu es amor, es luz, es sacrificio, es sabiduría y esa luz brilla en el hombre.

La Ciencia del Espíritu nos viene a afirmar que existe Dios, que existe el espíritu del hombre, que la muerte no existe, como dijera un gran Apóstol de la humanidad, José Martí, “la tumba es vía, no término”. La muerte no existe, existen sólo las transformaciones oportunas y sabias. Esa ciencia sublime nos informa de leyes, porque lo mismo que existen leyes físicas que gobiernan a la naturaleza o la encauzan, o leyes del desarrollo económico y social que hacen avanzar a la sociedad, de modo que nada puede existir fuera de la Ley, asimismo existen leyes espirituales, leyes morales, lo mismo que existen emocionales y mentales, de tal modo que el hombre no puede escapar a sus influjos. Pero las leyes espirituales son más elevadas, naturalmente, que las leyes físicas, y su obrar hay que estudiarlo, dedicándose a su estudio con fe y con tesón.

Armando Torras de la Luz  ( continuará en la siguiente publicación)

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    LA FACULTAD PSICOGRÁFICA

                                                          


44. Un fenómeno muy frecuente en la mediumnidad es la aptitud de ciertos médiums para escribir en una lengua que les es extraña; y tratar, ya sea en forma oral o por escrito, temas que están fuera del alcance de la instrucción que recibieron._ No es raro que se vean algunos que escriben de corrido sin que nunca hayan aprendido a escribir; otros componen poesías, sin que jamás en la vida hayan sabido hacer un verso; otros dibujan, pintan, esculpen, componen música y ejecutan un instrumento sin que conozcan dibujo, pintura, escultura o el arte musical. Es muy frecuente el hecho de que un médium escribiente reproduzca a la perfección la escritura y la firma que los Espíritus que se comunican por su intermedio tenían cuando estaban vivos, aunque jamás los haya conocido.

Con todo, ese fenómeno no es más maravilloso que el que consiste en hacer que un niño escriba cuando se le lleva la mano; de ese modo puede lograr que escriba todo lo que uno quiera. Si a una persona se le dictan las palabras letra por letra, escribirá en un idioma que ignora. Lo mismo sucede con la mediumnidad, si nos remitimos a la manera por medio de la cual se comunican los Espíritus a través de los médiums, pues estos no son más que instrumentos pasivos. No obstante, si el médium conoce el mecanismo, si ha vencido las dificultades prácticas, si las expresiones le resultan familiares y, por último, si posee en su cerebro los elementos de aquello que el Espíritu quiere hacerle ejecutar, entonces se encontrará en la posición del hombre que sabe leer y escribir de corrido; el trabajo resultará más fácil y más rápido; y el Espíritu no tendrá más que transmitir sus pensamientos al intérprete, para que este los reproduzca por los medios de que dispone.

La Génesis - Capítulo XIV
ALLAN KARDEC.

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